diciembre 01, 2025

Ana Bernal-Triviño, historiadora del feminismo: "Hago una llamada urgente a no callarnos"

En un momento espinoso, la periodista publica 'La raíz del poder', una monumental historia de la desigualdad


Ana Bernal-Triviño / FERRAN NADEU

El machismo sigue matando, y se infiltra en la cultura juvenil a través de las redes (uno de cada cuatro menores de 24 años piensa votar a Vox en las próximas elecciones, según el CIS). Y pese al amargo coste personal, la profesora y periodista Ana Bernal-Triviño (Málaga, 1980), que saltó a la popularidad por sus aportaciones académicas en la docuserie 'Rocío, contar la verdad para seguir viva' (Telecinco), no se apea de su defensa de los derechos de la mujer. Ahora la despliega en el libro 'Las raíces del poder' (Espasa), una historia de la desigualdad con perspectiva de género.


¿Dónde está la raíz de la raíz del patriarcado?


En la capacidad sexual y reproductiva de la mujer. En el momento en que hubo que mantener unas propiedades y un linaje, hizo falta descendencia. Si la mujer no cumplía la misión reproductiva, se convertía en objeto. Aparecieron los primeros códigos, como el de Hammurabi, que justificaron la violencia contra ellas.


"La raíz del patriarcado parte de la capacidad sexual y reproductiva de la mujer"

¿Antes no fue así?

Los restos fósiles de manos femeninas muestran desgaste –entre un 30 y un 50% cazaban animales de tamaño medio y grande–, mientras que los de las rodillas masculinas indican que habían estado mucho en cuclillas, descansando. A partir del Neolítico se construyó el relato de la buena y la mala mujer. Las raíces del patriarcado son milenarias y resulta muy difícil cortarlas.

Parecían debilitarse, pero cobran vigor.


Ahora Erika Kirk, a través de Turning Point USA –que ha abierto más de 30.000 delegaciones–va por las universidades de EEUU diciéndole a las chicas: "Si quieres algún título, sácate el de ama de casa". Ella, que se sacó una carrera, trabajó con Trump y está en la ejecutiva de la organización de su marido.

También ella es mujer.

Simone de Beauvoir señaló que entre los oprimidos tiene que haber cómplices. Educadas en una estructura machista, unas se revelan y otras, por instinto de supervivencia en un entorno hostil, se integran para tener un estatus social.

¿Cuatro oleadas de movilización feminista no han consolidado el paso adelante?

Seguimos sin conquistar el poder, sin el control del tiempo.

"Erika Kirk va por las universidades de EEUU diciéndole a las chicas: 'Si quieres algún título, sácate el de ama de casa'"

¿Cuatro oleadas de movilización feminista no han consolidado el paso adelante?

No todas se apuntaron.

El caso de Rocío Carrasco llegó al 'prime time'. Parecía una conquista.

Después de aquel fogonazo de ‘star system’, la atención no se trasladó a otras víctimas que denunciaban la misma situación. Al ver que el feminismo volvía a revestirse de autoridad, han emergido numerosos grupos de hombres –algunos financiados por estructuras políticas y lobis– que deshumanizan a las feministas y deslegitiman su discurso. Ellos permanecen en los platós, mientras que a las feministas nos han apartado.

"He pagado un precio muy caro por el programa de Rocío [Carrasco]"

¿Ha sentido el ninguneo?

He pagado un precio muy alto por el programa de Rocío. Fui solo para un episodio, pero se publicitó el teléfono 016 y llamaron muchísimas víctimas. Recuerdo que el primer mensaje fue de una mujer que decía que su hermana llevaba 26 años sufriendo maltrato y que, al verme en televisión, identificó lo que le ocurría y al día siguiente presentó una denuncia. Pensé: "Hay que seguir". Pero después ves la falta de apoyo, cómo te apartan.

¿Se queda ahí la cosa, o va a más?

Hace un año y medio, en una firma de libros en el Retiro [presentaba Vuelve Federico], un hombre esperó a que acabara la cola. Estampó el ejemplar sobre la mesa y me dijo: "Por culpa tuya, mi mujer se ha separado de mí y por feministas como tú voy a votar a Vox". Me insultó y me persiguió a la carrera. Y no tuve un solo apoyo público.

