diciembre 18, 2014

Impulsando la autosuficiencia en Asia Central

Mediante un programa regional sobre migración, más de 5.000 familias de trabajadoras y trabajadores migrantes de Kirguistán y Tayikistán han recibido capacitación, recursos y microcréditos para convertirse en empresarias y empresarios autosuficientes.


La presidenta del fondo para la comunidad local. Mairam Dukenbaeva en Ysyk-Kol, Kirguistán. Foto: ONU Mujeres/Malgorzata Woch

La pequeña aldea rural de Svetlaya Polyana, cerca de la ciudad de Karakol, en la provincia de Ysyk-Kol, al noreste de Kirguistán, no cuenta con un sistema de alcantarillado y el 70 por ciento de los hogares no tiene acceso al agua caliente. A pesar de ello, se llevan a cabo labores de horticultura. En las casas de las mujeres que participan en el fondo comunitario se pueden ver semilleros de pepinos, tomates, pimientos e incluso unas flores que se están preparando para ser plantadas en el suelo.

Estas mujeres participan en uno de los cursos sobre agricultura para aprender a organizar huertos, preparar el suelo, encontrar semillas de alta calidad, plantar y cuidar las hortalizas, además de consejos sobre horticultura y recetas, entre otras cosas.

“Todas hemos aprendido mucho. Ahora ya sé lo que tengo que hacer para conseguir una buena cosecha”, afirmó una de las beneficiarias. “Tengo un huerto ecológico precioso, y también hortalizas saludables para mi familia que sé cómo plantar yo misma. No necesito comprar nada más en el bazar”.

Mediante un cultivo colectivo de hortalizas, su cosecha en 2013 obtuvo un beneficio de 48.000 SOM kirguís (930 USD), que volvieron a invertirse en proyectos de la comunidad y en comprar semillas de alta calidad. Los pequeños negocios creados gracias al programa generan actualmente puestos de trabajo en esta área rural, aumentando la autonomía e impulsando los ingresos familiares, no sólo en verano sino también durante los duros meses de invierno, cuando se venden hortalizas en conserva y mermeladas de fruta.

“El proyecto CARMP es muy importante para el desarrollo de la comunidad”, afirma Jylkychy Mamytkanov, responsable del municipio de Svetlaya Polyana. “Las personas que participan en el programa han conseguido crear un clima de solidaridad y ayuda mutua entre ellas […] Además, los ingresos obtenidos con la venta de nuestras hortalizas permitirán a la comunidad hacer nuevas inversiones en el futuro, como la construcción de invernaderos”.

En la región de Asia Central, muchas familias y personas que viven en la pobreza migran para encontrar un trabajo. Según cifras de la OIM, actualmente hay 29,9 millones de migrantes en el sudeste de Europa, el este de Europa y Asia Central, la mayoría de los cuales son mujeres. La migración representa una fuente fundamental de ingresos, pero las personas que quedan atrás a menudo se sienten dependientes y les resulta difícil ganar lo suficiente para vivir.

Para enfrentar estos retos, en 2010 se creó el Programa de Migración Regional de Asia Central (CARMP, por sus siglas en inglés), que actualmente inicia una segunda fase hasta marzo de 2015. Implementado conjuntamente por ONU Mujeres, el Banco Mundial y la Organización Internacional para las Migraciones, con apoyo económico del Gobierno del Reino Unido, el programa se centra en reducir la pobreza mejorando los medios de vida de las trabajadoras y los trabajadores migrantes y sus familias, protegiendo sus derechos e incrementando sus beneficios sociales y económicos.

El programa de migración regional presta especial atención a familias de los dos países de la región con índices de migración más elevados: Tayikistán y Kirguistán. En el periodo 2011-2013, más de 5.324 familias de migrantes trabajadores de ambos países recibieron capacitación, acceso a recursos y microcréditos, convirtiéndose así en empresarias y empresarios autosuficientes gracias al programa.

Asimismo, el programa promociona la formulación de políticas, ofrece asistencia técnica y fomenta el diálogo regional sobre la migración y las necesidades de las trabajadoras y los trabajadores migrantes en Tayikistán, Kazajstán, Kirguistán y la Federación de Rusia. En estos cuatro países, más de 520.000 trabajadoras y trabajadores migrantes y sus familias se han beneficiado de una gran variedad de servicios, que incluyen la ayuda jurídica y la educación.

Sueños y diseños en Tayikistán

Nacida en el remoto distrito de Gonchi, en la zona norte de Tayikistán, Farangis Azamova soñaba con ser diseñadora. Sin embargo, a falta de medios económicos para financiarse los estudios universitarios, las mujeres jóvenes rurales tenían que encontrar otros medios para ver cumplidos sus sueños.

Farangis (sentada, a la derecha) muestra sus bordados a Mukarrama Kajumova (de pie, a la derecha), responsable del Fondo para la Gente Artesana “Half Paikar”, en Bujará, Uzbekistán, durante el festival tradicional “Seda y Especias”. Foto cortesía de Mukarrama Kajumova/Fondo “Half Paikar”

Con ayuda de la Asociación de Mujeres y Sociedad, socia desde hace tiempo de ONU Mujeres y beneficiaria del Programa de Migración Regional, Farangis y cinco mujeres con su misma iniciativa crearon un “grupo de autoayuda” comunitario para coser cortinas. Participaron en diversos seminarios, aprendiendo a iniciar, planificar y gestionar un negocio. Alquilaron un pequeño local y allí organizaron un taller. Al principio vendían cortinas a personas del barrio, pero con el tiempo su clientela fue creciendo.

En junio de 2014, su grupo participó en el festival tradicional “Seda y Especias” que se celebra cada año en Bujará, al este de Uzbekistán, y que reúne a artesanas y artesanos de todo el Valle de Ferghana. Fue un momento muy emocionante en el que las jóvenes empresarias intercambiaron experiencias, aprendieron a ser más competitivas en el mercado laboral y asistieron a clases de artesanía, además de presentar sus artículos y conseguir nuevos compradores.

Fuente: Onumujeres

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