marzo 10, 2016

Facilitadoras judiciales: Práctica cotidiana de democracia y empoderamiento de la mujer




Un día en la vida cotidiana de una facilitadora o facilitador judicial es dar consejos de manera voluntaria a hombres y mujeres que se lo soliciten. Ellos y ellas abordan temas sobre derechos humanos, convivencia social, derechos de las mujeres, violencia doméstica, linderos, herencia, pensión alimentaria, etc; en general, temas que favorezcan la convivencia en paz.

Estos consejos son solicitados a estos líderes voluntarios que fueron seleccionados en su comunidad por poseer dos valores: la confianza y credibilidad, valores que brindan igualdad de oportunidades.

Pueden acceder a este cargo tanto hombres como mujeres, amas de casa como veterinarios, agricultores como maestras; todas aquellas personas en quien la comunidad confiaría un problema. Los únicos requisitos para ser facilitador judicial son saber leer y escribir, no tener antecedentes penales y ser mayor de edad.

La vida cotidiana es el espacio inmediato donde se practican las creencias, las costumbres y los valores. Allí se producen y reproducen pautas de convivencia social con naturalidad y sin cuestionamientos. También es allí donde se forman concepciones del mundo y el sentido común.

En la cotidianidad, consultamos sobre nuestros conflictos a aquellos dignos de nuestra confianza. Las mujeres propuestas para ser facilitadores judiciales son en su mayoría amas de casa que velan por el bienestar tanto de su familia, como de la comunidad. Son mujeres que ya brindaban consejos a sus vecinos, ahora lo hacen validadas por la capacitación que les brindan los poderes judiciales, en los 8 países donde se implementa el Programa Interamericano de Facilitadores Judiciales de la Organización de Estados Americano.

El 42% de los 11,193 facilitadores y facilitadoras judiciales es del sexo femenino. Todas fueron seleccionadas en asamblea comunitarias de 40 a 100 personas, propuestas tanto por hombres como mujeres por su confianza y credibilidad. La gente buscaba ecuanimidad, justicia y honradez.

El Juez de Paz hondureño, Dixi Noel Madrid, reconoce haber realizado nombramientos de facilitadores judiciales mujeres en una zona donde impera una cultura machista. En las asambleas se inclinaban por proponer hombres por sus trayectorias en la organización comunitaria pero al momento de consultar por las personas que les generaban más confianza, surgían propuestas de mujeres, equilibrando las oportunidades.

Dentro de este espacio de cotidianidad ciudadana, las personas que son facilitadoras judiciales empiezan a conocer de leyes, normas y derechos que internalizan tanto en sus hogares como en su comunidad, cada vez que brindan un consejo a su familia, sus vecinos o en charlas.

La dinámica de violencia en sus hogares comienza han reconocerse como incorrecta y si alguno de ellos presenta estas situaciones inicia a moldear patrones en busca de prácticas que le permitan la convivencia pacífica en el hogar y la comunidad. Es así como las facilitadoras judiciales que aunque tenga liderazgo presentan una situación de violencia en el hogar, comienzan a hacer valer sus derechos y compartir su experiencia como ejemplo de sus vecinas y vecinos.

Johana Padilla, Facilitadora judicial de Comayagua, Honduras, fue una mujer que previo a ser facilitadora sufrió de violencia doméstica, salió de esa situación y aun así desconocía sobre sus derechos y las normas de pensión alimentaria. Fue hasta ser nombrada y capacitada como facilitadora judicial que comprendió sus derechos y las responsabilidades de su pareja con sus hijos. Ella manifiesta: “Aprendí sobre mis derechos, a dar charlas y asesorar a más mujeres dándoles mi ejemplo y compartiéndoles las leyes que las protegen.

En esa convivencia diaria, las personas facilitadoras judiciales, hombres y mujeres, internalizan una cultura de respeto a los derechos, oportunidades y participación de la mujer.

Por Cecilia Durán, encargada de la comunicación del ProgramaInteramericano de Facilitadores Judiciales, de la OEA

Sí a la Diversidad Familiar!
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