octubre 05, 2018

Anna Boyiazis “Burkini Island”


Lamentablemente todavía queda un largo recorrido hasta que se produzca la completa igualdad entre los seres humanos. Existen muchas excusas para esgrimir la desigualdad por motivo de género, sexo, raza o condición social, pero ninguna de ellas está asistida y justificada por la razón, la inteligencia o el sentido común.

Anclada en creencias, tradiciones, culturas y religiones la desigualdad pervive y persiste como una lacra silenciosa, intangible y evanescente que lacera lo más profundo de nuestra humanidad y a la que, incomprensiblemente, aceptamos con normalidad y de buena gana.

La mayoría de las veces no se trata de algo extraordinario o espectacular, sino más bien de algo cotidiano, simple, sencillo y acaso imperceptible. No es fácil luchar contra ella pero es misiónde todos nosotros el advertirla, hacerla notar e intentar todo lo que esté a nuestro alcance para erradicarla, terminar con ella y liberar, definitivamente, a quienes la sufren y la padecen.

Burkini Island es una serie de la fotógrafa norteamericana Anna Boyiazis que ha merecido el Segundo Premio “Historias de Personas” en el World Press Photo 2018 y cuyas imágenes se publicaron en National Geographic. En ella nos muestra uno de los muchos ejemplos en los que la desigualdad se manifiesta en toda su extensión y en el corazón mismo de una aparente cuestión sin importancia que no sólo discrimina a niñas y mujeres, sino que mantiene al continente africano en el primer puesto de la tasa de ahogamientos en el mundo.

“En Zanzíbar, una isla frente a la costa de Tanzania, la vida diaria se centra alrededor del mar, sin embargo, la gran mayoría de las niñas de Zanzíbar nunca aprenden a nadar. Se estima que el 98% de la población es musulmana. La cultura islámica conservadora y la ausencia de modestos trajes de baño han desalentado a las niñas a nadar. Hasta el Proyecto Panje, claro.

“Panje” es una palabra swahili que se traduce como “pez gordo”. Durante los últimos años, el Proyecto Panje ha hecho posible que las mujeres y niñas de la localidad se metan en el agua, no sólo enseñándoles a nadar, sino también enseñandoles técnicas de seguridad acuática y prevención de ahogamientos. El grupo ha capacitado a sus estudiantes para enseñar a otros, creando un ciclo sostenible. Y también les ha proporcionado burkinis, trajes de baño de cuerpo entero, para que puedan meterse al agua sin comprometer sus creencias culturales y religiosas…” Sarah Stacke.



Fotoportada y fotos: de la serie Burkini Island de Anna Boyiazis



Fuente: www.adfphoto.com

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in