enero 27, 2014

Economistas feministas responden al Documento de Análisis del FMI "Las mujeres, el trabajo y la economía: Beneficios macroeconómicos de la equidad de género"


Perspectives in Gender and DevelopmentEn septiembre de 2013, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó un Documento de Análisis llamado 'Las mujeres, el trabajo y la economía: Beneficios macroeconómicos de la equidad de género'. El informe examina "si para empezar las mujeres tienen las mismas oportunidades que los hombres de participar en los mercados de trabajo [o], dicho de otras manera, ¿están las mujeres empoderadas para contribuir plenamente al crecimiento económico y la prosperidad globales?"

En este artículo de dos partes compartimos respuestas que economistas feministas líderes han dado al informe. En la Parte 1, la Dra. Mariama Williams hace un examen crítico del Documento de Análisis, resaltando los aspectos positivos e insuficiencias de éste. En la Parte 2, la Profesora Stephanie Seguino con la Profesora Auxiliar Elissa Braunstein y la Dra. Anit N. Mukherjee dan una mirada a algunas insuficiencias del Documento relacionadas con la desigualdad de salarial entre mujeres y hombres, las maneras en que las políticas macroeconómicas perpetúan la desigualdad de género, la tasa de participación femenina en la fuerza laboral y el trabajo de cuidados no remunerado.

La Dra. Mariama Williams[i] dice:

El Documento de Análisis del Personal Técnico del FMI, aunque no cubre ningún nuevo territorio[ii], es muy importante por una sencilla razón: es del FMI; y el FMI tiene, como ninguna otra institución, credibilidad e influencia con ministros de finanzas y funcionarios de bancos centrales. De modo que si el FMI dice que el género importa, entonces así es. Y eso es precisamente lo que el Documento de Análisis dice, muy explícitamente, resaltando los siguientes puntos:

  • la contribución de las mujeres a la actividad económica medida, al crecimiento y al bienestar está muy por debajo de su potencial;
  • el avance hacia la igualdad de género parece haberse estancado; y
  • la desigualdad de género tiene serias consecuencias macroeconómicas.

Si bien el Documento de Análisis no se aparta explícitamente de la tradicional preocupación del FMI por las concesiones entre el crecimiento y la equidad, sí dice, aunque en forma comedida, que ‘los desafíos del crecimiento, la creación de empleo y la inclusión están estrechamente relacionados’.

El Documento informa de manera verosímil sobre el estado de la actual investigación relacionada con el género y los mercados de trabajo, resaltando el vínculo de las pérdidas y los beneficios macroeconómicos con la economía que se derivan de la persistente desigualdad de género. También incluye un breve conjunto de recomendaciones para la política fiscal dirigidas a ayudar a mejorar la igualdad entre los sexos. En general transmite mensajes positivos sobre la importancia de la igualdad de género para el rendimiento económico y expresa preocupaciones acerca de la aparente reducción de progresos hacia la igualdad de género. De manera muy significativa, el Documento subraya el trabajo no remunerado. Plantea que en la mayoría de las economías las mujeres invierten considerablemente más tiempo que los hombres en trabajos no remunerados (cuidado infantil y tareas domésticas), los cuales ‘en muchos casos siguen siendo invisibles y no se contabilizan’ en el Producto Interno Bruto. Sin embargo, Documento no examina este asunto más profundamente.

El Documento de Análisis es decepcionante en dos niveles: en primer lugar tiende a instrumentalizar la igualdad de género y, en segundo, aunque enfatiza cómo la igualdad de género puede afectar la política macro, no hay una discusión sobre los impactos adversos de la política macro sobre la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.

La primera sección del Documento, ‘Implicaciones macroeconómicas de la división del mercado laboral: ¿Importa el género?’, plantea argumentos útiles para activistas en materia de género que están abogando por una mejor integración de contenidos de género y social en las políticas de trabajo y empleo, así como el marco macroeconómico que amarra estas políticas.

