agosto 14, 2016

Miradas palestinas: las mujeres toman las cámaras

La ONG palestina ‘Shashat’ promueve la producción audiovisual de mujeres en los territorios ocupados. Sus cortometrajes abordan temas como el acoso callejero, la sharia, la participación de mujeres en trabajos masculinizados o la resistencia ante los ataques de los colonos israelíes.

Imagen del corto ‘Out of frame’

Palestina es un escenario diverso, brutal, vivo, multicultural, ocupado, de supervivencia, resistencia y empoderamiento. Testigo mudo —o más bien enmudecido— de innumerables historias, historias que reivindican un primer plano en la sociedad. Mujeres en la pantalla. Mujeres tras el objetivo. El test de Bechdel no se resiste. Silencio, cámara y… ¡acción! Cada corto es un arma cargada de imágenes, palabras y realidades. Un arma para derribar muros, un arma para levantarse, un arma para visibilizar.

“Los filmes hablan de mujeres reales. La resistencia es de ellas y serán ellas las que cambien la situación, pero hay que darles el espacio para que lo hagan”. Alia Arasoughly es la directora de Shashat —pantallas en árabe— una ONG palestina que desde 2005 promueve la producción audiovisual de cineastas de los territorios ocupados. Hace unos meses, en el marco del ciclo ‘A través de los ojos de las mujeres’ promovido por UNRWA-Euskadi, una selección de doce cortometrajes tanto de esta organización como de Women’s Affairs Center (WAC), que trabaja sobre todo en la franja de Gaza, recorrió la geografía vasca para “mostrarle al mundo lo que sucede en nuestro pueblo”, afirma Reham Al-Ghazali, periodista y reportera gráfica gazatí, autora de dos de los relatos que se pudieron ver: ‘Out of frame’ y ‘Madleen’. Desde Cisjordania vino la realizadora, aunque informática de formación, Liali Kilani, que firma la impactante ‘If they take’.

Ambas han participado en los talleres de formación de Shashat: “Facilitan que las mujeres nos expresemos y formemos parte de la industria cinematográfica”, destaca la cineasta gazatí. “No todo el mundo se atreve a dar su testimonio”, reconoce su compatriota, quien subraya la labor de la ONG: “Distribuye nuestros filmes por el extranjero, ya que muchos productores no tienen la oportunidad de que sus películas se vean fuera de Palestina”. La ocupación es la culpable. “En Israel tienen escuela de cine y la gente puede acudir a las salas de proyección, pero para nosotras es imposible porque vivimos bajo la ocupación, así que no podemos ni tener una vida completa ni saber lo que pasa al otro lado”. De ahí que Arasoughly resalte la importancia de la organización. “La cultura es un derecho humano y hay que sobrevivir también con el alma, el espíritu y la dignidad”.

En ‘Manshar Ghaseelo’ una joven se prepara antes de salir a la calle. Se prueba diferentes combinaciones de ropas y colores. Ninguna le convence. En su mente se van dibujando las palabras que escuchará, las miradas que recibirá. No importa lo que se ponga. Nada evitará que se enfrente a situaciones de acoso. Mientras, ‘3, 2, 1’ entra en una escuela de dabke —zapateo en árabe—, donde un grupo de jóvenes se mueve al compás de la música. Se trata de una danza folclórica de algunos países árabes, si bien en Palestina es un elemento de identificación cultural. Chicas y chicos comparten coreografía. Sin embargo, no está bien visto en la sociedad que ellas continúen con su afición cuando ‘se convierten en mujeres’.



El poder de las tradiciones

“Las tradiciones se emplean como una forma de control sobre las mujeres”, denuncia Al-Ghazali, quien advierte de que no hay que confundir el Islam con las arraigadas costumbres. “El hiyab tiene más que ver con lo segundo y, en ocasiones, lo usamos para evitar el acoso en la calle”. Esta reportera gazatí que trabaja en un periódico libanés se rebela contra los prejuicios que Occidente tiene de la religión musulmana. “Es Islam y el feminismo son compatibles. Si lees el Corán y lo que dijo el profeta, las mujeres están incluidas. Es nuestra sociedad la que está basada en costumbres que ponen al hombre en el centro”.

Una de esas tradiciones asentadas sobre la desigualdad es la sharia, la ley sagrada islámica, o más bien la interpretación que de ella se ha hecho, que se remonta al fiqh —jurisprudencia— medieval, el periodo clásico del Islam. De ahí que feminismo islámico abogue por reinterpretarlo. ‘This is the law’ se adentra en la Ley de Estatuto Personal, regulada por la sharia y que determina aspectos como el matrimonio, el divorcio, la custodia de las hijas e hijos o la herencia, a través de Kholoud Al-Faqih, la primera mujer jueza en un tribunal religioso de Palestina, quien ejerce en Ramalah. “Una ley obsoleta, una ley más antigua que nosotras, una ley injusta que es desfavorable para las mujeres. Una ley que debe ser revisada para que responda a las necesidades de la vida contemporánea”.


‘Almahjoba’ —la tapada o escondida— aborda la situación de precariedad que sufren algunas mujeres cuyos familiares les prohiben casarse para no perder parte de la herencia, mientras que en ‘Separation’, una mujer relata su lucha frente a la presión social tras divorciarse. “Hay un fuerte movimiento para cambiar la sharia, aunque en la práctica apenas se refleje”, destaca la directora de Shashat.