"Recibo a diario mensajes del tipo 'te voy a esperar a la puerta de la facultad y te voy a destrozar', 'te voy a violar', 'te voy a descuartizar'"

Intimidante.

Es poner un 'post' y tener abajo a la legión de la marea azul llamándome de todo. Recibo a diario mensajes del tipo "te voy a esperar a la puerta de la facultad y te voy a destrozar", "te voy a violar", "te voy a descuartizar y te voy a quemar". He llegado a normalizar eso para poder vivir. Pero ya no soy lo libre que era.

Buena parte de los hombres de la generación Z reaccionan contra el feminismo.

Si se ha llegado hasta aquí es porque hay adultos que les han puesto delante los contenidos. Machismo había, pero con la boquita callada. Desde el momento en que dicen: "Venga, yo voy a decir esto en el Congreso", todos para adelante. Lo preocupante es que ellas, poco a poco, van entrando.

"En el movimiento 'tradwife', las líderes monetizan sus relatos, pero a las seguidoras les pueden destrozar la vida"

RoRo Bueno supera los 9 millones de seguidores en TikTok.

En el movimiento 'tradwife' [promueve el regreso de la mujer al hogar, la crianza y la sumisión al marido], las líderes monetizan sus relatos, pero a las seguidoras les pueden destrozar la vida para siempre. Generan mujeres dependientes.

¿Cómo imagina el 2030?

Se producirá un retroceso brutal. Vox tiene fuerza política, y si queda en una posición similar al PP, ¿quién dice que no les da por pedir el Ministerio de Justicia? Recordemos que se presentó pidiendo retirar la ley de violencia de género. Ya han ganado el discurso cultural. La semilla ya está plantada.

"Vox tiene fuerza política, y si queda en una posición similar al PP, ¿quién dice que no les da por pedir el Ministerio de Justicia?"

¿En qué momento se plantó?

Durante la pandemia. ¿A cuántos jóvenes convencieron de que la culpa del covid era la manifestación del 8M? Hubo partidos de fútbol, ferias y mítines, pero fue lo único que se judicializó. TikTok multiplicó por 20 su audiencia.

¿Cómo revertir el fenómeno?

La esperanza está en nosotras. Hago un llamamiento urgente a no callarnos. Pienso en mujeres que ya no van a identificar la violencia.

¿Rosalía ayuda?

Hay dos canciones en el disco, 'La Perla' y 'Novia Robot', que más feministas no pueden ser.


Por Nuria Navarro
Fuente: El Periódico

noviembre 30, 2025

Madres que quieren cuidar sin culpa: ¿cómo podemos conseguir la conciliación real

Madres que quieren cuidar sin culpa: ¿cómo podemos conseguir la conciliación  real?

La corresponsabilidad y la igualdad de género se han convertido en objetivos centrales de las políticas familiares. Sin embargo, la experiencia real de las madres sigue mostrando una tensión profunda entre el ideal de igualdad y el deseo de cuidado.

En nuestro estudio con más de quinientas mujeres i-materna (aún sin publicar, pero cuyo resumen puede ver aquí), el 98,2 % afirma que continúa asumiendo la carga mental del hogar (planificar, anticipar, recordar, organizar), especialmente en lo relativo a los hijos. Este trabajo invisible sigue recayendo, casi siempre, sobre los hombros de las madres.

Casi la totalidad de las participantes (98 %) expresó su deseo de pasar más tiempo con sus hijos durante los primeros años de vida. Lejos de responder a una falta de ambición profesional, esta preferencia está vinculada a una realidad biológica y emocional ampliamente respaldada por la ciencia.

Las teorías del apego, desarrolladas por el psiquiatra John Bowlby y ampliadas por Mary Ainsworth, muestran que el contacto continuado con la figura principal de cuidado (en la mayoría de los casos, la madre) es fundamental para el desarrollo emocional y la seguridad del bebé.

UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan mantener la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida, un periodo que en España supera ampliamente las dieciséis semanas de permiso actual.
La paradoja de ejercer la maternidad plena

Esta distancia entre las recomendaciones científicas y las políticas públicas genera una paradoja: la maternidad se celebra simbólicamente, pero el tiempo para ejercerla plenamente se penaliza. Muchas madres acaban combinando vacaciones, días sueltos o reducciones de jornada para prolongar su presencia con el bebé, con el coste añadido de perder ingresos o estancarse profesionalmente.

