junio 20, 2025

'Persépolis': la obra de Satrapi que denunció hace 25 años la violencia sexual como arma de guerra




Imagen de la portada de la novela gráfica de Marjane Satrapi, 'Persépolis', cedida por la editorial Penguin Random House.

Este 2025 se cumplen veinticinco años de la llegada al mundo editorial de las viñetas en blanco y negro de Persépolis, de Marjane Satrapi (1969), una novela gráfica y autobiográfica que no tardaría en convertirse en todo un referente en torno a la opresión femenina y la violencia sexual en tiempos de guerra, un tema visibilizado cada 19 de junio en el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos, proclamado por la ONU en 2015.

La obra, cuya mirada sigue constituyendo un legado vigente y muy necesario, sumerge al lector en el panorama de la Revolución Islámica de 1979 y la guerra entre Irán e Irak (1980-1988) a través de los ojos de la autora e ilustradora, una niña que poco a poco va creciendo en Teherán tras la caída del Sha de Persia y la llegada del Ayatolá Jomeini.

A través de sus viñetas, Satrapi -Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades (2024)- revela cómo en este nuevo y oscuro mundo, los cuerpos de las mujeres no solo reflejan el impacto de la política y las profundas transformaciones sociales en la vida cotidiana, sino que se convierten en territorios de conflicto, usados como arma estratégica de control, sometimiento y humillación.

Retrato de la historietista e ilustradora Marjane Satrapi, creadora de Persépolis. Fotografía cortesía de Penguin Random House.

Persépolis, o el cuerpo de la mujer como campo de batalla

Publicada por primera vez en Francia por la editorial L'Association en el 2000, Persépolis es la primera novela gráfica de la ilustradora e historietista Marjane Satrapi, un testimonio ameno, irónico y conmovedor de cómo la violencia, en sus múltiples formas, recae de manera directa sobre las mujeres en contextos de conflicto y represión.

Una narración íntima y poderosa en la que la autora iraní muestra cómo el cuerpo femenino se convierte en símbolo ideológico y blanco de control político con una extrema y despiadada facilidad. La imposición del velo, la vigilancia de la policía de la moral, las reprimendas por un mechón de cabello visible, unas zapatillas Nike o una risa en público: todo formando parte de una violencia sexualizada y diseñada para someter y despojar a las mujeres de su libertad, dignidad e identidad.

Así, Persépolis pone al lector en primer plano frente a una forma de violencia estructural y simbólica que raras veces se nombra como tal, pero que constituye una agresión persistente a la integridad de las mujeres, como ya dijese la filósofa inglesa Carol Pateman en su obra cumbre, El contrato sexual (1988).

En una de las escenas más desgarradoras del libro, Satrapi denuncia la violación sistemática de mujeres vírgenes antes de ser ejecutadas, una práctica que buscaba la máxima humillación para ellas y sus familias. Un relato que evidencia el uso de la violencia sexual no solo como tortura física, sino como destrucción moral, espiritual y cultural.

Logra así un retrato complejo de la violencia sexual en los conflictos, entendida no solo como violación, sino como dispositivo de control, castigo y deshumanización.

Fragmento de escena del interior de la novela gráfica de Persépolis de Marjane Satrapi. Cortesía de Penguin Random House.

La violencia sexual como táctica de dominación en guerras

Pero la violencia sexual en los conflictos no se limita solo al daño físico. A menudo adopta formas más insidiosas y persistentes, como el control sobre el cuerpo y la sexualidad femenina, la imposición de códigos morales restrictivos o la vigilancia sistemática del comportamiento. Estrategias de dominación pensadas para anular la autonomía, la identidad y la dignidad de las mujeres.

Por eso mismo, el objetivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos no es solo visibilizar los abusos cometidos en los frentes de batalla, sino también aquellos perpetrados en centros de detención y zonas ocupadas bajo regímenes represivos.

Desde la violación hasta la esclavitud sexual, la prostitución forzada o la mutilación genital, todas estas violencias tienen un propósito claro: desmoralizar al enemigo, desplazar poblaciones, imponer terror y castigar a quienes desafían el orden establecido.

Castigos por los que "Las mujeres víctimas de violencia sexual sufren el estigma en sus comunidades y, a menudo, en sus propias familias", afirmó María Simón, responsable adjunta de operaciones en África Central de Médicos Sin Fronteras (MSF), en una entrevista a EFE el pasado 5 de marzo.