Ibaa y Rihaf son dos jóvenes de Gaza. Una es fotógrafa, la otra militante política. Ambas sueñan con dejar atrás el rol pasivo que se les ha asignado y ser sujetos activos de su comunidad. “Ni la sociedad ni la ocupación quieren que las mujeres se manifiesten”, protestan en ‘Out of frame’. El cortometraje ‘.com’ también aborda la participación femenina durante las protestas del 15 de mayo, Día de la Nabka —catástrofe—, fecha de la autoproclamación del Estado de Israel en 1948, que supuso el éxodo masivo de la población palestina. No siempre ha sido así. Tras un convulso año 1967 con la derrota en la Guerra de los Seis días y el cambio de paradigma y fuerzas en las regiones árabes, las mujeres fueron desapareciendo del ámbito deportivo. ‘Black and white’ repasa las competiciones y trofeos obtenidos por ellas antes de que “claudicaran ante la sociedad y sus tradiciones”. ‘Boy… Girl’ evidencia esa discriminación de género y separación de roles desde el nacimiento. No en vano, una madre primeriza exclama: “Gracias a Dios que es un niño”.

Cambios

Estas cineastas palestinas no lo han tenido fácil para filmar las historias que deseaban contar. Convencer a la gente para que quiera participar es el primer obstáculo. El segundo llega a la hora de salir a la calle. “Una chica que quiera fotografiar o rodar debe estar preparada para hacer frente a los comentarios de la comunidad. Aún así, poco a poco las mujeres estamos participando en la sociedad”, explica Al-Ghazali. Kilani reconoce que no tuvo que enfrentarse a su familia. “Sin embargo, tuve problemas con el entorno desde el principio porque no me aceptaban como realizadora. El primer año de la formación con Shashat —a quien reconocen el mérito de haber hermanado Gaza y Cisjordania—, mis compañeros intentaban controlar lo que grababa y ponían en duda mis decisiones, pero logré que mis ideas prevalecieran y que me respetaran. Lo que quiero es mostrar los problemas de las mujeres en la comunidad, con la ocupación y con el Islam a través de mis películas”.

Madleen Klab es la primera pescadora contemporánea en Gaza. Su historia queda recogida en el cortometraje de título homónimo. “Tuvo problemas con el Gobierno, bajo el control de Hamás, porque no le daba los permisos, pero su padre no puede trabajar y no tiene otra vía de ingresos. Es un oficio mayoritariamente masculino que el pueblo rechaza para nosotras, así que ella rompe con las tradiciones y costumbres que existen y muestra cómo el papel de las mujeres en la sociedad está cambiando”, subraya Reham Al-Ghazali, su directora. En un momento del metraje, la protagonista afirma: “En el mar soy un hombre, mientras que en tierra soy una mujer”, haciendo patente que las características y actividades asignadas hegemónicamente a cada género siguen vigentes.

‘Siege’ —asedio en inglés— también aborda el cambio de roles, en este caso, forzado por el bloqueo al que Israel somete al pueblo palestino, un aislamiento que dificulta el empleo, la comunicación, la movilidad y la asistencia sanitaria. Una mujer saca adelante a su familia gracias a un negocio de panales mientras otra recoge grava para sacar algo de dinero. “El bloqueo asfixia los sueños”, claman.

Resistencia


Fotograma de ‘If they take’

Sin duda la historia más escalofriante es ‘If they take’. Um Ayman resiste a los ataques de los colonos a su hogar y sus tierras parapetada en su casa, que se ha convertido en el último bastión de la zona. Sobrevive asediada por el miedo a un nuevo asalto que ponga en peligro la vida de su familia. Sin embargo, jamás se irá. “Si toman mi casa, tomarán toda la montaña”. Liali Kilani recuerda que no tenían “permiso” para grabar allí: “Debíamos reflejar lo que está pasando, mostrar esta situación a la gente, por lo que decidimos seguir adelante”. A Al-Ghazali le empuja la misma convicción. “Estamos en un lugar con muchos problemas a consecuencia de la ocupación y filmar conlleva una gran responsabilidad. El mundo debe ver lo que sucede en nuestro pueblo”. Kilani insiste en el papel “importante, enorme” de las mujeres frente a la ocupación “porque son madres, hermanas, esposas de los heridos o asesinados. Ellas viven en las casas que son atacadas. Ellas se enfrentan y sufren la ocupación de una forma más directa que los hombres”.

Alia Arasoughly advierte, sin embargo, del peligroso discurso que relaciona a las mujeres con la tierra y la resistencia. “Es algo que viene de los hombres. Parece que esperan que se sacrifiquen por la nación. Las mujeres no representan la tierra, ni la fertilidad, no son símbolos de nada. ¡Es una trampa! El símbolo del olivo tiene ese sentido de resistencia y lo odio. Esta retórica existe en Palestina, se ha infiltrado hasta las raíces, en la poesía, en los graffitis de la calle… y es peligrosa. Ellas deben empoderarse y, por ello, estos cortos aportan la visión de las mujeres, su perspectiva”.

Elenco principal:


  • Reham Al-Ghazali en el papel de la realizadora de ‘Madleen’ y ‘Out of frame’
  • Liali Kilani en el papel de la cineasta que rodó ‘If they take’
  • Artista invitada:
  • Alia Arasoughly interpretando a la directora de la organización Shashat

Con la colaboración especial de:


  • Fadya Salah Al-Deen – ‘This is the law’
  • Alaa Desoki – ‘Manshar Ghaseelo’
  • Areej Abu Eid – ‘Manshar Ghaseelo’ y ‘Separation’
  • Sahar Omar Fasfoos – ‘3, 2, 1’
  • Rana Mattar – ‘Black and white’
  • Fatema Bani Odeh – ‘.com’
  • I’temad Kamel Washah – ‘Almahjoba’ y ‘Siege’
  • Hanaa Abedulkareem Al-Zanatt – ‘Boy…Girl’
Fuente: Pikara

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