diciembre 10, 2017

Hela ha venido a hackear el Universo Cinematográfico de Marvel

La villana de ‘Thor: Ragnarok’ es la excepción en una franquicia superheroica que no permitía a las mujeres ser las malas de sus películas.

Hela, interpretada por Cate Blanchett, agarra del pescuezo a Thor.

El director de cine Shane Black declaró públicamente el año pasado que, en las primeras versiones de su guión para Iron Man 3(2013), el personaje interpretado por Rebecca Hall, Maya Hansen, era la villana de la película. Sin embargo, las altas esferas de Marvel les habrían impedido seguir esa línea argumentando que el villano debía ser un hombre porque de lo contrario no conseguirían vender juguetes y figuras tan esenciales en el merchandising de este tipo de películas. También la propia Rebecca Hall confirmó que había aceptado participar en la película con un papel mucho más relevante del que finalmente tuvo. Todo esto remarcó un grave problema en los cimientos del Universo Cinematográfico de Marvel que se había dejado pasar durante mucho tiempo: desde que Marvel Studios comenzara a producir y controlar creativamente sus propias películas con Iron Man (Jon Favreau, 2008), no habíamos visto a ninguna mujer como figura antagónica principal. No había villanas en Marvel.

Por lo general, las quejas lanzadas a la mega-franquicia desde el propio fandom y desde medios del ámbito cultural durante estos años se han centrado en la preocupante infrarrepresentación femenina dentro de los equipos heroicos y en el nulo interés de Marvel por producir una película individual de su personaje femenino estrella, Viuda Negra, o de cualquier otra mujer superheroica hasta que incluyeron Captain Marvel (Anna Boden y Ryan Fleck, 2019) en los planes de la compañía a largo plazo. De esta manera, ha pasado más desapercibida la práctica inexistencia de mujeres en el bando antagonista a lo largo de las dieciséis películas previas a Thor: Ragnarok (Taika Waititi, 2017).

Evidentemente, hemos podido ver a la ocasional sidekick del villano en películas como la ya mencionada Iron Man 3 y en Doctor Strange (Scott Derrickson, 2016), con roles de práctica irrelevancia argumental pero que hacían bulto contribuyendo a llevar a cabo los planes del antagonista de turno igual que los hombres del mismo bando. No obstante, siempre han supuesto un porcentaje muy bajo de los personajes femeninos y ha sido Thor: Ragnarok, estrenada en salas comerciales el mes de octubre, la primera película que ha introducido a una figura femenina deliciosamente perversa en el Universo Cinematográfico de Marvel: Hela, Diosa de la Muerte. A ella, además, su imagen y estética ya le conceden un lugar privilegiado no solo en una película, donde hay cuatro mujeres contadas que hablen en algún momento, sino en toda la franquicia. Esto, como acontecimiento casi subversivo en el cine superheroico actual, merece que le echemos un ojo.

Todo análisis de estas características debe entenderse desde el prisma de la diversidad y variedad de personajes femeninos y masculinos que, todavía utópicamente, nos gustaría encontrar en este tipo de franquicias. Queremos superheroínas, pero también queremos villanas que no encorseten a la mujer en un único bando como si hubiese algo inherentemente prohibido o la mujer fuese eminentemente buena. En definitiva, y digo esto como fan de la franquicia y de las publicaciones originales, queremos para los personajes femeninos lo que ya existe para los masculinos. Era un problema que no hubiera villanas, pero también lo habría sido que todos los personajes femeninos hubiesen ostentado esta posición y se las hubiese representado como el bando contrario al hombre, la maldad pura y el único enemigo a batir. No obstante, ese no ha sido el caso, de manera que excusas como la sufrida por Black y Hall no tienen sentido en un contexto en el que Viuda Negra ha sido activamente apartada del merchandising oficial en numerosas ocasiones durante los siete años que lleva formando parte de la franquicia y Disney cuenta con problemas semejantes en relación a Star Wars y su nueva protagonista femenina. Sencillamente, han sido trabas que se han puesto en el camino hasta que, en el panorama cinematográfico actual, podía salir rentable que una actriz del calado de Cate Blanchett llevase el caos a Asgard en la película dirigida por Taika Waititi.