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Al mismo tiempo, se enfrentan a un discurso social que insiste en la igualdad formal, pero no en la libertad real de elección.

El resultado es una crisis silenciosa de identidad. Tras años de formación y crecimiento profesional, muchas mujeres sienten que su valor social se desvanece si deciden priorizar el cuidado.

La maternidad, que debería vivirse como una etapa de conexión y crecimiento, se convierte para muchas en una fuente de culpa: por querer quedarse con su hijo, por reincorporarse pronto al trabajo o por no poder hacerlo todo a la vez.

Y mientras tanto, la carga mental persiste. Aunque los padres se involucren más que antes, la responsabilidad de pensar por la familia (recordar vacunas, citas médicas, horarios escolares, comidas, actividades…) sigue recayendo mayoritariamente en las madres.

Este esfuerzo invisible no se contabiliza ni en las estadísticas laborales ni en los indicadores de bienestar, pero tiene un coste emocional y cognitivo considerable. Un informe del Instituto de la Mujer (2023) de España señala que las mujeres dedican más del doble de tiempo que los hombres a la planificación doméstica y al acompañamiento emocional de los hijos.

Esta carga mental no solo agota, sino que limita el desarrollo personal y profesional, generando un malestar que no siempre se visibiliza. La psicología y sociología contemporánea, como describen Arlie Hochschild o Nancy Chodorow, han evidenciado cómo la gestión emocional y logística del hogar constituye un “segundo turno” que impide desconectar incluso fuera del trabajo.

Las madres viven en una atención constante, anticipando necesidades ajenas antes que las propias. Esta hiperresponsabilidad perpetúa una desigualdad menos visible, pero estructural.

La pregunta, entonces, no es si las madres deben trabajar o cuidar, sino por qué las políticas no permiten elegir sin culpa ni penalización. La igualdad no puede imponerse como un molde único. Debe reconocer la diversidad de deseos y circunstancias.

Para muchas mujeres, poder quedarse con su bebé unos meses más no es un retroceso, sino una decisión consciente, emocionalmente necesaria y socialmente valiosa. Sin embargo, el discurso público rara vez valida esa elección; la maternidad sigue asociándose a sacrificio, dependencia o falta de ambición.
3 cambios para conseguir la conciliación

La conciliación real exige tres cambios de enfoque fundamentales:

Reconocer la carga mental como parte del trabajo de cuidado, y repartirla de manera equitativa entre ambos progenitores, incluyendo su medición en indicadores de bienestar y políticas de salud mental.


Garantizar flexibilidad y libertad de elección, de modo que cada familia pueda decidir cómo organizar el tiempo de crianza sin sanciones económicas ni sociales. Esto incluye revisar los permisos parentales para que reflejen las recomendaciones científicas sobre desarrollo infantil y lactancia.


Revalorizar el cuidado como una contribución social esencial, no como una pausa en la productividad. Cuidar forma parte de la economía del bienestar y debería ser reconocido como tal por empresas y administraciones públicas.

Hablar de maternidad sin culpa es hablar de salud social. Si las políticas públicas no integran la dimensión afectiva del cuidado, seguirán midiendo la igualdad solo en términos de presencia laboral, ignorando la base emocional sobre la que se construye el bienestar infantil y familiar.

Como señala Bowlby, la calidad del vínculo temprano determina gran parte del desarrollo emocional posterior; y, sin tiempo ni apoyo, ese vínculo se resiente. Además, pensar en la maternidad desde la libertad beneficia también a los hombres.

La corresponsabilidad no consiste solo en que ellos “ayuden”, sino en redefinir el cuidado como un valor compartido y universal, que no reste identidad ni oportunidad a nadie. Solo cuando cuidar deje de ser un asunto femenino podremos hablar de igualdad real.

Cuidar no debería sentirse como una renuncia, sino como un derecho. Reconocerlo no resta igualdad, la fortalece, porque permite que hombres y mujeres elijan desde la libertad y no desde la culpa. Una sociedad que valora el cuidado no solo protege a las madres y a los bebés: se protege a sí misma.


