agosto 24, 2014

La boleta que podría haber sido. Shirley Chisholm compite por la Presidencia de los Estados Unidos

La congresista Shirley Chisholm fue la primera mujer afroamericana electa para el Congreso de los Estados Unidos y la primera en postularse para la Presidencia. Ella decía que estaba orgullosa de candidatearse, aun cuando sabía que iba a perder.

La secuela de la revolucionaria campaña de Shirley Chisholm de 1972 es el tema de este artículo de la defensora de los derechos de las mujeres Gloria Steinem. Apareció por primera vez en la edición de enero de 1973 de la revista Ms., fundada por Steinem.

Ese año, Chisholm perdió la nominación del Partido Demócrata ante el senador George McGovern. En noviembre de 1972, el candidato republicano, Richard M. Nixon, tuvo una victoria arrolladora sobre McGovern.


Dirigido por Shola Lynch
Fragmentos de Chisholm '72-Unbought and Unbossed.

Thomas J. O'Halloran
Shirley Chisholm, 1972 Ver más grande >

"Soy candidata a la Presidencia de los Estados Unidos. Hago esa afirmación con orgullo, en pleno conocimiento de que, siendo una persona negra y siendo mujer, no tengo ninguna posibilidad verdaderamente de ganar ese cargo en la elección de este año. Hago esa afirmación seriamente, sabiendo que mi candidatura misma puede cambiar la cara y el futuro de la política estadounidense, que será importante para las necesidades y las esperanzas de cada uno de ustedes, aunque, en el sentido convencional, no ganaré".

4 de junio de 1972

La elección terminó y habrá una cara familiar, un rostro familiar, blanco y masculino, en la Casa Blanca por cuatro años más. Los meses de trabajos febriles y dólares ganados duramente para invertirlos en la candidatura presidencial de Shirley Chisholm son solo recuerdos ahora. A veces parece que solo se discuten seriamente cuando los veteranos de su campaña se juntan y rememoran.

De hecho, hay algo de incertidumbre e incluso desilusión en esas discusiones, también. ¿Qué efecto tuvo la campaña de Chisholm sobre el país? ¿Sobre los grupos excluidos a los que iba a ayudar y motivar? ¿Qué ideas lanzó o qué vidas cambió? Y, finalmente, el corazón de todas las preguntas: ¿valió la pena?

Leyendo el informe posterior a la Convención y a las elecciones, es imposible decirlo. La candidatura de Chisholm fue raramente analizada mientras todavía estaba en pie, y menos aun en los tradicionales informes post mortem. Antes y después de las primarias, hubo ocasionales indicios tentadores sobre el significado de Chisholm. El sondeo Harris de febrero, por ejemplo, reveló que la congresista obtuvo el 35 por ciento de los votos entre los independientes negros y los demócratas negros y un apoyo entre las mujeres de todas las razas que fue tres meses mayor que el apoyo de los hombres. (A partir de esto, el resumen Harris concluyó que "Chisholm ahora debe ser considerada como una inconfundible amenaza para el alcalde Lindsay, el senador McGovern y el ex senador Eugene McCarthy en la competencia por el voto liberal y de centroizquierda".)

Por supuesto, Chisholm misma había anunciado su intención de "hacer que los otros candidatos sean honestos", de ser una de las pocas fuerzas que los empuje hacia la izquierda, en lugar de ser una fuerza divisiva o una amenaza. Pero los análisis tratan solo de ganar o perder en el sentido tradicional. Incluso el senador Hubert Humphrey estaba sorprendido por la demostración que Chisholm hizo en las primarias de Florida y solía decir que, con un poco de dinero y organización, "nos podría haber derrotado a todos". Pero ninguna de estas pistas sobre el significado o la fuerza de la campaña de Chisholm fueron seguidas en informes más profundos o tomadas seriamente por la prensa. (De hecho, el tiempo en el aire para el discurso previo a las primarias citado más arriba fue otorgado por una corte judicial bajo las provisiones de tiempo igualitario de la Comisión Federal de Comunicaciones, debido a que claramente las cadenas de televisión no cubrían equitativamente la candidatura de Chisholm.)

