enero 04, 2014

Mayra Buvinic: ‘La pobreza femenina frena el crecimiento económico mundial’



No es que haya más mujeres pobres, es que la mayoría de las veces los hogares más vulnerables están encabezados por ellas; de allí sale el término ‘feminización de la pobreza’

De las 1.200 millones de personas que viven en la pobreza, el 70 por ciento son mujeres. Y un tercio de los hogares más vulnerables del mundo están a cargo de ellas.

Sin embargo, a medida que se insertan al mercado laboral y perciben ingresos, son capaces de cortar la perpetuación de la pobreza, pues se ha comprobado que invierten casi el 90 por ciento de sus recursos en la salud, alimentación y educación de sus hijos lo que, a la postre, se traduce en futuros adultos más productivos para la economía de un país.

Los expertos afirman, incluso, que, de fomentarse la plena inclusión económica de la mujer en las áreas rurales, la producción agrícola mundial crecería entre el 2,5 y el 4 por ciento, lo que sacaría de la pobreza a cerca de 150 millones de personas.

Para no ir más lejos: estimaciones del Banco Mundial afirman que, si la mujer participa más en el mercado laboral de un país, la economía podría crecer entre un 10 y un 25 por ciento.

“Es claro que la pobreza femenina frena el crecimiento económico mundial.

Hay que insertar a las mujeres al mercado laboral”, afirma Mayra Buvinic, experta internacional en temas de género y desarrollo social, que se desempeña como senior fellow para la United Nations Foundation. Entre el 2005 y el 2011 fue directora de Género y Desarrollo del Banco Mundial. En entrevista, la experta, quien vino a participar en el Primer Foro Internacional ‘Mujeres moviendo el mundo’, liderado por la Fundación Juan Felipe Gómez Escobar, en alianza con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), afirma que las mujeres de los países con conflicto armado, como Colombia, son quienes soportan con mayor fuerza el impacto de la pobreza.

¿Qué se entiende por ‘feminización de la pobreza’?

Hay una mayor proporción de los pobres que están, básicamente, a cargo de las mujeres. No es que haya más mujeres pobres, es que la mayoría de las veces los hogares más vulnerables están encabezados por ellas; de allí sale el término ‘feminización de la pobreza’. Pero si esa mujer pobre tiene ingresos, logra sacar esos hogares de la pobreza, pues ellas invierten en la salud y la educación de los hijos mucho más que los hombres.

Se ha comprobado que invertir en la mujer pobre es rentable, porque corta la transmisión intergeneracional de la pobreza, dado que forma adultos más productivos.

¿Qué porcentaje de los pobres del mundo son mujeres?

Es difícil medirlo, pero lo que sí sabemos es que el porcentaje de hogares pobres encabezados por mujeres sigue aumentando: se estima que es un tercio de los hogares del mundo, particularmente en zonas de conflicto y posconflicto. Además, el 80 por ciento de los desplazados son mujeres y niños.

El conflicto armado perpetúa la pobreza femenina…

En situaciones de conflicto armado, el 80 por ciento de las muertes corresponden a hombres. La mujer queda sola y es allí donde se puede reproducir la pobreza. Por eso, en un contexto de posconflicto es importante que los Estados se preocupen por brindarles oportunidades económicas a las mujeres. Lo que suele suceder es que estas oportunidades se les brindan más a los hombres para que se desarmen y no les den vida a pandillas o grupos criminales. En cambio, a la mujer se la incorpora en programas para enfrentar la victimización. También hay que insertarlas al mercado laboral.

¿De qué manera esa pobreza femenina impacta el desarrollo de un país?

Es claro que la pobreza femenina frena el crecimiento económico mundial. Y aunque los países pueden crecer por diversas razones, es claro que la inserción laboral de las mujeres favorece un crecimiento más sostenible. Estudios recientes demuestran que, cuando una mujer trabaja y recibe ingresos, se empieza a romper el esquema cultural de que ellas son inferiores a los hombres, pues la sociedad se empieza a dar cuenta de que la mujer vale y empieza a invertir más en las niñas. En India, por ejemplo, donde existen muchos call centers en aldeas pequeñas, han entrado a trabajar allí mujeres jóvenes. No solo han mejorado sus condiciones de vida y las de sus hijos, sino que se ha transmitido una norma cultural de que la mujer y la niña valen más.