Profesora Titular de Universidad del Area de Psicología Social, Universidad Rey Juan Carlos
Cláusula de Divulgación

Este artículo se deriva del proyecto I-MARTERNA, financiado por la Comunidad de Madrid y la Universidad Rey Juan Carlos en el marco del convenio para la promoción de la investigación y transferencia de tecnología 2023–2026 (Código: 2023/00423/017, Línea A: Doctores emergentes).

Fuente: The Conversation

noviembre 29, 2025

Italia aprobó una ley que tipifica el femicidio: la condena máxima es la cadena perpetua

La normativa obtuvo un amplio respaldo parlamentario. Coincide con el Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres. Refuerza sanciones y amplía la protección estatal.

Giorgia Meloni El texto, impulsado por el gobierno de Meloni, surge como respuesta a una serie de crímenes que conmocionaron al país (EFE/EFE)


El Parlamento de Italia aprobó este martes una ley histórica que incorpora el delito de femicidio en el Código Penal y establece la cadena perpetua como pena máxima para quienes asesinen a una mujer por odio, discriminación o actos de control, posesión o dominio por razón de género. La normativa también alcanza casos motivados por represalias ante la negativa a iniciar o continuar una relación afectiva.

La votación, que obtuvo 237 votos a favor, se desarrolló en la Cámara de Diputados el mismo día en que se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, establecido por la ONU.

El texto, impulsado por el gobierno de Giorgia Meloni, surge como respuesta a una serie de crímenes que conmocionaron al país. Entre ellos, el asesinato de la universitaria Giulia Cecchettin en 2023, que generó un fuerte reclamo social contra la violencia machista y un debate sobre sus raíces culturales.


Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (ISTAT), en 2024 se registraron 106 femicidios en Italia, de los cuales 62 fueron cometidos por parejas o exparejas. Para Meloni, la aprobación constituye “una señal de unidad” frente a una problemática de enorme gravedad.
Los cambios en la legislación y nuevas medidas de protección

La ley modifica el artículo 577 del Código Penal para definir el feminicidio como una categoría específica de homicidio y establece agravantes vinculadas al odio y a los actos de dominación. A la vez, destina mayores fondos para casas refugio, amplía la protección legal para huérfanos de femicidio y modifica los criterios de acceso a indemnizaciones estatales.

También incorpora una obligación institucional: el ministro de Justicia deberá presentarse cada año ante el Parlamento para evaluar la evolución de la violencia contra las mujeres en el país.

Italy's PM Meloni addresses Senate ahead of European Council (GIUSEPPE LAMI/EFE)

La iniciativa incluye además medidas contra otras formas de violencia de género, como el acoso y la pornografía de venganza, problemáticas que se expandieron en los últimos años. Desde el gobierno subrayan que, junto con el endurecimiento de penas, se duplicaron fondos para centros de atención, se promovió una línea de emergencia y se impulsaron programas educativos.

No obstante, organizaciones y referentes políticos insisten en que la “respuesta penal” es solo una parte del problema.

Un debate abierto: lo que sucede con la ESI en Italia

Aunque la oposición de centroizquierda votó a favor, advirtió sobre el sesgo punitivo de la norma. La líder del Partido Democrático, Elly Schlein, sostuvo que “la represión no es suficiente sin prevención, que solo puede comenzar en las aulas”, y remarcó que Italia es uno de los siete países de Europa donde la educación sexual y afectiva no es obligatoria.

Su planteo se intensificó ante la propuesta del gobierno de prohibir estos contenidos en la primaria y exigir consentimiento explícito de las familias para impartirlos en secundaria.

La coalición gobernante defiende este enfoque como un modo de proteger a los menores del “activismo ideológico”, mientras que distintos sectores sociales y académicos lo consideran un retroceso que impide trabajar sobre la raíz de la violencia. Activistas y legisladores opositores calificaron la propuesta como “medieval”, al señalar que desvincula la política educativa de la lucha estructural contra la violencia de género.