"Hay muchas historias que nos marcan. Un día vino una víctima; la habían violado a ella y a su bebé, y luego mataron a su marido y a sus hijos delante de ella. (...) A otra víctima la obligaron a mantener relaciones sexuales con un miembro de su familia. También vemos niñas menores de 10 años con los genitales destrozados", añadió también Daddy, matrona ejerciendo para MSF, en esa misma entrevista sobre la violencia sexual en RDC.

Situación de las mujeres en los conflictos: cifras y realidad

Con respecto al control del cuerpo femenino, Pateman ya señalaba en El contrato sexual cómo, en situaciones de colapso social y legal como las guerras, las estructuras patriarcales se desbocan y el "derecho" del hombre sobre el cuerpo de la mujer se manifiesta de la forma más brutal.

Es así como se desvela dicho contrato, haciéndose evidente que la violencia no es una anomalía, sino una expresión inherente de las dinámicas de poder que estructuran la sociedad y las relaciones de género.

Según un informe reciente de ONU Mujeres, publicado con motivo del Programa de Acción de Beijing +30, los casos de violencia sexual relacionada con los conflictos han aumentado desde 2022 un 50 %, siendo las mujeres y las niñas las que sufren el 95 % de los mismos.

Pamila Patten, Representante Especial sobre la Violencia Sexual en Conflictos, también señaló este problema en el debate del Consejo de Seguridad de la ONU celebrado el 23 de abril de 2024 en Nueva York, “en un momento en que los avances en materia de igualdad de género se están reduciendo, al tiempo que la militarización se financia a niveles sin precedentes”.

Así, aunque en Persépolis se narra una experiencia profundamente personal, en torno a la infancia y juventud de su autora bajo el fundamentalismo islámico, su esencia sin duda trasciende fronteras. Y es que la forma en que Satrapi retrata el control del cuerpo femenino, la censura y el trauma de la guerra, resuena con mujeres y niñas en diferentes contextos y lugares del mundo.

Fragmento de una de las escenas del libro de Persépolis de Satrapi, que cumple 25 años. Cortesía de Penguin Random House.

Las mujeres, “en permanente primera línea de conflicto”

Así, la obra de la ilustradora e historietista iraní trasciende las fronteras de su país un cuarto de siglo después y resuena con otras realidades desgarradoras: desde la de Ucrania o Sudán, por conflictos como el de Darfur, hasta la de República Democrática del Congo, Nigeria o Gaza, sin olvidar la de las comunidades yazidíes en Irak y Siria.

En todos estos escenarios la violencia sexual se emplea como un arma estratégica para aterrorizar, humillar y controlar a mujeres y niñas, y testimonios como el de Nadia Murad, premiada con el último Nobel de la Paz y superviviente yazidí, lo atestiguan.

“Mi madre era demasiado vieja para ser una esclava sexual, por eso la asesinaron. Personas como yo fuimos raptadas de nuestras familias y vendidas como esclavas sexuales, fuimos violadas y sufrimos abusos”, dijo Murad en una entrevista a EFE el 10 de junio de este año con motivo de su primera visita a España en el ciclo 'Mujeres contra la impunidad', organizado por La Casa Encendida y la Asociación de Mujeres de Guatemala.

Y es que, según IA, como señaló la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard el pasado 25 de noviembre, las mujeres "están permanentemente en primera línea del conflicto", no solo como combatientes o cuidadoras, sino como víctimas y sobrevivientes de la más atroz de las violencias.

Por ello Persépolis no solo sigue siendo una obra icónica de referencia universal, sino también un grito urgente dirigido al presente, con el que visibilizar y combatir la herida abierta de la violencia sexual en los conflictos. Una realidad terrible -la que nos relató la pequeña y joven 'Marji' en esta imprescindible e inolvidable novela gráfica- que sigue impune.

A punto de cumplirse treinta años de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing por los derechos de las mujeres, el compromiso internacional de erradicar una de las formas más atroces y sistemáticas de agresión en los contextos bélicos -la violencia sexual contra las mujeres como táctica de guerra-, continua siendo una deuda pendiente.

Por Almudena Orellana 
Fuente: Efeminista