Anita Tijoux: “Para mí el arte es tomar posición”
Previo al lanzamiento de su último disco, ahondamos en la visión crítica de la destacada MC nacional Anita Tijoux. Acá el cercano diálogo que tuvo con El Desconcierto, donde adelanta el trabajo que está realizando con Malaimagen.
Lanzas tu disco “Vengo”, el que has descrito como uno donde recurriste a los sonidos latinoamericanos, algo que resulta novedoso dentro del género del rap, ¿sientes que era un tema pendiente para ti?
La inquietud de mezclar con música latinoamericana venía desde hace mucho tiempo, desde el 77 (1977). De hecho me había pegado un viaje a Perú, me había comprado varios vinilos con la idea de samplear en esa época, y no se llegó a puerto. La inquietud venía cocinándose. Soy de procesos bastante lentos, de entender el porqué, de dónde viene. Por los viajes que he hecho al norte de Estados Unidos, me he replanteado enormemente quién soy dentro de una escena mundial. Qué raro que uno tenga que viajar pa’ afuera pa’ mirar pa’ adentro el tema identitario.
Yo hago rap desde niña, es lo me gusta, me llena y es la música que me apasiona. Es lo que me formó también en términos de educación musical, y al ir tanto para el norte me empezó un cuestionamiento, y lo digo con mucho respeto, pero esto no lo hemos inventado nosotros. O sea, es un lenguaje muy de ellos la forma en que se estructura. Lo que se samplea, no la rima porque yo creo que es totalmente universal, viene también del folclor. No tiene una sola tierra. Pero sí la plataforma musical que apoya la rima.
“Me vino entonces el cuestionamiento. Yo hago rap, es lo que me gusta pero cómo sería mezclar con música de acá, porque el borrón musical ha sido tan violento que también uno está en una limpieza y autodescolonización de manera muy lenta también”
Tuve la suerte de tomar unas clases muy cortas pero que fueron súper fructíferas con un guitarrista que se llama Tuki, que en medio de sus clases hace algo bastante sencillo. Toma un charango y se pone tocar. Yo en medio de este proceso, me emociono y me voy un poco a la cresta, y me emociono más, y le digo ‘no entiendo por qué me emociono tanto’.
Porque algo tocó en ti.
Claro. En el fondo hay cierta instrumentación como la quena, los quenachos, el cajón peruano, la gaita colombiana, etc. es música que escuchaban nuestros abuelos, era música de nuestros antepasados. Por más que uno sea de cualquier género música, te toca una fibra, cachai. Pensaba que tengo amigos metaleros que son fanáticos de Víctor Jara. ¿Por qué un ser como él logra reunir todos los estilos de música?
Me vino entonces el cuestionamiento. Yo hago rap, es lo que me gusta pero cómo sería mezclar con música de acá, porque el borrón musical ha sido tan violento que también uno está en una limpieza y autodescolonización de manera muy lenta también.
Hay un abanico musical tan amplio, que cuando se hizo el “Vengo”, le decía a Andrés Celis, productor del disco, ‘mira negro, qué pasa si hacemos un laboratorio, cómo sería mezclar ambos mundos’. No se trataba de que cantara una quena no más, sino de producir un tema en la cual hubiera una simbiosis, un diálogo perfecto entre la letra y la música, también con nuestro lenguaje y nuestra interpretación de esta música, cachai. A él le hizo mucho sentido también y estoy segura que interpretó de la mejor manera este laboratorio, que igual siento que es un proyecto a muy largo plazo.
¿Sigue para el futuro?
Para mí sí, porque hay muchas más cosas en el tintero, hay mucho qué explorar. Hay muchos ritmos sincopados y me he cuestionado cómo rapear sobre este tipo, o sobre ritmos que no son cuadrados y se van moviendo. Por ahí viene, es una inquietud añeja, antigua.
En los temas abordaste una serie de grandes temas, entre ellos el feminismo con la canción “Antipatriarca”, ¿cuál es tu visión del feminismo y del momento actual que vive en chile?
Como casi todas las mujeres también vengo de una educación súper machista, por más que tú vengas de una familia que intenta incorporar ciertos valores éticos. No tengo recuerdo que me hayan regalado una plancha o un coche pa’ guagua cuando chica, cosa que yo agradezco porque lo veo ahora con mi hija. La estructura de juguetes para hombre versus mujer es súper violenta.
Venimos todos de una educación machista, por más que uno tenga un gran discurso sobre la emancipación de la mujer. Es bastante recurrente, en circuitos de amigos cercanos, incluso en circuitos pensantes, que cuando una mina es emancipada y soltera, y decide ser sola o ser libre, para muchos es puta. Y esa cuestión está súper incorporada en un ADN incluso pensante. El machismo está intrínseco en la epidermis social. Yo también, bajo esa perspectiva, creo que he sido súper machista, pero de ignorancia. Yo consideraba al feminismo súper machista antes.