La existencia de Hela en la narrativa es tan repentina como lo es en el mismo Universo Cinematográfico de Marvel: justo antes de morir, Odín confiesa ante Thor y Loki que su marcha supondrá la llegada de su primogénita, la Diosa de la Muerte, hermana totalmente oculta a ojos de ambos y de Asgard y cuyo poder solo estaba pudiendo contener por medio de su propia magia. Así, surge un portal por el que Hela reaparece en la realidad tras quién sabe cuántos cientos de años y se presenta ante unos confusos hermanos que desconocen el alcance de la verdad que trae consigo. Allí mismo, después de ordenarles que se arrodillen ante ella, ante su reina, la observan horrorizados mientras rompe el martillo Mjolnir con tan solo una mano.

Como aparición en una nueva película del Dios del Trueno la verdad es que resulta contundente. Ahora bien, más allá del poder momentáneo que esta imagen ostenta en un contexto narrativo en el que sabemos que los héroes siempre van a terminar victoriosos, ya se introduce el concepto principal asociado a Hela: ha venido a romper con todo lo establecido, ya sea por medio de la fuerza y el terror o con la destrucción del orden encarnado en Odín y sus hijos legitimados públicamente.

Antes de su aparición solo sabemos de ella que tuvo que ser controlada por una ambición desmesurada y unos apetitos violentos, algo que, viniendo del mismísimo Odín, da como para reflexionar. Pero había algo más: Hela habría tratado de usurpar el trono, pero era la primogénita, la heredera con un poder incontrolable que hacía las delicias del Padre de Todos cuando ambos libraban batallas para invadir y conquistar a sus enemigos con fuerza y sangre. Esa es la verdad que Hela porta, la verdad que Odín quiso censurar encerrándola y reescribiendo los acontecimientos para ser visto como un gobernante magnánimo que logró la paz por medio de treguas y diálogo. Hela es la huella de un pasado que ha sido revisado y reescrito, un inconveniente que, tal y como lo consideró Odín, merecía ser contenido y eliminado de la conciencia colectiva. De esta forma, la verdugo del Padre de Todos fue condenada a una damnatio memoriae en la que su nombre y su imagen fueron destruidos hasta el punto de que ya nadie en Asgard recuerda quién es.

En un principio, Hela cree que el pueblo va a alegrarse de verla y abrazará el nuevo orden con el que pretende restaurar la grandeza de Asgard conquistando y devorando más allá de los Nueve Reinos, sin embargo, sólo encuentra oposición y el desconocimiento más absoluto de su persona. Esto es especialmente interesante porque nunca lo habíamos visto con ningún otro villano. Ninguno de los villanos masculinos, a pesar de haberse enfrentado algunos de ellos al propio Odín, habían sido condenados a una eliminación del canon narrativo interno, por mucho que en algunos casos se hubiera intentado mantener secreta su existencia. Que sea una mujer la que merece este tratamiento por parte de Odín, junto con un encarcelamiento posiblemente milenario y el control de una ambición femenina que pretendía sobrepasar al patriarca, es muy significativo y lleva irremediablemente a compararla con Loki.

La razón es muy básica: ambos han mostrado unas motivaciones hasta cierto punto similares exploradas con Loki en las primeras películas de Marvel Studios, a partir de lo cual podemos ver problemas si los analizamos según su género. Aun siendo el claro villano de Thor (Kenneth Branagh, 2011) y The Avengers (Joss Whedon, 2012), y tener un final dudoso en Thor: The Dark World (Alan Taylor, 2013), Loki ha sido perfectamente asimilado en la narrativa como un aliado y es reconocido explícitamente como parte de la familia de Odín en Thor: Ragnarok. A pesar de haber sido encarcelado tras su papel en la Batalla de Nueva York, la propia Frigga visitaba por medio de proyecciones astrales a su hijo adoptivo, preocupada y maternal, y Thor deja que luche a su lado siempre que surge la oportunidad. A partir de ahí, el hermano travieso del Dios del Trueno y su talante traicionero son utilizados a modo de chiste recurrente porque ya estamos preparados para aceptar que puede estar en el bando de los buenos aunque sea de vez en cuando. Nunca fue erradicado, tampoco fue olvidado.