Pero el fuerte énfasis en la contribución de la igualdad de género al rendimiento macroeconómico, aunque importante, refuerza la tendencia de organizaciones internacionales a tratar las desigualdades y sesgos de género y la discriminación de las mujeres primordialmente en relación con su impacto sobre la contribución de las mujeres a la actividad económica medida y la promoción del rendimiento macroeconómico. Es necesario enfatizar que la igualdad de género es buena y deseable intrínsecamente; su base son las obligaciones de los países miembros del FMI en lo concerniente a los derechos humanos: las mujeres deben tener igual acceso que los hombres a los recursos tanto tangibles como intangibles para que puedan maximizar sus elecciones y opciones en la sociedad.

Puesto que deja de lado el enfoque a la igualdad de género basado en los derechos, no sorprende que el Documento del FMI no discuta o aborde la contribución y las consecuencias potenciales del enfoque del Fondo a las políticas macroeconómicas sobre la igualdad de género y el empoderamiento económico de las mujeres. La consecuencia es que no se examinan los vínculos entre la desigualdad de género y el modelo empresarial y las funciones centrales del Fondo—préstamos, supervisión económica y financiera, así como asesoramiento en materia de políticas. Esto es sorprendente dada la vasta literatura disponible, más recientemente a raíz de la crisis financiera mundial en 2008-2009, así como análisis de las crisis financieras asiáticas de la década de 1990 y las críticas a las políticas de ajuste estructural en la década de 1980, las cuales plantearon que el enfoque del Fondo al manejo de divisas y las políticas fiscales y monetarias tienen fuertes repercusiones adversas para las mujeres, la pobreza, el trabajo y la economía. Aunque el Documento contiene algunas líneas sobre la pobreza, no intenta examinar las dinámicas de la pobreza subyacentes en el tema de las mujeres y el trabajo y cómo la política fiscal y monetaria afecta estas dinámicas.

Aunque es innegable que programas apoyados por el Servicio de Reducción de la Pobreza y Crecimiento en los países en desarrollo han proporcionado apoyo a cuestiones sociales, también es cierto que el ajuste macroeconómico medular en programas apoyados por el FMI ha continuado por su tradicional senda de ‘aquí no pasa nada’: sigue aplicando consolidación fiscal y condicionalidades que tienen consecuencias adversas tanto para el empleo como para el sector social. Por ejemplo, una de las recomendaciones principales del asesoramiento del FMI en materia de políticas para tomadores de decisiones de los países en desarrollo se centra en la reducción de los servicios gubernamentales y el empleo en el sector público—un área clave donde las mujeres han progresado de manera más constante y sostenible en lo relativo tanto a la cantidad como a la calidad del empleo: en algunos países, numerosas mujeres ocupan puestos directivos superiores en el sector público, mucho más que en el sector privado. Sin embargo, invariablemente los consejos del FMI en materia de políticas para economías en dificultades se centran en la reducción del empleo en el sector público y facilitan la privatización de empresas del sector público. De manera similar, el asesoramiento referido a divisas suele no tener en cuenta los efectos sobre los precios y el empleo en la economía doméstica, como los impactos inflacionarios de la devaluación.

La tercera sección del Documento, ‘Características del mercado laboral específicas en función del género’, resalta que las mujeres ‘realizan una contribución sustancial al bienestar económico al aportar grandes cantidades de trabajo no remunerado’, lo cual también restringe sus opciones para conseguir un empleo remunerado. En otra sección plantea que ‘un mejor acceso a servicios integrales de guardería infantil de costo accesible y alta calidad permite que las mujeres dispongan de más tiempo para emplearse en el mercado formal’. El Documento subraya la continuación de perversas disparidades de género que repercuten negativamente en el rendimiento económico.

