enero 22, 2019

México. La seguridad nacional "Asunto de Mujeres"

Cuarto Oscuro

La creación de la Guardia Nacional, más allá de ir en contra de la promesa de sacar a las fuerzas armadas de las calles que Andrés Manuel López Obrador hizo en campaña, podría implicar un riesgo para los cuerpos y vidas de las mujeres, así lo indican especialistas en el tema y mujeres sobrevivientes de tortura a manos del ejército.

El pasado 16 de enero del 2019 la Cámara de Diputados aprobó en lo general el dictamen de la Guardia Nacional. La intención de crear este nuevo organismo fue anunciada por el presidente López Obrador en septiembre de 2018, posterior a su elección como presidente de México y de la publicación del “Plan Nacional de Paz y Seguridad”, desde este momento más de 300 organizaciones y personas aglutinadas en el colectivo #SeguridadSinGuerra han hecho frente a la propuesta que busca la permanencia de las Fuerzas Armadas en las calles del país.

Campaña #SeguridadSinGuerra

De acuerdo con Amnistía Internacional (AI) el hecho de que la seguridad pública esté a cargo de elementos militares implica una contradicción con el marco internacional de los Derechos Humanos y puede derivar en más violencia contra la población civil. En México -según datos de la misma organización- los asesinatos de hombres y mujeres aumentaron desde diciembre de 2006 cuando el entonces presidente Felipe Calderón puso en marcha la llamada “guerra contra el narcotráfico”. 

En este contexto, ¿qué sucede con los asesinatos de mujeres? De acuerdo a los datos recopilados por el Sistema Nacional de Información en Salud (SINAIS), la tasa de asesinatos de mujeres incrementó de 1.9 delitos por cada 100 mil habitantes que se registraba en 2007 a 4.4 delitos registrados en el 2016.

Las cifras indican que en los últimos años México se convirtió en un país cada vez más peligroso para todas y todos, sin embargo, esta crisis de Derechos Humanos tiene un impacto diferenciado dependiendo del género, la situación socioeconómica, el lugar de residencia, la pertenencia cultural, entre otros. 

En el caso específico de las mujeres, la situación histórica de discriminación y violencia se agrava. Conforme a la investigación Mujeres con la Frente en Alto: Informe de Tortura Sexual en México y la Respuesta del Estadopublicado por el Centro Prodh en 2018, la tortura llevada cabo por integrantes del ejército y la marina es generalizada en México y en el caso de la tortura sexual la recurrencia en mujeres es hasta cuatro veces mayor que en hombres, sobre todo ocurre en mujeres detenidas de manera arbitraria.

En suma, México para las mujeres, es un país con altos niveles de violencia, impunidad y los crímenes de tortura y abuso cometidos por elementos de la fuerzas armadas están a la orden del día. Datos de AI revelan que de “100 casos de mujeres presas, 72 afirmaron haber sufrido actos de violencia sexual al ser detenidas o en las horas siguientes y 33 denunciaron haber sido violadas”. 

Durante su participación en el Foro: Guardia Nacional: Mujeres, Seguridad y Paz, -llevado a cabo el pasado 16 de enero- Valentina Rosendo Cantú, quien a sus 16 años fue víctima de tortura sexual por militares, aseguró, “son muchas la voces de mujeres víctimas de militares, los militares en las calles no nos dan confianza”. 

Además del caso de Valentina Rosendo hay más casos en los que el Estado, y específicamente agentes encargados de la seguridad pública, han sido declarados por instancias internacionales, entre ellas la Corte Interamericana de Derechos Humanos, como responsables de detenciones arbitrarias, torturas, violaciones sexuales y asesinatos. Los casos de las Hermanas González, Ernestina Ascencio, Acteal, Castaños, entre otros, se han convertido en ejemplos de lucha en la búsqueda por la justicia.

Sí señor Presidente, su estrategia de seguridad nacional, es también asunto de mujeres.

Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres, ensayo de la antropóloga Rita Segato sostiene que el cuerpo de las mujeres es el soporte sobre el que se escribe la violencia y donde la estructura de la guerra se manifiesta. Pero ¿por qué en las mujeres?, ¿por qué con formas sexualizadas de agresión? De acuerdo a Segato la violencia ejecutada a través de medios sexuales busca la destrucción moral y física de la persona. “En la violencia sexual hay un mensaje de poder y apropiación […] de los cuerpos […], hay una estrategia dirigida a algo mucho más central, una pedagogía de la crueldad en torno a la cual gravita todo el edificio del poder”. Es importante dejar claro que los crímenes y las agresiones sexuales contra las mujeres, no son casos aislados ni daños colaterales sino que son parte sustancial de los mecanismos de guerra neoliberales y patriarcales.

Hugo Cruz para Proceso

La sexualidad en el mundo que conocemos es un acto de dominación física y moral; ya lo dijo Segato, “el cuerpo femenino significa territorio […] ha sido constitutivo del lenguaje de las guerras que el cuerpo de la mujer se anexe como parte del país conquistado […], el único valor de esta vida radica en su disponibilidad para la apropiación”. Las defensoras de Derechos Humanos Lucero Circe, directora de la organización Humanas sin Violencia e Imelda Marrufo directora de la Red Mesa de mujeres, están de acuerdo: “El cuerpo de las mujeres se presenta como estrategia bélica donde los efectos más lacerantes son en sus cuerpos”.

Nuestros cuerpos han sido el campo de batalla en el que se ejecutan y significan las consecuencias y síntomas de la violencia . 

Campaña #SeguridadSinGuerra

El “Plan Nacional de Paz y Seguridad” no puede ir en contra de las instancias internacionales de Derechos Humanos y tampoco se puede olvidar de incorporar perspectiva de género, así lo afirma la defensora, Imelda Marrufo, quien sostiene que los vacíos y carencias institucionales han dejado en último lugar “la construcción de la paz y de la seguridad”, un mando civil no es suficiente, los militares deben regresar a sus cuarteles.

Fuente: Luchadoras.mx

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