noviembre 05, 2014

Pon de TU parte. Pon fin a la violencia contra las mujeres - Columna de Nicole Kidman.

La Embajadora de buena voluntad de ONU Mujeres y ganadora de un premio de la Academia, Nicole
Kidman genera conciencia para poner fin a la violencia contra las mujeres. Junto con ONU Mujeres, ha viajado a distintos países, llamando la atención sobre los problemas y las soluciones para poner fin a la violencia contra las mujeres. Ha trabajado para hacer oír las voces de las sobrevivientes, abogando no sólo por poner fin a la pandemia de la violencia contra las mujeres, sino también por servicios de apoyo a las sobrevivientes. Aquí, insta a todas y todos los miembros de la sociedad a poner de su parte para detener esta lacra que afecta a una de cada tres mujeres y niñas en todo el mundo.

Al menos una de cada tres mujeres y niñas sufre violencia y maltrato en su vida, es decir, más de mil millones de vidas destruidas por los golpes y las lesiones.

Una de cada tres: esta cifra es algo más que una terrible estadística. Significa que en todo momento, todos los días, hay una mujer que sufre un maltrato brutal en casa, o una agresión sexual devastadora. Significa que, en algún lugar, una niña perderá su infancia porque la obligan a casarse antes de cumplir los 18 años. Justo en este momento, una adolescente sufre un dolor insoportable cuando se le somete a la mutilación de sus genitales, dejando en ella cicatrices físicas y mentales de por vida. Puede ser tu amiga, la vecina de al lado, tu colega de trabajo. Puede ser alguien de tu familia. ¿Quién será la siguiente?

Una de cada tres. Como madre de tres niñas, el mero hecho de imaginármelo me resulta sencillamente intolerable. Es aterrador comprobar los peligros que encierran los lugares más corrientes para nosotras, las mujeres y las niñas. Podemos ser golpeadas o violadas, simplemente por dar un paseo en el parque o cuando venimos de visitar a una amiga; se nos puede acosar en la escuela, o mientras navegamos en Internet. La amenaza está siempre ahí y lo más habitual es que la violencia contra las mujeres y las niñas ocurra en los lugares donde deberíamos estar más seguras: en la escuela, en nuestra casa, con nuestra pareja.

Una de cada tres. Es un ultraje. También soy madre de un niño. No puedo aceptar ni aceptaré que tenga que vivir en un mundo con una idea distorsionada de la masculinidad. Mientras nuestros niños sigan aprendiendo que la masculinidad equivale a la dominación y la violencia, seguiremos estando muy lejos de la base de respeto mutuo e igualdad que debe impregnar todas las relaciones entre niñas y niños, mujeres y hombres. Esta pandemia de violencia contra las mujeres se asienta firmemente en la desigualdad entre los sexos. Debemos volver a pensar y concebir lo que significa ser un niño o una niña, un hombre o una mujer.

Como Embajadora de buena voluntad de ONU Mujeres, he hablado con sobrevivientes y he aprendido mucho sobre lo que funciona y lo que es necesario. Sé que la ley debe proteger a las mujeres y las niñas para garantizar su derecho humano básico a una vida sin violencia y llevar a los agresores ante la justicia. He visto la urgente necesidad de servicios que tienen las sobrevivientes: de refugios, asistencia médica, consejo y asesoramiento legal.

Recuerdo muy bien la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer que se celebró en Beijing en 1995. Pese a ser una actriz joven, y alejada del movimiento de Beijing, lo viví como un momento de gran esperanza y expectación. Países de todos los lugares del mundo se comprometieron con la igualdad de género e hicieron del fin de la violencia contra las mujeres una de las principales prioridades. Acordaron que la violencia es uno de los primeros obstáculos hacia la igualdad, puesto que, cuando las mujeres y las niñas sufren violencia, pierden oportunidades de aprender, trabajar y prosperar. Se enfrentan a secuelas en su salud que afectan a sus vidas. La vergüenza y la marginación pueden apartarlas de la vida pública. No hay ningún ámbito de la vida de las mujeres y las niñas que no se vea completamente alterado por la violencia o la posibilidad de sufrirla.

Han pasado muchas cosas desde Beijing. Podemos mirar atrás y ver cómo ha ido creciendo el fuerte impulso de poner fin a todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas. Efectivamente, hoy en día muchas más mujeres y niñas están protegidas por leyes y servicios. Los hombres y los niños se han unido al esfuerzo de poner fin a la violencia y promover la igualdad. Pero es necesario continuar trabajando.

Todo empieza con nosotras y nosotros, no podemos mirar hacia otro lado. No podemos dejar de hablar del tema.

Para mí, no hay mayor injusticia que la violencia contra mujeres y niñas. Por eso, como Embajadora de buena voluntad de ONU Mujeres, he hablado todo lo que he podido sobre esta cuestión. Como actriz y activista, puedo alzar la voz y ayudar a generar conciencia. Como vecina y amiga, puedo intervenir cuando veo que hay casos de maltrato. Como madre, puedo enseñar a mis hijas e hijo a valorarse y respetarse, y a valorar y respetar a los demás. Puedo enseñarles a no tolerar ni aceptar la discriminación y la violencia contra mujeres y niñas. Para que la violencia contra las mujeres y las niñas sea algo del pasado, tenemos que empezar con las generaciones actuales y las venideras.

A partir del 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, activistas de todo el mundo realizarán actos, alzando sus voces contra la violencia de género. Utilizarán el color naranja de manera visible y creativa para que ya no haya nadie que pueda seguir pasando por alto esta cuestión. Pon de TU parte. Viste de naranja TU vecindario para generar conciencia. Cuéntaselo a tus vecinas y vecinos, visita las tiendas de tu barrio, las escuelas, las bibliotecas y las oficinas de correo.

Imagina un mundo sin violencia contra las mujeres y las niñas. Un mundo en el que la igualdad, el respeto y la justicia no sean sólo ideales, o que sólo estén al alcance de unas cuantas mujeres y niñas, sino que sean la norma para todas y todos nosotros. Todas y todos tenemos nuestro papel que cumplir para que este objetivo se haga realidad. Pon de TU parte.


Fuente: Beijing 20

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