¿Los igualabas?
Sí, totalmente. Y fue un balde de agua fría leer a Gabriela Mistral, decirme ‘qué pelotuda más pelotuda puedo ser’. También cuestionarme y replantearme mi posición como mujer frente a mi género, como uno de resistencia también, y de no repetir ciertos patrones educativos con mi hijo. El “Antipatriarca” nace de esa tremenda ignorancia que tuve, de embalarme y ver documentales de la Simone de Beauvoir y decir ‘puta la mina bacán’, y alucinar con ciertas mujeres con un tremendo discurso feminista.
También tuve la suerte de leer un manifiesto muy lindo de mujeres de Villas Miseria en Argentina, del Movimiento Por la Dignidad (MPD), que es muy duro, bastante sencillo pero que dice ‘Tú no me vas a maltratar, tú no me vas a pegar, yo no lo voy a permitir, yo estoy en pie’ y la letra salió así. Fue muy influenciado por este manifiesto.
Dedicaste dos temas a tus hijos. “Los peces gordos no pueden volar” y “Emilia”, a tu hija que nació hace poco más de un año. ¿Cómo fue volcar tu visión de la crianza y la maternidad?
Uno puede tener una construcción de su nombre, cachai. Lamentablemente cuando uno es un poquito más conocido todos creen que tenemos la verdad absoluta sobre algo, y uno se transforma en iglesia sin querer transformarse en iglesia. A la falta de referentes, todos buscan el suyo. Y en verdad uno está lleno de preguntas, y ellas se establecen mucho en la casa. Yo me cuestiono mucho como mamá, hasta qué punto uno le puede enseñar a tu hijo a resistir ciertas cosas que para él le parecen absurdas. En el colegio todos tienen un celular, y no él por ejemplo. Cómo le explico que eso es violento, que uno está más conectado pero desconectado con el resto, si el sistema o el patrón están construidos de esa forma.
El tema nació porque como mamá, a mi hijo trataba de hacerlo reflexionar, que es proceso lento, un tejido o trabajo de abeja, porque eres tú contra el mundo. El mundo está loco, súper loco. Está todo construido de manera esquizofrénica, cachai. Todas las construcciones de malls, de edificios, de exitismo, de autos súper grandes, de gente cada vez más imbécil. La construcción social es absurda. Y cómo le explico eso a mi hijo.
Lo convencidos ya están convencidos, cachai. Creo que la única herramienta de resistencia que se tiene son los niños, de darles alguna herramienta para que se puedan mover el día de mañana.
Hace poco viajamos a Estados Unidos con él y está la cagada en Tejas, porque muchos migras están cruzando solos la frontera y son muchos niños guatemaltecos. Y nos tocó ver las noticias, y dijo ‘qué onda esos niños que cruzan solos’. La mitad se mueren. Los que logran llegar, están los fachos que se manifiestan en contra de los migras, y más encima la ley dice que ellos tienen derecho a estar 45 días por casa de acogida, y se van turnando. Hay casos de violaciones, abusos y maltratos. Entonces mi hijo, con ojos de niño, me decía ‘cómo alguien puede mandar a sus niños solos a cruzar la frontera’, y yo le hablaba de la desesperación. La segunda lectura era ‘cómo alguien se puede manifestar en contra de un niño’, y le decía de la locura. Y ‘cómo un niño se va a arraigar en una familia por 45 días’.
Cuando están todas esas preguntas frente a esa locura, que son situaciones de la vida cotidiana, dije voy a hacer un tema que sea súper simple, que lo pueda entender mi hijo, que lo entienda el hijo de mi amiga, y olvidémonos de esta hipérbole académica y compleja en las letras. En verdad yo le quiero cantar a él. Los convencidos ya están convencidos, cachai. Creo que la única herramienta de resistencia que se tiene son los niños, de darles alguna herramienta para que se puedan mover el día de mañana. Y en verdad porque también creo que al final como mamá lo que pueda decir suena súper fome, pero en canción el mensaje pasa más, por lo menos con mi hijo es así.
Otro tema que incluso tú misma has destacado en los últimos días es “Somos Sur”, donde colaboró la rapera palestina Shadia Mansour. En medio de la tragedia que significa la incursión del Ejército Israelí en Gaza, ¿Cómo sientes que fue haber realizado esta canción con ella y que tiene una postura clara que es la liberación de Palestina?