La cuarta sección del Documento, ‘Políticas para promover una mayor participación femenina en la fuerza laboral’, se basa en la premisa de que ‘la aplicación de políticas de gran alcance y adecuado diseño puede redundar en mayores oportunidades económicas para las mujeres e incrementar su participación efectiva en la economía’. Correctamente plantea que ‘existe un amplio margen para incrementar la participación femenina en la fuerza laboral por medio de políticas fiscales’. Pero el argumento de que las prestaciones sociales y las pensiones ‘debilitan el vínculo entre la oferta de mano de obra y los ingresos’ pisa terreno peligroso porque puede reforzar argumentos conservadores respecto a que el bienestar social desincentiva el trabajo y por ende es una justificación para el actual enfoque de austeridad que recorta el programa social de los gobiernos. De hecho, en muchas sociedades las mujeres pueden beneficiarse de un mayor gasto en bienestar social a fin de incrementar su disponibilidad para trabajo productivo, aumentar las ganancias de sus empresas, ampliar su tiempo de ocio y liberarse de su sobrecarga de trabajo. La inversión en servicios sociales puede finalmente propiciar que las mujeres tengan más tiempo para estudiar y encontrar otras maneras satisfactorias de aumentar su bienestar.

Muchas de las medidas de las políticas fiscales que el Documento de Análisis propone, aunque puedan ser apropiadas para países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) tales como Estados Unidos (es decir, reducción de la presión tributaria sobre quienes perciben ingresos secundarios), pueden tener un atractivo limitado en los países en desarrollo. Otras propuestas, como los beneficios tributarios para trabajadores/as de bajos salarios, pueden ser útiles donde es posible implementarlas, especialmente en economías emergentes. No obstante, la influencia que muchos países en desarrollo de bajos ingresos requieren para estimular la participación laboral—incluida la participación de las mujeres y la creación de empleos—no radica tanto en el aspecto tributario sino en el de gastos. Estos países necesitan emprender gastos en educación primaria y terciaria y en capacitación técnica, así como promover la provisión de educación durante la primera infancia y programas de guarderías, mejorar los caminos secundarios para las agricultoras, incrementar el apoyo gubernamental para centros de almacenamiento y distribución, sensibilizar en cuestiones de género a los servicios de extensión y proporcionar información de carácter comercial para acceder a los mercados internacionales. Al mismo tiempo, las normas y disciplinas internacionales aplicables a corporaciones transnacionales que potencian el cumplimiento de los sistemas tributarios nacionales pueden permitir a los países en desarrollo tener más ingresos fiscales para invertirlos en prioridades sociales y del desarrollo.

Sin embargo, las principales medidas fiscales incondicionales que ayudan a apoyar la tasa de participación femenina en la fuerza laboral discutidas en el Documento son el diseño de beneficios familiares en la forma de planes de licencias parentales. A las otras medidas de gastos fiscales abordadas en el Documento, como la reforma de las prestaciones para manutención infantil y otros beneficios sociales, se les da sólo un apoyo limitado. El Documento plantea que si las prestaciones relacionadas con la manutención infantil son demasiados altas, pueden reducir los incentivos para que las mujeres se incorporen al mercado laboral. Además aboga por que se vinculen las prestaciones a la participación en la fuerza laboral; es decir, ‘prestaciones en el trabajo’. De ahí que ponga un énfasis exagerado en el mercado laboral formal, pese a que muchas mujeres en los países en desarrollo se encuentran en las economías informales y de subsistencia. Con apoyo incondicional brindado sólo a gastos que mejoran o propician el acceso de las mujeres al mercado de trabajo—guarderías, reformas de pensiones, gastos en educación de mujeres y mejoras en la infraestructura rural—se presta menos atención a las mujeres como agricultoras y productoras por cuenta propia. En general, el conjunto de políticas discutidas para incrementar la demanda de trabajo femenino es coherente con hallazgos en la literatura y las buenas prácticas para economías emergentes. Pero sin algunos ajustes en los marcos de la política macroeconómica, es probable que las medidas discutidas no pasen de ser una mera aspiración de que los países en desarrollo pobres empiecen a pensar detenidamente en sus estrategias de desarrollo nacionales.

