diciembre 28, 2025

¿Son necesarias las revisiones pélvicas anuales?

Depende de cada mujer. En el caso de mujeres sanas, sin síntomas y sin factores de riesgo, la revisión pélvica anual, tradicionalmente llamada “revisión ginecológica anual”, no ha demostrado reducir la mortalidad por cáncer ginecológico.

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En medicina, el cribado consiste en aplicar de forma sistemática una prueba a personas aparentemente sanas, con el objetivo de detectar una enfermedad en fases tempranas y mejorar su pronóstico (idealmente, reducir la mortalidad). Para que un cribado sea útil debe cumplir tres condiciones: haber demostrado que reduce la mortalidad por esa enfermedad, que sus beneficios superen los riesgos (falsos positivos, pruebas invasivas innecesarias, ansiedad, etc.) y que la prueba sea sencilla, segura y aplicable a nivel poblacional, es decir, que pueda ofrecerse de forma generalizada y práctica a la población diana.

En ginecología, durante años se entendió tradicionalmente que la “revisión pélvica anual” o “revisión ginecológica anual” funcionaba como cribado frente al cáncer ginecológico. Esa revisión solía incluir exploración pélvica, ecografía transvaginal y citología. Hoy sabemos, sin embargo, que sobre la revisión pélvica anual la evidencia científica es clara.

En primer lugar, el único cribado eficaz es el del cáncer de cuello uterino (cérvix). Para el cáncer de ovario y el cáncer de endometrio no existen pruebas de cribado útiles en mujeres sanas y sin síntomas. Cuando decimos útiles nos referimos a que realmente sirvan para reducir mortalidad.
Cáncer de cérvix: el único cribado eficaz

Este cáncer está causado, en la mayoría de casos, por la infección persistente por ciertos tipos del virus del papiloma humano (VPH). Las pautas recomendadas en España son: para mujeres de entre 25 y 29 años, una citología cada tres años y a partir de los 30 años una prueba para detectar la presencia del virus (PCR) cada cinco años.

La citología detecta lesiones premalignas ya existentes, mientras que la PCR del VPH identifica la presencia del virus antes de que aparezcan las lesiones. Por eso, a partir de los 30 años, la PCR es más eficaz que la antigua citología anual ya que reduce falsos negativos y permite un seguimiento más personalizado.

Por ejemplo, si la citología es normal pero la PCR detecta el virus, el control se adapta al resultado y si la PCR es negativa el margen de seguridad se amplía hasta cinco años.

En España, este cribado lo realiza habitualmente la matrona en el centro de salud.
Cáncer de ovario: por qué no existe cribado

A veces se escucha que “a esta mujer le detectaron el cáncer de ovario a tiempo y se curó”, pero eso no significa que exista un cribado eficaz. El cribado implica aplicar pruebas a mujeres sanas para detectar un cáncer en fases iniciales con el objetivo de reducir la mortalidad. El cáncer de ovario suele evolucionar de forma rápida y agresiva. Los estudios han demostrado que ni la ecografía periódica ni los marcadores tumorales disminuyen la mortalidad.

Incluso en los casos menos agresivos y de crecimiento lento, tampoco se ha logrado demostrar que un cribado poblacional mejore realmente el pronóstico.

Por eso, en mujeres sanas y sin síntomas no se recomienda cribado para el cáncer de ovario. Otra situación distinta son las mujeres con síntomas o factores de riesgo, donde el seguimiento se personaliza.
Cáncer de endometrio: cuando los síntomas avisan

En este cáncer tampoco existe cribado poblacional que reduzca la mortalidad. La mayoría de los diagnósticos se producen porque aparece un síntoma de alarma muy claro: sangrado vaginal anormal, especialmente en la menopausia.

Incluso las lesiones premalignas suelen dar señales clínicas mediante sangrado, lo que permite un diagnóstico precoz sin necesidad de cribado en mujeres asintomáticas.
El verdadero valor de la revisión ginecológica

Que la revisión pélvica anual no sea un cribado eficaz frente al cáncer no significa que la consulta ginecológica no tenga valor. Al contrario, puede ser muy importante para otros aspectos de la salud femenina, como por ejemplo, detectar y tratar patologías benignas (miomas, quistes, endometriosis), valorar síntomas ginecológicos o cambios menstruales, revisar anticoncepción, fertilidad y salud sexual o acompañar etapas vitales como la transición a la menopausia.
Recopilando...

Por tanto, y como conclusión, en mujeres sanas, sin síntomas ni factores de riesgo, las revisiones pélvicas anuales no reducen la mortalidad por cáncer ginecológico. El único cribado con eficacia probada es el del cáncer de cérvix, siguiendo las pautas actuales de edad y periodicidad.

Para el cáncer de ovario y el de endometrio dependemos de los síntomas de alarma y de la consulta temprana ante cualquier signo sospechoso.

En definitiva, no se trata de acudir cada año “por rutina”, sino de dar sentido a la consulta, aprovecharla para resolver dudas y adaptar la atención ginecológica a cada etapa de la vida.


Fuente: El Salto

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