Quizás, el mejor indicador del impacto de su campaña es el efecto que tuvo sobre las vidas individuales. A lo largo de todo el país, hay gente que nunca volverá a ser la misma: granjeras de Michigan que por primera vez se vieron inspiradas para trabajar en una campaña política; las Panteras Negras de California que se registraron como votantes y alentaron a otros miembros de la comunidad negra para que votaran; chicos y chicas que cambiaron al ver a una mujer negra decir "quiero ser Presidenta"; feministas radicales que encontraron en esta campaña, como en la de Linda Jenness en el Partido Socialista de los Trabajadores, una manera posible de cambiar el sistema patriarcal; y estudiantes, profesionales u hombres de la clase obrera que simplemente estaban impresionados con una figura política que les decía la verdad como ella lo hace: sin importar el costo.

La candidatura de Chisholm no forjó una sólida coalición de la gente que trabaja por el cambio social; eso llevará un largo tiempo. Pero empezó uno. Si escuchamos testimonios personales de fuentes muy diversas, parece que la candidatura de Chisholm no fue en vano. De hecho, la verdad es que puede ser que la escena política estadounidense nunca vuelva a ser la misma.

Carolyn Reed, empleada doméstica de la ciudad de Nueva York:

"Al principio, pensé que su candidatura era una broma. Cuando discutí esto con un grupo de amigas -otras mujeres negras con las que nos reunimos regularmente solo para hablar-, algunas de ellas se sentían mal porque Shirley no había dejado que un hombre negro se postulara para la Presidencia primero o porque no había ido a la Convención Política Negra en Gary, Indiana, para conseguir su respaldo. Pero, después, empezaron a notar la total indiferencia de algunos líderes negros en la convención y la reacción algo infantil de otros que parecían estar llorisqueando '¿por qué no puedo ser yo primero?' Empezamos a ver el sentido de lo que ella estaba tratando de hacer, a admirarla por hacer esto siendo negra y siendo mujer y a decirnos: 'bueno, ¿por qué no tendría que ser ella la primera?'. Cuantas más vueltas le dábamos al asunto, más sentido tenía.

Si Shirley Chisholm hubiera llegado a las elecciones de noviembre, yo habría votado por ella".

John Lindsay, alcalde de la ciudad de Nueva York:

"La candidatura de Shirley Chisholm compartió con George McGovern un gran espíritu de reforma que distinguió al proceso de selección de la Convención Demócrata de 1972. Ella le dio voz a las aspiraciones de millones en un sistema que excluye a la mujer y a las minorías de la completa expresión y la igualdad de oportunidades, no solo en la política, sino también en la vida económica y social de la nación. También le dio voz a las necesidades de esta ciudad y las grandes áreas urbanas de nuestro país. Fue una luchadora por el cambio y me hizo sentir más orgulloso que nunca de nuestra amistad".

Osborn Elliott, editor de Newsweek:

"En verdad, creo que la campaña de Chisholm aumentó efectivamente la conciencia nacional sobre los asuntos de los negros y las mujeres. Pero lo que me viene a la mente cuando pienso en su candidatura es la Convención. El momento absolutamente crucial, la epítome de esos días en Miami fue su discurso ante el Comité Negro. El público sacudía el recinto. Recuerdo cuando ella explicaba por qué había decidido postularse y usaba una frase una y otra vez. Algo como: ‘Lo hice porque tenía el coraje para hacerlo. Lo hice porque tenía las agallas para hacerlo. Lo hice porque era la única que tenía las pelotas para hacerlo'.

Maravilloso".

Marjorie Thomas, asistente ejecutiva en una corporación de desarrollo comunitariodirigida por negros, Brooklyn, Nueva York:

"Soy de su comunidad y, para una legisladora negra local, ganar reconocimiento nacional, y supongo que internacional, es algo para estar orgullosa. Es una persona hermosa. Recuerdo haberme sorprendido, primero, cuando compitió contra James Farmer en el distrito electoral. No era muy conocida y Farmer sí, pero cuando ella hizo campaña por las calles, la gente realmente la escuchaba. Hablaba un español fluido, lo que significó mucho para la comunidad portorriqueña. Había algo muy especial en ella aun cuando no era nadie, algo que hacía que la gente se detuviera a escucharla".