Fuente: Página/12

noviembre 28, 2025

La resistencia a los estereotipos y mandatos sociales es un aspecto clave del activismo

La resistencia a los estereotipos y mandatos sociales es un aspecto clave  del activismo - Tribuna Feminista

La lucha contra la exclusión debida al incumplimiento de los estereotipos patriarcales es agotadora. La adhesión al positivismo del colectivo con discapacidad como coartada para integrarse en un grupo es comprensible, pero tal actitud en esas dinámicas afecta negativamente a nuestras vidas. Rechazar el positivismo puede ser una forma de resistencia. No siempre es posible o saludable adoptar una actitud positiva ante situaciones de discriminación o exclusión. A veces, el reconocimiento del dolor y la lucha es esencial para poder avanzar y encontrar nuestro camino.

Es importante encontrar espacios donde nos sintamos validadas y comprendidas. A veces, el apoyo puede venir de comunidades que comparten experiencias similares.

La lucha contra las normas patriarcales y la discriminación es una tarea onerosa no exenta de escollos, especialmente cuando se trata de desbaratar estereotipos arraigados en la sociedad y que se inculcan desde la cuna.

El positivismo, aunque puede ofrecer un sentido de pertenencia, no siempre es la respuesta. Aceptar el dolor y la lucha es vital tanto a nivel individual como también para la formación de un movimiento más fuerte y consciente de las distintas realidades de sus integrantes.

Descubrir espacios de apoyo que reconozcan y acepten nuestras experiencias puede suponer nuestra salvación. Ya sea en grupos de discusión, redes sociales o comunidades activistas, la conexión puede ser el motor del cambio. La lucha es tanto personal como colectiva. Claro, el tema de la discapacidad y la forma en que se cruza con el sexismo, roles sociales y expectativas culturales entraña una gran complejidad. La sociedad tiende a imponer normas que pueden ser excluyentes, y muchas veces, quienes no se ajustan a esos moldes enfrentan discriminación y marginación.

Lo personal es político también en esos casos. Nuestras experiencias y luchas no son solo individuales, sino que reflejan patrones más amplios de opresión. Al no seguir los roles patriarcales y no conformarnos con lo que se espera de una mujer «normativa», desafiamos esas estructuras de poder.

Dichas dinámicas de poder sitas en la intersección entre discapacidad y sexismo son complejas. Aquí ponemos algunas:

1. Desigualdad por haber nacido mujeres. Las mujeres con discapacidad nos enfrentamos a opresión por haber nacido mujeres, pero no solo somos oprimidas por nuestro sexo , también enfrentamos el estigma de la discapacidad.

2.Estereotipos patriarcales: Los estereotipos tradicionales sitúan a las mujeres en una posición de subalternas respecto a los varones. Si añadimos la discapacidad con su estigma a la ecuación, acabamos siendo percibidas como eternos objetos de cuidado, colaborando en la cronificación del rol sexista en lugar de como agentes activas de su vida .

3. Acceso a recursos Las mujeres con discapacidad a menudo tenemos un acceso limitado a recursos como educación, atención médica y empleo. Esto se agrava por la falta de políticas inclusivas que aborden nuestras necesidades específicas.

4. Violencia y abuso: Las mujeres con discapacidad somos más propensas a ser víctimas de violencia y abuso, tanto físico como emocional. La intersección entre discapacidad y sexo nos hace más vulnerables y facilita la violencia al contar con nuestras defensas mermadas, tenemos más difícil defendernos lo que conlleva que las instituciones den a menos crédito a nuestras denuncias.

5. La falta de representación de mujeres con discapacidad en espacios de toma de decisiones perpetúa nuestra exclusión. Sin una voz en la creación de políticas y programas, nuestras necesidades y experiencias a menudo quedan sin ser contempladas.

Estas dinámicas revelan cómo las estructuras de poder están interrelacionadas y cómo es esencial abordar la discriminación de manera holística para lograr un La resistencia a los estereotipos y mandatos sociales es un aspecto clave del activismo, y es cierto que las mujeres con discapacidad enfrentan desafíos únicos en este contexto. La deconstrucción de prejuicios como el capacitismo requiere un esfuerzo colectivo y constante, ya que está profundamente arraigado en la sociedad. La idea de «normalidad» como un constructo social impuesto es un punto importante. Poner en cuestión estos estándares y reconocer la variedad en todas sus formas es vital para avanzar hacia una sociedad más equitativa donde quepamos todas.

Licenciada en Geografía e Historia por la UAM, feminista y activista por los derechos de las personas con discapacidad
Fuente: Tribuna Feminista

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in