

La campaña Menstruación Libre de Impuestos es un hito histórico para la lucha de las mujeres en América Latina. Constituye una victoria del feminismo por visibilizar y erradicar la violencia económica que múltiples gobiernos ejercen sobre las mujeres.
En Colombia, el IVA a las toallas higiénicas y tampones existe en el estatuto tributario desde 1974, una política económica abiertamente sexista. Acabamos de derrotarla. A partir de 2019 ninguna mujer colombiana volverá a pagar impuestos por menstruar, un logro de la campaña #MenstruaciónLibreDeImpuestos, promovida por el grupo Género y Justicia Económica.

Nacimos en 2015 cuando para investigar cómo la política tributaria afectaba de forma diferencial a las mujeres. Múltiples hallazgos nos dejaron sorprendidas, pero el más evidente y sensible fue el IVA pleno a las toallas higiénicas y tampones. La teoría económica argumenta que la tarifa máxima de este impuesto no debería ser aplicada, bajo ninguna circunstancia, a los artículos de primera necesidad. Hasta 2016, las mujeres se veían obligadas a pagar un impuesto del 16% cada vez que adquirían estas mercancías. Al estar gravadas con la tarifa plena, el mensaje que el gobierno envía a la sociedad es que el periodo es un lujo, mientras que los jets privados y los langostinos gozan de exención del impuesto.
Nuestra denuncia logró tal alcance en la opinión pública que, a pocos minutos de cerrarse la aprobación de la reforma tributaria que el ex presidente Juan Manuel Santos promovía a finales de 2016, conseguimos que se disminuyera el impuesto al 5%. Ante la pretensión del gobierno de subir la tarifa a estos productos al 19%, alcanzamos un logro parcial, al disminuirla en 14 puntos porcentuales.
Nuestra propuesta pretendía eliminar por completo el IVA a estos productos. Ante la negativa de la coalición gobiernista, decidimos demandar la Reforma Tributaria por inconstitucional. La Corte Constitucional nos dio la razón y el 14 de noviembre tumbó el impuesto sexista. Un fallo de altísima importancia que hizo presente un tipo de violencia hacia las mujeres que ha estado altamente invisibilizada.
El costo del impuesto sexista

Gravar con un impuesto los productos de atención a la menstruación significa que el hecho generador del impuesto es ¡la condición biológica de menstruar! Justificar un impuesto a partir de una diferencia biológica es un acto de violencia económica que se traduce en un costo adicional por ser mujer.
La investigación fue una herramienta fundamental para el debate político. Calculamos ese costo adicional para demostrar, cifras en mano, el valor económico del impuesto sexista. Con cálculos conservadores supusimos que en promedio una toalla higiénica costaba $500 pesos colombianos. Las mujeres necesitamos cinco al día, si seguimos las recomendaciones médicas de cambiarla cada cuatro horas, es decir, 25 al mes, sobre la base de cinco días de menstruación. Según esto, los 13 periodos del año requieren 323 toallas que, multiplicadas por su valor, demandaban un gasto anual por mujer de $161.500 pesos. Según el DANE, en Colombia hay 13.295.845 niñas y mujeres de 10 a 44 años, periodo en el cual se menstrua, lo que equivale a que entre todas las colombianas gastamos al año $2.147.278.967.500 en estos artículos.


Como lo muestra la tabla, las mujeres estábamos aportando a la recaudación del IVA $343 mil millones de pesos por concepto de gasto en toallas higiénicas, valor que, con la reforma tributaria, que pretendía subir al 19% la tarifa del impuesto, aumentaría en $64 mil millones de pesos más, llegando a $407 mil millones pesos al año. En términos per cápita, el cobro del impuesto por mujer pasaría de $25.000 a $30.000 pesos al año. Con la disminución parcial del 5%, desde 2017 las mujeres estamos pagando por el IVA a toallas higiénicas 107 mil millones de pesos al año. A partir del próximo año, este valor será de cero. Queda eliminado cualquier pago adicional por el hecho de ser mujer.
Este IVA, además de tener de por sí un carácter regresivo, era un impuesto sexista que profundizaba la desigualdad económica de las mujeres en uno de los países más inequitativos del planeta. Las mujeres no gozamos de las mismas condiciones económicas de los hombres en la sociedad: tenemos una tasa de ocupación totalmente estancada en la última década, 20% menos de salario por igual trabajo, una tasa de desempleo cercana al 13% y un nivel de informalidad de los más altos en América Latina. Los impuestos sexistas profundizan las brechas de género existentes en el sistema económico.
El triunfo en la Corte Constitucional
Mantener impuestos a estos artículos violaba la Constitución en varios principios como el de la igualdad y la progresividad, e iba en contra de acuerdos internacionales firmados por el Estado colombiano como el de la CEDAW y el de Belem do Pará.
Tan fuerte fue la argumentación en contra de este impuesto, que un grupo de 15 congresistas de tres partidos políticos diferentes radicaron en la Corte Constitucional una coadyuvancia a dicha demanda. Asimismo, lo hicieron organizaciones de mujeres como la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres y el Consejo Consultivo de Mujeres de Bogotá. A la Corte también llegaron dos demandas más en el mismo sentido y también en sentido contrario: entidades públicas como el Ministerio de Hacienda, la DIAN, el Ministerio de Salud y la Procuraduría General de la Nación solicitaban mantener el impuesto.
En manos de la magistrada Gloria Stella Ortiz Delgado, presidenta de la Comisión Nacional de Género de la Rama Judicial, quedó uno de los retos jurídicos más importantes de las últimas décadas: eliminar los impuestos sexistas por primera vez en América Latina. La insustituibilidad de estos productos y la discriminación hacia las mujeres fueron los argumentos principales que justificaron la decisión.
La movilización social: factor determinante para la victoria

“Menstruación Libre de Impuestos” fue una campaña sostenida por la movilización social de las mujeres. Gritamos frente al Ministerio de Hacienda que no estábamos dispuestas a seguir pagando impuestos sexistas; recorrimos los pasillos del Congreso de la República con la camiseta de la campaña, oficina por oficina, convenciendo a parlamentarios y asesores; asistimos al Consejo de Bogotá, que en pleno se unió a la campaña; hicimos repetitivos plantones frente a la Corte Constitucional; estuvimos presentes en las marchas del 25N; recorrimos medio país llevando este mensaje a las mujeres. Cada una, desde el espacio que podía, promovía la campaña. El diario El Espectador nominó al Grupo Género y Justicia Económica como personaje del año por su lucha contra los impuestos sexistas en 2017.

Las mujeres hemos levantado una voz de protesta. Solo la organización y movilización permitieron este triunfo histórico que aporta un granito de arena al objetivo máximo de acabar con la desigualdad social. Luchar sí sirve: Menstruación Libre de Impuestos es una realidad en Colombia. Ninguna mujer debe dejar de asistir al colegio o trabajo por falta de recursos para acceder a estos productos. Esperamos que muy pronto el acceso a nuevas tecnologías menos contaminantes, como la copa menstrual, sea para todas. Cuando las mujeres nos organizamos y luchamos, lo logramos. ¡Vamos por más!
Por Natalia Moreno Salamanca
Fuente: Revista Bravas