octubre 10, 2018

Emma Clit: "El trabajo de padre y las tareas domésticas no son una elección, son una obligación"

Lumen publica las viñetas de Emma Clit bajo el título 'La carga mental', una reivindicación del poder, la independencia y la libertad de la mujer.


Viñeta de Emma Clit

Feminista y anticapitalista, activista irreverente, Emma Clit es ingeniera informática y bloguera. E ilustradora. El año pasado medios como Le Monde, The Guardian, The Huffington Post o la BBC, entre otros, publicaron su tira "Habérmelo pedido", unas viñetas sobre la carga mental que sufren las mujeres que tuvieron una enorme repercusión. ¿Pero cómo empezó todo?. Fue después de ser madre y sufrir el acoso de su jefe cuando Emma Clit se dio cuenta de hasta qué punto las mujeres sufren desigualdades y decidió pasar a la acción. "No sólo fue la maternidad, explica Clit, digamos que fue una mezcla entre mi situación como madre y la difícil situación que vivía en el trabajo. Yo era víctima de un jefe sexista. En ese momento comprendí que la situación de las madres es injusta pero también que la situación de las mujeres trabajadoras sin hijos es igual de vulnerable. Fue entonces cuando decidí hacerme feminista pero, sobre todo, implicarme en la lucha de clases".
Temas tabúes y el nuevo feminismo: un paso más

Clit habla de la maternidad pero también de conciliación, acoso, sexualidad femenina. Quizá la clave del éxito está en que Clit se animó a hablar de temas que hasta ahora no se habían tocado de forma tan abierta con ejemplos con los que cualquier mujer se puede sentir identificada. "Pongo de manifiesto situaciones de las que nadie habla como el hecho de que la maternidad es un momento difícil para las mujeres". Explica Clit que su labor es, ante todo, transmitir el valor necesario para que las mujeres sean capaces de encontrar soluciones a sus problemas por sí mismas.

Sobre el movimiento feminista la autora francesa cree que tiene una nueva función respecto a corrientes anteriores "antes luchábamos por el acceso a los anticonceptivos, el derecho al aborto, la entrada en el mundo laboral. Son cuestiones fundamentales pero no suficientes. Ahora hay que ver qué se puede hacer por las mujeres que quieren tener hijos y que también quieren ser independientes económicamente. A las mujeres se les ha permitido el acceso a la esfera profesional pero los hombres no han hecho lo mismo con el ámbito privado. Las mujeres tienen que gestionar ambos mundos y lo hacen con grandes esfuerzos. Mientras que los hombres siguen dedicados casi exclusivamente a su carrera profesional. Los hombres tienen que encontrar su lugar en la familia y trabajar menos para poder llegar a la verdadera igualdad". Es la razón, explica Clit, por la que también es anticapitalista. "Hay que tener dinero suficiente para poder vivir pero también tiempo suficiente para poder disfrutar de nuestra vida".

La carga mental, una elección para ambos sexos

La idea que tiene Clit se basa en una cuestión de concepto. Las mujeres se encargan de la familia y de la casa como si fuera una obligación y en el caso de los hombres no pasa eso. "Tenemos mucho trabajo cultural por delante. Entender que el trabajo de padre y las tareas domésticas no son una elección". Y se explica. "La carga mental es la preocupación que tenemos, sobre todo, las mujeres a la hora de gestionar la casa y la familia: que todos tengan la ropa limpia y eso implica saber, por ejemplo, cuándo los niños tienen deporte; la comida, teniendo en cuenta las alergias de cada uno o cuándo alguien come fuera de casa; las citas con el médico. Es cierto que los hombres participan de las tareas domésticas pero no de la organización". Es ahí donde está la clave. "La solución inmediata es la distribución de la responsabilidad de las tareas y para eso es fundamental partir de modelos parentales diferentes a los nuestros. Hay que animar a los hombres a que hagan las tareas domésticas pero por sí solos sin que haya que decírselo para que nuestros hijos lo vean". Una labor que también hay que extender a la escuela, explica la autora, para que no se asuma que las niñas siempre tienen que ser dulces y empáticas, liberarlas de esa carga.

La era del MeToo y los oportunistas

Firme defensora de buscar más espacios de fraternidad entre las mujeres, Clit desconfía de los falsos feministas que adoptan un discurso que no es el suyo. "Es cierto que el movimiento se está haciendo popular. El fin último del feminismo es lograr la emancipación de las mujeres pero hay veces que se está alejando de este objetivo sirviendo a fines capitalistas". Y habla de las mujeres que se zafan del patriarcado desde una situación de cierto privilegio, de cierta protección. "Podríamos decir que yo estaba antes en una situación parecida aunque no tenía ambiciones profesionales. Cuando yo quise salir de esa torre de marfil paternalista, de esa situación de sexismo benefactor fue cuando fui víctima de situaciones de violencia".

Crítica con el papel de los medios de comunicación, que siguen sin dar voz a las mujeres que, sin embargo, sí están teniendo protagonismo en las redes sociales algo, que para la autora, está provocando cierta inquietud entre los hombres porque están perdiendo el control. "Se sigue oyendo mucho que no debemos hacer denuncias públicas que acaben en una caza de brujas para no perjudicar sus carreras profesionales. Como si el hecho de ser un buen artista les diera el derecho de poder actuar impunemente".

Hablamos precisamente del movimiento Me Too justo cuando se cumple un año de las primeras denuncias públicas y coincidiendo con la condena de cárcel por agresión sexual contra el actor Bill Cosby, la primera celebridad que entrará en prisión por abusar de una mujer. Clit cree que es demasiado pronto para opinar sobre posibles logros "creo que el movimiento puede seguir avanzando pero también soy de las que creo que podría quedarse atascado. Tenemos que estar alerta. Es muy positivo que los agresores se sometan a la Justicia pero también creo que hay que tener cuidado porque pueden ser sentencias ejemplarizantes y que después no ocurra nada con el hombre anónimo que abusa de la mujer en su empresa".

Por Raquel García
Fuente: Cadena Ser