¿Qué factores culturales empobrecen a las mujeres?

Factores como considerar que valen menos o que tienen que estar protegidas, lo que implica limitar su libertad. Son mujeres que no salen a trabajar, no pueden ir a un banco… Esto pasa mucho en el Medio Oriente y esto implica una reducción de las oportunidades económicas de las mujeres. Pero hemos encontrado algo interesante: los teléfonos móviles son una salvación para ellas. Con esta tecnología, pueden hacer transacciones bancarias y económicas en privado, obtener información sobre precios y no tienen que consultar sus decisiones.

¿En qué países es más notorio esto?

Los estudios que se han estado haciendo sobre el impacto del uso de los teléfonos móviles en la productividad e ingresos de las mujeres se han hecho básicamente en África, en lugares como Kenia y Nigeria. Estos teléfonos son un método eficiente para darles la vuelta a las restricciones culturales.

Usted habla de que el adiestramiento en destrezas tradicionalmente femeninas conduce a las mujeres a empleos mal remunerados. ¿En qué se las debe entrenar?

Acabamos de terminar un estudio muy grande, que es una colaboración entre Exxon Mobil Foundation y United Nation Foundation, que evaluaba las cosas que funcionan para expandir las oportunidades económicas de la mujer. Encontramos, por ejemplo, que el entrenamiento tradicional de la mujer pobre para gerenciar empresas no hace diferencia alguna en el incremento de sus ingresos, si dura de dos a tres días. Lo que sí funciona es el entrenamiento femenino ligado a las demandas del mercado, donde participen los empleadores. Puede ser en algo tradicional o no tradicional, lo esencial es que sea en algo que el mercado requiera.

¿Está medido en puntos porcentuales el crecimiento de la economía con una mayor participación femenina en el mercado laboral?

No hay estudios rigurosos; se hacen estimaciones; si la mujer estuviera más integrada al mundo del trabajo, la economía crecería entre un 10 y un 25 por ciento. Esto se hizo para el Japón, donde la mujer no está integrada al mercado de trabajo y la economía japonesa permanece estancada.

¿En qué regiones del mundo hay mayor participación de la mujer en la economía?

En los países del norte de Europa, particularmente. En cambio, los países del Medio Oriente y de Asia del sur tienen una menor participación de la mujer en el mercado laboral. En el caso particular de América Latina, se ha visto en los últimos diez años una mayor participación de la mujer, y, aunque la economía ha crecido, su progreso se ha estancado.

¿Y cómo califica a Colombia?

Es un país particularmente avanzado en términos de la participación económica de la mujer y es uno de los pocos países donde las diferencias de ingresos entre mujeres y hombres casi no existen. Pero, cuando miramos los sectores pobres e informales de la economía y las regiones en conflicto, no sucede lo mismo y es donde se deben focalizar los esfuerzos para brindarles oportunidades económicas a las mujeres.

Por otra parte, ¿cómo ve el acceso a la educación de las mujeres en el país?

Más que el acceso, lo importante es una educación de calidad, algo preocupante en toda la región latinoamericana. Pero, además de ello, preocupa la transición de las mujeres de la educación al trabajo. El hombre hace más fácil esa transición, pero ellas se pueden perder en ese tránsito porque pueden quedar embarazadas a temprana edad y terminan en trabajos precarios. Tiene que haber un apoyo a las mujeres para que utilicen su formación hacia una transición efectiva al trabajo. Posponer la maternidad en la adolescencia es una inversión simple y puede tener altos retornos económicos hacia el futuro.

Finalmente, ¿qué recomendaciones hace al Gobierno para mejorar la calidad de vida de las mujeres?

Además de que tengan acceso a educación de calidad, es insertarlas más al mercado del trabajo; darles financiamiento, créditos para sus proyectos. En este sentido, el sector privado juega un papel muy importante, pues debe entrenar a la mujer para algo que exista en el mercado. Ella es un recurso que funciona tan bien como el hombre.

Foto de: * Ana María García: Mayra Buvinic es experta internacional en temas de género y desarrollo social.
Fuente: AmecoPress

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