octubre 23, 2017

Tras escapar de Boko Haram, las mujeres buscan recobrar la salud y la capacidad de recuperación económica en campamentos de Níger

La región de Diffa, en Níger, limítrofe con Nigeria, sirve de hogar a más de 300.000 personas refugiadas que han sido expulsadas de sus hogares por las matanzas, los secuestros y las violaciones cometidas por militantes de Boko Haram. Las mujeres, las niñas y los niños representan el 70% de las personas desplazadas, y han sufrido violencia sexual generalizada. Las mujeres refugiadas y sobrevivientes también carecen de ingresos. ONU Mujeres y el ACNUR están trabajando en colaboración con las organizaciones locales para asegurar que la respuesta humanitaria aborde los riesgos y necesidades específicas de las y los sobrevivientes.

Mujeres escuchan una presentación dentro del espacio de cohesión de las mujeres en el campamento de refugiados de Sayam Forage en la región de Diffa, Níger. Foto: REJEA-Niamey.

A los 17 años perdió a su esposo. Raoudi Abdulay recuerda haber sido expulsada de su aldea natal en Nigeria con su hijo de 10 meses por combatientes de Boko Haram después que estos mataran a su marido: “nos reunieron a todos en la mezquita”, relata, “los hombres dentro y las mujeres afuera, bajo un cobertizo...”. Abdulay no podía ver ni oír lo que estaba sucediendo en el interior, pero entendió que su marido había sido ejecutado con otras 11 personas.

“Nos dijeron que no éramos creyentes, y acusaron a los supuestos culpables de colaborar con el ejército”, explica. “El veredicto fue que los culpables debían ser ejecutados en el acto”.

A la mañana siguiente, Abdulay y su hermana enterraron a su marido y huyeron a un campamento de personas refugiadas en Assaga, en el sudeste de Níger. Allí encontraron comida, agua y un centro de salud, pero no había medios para ganarse la vida.

En los últimos tres años, más de 100.000 mujeres y niñas que huyen de la violencia perpetrada por Boko Haram en Nigeria han encontrado refugio en campamentos en Níger. Sin embargo, a su llegada, las mujeres sobrevivientes a menudo se encuentran atrapadas en un ciclo de pobreza. Por lo general no tienen bienes propios, y el 70% de las refugiadas no tiene acceso a actividades generadoras de ingresos, porque la asistencia humanitaria rara vez prioriza las oportunidades de empleo para las mujeres.

En una iniciativa conjunta de ONU Mujeres y el ACNUR (el organismo de las Naciones Unidas para las personas refugiadas), en asociación con la ONG Appui au Développement, las mujeres sobrevivientes en los campamentos para personas desplazadas internamente de Gagam, Kitjandi, Boudouri y Kablewam, y en el campamento de personas refugiadas de Sayam Forage, reciben no sólo lo que requieren para cubrir sus necesidades básicas, sino también apoyo para crear y gestionar sus propios negocios.

A través de esta iniciativa, generosamente financiada por el Gobierno de Japón, las mujeres sobrevivientes reciben capacitación en gestión de microempresas y financiación inicial a través de ASSUSU, una institución local de microfinanciación. Hasta la fecha, 350 mujeres han iniciado sus propios negocios y han utilizado los ingresos para mejorar la salud y el bienestar de sus familias.

Jóvenes refugiadas en el campamento Sayam Forage con los productos que han fabricado después de haber recibido formación profesional. Foto: REJEA-Niamey.

Saratou Ourmane, del campamento de personas refugiadas de Sayam Forage, se benefició de las capacitaciones en microfinanzas y gestión empresarial. Hoy vende cereales y especias.

“Después de siete meses de apoyo de ADL y ONU Mujeres, ahora tengo 20 sacos de maíz y cinco sacos de mijo en mi banco de cereales, y más de 50.000 francos CFA (aproximadamente USD 89) en mi cuenta de ahorros. Después de cada venta, divido las ganancias en tres partes, como hemos aprendido de la capacitación en gestión. Una parte va a los ahorros, otra parte la reinvierto en mi negocio, y la tercera parte me permite mantener a mi familia. Hoy tenemos una vida estable y no dependemos de nadie. Mis hijas e hijos están contentos,” explica Ourmane. Cinco de sus siete hijas e hijos están yendo a la escuela con regularidad.

La mayoría de las mujeres que huyen de Boko Haram han quedado traumatizadas por la violencia física y sexual. Vivieron en contextos donde la desigualdad de género condujo a la normalización de la violencia contra las mujeres y las niñas y su discriminación. Se necesita con urgencia apoyo psicosocial para las sobrevivientes en los campamentos y las comunidades de acogida.

Ariram Moustapha, que hoy tiene 20 años, llevaba tres meses de su segundo embarazo cuando combatientes de Boko Haram irrumpieron en su aldea. “Estaba haciendo quehaceres domésticos cuando oí voces… y de repente cinco personas encapuchadas, armadas hasta los dientes, rodeaban nuestra casa. Corrí a la habitación para ocultarme, pero me atacaron”, recuerda Moustapha.

Moustapha se encuentra entre las 5.000 personas (hombres y mujeres) que reciben apoyo psicosocial en los campamentos de la región de Diffa, con apoyo de ONU Mujeres. Las y los sobrevivientes se reúnen con el psicólogo diariamente en los “centros de cohesión social” (espacios seguros). También tienen acceso a servicios de protección, tales como sensibilización sobre sus derechos, remisiones a centros de salud para su posterior tratamiento, formación profesional y protección policial.

“El trabajo con las mujeres desplazadas no ha sido fácil debido a la persistencia de la inseguridad”, afirma Beatrice Eyong, Directora del Programa de ONU Mujeres en Níger, quien agrega que, “sin embargo, ha sido enriquecedor ver la esperanza restaurada entre quienes habían perdido toda esperanza. El proyecto ha apoyado a más de 5.000 personas en cinco campamentos de personas refugiadas y desplazadas internamente en la región de Diffa. El fomento de actividades generadoras de ingresos mediante la venta de diversos productos ha beneficiado directamente a 350 mujeres de familias encabezadas por hombres y mujeres, y se han establecido en los campamentos sistemas de alerta temprana para prevenir la violencia basada en el género”.

Maimouna Seyni Yayé, especialista en género de ONU Mujeres en Níger, se encuentra fuera del espacio de cohesión para mujeres en el campamento de personas refugiadas de Sayam Forage. Junto con otros programas en el espacio, Seyni Yayé enseña a las mujeres sobre sus derechos y ofrece sesiones de asesoramiento. Foto: REJEA-Niamey.

El programa de Níger es parte de los crecientes esfuerzos de ONU Mujeres para atraer la atención mundial hacia el género como una dimensión esencial en la prevención la respuesta a la violencia extremista. En los últimos años se ha visto un incremento dramático en el extremismo violento en todo el mundo, y el terror desatado por Boko Haram colocó a Nigeria entre los cinco países más afectados, según el Índice de Terrorismo Global 2016. Con las mujeres en el centro de las iniciativas en favor de la paz y la seguridad, ONU Mujeres está llevando a cabo un programa mundial en 27 países que examina el impacto del terrorismo sobre las mujeres, apoya el liderazgo femenino en la prevención del extremismo violento y promueve su empoderamiento económico.

Fuente: Onumujeres

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