julio 05, 2017

'Marie Curie': ¿por qué una premio Nobel no puede tener amantes?


Cartel de 'Marie Curie'
En 1911, Marie Curie se convirtió en la primera persona en ganar dos Premios Nobel. Y en 1911, Marie Curie también se convirtió en el primer premio Nobel al que la Real Academia de las Ciencias de Suecia le 'desaconsejó' volar al país nórdico para recoger el galardón. ¿El motivo? Pocos meses antes de que se celebrase la ceremonia de entrega, la prensa sensacionalista destapó la relación de Curie -viuda- y el científico Paul Langevin -casado y más joven que ella-, y la vida sexual de la investigadora se convirtió en comidilla de patio de vecinos en todo el mundo. Que había otros científicos a los que se les conocían queridas era vox pópuli, pero que una mujer de su proyección se hubiese dejado llevar por sus más bajas pasiones y le hubiese arrebatado el marido a otra mujer era una inmoralidad que para muchos merecía eclipsar la investigación de toda una vida en busca de tratamientos para la cura el cáncer.

Ésta no fue ni la primera vez ni la última en la que los logros científicos de Marie Curie quedaron invisibilizados por su condición de inmigrante, por ser la pareja de Pierre Curie y, sobre todo, por el hecho de mujer. Precisamente, la directora y guionista de 'Marie Curie', la francesa Marie Noëlle, sólo consigue remontar un biopic insípido y sin pulso dramático a partir del segundo acto, cuando se centra en esta lucha a través de la que la científica quiso reivindicar su trabajo frente a una sociedad paternalista, misógina y mojigata.

Noëlle, que vuelve a dirigir en solitario después de haber compartido la realización en dos ocasiones con el alemán Peter Sehr, repasa la vida de la investigadora (a la que da vida la actriz polaca Karolina Gruszka) desde que recibe junto a su marido Pierre (Charles Berling) su primer Nobel hasta que recoge el segundo ocho años después. Entre medias, la muerte de Pierre, su pasión por la Física y la Química, su dedicación absoluta al estudio de la radiactividad, el descubrimiento del polonio y el radio, su relación con la comunidad científica y académica, su vocación pedagógica, su papel como madre -su hija Irène también ganó el Nobel en 1935- que y la repercusión que tuvo -en ella y en la opinión pública- su 'affaire' con Langevin (Arieh Worthalter).

'Marie Curie' no consigue profundizar más allá de la superficie de la imagen icónica de su protagonista

A priori, la historia de Marie Curie es materia para construir un poderoso drama sobre el esfuerzo, la perseverancia y la importancia de la ciencia para el desarrollo del ser humano, y una demostración de la fuerza de una mujer que venció gran parte de los estereotipos de la época. Sin embargo, y a pesar de que se adentra en la faceta más doméstica y desconocida de la premio Nobel, el retrato de Noëlle no consigue profundizar más allá de la imagen icónica de una protagonista cuya esencia parece responder más a un arquetipo diseñado sobre papel que a una persona de carne y hueso. Y eso a pesar del excelente trabajo interpretativo de Gruszka, que atrapa toda la luz de cada uno de los planos en los que aparece.

Karolina Gruszka interpreta a Marie Curie, nacida como Maria Salomea Skłodowska

Aunque el principal conflicto se apunta en los primeros compases de la película, cuando el matrimonio recoge el Nobel "por sus investigaciones conjuntas sobre los fenómenos de la radiación descubiertos por el profesorHenri Becquerel [totalmente eliminado del relato]" y las atenciones se dirigen exclusivamente a Pierre Curie, el film tarda en arrancar. Toda la primera parte de 'Marie Curie' se compone de una concatenación de secuencias cuyo cometido es únicamente hacer avanzar la trama de una forma casi naif, centrándose en la intimidad perfectamente cómplice de la pareja. Aquí Pierre y Marie trabajan. Aquí Pierre y Marie comen. Aquí Pierre y Marie asaltan el laboratorio a medianoche.

Sólo después de que Pierre Curie muera atropellado bajo las ruedas de un carruaje, Noëlle recuerda que la esencia del drama es el conflicto

Sólo después de que Pierre Curie muera atropelladobajo las ruedas de un carruaje, Noëlle vuelve a recordar que la esencia del drama es el conflicto. A partir del momento, la directora se centra en la odisea que supone para Curie sacar adelante su investigación y a su familia cuando, a pesar de haber sido reconocida con el galardón más prestigioso del mundo, la universidad no le permite dar clases para ganarse la vida. Simplemente por ser mujer. Noëlle muestra cómo en París, la capital intelectual de Europa en los albores del siglo XX, todavía existían obstáculos para el ascenso social por cuestiones de género, procedencia e, incluso, religión. La película toca de soslayo el antisemitismoque empieza a imponerse en el viejo continente en el momento en el que, tras el escándalo Langevin, algunos medios de comunicación identificaron a Curie como "judía" como manera falaz de desprestigiarla.

Otro fotograma de la película

La visión de una mujer consagrada a la ciencia y al avance de la humanidad relegada al papel de mero espectáculo circense por la prensa amarillista de la época, a objeto de las iras y los vituperios de una campaña moralista y empujada al ostracismo por un 'establishment' que quiso saldar viejas rencillas resulta penoso a la vez que repulsivo. La realizadora utiliza por un lado la figura del físico Émile Amagat (Daniel Olbrychski) como representante de la corriente reaccionaria que infravaloró el trabajo de Curie -"habrá que ver qué descubre ahora, sin su marido"- y por otro al archiconocido Albert Einstein (Piotr Glowacki) como uno de los defensores de la científica franco-polaca: "eres la mujer más inteligente de todas las que conozco", le dice el personaje del alemán, "no, soy la persona más inteligente que conoces", le contesta el de Curie.

En este choque entre lo moderno y lo anticuado también se pierde la propia directora, que no se decide por ninguno de las dos opciones e intercala escenas más abstractas, efectistas y experimentales con unapuesta en escena dominante bastante trasnochada, con esa luz rancia y feísta estilo anuncio de Werther's Originals. Y aunque 'Marie Curie' mejora a medida que avanza el metraje, no consigue explotar convenientemente la buena base argumental con la que cuenta y queda deslucida por una serie de decisiones formales muy poco acertadas. Sirve, sobre todo, como homenaje a la figura de Curie -también a la de todas esas mujeres cuya contribución al avance de la sociedad se ha despreciado- y como recordatorio de la necesidad de reflexionar cada cierto tiempo sobre la importancia de la lucha por los derechos civiles, porque en algún momento también a nosotros nos tocará pasar por el juicio de la historia.


Por Marta Medina
Fuente: http://www.elconfidencial.com/

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