Hela es mala, perversa y prácticamente indestructible

Hela, sin embargo, nunca es objeto de reconocimiento tras la destrucción de su identidad como parte del legado oscuro de Asgard, a excepción de la aceptación del parentesco por parte de sus hermanos. Asimismo, tampoco tiene seguidores como otros villanos, véase Cráneo Rojo en Captain America: The First Avenger (Joe Johnston, 2011), Malekith en Thor: The Dark Worldo Kaecilius en Doctor Strange, sino que está completamente sola y aislada; sus únicos aliados son los guerreros caídos en batalla por Asgard a los que ella insufla vida por medio de la Llama Eterna, es decir, presencias de ese pasado que fue erradicado junto con ella.

Por tanto, las diferencias en el tratamiento de unas figuras que esencialmente habrían llevado a cabo acciones parecidas suscitan preguntas por si pudieran tener alguna relación con el género de los personajes. ¿Le habrían hecho lo mismo al personaje masculino? Si los observamos a ambos, queda claro que no. Evidentemente, ahora que sabemos de la existencia de Hela, Loki nunca tuvo unas motivaciones tan legítimas como las que parece plantear ella, lo suyo fue más una rabieta arrogante que se le fue de las manos por creerse con derecho a exigir lo que consideraba que le pertenecía. El retrato del tipo de masculinidad concreto que éste representa termina siendo asimilado más fácilmente que el planteamiento de una nihilista que quiere destruirlo todo a su paso mientras revela verdades incómodas con las que hackear el discurso hegemónico.

Hela es mala, perversa y prácticamente indestructible; acabar con ella significa dejar que arda el mismo Asgard que ella está intentando que caiga. Esto la convierte en un verdadero enemigo a batir a cualquier precio y una villana con todas las de la ley, algo que no siempre se ha sustentado de manera coherente al respecto de los demás personajes antagonistas de Marvel Studios, que en ocasiones parecía que estaban condenados a ser eliminados a la primera de cambio por los héroes.

Por eso es una pena que termine corriendo la misma suerte que la mayor parte de estos villanos, limitados y subdesarrollados como personajes porque el tiempo de aparición de los héroes debe triplicar al suyo. De esta manera, Marvel Studios parece no darse cuenta por completo de lo que tiene entre manos con el personaje y, como suele ser habitual, Hela se dedica principalmente a masacrarlo todo a su paso. Tampoco ayuda demasiado que su subtrama esté excesivamente desconectada del tono y la narración del resto de la película, lo que supone que no hay mucho lugar para exponer los recovecos de un personaje que, cada vez que aparece, se come la pantalla. Sus cimientos son brillantes y habrían dado para una exploración muy interesante de una feminidad contenida por el patriarca, borrada de la historia en lo que a todas luces no solo es un castigo sino la reapropiación de la narrativa por parte de Odín, algo que ha sucedido a las mujeres a lo largo de los siglos dentro y fuera del mundo de la ficción.

A día de hoy tampoco podemos saber si Hela marcará un antes y un después dentro de la franquicia y dará paso a nuevas villanas, quizá más complejas o en cuyas tramas su identidad de género juegue un papel importante y desarrollado, o si terminará siendo un caso aislado. No obstante, sienta las bases para explorar de manera mucho más determinada el antagonismo desde un prisma que hasta ahora no habíamos podido ver y que, sin duda, puede contribuir a la necesaria remodelación de Marvel Studios.

Por Rebeca Gracia Lara, investigadora y comunicadora audiovisual especializada en la representación de género en la ficción audiovisual y la cultura popular.
Fuente: Pikara

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