agosto 14, 2025

Exigen feministas abolicionistas sean incluidas sus propuestas en XVI Conferencia Regional de la Mujer desde Foro Alterno

"No existen víctimas más importantes que otras, existen agresores más poderosos que otros": Yndira Sandoval. "La prostitución no es un trabajo, es una forma extrema de violencia"




En un evento que reunió a más de 30 organizaciones feministas de México y otros países de la región, se celebró en la Cámara de Diputados el Foro Alterno Feminista, un espacio creado para dar voz a las posturas de mujeres que, en su mayoría, no pudieron acceder a la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe organizada por la CEPAL.

El foro, impulsado por activistas y feministas, se erigió como un contrapunto crítico a la agenda oficial, destacando la importancia de colocar a las mujeres y su problemática como eje central del feminismo. A pesar de las dificultades y presiones, la convocatoria logró reunir a 138 mujeres de manera presencial y 170 de forma virtual, provenientes de países como Brasil, Argentina, Colombia, España, Costa Rica, Guatemala, Ecuador, Chile y El Salvador.

Desde el inicio, Alma Margarita Oseguera, una de las organizadoras, destacó la importancia de este espacio para “conjuntar nuestros esfuerzos para la defensa del sujeto histórico del feminismo que somos las mujeres”. Oseguera agradeció el apoyo de la diputada Magdalena Núñez Monreal, quien facilitó la realización del foro a pesar de las “grandes presiones”, subrayando el valor de la unidad feminista ante la adversidad.

Yndira Sandoval: «No existen víctimas más importantes que otras, existen agresores más poderosos que otros»

Una de las voces más contundentes fue la de Yndira Sandoval, de la organización Las Constituyentes Mx. Con su ponencia titulada «No existen víctimas más importantes que otras. Existen agresores más poderosos que otros», Sandoval hizo un llamado a la acción y a la defensa del feminismo abolicionista. Criticó la inclusión de la “sociedad del cuidado” en la agenda de la CEPAL como un pretexto para institucionalizar la explotación sexual de los cuerpos de las mujeres. “¿Qué clase de conferencia podría llevarse a cabo como pretexto para que intenten institucionalizar la explotación sexual de nuestros cuerpos?”, cuestionó.

Sandoval enfatizó la necesidad de utilizar las “gafas violetas” del abolicionismo para detectar las amenazas institucionales que buscan borrar a las mujeres “jurídica y políticamente”. Resaltó la importancia de la reforma conocida como la Ley 3 de 3 contra la violencia hacia las mujeres, que impide el acceso a cargos públicos a deudores de pensión alimenticia, agresores sexuales y agresores de violencia familiar, recalcando el absurdo de que la CEPAL y los Estados convoquen a una conferencia sobre cuidados cuando aún se permite que existan deudores alimentarios ejerciendo cargos de poder público en la región. Para Sandoval, esta ley es un avance fundamental que debe ser incorporado en la agenda de derechos humanos de las mujeres, la participación política y la protección de la infancia. La activista concluyó su intervención con una poderosa consigna: “Nunca más nada sin nosotras. Hasta el abolicionismo siempre”.

Claudia Quintero: «La prostitución no es un trabajo, es una forma extrema de violencia»

Desde Colombia, la psicóloga y activista Claudia Yurley Quintero Rolón, fundadora de la organización Empoderame, compartió su experiencia personal como sobreviviente de prostitución y trata de personas. Con una voz que resonaba con la fuerza de su testimonio, Quintero desafió la noción de la prostitución como un trabajo. “La prostitución no es un trabajo, es una forma extrema de violencia, patriarcal”, afirmó, citando incluso a la CEDAW y a la Relatora Especial de la ONU.

Quintero denunció la falta de programas integrales de salida para mujeres en situación de prostitución en América Latina. Subrayó que esto perpetúa un ciclo de explotación y trauma que afecta a miles de mujeres y a sus hijos. Para ella, el trauma de las mujeres explotadas es “similar a un veterano de guerra” y requiere una atención terapéutica especializada. Propuso a los Estados la implementación de programas integrales de salida con un enfoque abolicionista y de derechos humanos. Estos programas, según Quintero, deberían incluir:Atención terapéutica integral para el trauma complejo.
Vivienda segura, protección jurídica y apoyo económico transitorio.
Educación flexible, formación técnica y empleos dignos.
Atención para los hijos e hijas de las sobrevivientes.