Los artistas que a mí me gustan, de cualquier rama del arte, son los que toman posición. Nos han enseñado tremendamente el tener miedo a tomar una posición. Que vas a perder público, que se te van a cerrar las puertas, que no te van a ir a ver, que te van a tirar mierda. Pero yo no puedo asociar un artista o un creador sin que tome posición, si el arte es tomar posición. Por eso la gente que no toma posición a mí me parece como Suiza, como esos países que quedan siempre en nada. Esa violencia de la neutralidad, es como la violencia de la democracia.
Con el tema de Palestina, por un tema familiar, siempre había tenido cercanía. Con la Shadia fue muy sencillo, teníamos amigos comunes, le escribí un mail muy fan. Le dije ‘loca, me encanta tu trabajo, me encantaría hacer este trabajo contigo’. Le mandé dos propuestas de canciones, que eran “Oro Negro” y “Somos Sur”, le gustaban los dos pero finalmente hicimos el segundo. Y ella también estaba muy conectada con Chile de alguna manera, porque me contaba que en Palestina, Víctor Jara es muy importante, y ella tenía muchas ganas de venir a la tierra de Víctor Jara. Se sabía canciones de memoria sin hablar español. Entonces la conversación se transformó en una cosa en extremo emotiva.
Hicimos el tema a distancia hablando un inglés paupérrimo. Se hizo y después se trajo a la Shadia para el video. Ella es como esa gente que no es una colega, no es una colaboración. Es mi hermana. Estuvo una semana en Chile, fuimos al sur, hicimos una visita a la Villa Grimaldi. Mi viejo le hizo un recorrido y fue muy emotivo porque mi viejo se emocionó con ella, y le dice ‘No hay nada más violento que la paz’, y ella le responde ‘Es que yo tengo una canción en contra de la Paz’. Y ahí fue una conexión inmediata.
Entonces había muchas conexiones, porque Shadia nació en Londres y nos contábamos las historias de adolescentes, ella volvió a Palestina, yo volví acá, ella es hija de palestinos cristianos, entonces había cosas que nos cruzaban y entrecruzaban. Y claro, es muy loco haber hecho el tema, cuando el tema palestino viene hace un montón de años y que ahora sea como una olla a presión… (breve silencio) qué se puede decir de esa hueá.
Te deja sin palabras.
Es que no hay palabras yo creo. En un minuto miraba las fotos, los videos y me fui a la cresta, y ya no pude ver más. Porque más encima qué hacís tú, de tu facebook publicai, hací una canción, podí hablar con Fermín Murguruza (documentalista vasco) para hacer un documental, alguna hueá. Pero loco, esto es un monstruo gigante. Entonces unamos fuerzas y hagamos una marcha, un boicot (a los productos israelíes) pero los locos siguen masacrando niños. Y no hay ningún pudor en eso. Como una máquina moledora de carne, una demoledora de humanidad absoluta y permanente.
Y también se suma toda la gente que les tira toda la mierda a los judíos y no son todos los judíos. Miraba unas fotos muy buenas de unos judíos anarquistas que se pusieron en la Franja con banderas. Obviamente los sacaron al tiro. Entonces tampoco hay que mezclar a todos los judíos… No nos olvidemos que Carlitos Marx era judío.
En tu carrera como solista has transitado un camino que ya te tiene posicionada a nivel mundial…
Ooh, qué importante me siento (risas)
De hecho hace poco recibiste un disco de oro en Italia, y desde el 2011 te has mostrada muy cercana las demandas del denominado movimiento social, como sucedió con “Shock”. ¿Cómo concibes tu rol de artista en los procesos de cambio que vive la sociedad?
Me siento parte de mucho antes. Asumo que como uno es humano, uno se adormece también y también se cae en los laureles, uno pelea con el propio ego, y me da la impresión que hubo un par de años que no sé dónde estaba metida.
Cuando se hace Shock, nació de una necesidad obviamente. Jamás pensamos que iba a pasar lo que pasó. Bacán que el tema se haya difundido. A mí lo que más me gusta es que haya miles de interpretaciones de la canción de un montón de niños. Pero lo que también más me gusta es que las marchas estudiantiles y los movimientos sociales como tal, hasta la palabra se ha instaurado. Es interesante el hecho de ver un cuestionamiento general. Algo que estaba totalmente adormecido, sobre todo mi generación. Tengo 37 años y a mi generación la encuentro bastante pasiva.
Está muy interesante ver esta generación desvestida del miedo que tuvo la mía. Y creo que fue una re enseñanza a caminar sin miedo. Me refiero sobre todo a los estudiantes secundarios. Han mostrado una valentía de pie y una clase magistral de resistencia y de claridad hacia dónde caminar. Y de ser puntudo. Está bien ser puntudo y no tener ese miedo. La dictadura dejó toda esta secuela, ese que era un ‘shhh, podís perder la pega’, ‘loco, te vai al chancho y erís súper resentido’. No están ni ahí los cabros. Y creo que nos están re enseñando a nosotros y me siento parte de esa generación que quiere re enseñar en base a ellos también.
