Tamara Tenenbaum “El feminismo no puede olvidarse del dinero ni del trabajo”
Durante su visita a Perú, la filósofa y escritora argentina reflexiona sobre los límites del feminismo simbólico, la desigualdad estructural que enfrentan las mujeres en América Latina y la importancia de pensar la autonomía desde lo material

Tamara Tenenbaum, filósofa y escritora argentina. Foto: Ivan Giménez
Hablar de literatura de mujeres sin hablar de dinero y espacio es, para Tamara Tenenbaum, una evasión del problema real. En su más reciente ensayo, Un millón de cuartos propios, la autora argentina parte de Virginia Woolf para pensar los desafíos actuales de las mujeres que habitan un mundo precarizado y de privilegios. “El feminismo necesita volver al eje de lo material: al trabajo, al alquiler, a la comida. A lo cotidiano”, sostiene. Y lo dice con convicción, consciente de que sin autonomía económica no hay verdadera libertad.
Filósofa, narradora, guionista y dramaturga, Tamara Tenenbaum se consolidó como una de las voces más lúcidas del pensamiento feminista en América Latina. En su más reciente ensayo, Un millón de cuartos propios —ganador del Primer Premio de Ensayo de la editorial Paidós—, actualiza el legado de Virginia Woolf para pensar en los retos de la autonomía femenina hoy.
Durante su paso por Lima, en entrevista con Infobae Perú, Tenenbaum señaló que el punto de partida de su nuevo libro es profundamente materialista: “Me pidieron que hable de literatura de mujeres, y lo único que hay para decir sobre literatura de mujeres es esto que voy a decir sobre el dinero y el espacio. Esa es la tesis del libro”, afirmó. En su opinión, en el feminismo más visible o mainstream, a menudo se pierde el foco en las condiciones concretas de vida.
“Ningún libro y ninguna teoría va a resolver los problemas estructurales de nuestras economías. Pero sí podemos volver a centrar el debate en lo material. En el trabajo, el dinero, la comida, el día a día”, añadió.
Desde esa premisa, su ensayo busca ser un insumo para pensar un feminismo con anclaje en lo económico y lo cotidiano. Un feminismo que dialogue con otras luchas sociales y que no se desentienda de las necesidades básicas para una vida digna.
Redes feministas
En América Latina, donde los derechos conquistados por las mujeres enfrentan retrocesos constantes —como la criminalización del aborto o la falta de garantías laborales—, las redes de apoyo feministas han sido clave. Sin embargo, Tenenbaum es crítica respecto a sus límites.
“Yo creo mucho en las redes de apoyo feminista para un montón de cosas. Creo que siempre son paliativos. No creo que las crisis de precariedad y de materialidad se resuelvan con redes de apoyo. Nuestros países necesitan transformaciones económicas urgentes, y no se le puede pedir a ninguna red feminista que las organice”.
En su opinión, las redes pueden ofrecer alivio temporal y soporte emocional, pero no reemplazan la necesidad de políticas públicas que aseguren empleo digno, acceso a vivienda, salud y educación.
Vínculos sexoafectivos en tiempos digitales
Otro de los temas que aborda Un millón de cuartos propios es cómo las mujeres se vinculan afectivamente en el contexto actual, marcado por la hiperconectividad y el uso de aplicaciones de citas. Para Tenenbaum, el debate no pasa por demonizar las plataformas, sino por cuestionar cómo se construye la subjetividad femenina.
“Las plataformas no son muy distintas de conocer a alguien en un bar. El problema nunca es la plataforma. El problema es la subjetividad femenina y lo que pasa con eso”, explica. “Que te desarme completamente que un tipo que no viste nunca en tu vida te conteste o no te conteste un mensaje... es ridículo. No lo conocés. No cumple ningún rol en tu vida”.
La escritora señala que las mujeres han sido educadas en el cuidado y la atención hacia el otro, y eso las lleva a involucrarse emocionalmente con vínculos que no tienen solidez. “Estamos muy educadas en cuidar, en prestar atención. Y entonces le prestamos atención a cualquiera”.
El impacto emocional de esta exposición permanente no es menor. “Hoy hablás en una semana con más gente que la que tu abuela hablaba en seis meses. No estamos quizás preparados para eso. Es un cambio cultural muy grande. Evolutivamente, puede que no estemos cableadas para lidiar con tanta gente”, reflexiona.
Amor, deseo y autocuidado
Para Tenenbaum, encontrar el amor nunca ha sido fácil. Lo que ha cambiado es la cantidad de vínculos efímeros a los que hoy nos exponemos. “En el medio vas a salir con 15 personas con las que no vas a tener un vínculo fuerte. Antes, si no encontrabas el amor, no salías con nadie. Hoy te exponés mucho más, y hay que calibrar esa exposición. O decidir retirarse”.
En ese sentido, reivindica el derecho a desconectarse, a salirse de la lógica del mercado afectivo, si así lo deciden. “Hay mujeres que dicen: ‘Necesito desintoxicarme’. Está bien. No hace falta estar todo el tiempo en la vidriera. Cuando una está pasada de rosca, lo mejor es retirarse de la cancha por un rato”, afirma.
Feminismo interseccional: no todo es para todas
Uno de los pasajes más potentes de la conversación ocurre cuando se le pregunta cómo construir un feminismo que sea plural y que incluya las voces de mujeres indígenas, afrodescendientes, amazónicas, rurales, urbanas.
“La interseccionalidad también es entender que no todo se trata de hablarles a todas”, responde.
“Muchas cosas de las que la gente habla todo el tiempo —las aplicaciones de citas, por ejemplo— tienen sentido en contextos urbanos. No aplican igual para mujeres que viven en comunidades indígenas. Y ellas no tienen por qué interesarse en eso, así como vos no tenés por qué interesarte en cómo se reparten las tareas en una comunidad amazónica. Eso no es una ceguera”, precisa.
Para Tenenbaum, asumir esa diversidad no es una renuncia, sino una forma honesta de reconocer que las mujeres no son un grupo homogéneo.
“Las mujeres no son una clase. Lo más probable es que una mujer millonaria no tenga nada en común con una mujer pobre. Ningún problema parecido. Ninguno. ¿Entonces qué sentido tiene pretender que compartimos una agenda común todo el tiempo? El feminismo es mucho más que hablarles a las mujeres”.
Por Olenka Pizarro
Fuente: Infobae