La activista insistió en que estos programas deben ser financiados con fondos públicos y los bienes incautados a los tratantes, penalizando la compra de sexo. Quintero concluyó su intervención con un mensaje contundente: “Nuestros cuerpos no están en venta”.
El abolicionismo como bandera y la crítica a las políticas públicas

Una de las posturas más destacadas y recurrentes fue la del feminismo abolicionista. Ivonne de la Cruz, de las organizadoras del foro, enfatizó el rechazo a la explotación de los cuerpos de las mujeres y la necesidad de un sistema de cuidados con perspectiva feminista, no paternalista. «Queremos un sistema de cuidados, claro que sí, pero que contemple una perspectiva feminista y no paternalista», afirmó, rechazando las «tarjetas de ayuda» como solución. Asimismo, fue contundente al exigir la abolición de la prostitución, al considerarla un delito y denunciar la comercialización de los cuerpos de las mujeres, así como la «explotación reproductiva» a través de los vientres de alquiler.

La impunidad, los feminicidios y el Estado masculino

El feminicidio fue otro tema central. Elisa Hernández Blengio cuestionó la capacidad del Estado para resolver un crimen que, afirmó él mismo ha creado. Inspirada en la Teoría Feminista del Estado de Katherine McKinnon, Hernández Blengio señaló que el Estado masculino mexicano no ha logrado detener el aumento de los feminicidios a pesar de la tipificación del delito. La ponente propuso un diagnóstico interdisciplinario para identificar las causas estructurales de la violencia hacia las mujeres y destinar recursos suficientes para una «ingeniería de la administración pública» que detenga este flagelo.

En esta misma línea, la periodista Sirenia de Celestina Ortega, coordinadora del Observatorio de Medios de CIMAC, abordó la violencia mediática y su impacto en el acceso a la justicia. Destacó que la cobertura periodística, al justificar a los agresores y exhibir los cuerpos violentados, perpetúa estereotipos de género. Propuso un periodismo con ética feminista como estrategia para el acceso a la justicia, señalando que las mujeres periodistas son agentes de cambio, ya que cuestionan dos veces más los estereotipos de género y acompañan a las víctimas en sus demandas. Así mismo, Sirenia, expuso la necesidad de revisar las condiciones laborales de las mujeres periodistas, además de considerar el riesgo que implican las coberturas.

Resistencia Radical: La Urgencia de Nombrar a las Lesbianas

En un sistema que es inherentemente patriarcal y heterosexual, la invisibilidad de las lesbianas se ha convertido en una forma de violencia tangible y cotidiana. Andrea Navarro, de la organización Resistencia Radical, denuncia lo que llama «el borrado de las lesbianas», un fenómeno que se manifiesta en la falta de reconocimiento explícito en documentos formales, leyes y normas sociales. Términos como lesbodio o lesbofeminicidio, aunque vitales para describir la violencia específica que enfrentan, son utilizados casi exclusivamente por el feminismo lésbico porque el sistema se niega a nombrarlas. Este silencio no es casual; es un reflejo de un sistema que excluye intencionalmente a las lesbianas, tanto en la legislación como en la inclusión social. Esta invisibilidad tiene consecuencias letales. México, por ejemplo, ostenta el lamentable récord de ser el país con más asesinatos de lesbianas en América Latina.

Andrea Navarro, recalcó que esta invisibilización estructural debe ser combatida con una propuesta clara: la inclusión explícita de las lesbianas como una categoría jurídica específica en todos los documentos legales y tratados internacionales, así como impulsar una revisión crítica e interseccional de estos instrumentos para visibilizar los vacíos normativos y la ausencia histórica que ha dejado a las mujeres lesbianas sin protección como una forma de violencia institucionalizada que debe ser erradicada.

Por Claudia Quintero
Fuente: La Costilla Rota 

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