Por eso el video eran ellos, no yo. Porque los miraba y decía ‘se pasaron, cabros de mierda’. De verdad, era escuchar niñas del Carmela Carvajal, o del Amunátegui, cabros hablando con una legitimidad loco, que yo me sentía como la ignorante más boba del planeta. En qué mierda estaba metida yo a esa edad cachai. Eso ha sido lo más bonito para mí, sentirme completamente inspirada por esta nueva generación, y que creo que ha inspirado a mucha gente, incluso para fuera de Chile. Ha sido como un láser de energía para muchas partes.
En “Todo lo sólido se desvanece en el aire”, otro de tus temas del último disco, hablas directamente de la abolición de las clases sociales, precepto de la teoría marxista por excelencia. De hecho, la frase es parte de una traducción específica del Manifiesto Comunista. ¿Te consideras dentro de esa línea teórica?
Yo soy una ignorante. Cuando escucho hablar amigos con tremenda formación política, me siento una pelotuda porque pa’ mi me hablan en álgebra. Yo necesito subtítulos. Cuando la cosa se pone muy académica y políticamente alta, me pierdo un poco. Pero hay cosas que sí me conmueven y me siento parte.
Y sí me siento totalmente anticapitalista, no tengo ningún pudor alguno de decirlo. Me da mucha pena porque al final los movimientos de izquierda están tan divididos, que digo cómo no vamos a encontrar un punto en común hermano. No soy de ningún partido, y no es porque no tome posición, sino que no hay ninguno que me identifique todavía lo suficiente. Pero sí veo mucha luz, y destellos de energía y humanidad en centros comunitarios. Donde hay capacidad de resistencia en los bingos familiares, en los huertos comunitarios.
En lo local.
Sí, en los talleres poblacionales, etc. Cuando veo a esa gente digo ‘loco, no estamos tan mal’. Porque a pesar de la vorágine general, igual veís un acercamiento de la señora de la población, que no tiene idea de quién erí, y eso es lo más bacán, porque no hay una sobre construcción del nombre. Hay un tú a tú.
Te pone los pies sobre la tierra.
Pero obvio. ‘Mijita, ¿no sabe plantar una papa? Pero cómo’. Entonces erís un tonto, cómo no tenís ni idea.
Si tú me preguntas por mi línea, me siento anticapitalista. Ahora, tengo muchos conflictos con todas las verdades absolutas en general. No soy creyente, entonces cualquier referente muy grande a mí me hace ruido siempre. Cualquier sobre construcción de una persona con grandes discursos revolucionarios, me hace ruido.
Este caudillismo de la izquierda, ¿te asusta?
“Si tú me preguntas por mi línea, me siento anticapitalista. Ahora, tengo muchos conflictos con todas las verdades absolutas en general. No soy creyente, entonces cualquier referente muy grande a mí me hace ruido siempre”
Sí, a mí esas cosas de la verdades absolutas me asustan, sobre todo porque todos son dueños de la verdad, y hay tantas verdades como puntos de vista. Hay cosas que son claves pero los caudillismos me dan miedo porque el poder corrompe, tiene que rotar, es una cadena alimenticia permanente.
La construcción del tema era lo mismo, que mi hijo lo pudiera entender, sin ninguna pretensión académica política de alto nivel, ni de alto impacto. Creo que dentro de los músicos que hacen música para músicos, están los grandes pensadores que hacen grandes pensamientos pero solamente para grandes pensadores, cachai.
El video lo estamos haciendo con Malaimagen, es primera vez que lo cuento y se lo cuento a ustedes porque, cualquier bueno acá po… Con el Guillermo hemos estado escribiendo el guión juntos, y está saliendo una cosa mortal, muy bacán. Vamos a hacer un lanzamiento con una exposición de sus dibujos, con un vino de honor muy sencillo. Para mí es muy nuevo trabajar con un artista gráfico que admiro, y él nunca había hecho animación de un video. Escuchábamos la canción y le preguntaba cómo te lo imaginai. ‘Me imagino un gusano’. ¡Sí, un gusano! Lo dibujamos ahí, han sido cosas muy sencillas y con visiones bastante similar. Eso va a estar muy bacán.
Genial, ¿eso para cuando?
Para octubre yo creo. Igual el proceso de animación es bastante lento, son cuadro por cuadro, y él trabaja con una productora que lo está apoyando. Yo no me manejo nada en esa plataforma, pero a él lo apoyan bastante.
- Este viernes 8 de agosto a las 21:00 horas Anita Tijoux lanza su disco “Vengo” en la Cúpula del Parque O’Higgins. Más información acá.
Fuente: El desconcierto