Adolfo G. Alayon, director ejecutivo del Programa de Acción del Consumidor de Bedford-Stuyvesant, Brooklyn, Nueva York:

"Para mí, el primer resultado de la campaña de Chisholm es que puso este distrito en el foco de atención, con sus asuntos, problemas y necesidades resaltados para que toda la nación los viera. Nuestro grupo de consumidores está orientado a la comunidad portorriqueña y ella es la persona que más incondicionalmente lo apoya. Cuando tienes un problema, siempre puedes contar con ella o con alguien de su equipo. Y no solo hablan; hacen verdaderamente algo para ayudar. Siempre le daré crédito a Shirley por una cosa: ella verdaderamente representa a los marginados. Se preocupa realmente por hacer que la vida sea mejor para todos".

Fannie Lou Hamer, líder política del condado de Sunflower, Mississippi, y fundadora delComité Político Nacional de Mujeres:

"Me sentí bien cuando tuve la oportunidad de votar por Chisholm en su primera votación en la Convención Demócrata. Los hombres no podrían haber hablado de los problemas reales en este país de la manera en que ella lo hizo. Ellos ceden ante la presión política, pero Chisholm no cedió ante nadie. Es una gran persona, una persona negra y una gran mujer, y está trabajando por la clase de cambio por la que trabaja el Comité Político Nacional de Mujeres. Con el voto de la mujer y de la juventud -más del 50 por ciento- un día podremos tener una candidata como Chisholm en la Casa Blanca".

Arlie Scott, coordinadora estatal de la campaña de Chisholm en California:

"Chisholm recibió cerca de 155.000 votos, casi el 5 por ciento del total, con un presupuesto por siete meses de 50.000 dólares. Hubo muchos primeros: la campaña fue conducida por no profesionales, negros y mujeres, jóvenes y estudiantes que nunca antes habían participado en política; una mujer coordinó la campaña estatal por primera vez; y miles de personas, que nunca antes habían tenido la oportunidad de intentarlo con un candidato hombre, aprendieron que podían llevar adelante una campaña.

Por ejemplo, durante un almuerzo, tuve que planificar la estrategia de campaña con Bobby Seale y Aileen Hernández. ¡Eso es una coalición!".

Robert Cohn, productor cinematográfico de Hollywood:

"Voté por Chisholm porque ella decía lo que nadie más diría; no solo temas como Vietnam y la reforma impositiva, sino las duras y honestas verdades sobre los derechos de la gente. Desde la Convención, estoy desilusionado porque su voz no fue más fuerte y alta. Ahora que la elección terminó, necesitamos que ella y otros sean parte de la leal oposición. En otros países es una institución, pero aquí la oposición no tiene plataforma tradicional.

Tenemos que empezar a reunir fondos para pagar tiempo televisivo y folletos. Tenemos que crear una plataforma, una fuente alternativa de información e ideas. Shirley Chisholm podría ser una parte importante".

Tom Wicker, columnista de The New York Times:

"Lo más significativo de la campaña de Chisholm no fue su logro en un sentido político objetivo. La mayor significancia fue esta: a un montón de hombres no les gustaba la idea de que Shirley Chisholm se postulara, pero ella lo hizo igual. Muchos hombres querían que ella hiciera ciertas cosas con su candidatura una vez declarada, pero ella se negó. Una mujer saltó a la carrera presidencial de un partido mayoritario por primera vez e hizo lo que creía que era correcto, sin importar lo que los líderes varones pensaran que debía hacer. Si yo fuera mujer, me sentiría motivada por esto".

Gina Belafonte, 10 años, hija de Harry y Julie Robinson Belafonte, y trabajadora de lacampaña de Chisholm:

"La próxima vez, yo me postulo para la Presidencia. Ya tengo siete delegados".

Por Gloria Steinem
Fuente: Imow

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