Abuelas de Plaza de Mayo: Bendita sea la búsqueda de la identidad
Tal vez no es posible describir el sentir de quien recupera la identidad arrebatada. Quizás también sea imposible explicar la valentía de haber iniciado una búsqueda sin tregua por la restitución de identidad. Es la necesidad del encuentro y de mirar, buscando en el otro un rasgo, un gesto o cualquier pista que revele la última pieza de un juego de rompecabezas que pide ser completado.
El martes 5 de agosto se demostró que ante la perseverancia no hay imposibles. Ese día Estela de Carloto, una de las fundadoras de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo y su actual presidenta, recibió la noticia de que habían recuperado al nieto 114 y que ese nieto era el suyo. La pieza encajó y ahora Estela consiguió terminar su rompecabezas.
Pasaron 37 años desde que la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo inició la lucha por la restitución de niñas y niños robados durante la última dictadura militar en Argentina, que se extendió entre 1976 y 1983. En ese período se llevó a cabo, por parte de las fuerza militares, un plan sistemático y preconcebido de desaparición de personas, y a la vez de secuestros de menores y de mujeres embarazadas.
También se pudo comprobar el funcionamiento de maternidades clandestinas y la existencia de listas de familias de militares que esperaban los nacimientos en esos centros clandestinos, para luego apropiarse del recién nacido.
Luego, las niñas y niños robados como "botín de guerra" fueron inscritos como hijos propios por los miembros de las fuerzas de represión, dejados en cualquier lugar, vendidos o abandonados en institutos como seres sin nombre N.N. "De esa manera los hicieron desaparecer, al anular su identidad", remarca la web de Abuelas.
Hace unos años, Estela de Carlotto contaba a SEMlac cómo fueron los inicios de esa lucha por la restitución de la identidad en plena dictadura militar.
"Un día nos unimos a las Madres que ya estaban caminando por la Plaza de Mayo. Ellas buscaban a sus hijos y nosotras, a nuestros nietos. Era una lucha solitaria y dolorosa que buscaba a dos generaciones. En aquellos tiempos escuchábamos que nos decían: dejen de mirar para atrás, sus nietos seguramente están bien. Tuvimos que escuchar argumentos muy superfluos.
"Fuimos creciendo y luego cada nieto que aparecía nos hacía comprobar que nuestra lucha debía seguir, que ellos estaban en algún lugar". No se equivocó, su nieto estaba en algún lugar, tuvo dudas de su identidad y salió a buscarla.
Guido hoy tiene 36 años y se presentó espontáneamente a pedir un estudio de ADN. "Él me buscó. Se cumplió lo que decíamos las abuelas: ellos nos van a buscar como nosotras los estamos buscando. Quiero decir gracias a todos, gracias a Dios, gracias a la vida. Porque lo que yo quería era no morirme sin abrazarlo y pronto lo voy a poder abrazar", expresó Estela en una conferencia de prensa.
Laura, hija de Estela de Carlotto y madre de Guido, fue asesinada en agosto de 1977. Dos meses antes había dado a luz a su hijo.
Estela tiene siempre una sonrisa involuntaria y con esa misma sonrisa expresó lo que quizás su hija le estaría diciendo ahora, que recuperó a Guido: "Mamá ganaste!"
En Argentina la palabra desaparecer se grafica, primero, como un hueco profundo con gritos de tormentos; luego -con el tiempo- se expresa en una ausencia cotidiana que se confunde con la resignación y el aguardo. Pero ahora, en la vida de la familia Carlotto, "la silla vacía la ocupará él, los portarretratos vacíos tendrán sus imágenes. Encajó en su lugar esa pieza que él no entendía, porque no cerraba, porque era otra persona", razonó Estela.
"A las otras abuelas -continuó la presidenta de Abuelas- les digo que los nietos están; más cerca o más lejos, pero están; y los vamos a seguir buscando".
Abuelas de Plaza de Mayo han restituido ya 114 nietos y nietas. Poseen un Banco de Datos Genéticos creado por la Ley Nacional Nº 23.511, donde figuran los mapas genéticos de todas las familias que tienen niñas y niños desaparecidos.
La restitución de Guido fue celebrada por la mayoría de la sociedad argentina como propia de cada familia. Es que Estela de Carlotto se instaló como emblema de la lucha por la identidad.
"Cada vez que aparece un nieto, se nos pone la piel de gallina. Se trata de una lucha colectiva, cada nieto recuperado es un hermano de todos los nietos", comenta Iván Fina a SEMlac.
Fina es responsable de la Asociación Abuelas de la ciudad de Rosario (a 300 km de Capital Federal), es hijo de Víctor Hugo Fina e Isabel Carlucci, ambos víctimas del terrorismo de Estado.
Isabel estaba embarazada de seis meses cuando fue secuestrada, por lo cual Iván Fina inició la búsqueda de su hermano o hermana nacida en cautiverio.
Sobre la restitución de Guido, Iván Fina refiere: "es que esta vez tiene un ingrediente extra, ya que se trata de Estela, que es una referente nacional, es la cara visible de Abuelas".
Luego de 72 horas de haberse conocido la noticia sobre el hallazgo del nieto de Estela, en la sede central de Abuelas en Buenos Aires se organizó una conferencia de prensa con ella y Guido juntos.
"Espero que esta situación que me pasó a mí sirva para esta búsqueda. Esta restitución no deja de ser un símbolo. Esto es una pequeña victoria en una gran derrota", expresó Guido. También aclaró que decidió seguir llamándose Ignacio, como se llamó hasta conocer su verdadera identidad.
La memoria, la verdad y la justicia han pujado siempre por manifestarse y así es como en los tiempos de la dictadura aparecían los cadáveres de cuerpos arrojados en vuelos de la muerte en el mar o en un río, como si intentaran trasmitir que sus muertes tenían que ser testimonio de esta historia.
Con la restitución de la identidad de cada nieto y nieta se renuevan las esperanzas. Ahora también los nietos y las nietas son quienes las están buscando. Y se unirán finalmente como piezas imantadas de un puzzle, porque al final la memoria, la vedad y la justicia son posibles.
Por Norma Loto
Fuente: Semlac