En la sección final, ‘Otras actividades del FMI orientadas a potenciar el papel de la mujer en la economía’, el Documento dice que el FMI ‘seguirá contribuyendo a profundizar el análisis de los efectos macroeconómicos de la desigualdad de género y la inclusión, entre otras formas a través de sus actividades de supervisión’. Pero no hay un compromiso de examinar cómo la política macroeconómica afecta la desigualdad de género y la inclusión. Dado que la principal competencia del FMI es en esta área y sus intervenciones más potentes se relacionan conprogramas de derecho de giro y crisis de pagos externos, no basta con que el FMI dependa del Banco Mundial y la OCDE. ¿Tiene el FMI la intención de incorporar asuntos de género al diseñar estos programas? En el caso de la supervisión, ¿tiene el FMI la intención de señalar las repercusiones dañinas de políticas de países desarrollados sobre la igualdad de género en general y en los países en desarrollo más específicamente?[iii] Una segunda área importante para trabajo adicional que el Documento resalta es el análisis del FMI relativo a las políticas fiscales. Aquí la respuesta específica en relación con las políticas se centra en la legislación tributaria—identificar y derogar las normas que discriminan a las mujeres. Pero también existen mecanismos de políticas fiscales más amplios y profundos en los cuales el FMI debería centrarse. Por ejemplo, medidas fiscales para asegurar gastos orientados a la igualdad de género, así como intervenciones no relacionadas con la igualdad de género que benefician a las comunidades y las mujeres.

Dentro de todo, sin embargo, felicitaciones a la Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, por pronunciarse en múltiples foros sobre el Documento de Análisis y, por lo tanto, resaltar los asuntos abordados de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, mucho más allá de lo que dicho Documento podría de otra manera haberlo conseguido.

Por Mariama Williams
Foto: Finding my Frame: Theoretical
Editada por Rochelle Jones
Fuente: Notas de los Viernes de AWID, 24 de enero de 2014. Título original: Feminist economists respond to the recent IMF Discussion Note ‘Women, Work, and the Economy: Macroeconomic gains from Gender Equity’ (Part 1). Traducción: Laura E. Asturias

[i] La Dra. Mariama Williams es Oficial Principal de Programas del Centro del Sur, Ginebra, Suiza. También es una de las directoras del Instituto de Derecho y Economía, en Jamaica. Autora de una gama de publicaciones relacionadas con el género y la economía, tiene amplia experiencia en las áreas de crisis de la deuda soberana, política de comercio internacional y macroeconomía y desarrollo económico. Además fue integrante del Comité Directivo y Coordinadora de Co-investigación de Economía Política de la Globalización (Comercio) para Alternativas de Desarrollo con las Mujeres por una Nueva Era (DAWN, 2003-2008) y Coordinadora de Investigación de la Red Internacional de Género y Comercio (IGTN, 2000-2008), además de haber sido parte del Comité Asesor de El Progreso de las Mujeres en el Mundo, un informe bienal publicado por UNIFEM (2000) e integrante de la Junta Directiva de la Asociación para los Derechos de la Mujer y el Desarrollo (AWID, 2002-2004). Actualmente forma parte de la Junta de Administración de la Fundación Dag Hammarskjold, Suecia.
[ii] En su mayor parte, el Documento de Análisis presenta datos y análisis del Informe sobre el desarrollo mundial 2012: Igualdad de género y desarrollo, complementados con análisis de la OCDE, así como reflexiones y hallazgos de un anterior documento de trabajo del FMI, Gender and Its Relevance to Macroeconomics: A Survey [El género y su pertinencia para la macroeconomía: Un estudio] (Stotsky 2006).
[iii] Gracias a Manuel Montes, del Centro del Sur, por esta reflexiva observación.

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