octubre 24, 2009

Las mujeres afrontan el cambio climático conectando los puntos

Desde mucho antes que el tema recibiera una atención adecuada en el escenario mundial, las mujeres han estado resistiendo, mitigando e incluso revirtiendo los impactos del cambio climático, principalmente a nivel local. Además, ellas no sólo tienden a cuidar el medio ambiente sino también lo hacen de una manera que refleja cómo éste se vincula a la economía y los medios de vida, a la salud y al bienestar social.

Ésta es la segunda entrega de una serie de cuatro artículos que examinan los impactos del cambio climático sobre el género. El primer artículo[1] se refirió a las repercusiones del cambio climático para las mujeres. Mantente alerta en los próximos meses a la tercera parte, que analiza las formas en que las mujeres se están organizando para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático a realizarse en Copenhague en diciembre de 2009; y la entrega final, acerca de cómo los resultados de esta conferencia podrían afectar los derechos de las mujeres.

Hoy día, el cambio climático está en las mentes y los labios de numerosas personas en espacios políticos locales e internacionales. Aun así, muchas mujeres, debido en parte a sus roles sociales como proveedoras de cuidados y a sus medios de vida en calidad de agricultoras, durante generaciones han estado observando y mitigando el impacto del cambio climático. En la actualidad continúan cuidando el medio ambiente en sus interacciones cotidianas con éste, además de aportar sus experiencias a los espacios legales y de formulación de políticas en los planos local, nacional, regional e internacional.

Dado que muchas mujeres conviven de manera tan íntima con la tierra y a menudo son las responsables de proveer de alimentos, combustibles, vivienda, agua y medicinas a sus familias, su comprensión del cambio climático trasciende la ciencia, las estadísticas y los cambios físicos para incluir dimensiones socioeconómicas. Específicamente, las mujeres han estado sintiendo por mucho tiempo los efectos de las políticas agrícolas dominadas por intereses corporativos; el saqueo y extracción de recursos naturales por parte de gobiernos y el sector privado en busca de ganancias; la opresión de los pueblos indígenas y su conocimiento de la biodiversidad; el impacto que sobre la salud tienen los agentes contaminantes en el aire, el agua y los alimentos, así como las inadecuadas soluciones orientadas por el mercado para frenar las emisiones de carbono.

Resistencia de base

En Kenia, Wangari Maathai y las mujeres aglutinadas en el Movimiento del Cinturón Verde han estado sembrando árboles y conservando el agua a fin de compensar la rápida deforestación. Lo que empezó como un movimiento simplemente para reemplazar con plantas de semillero los árboles que habían sido talados se ha ampliado a modo de incluir un movimiento por la paz, ya que la propia Maathai se percató de que los problemas ambientales eran síntoma y producto de mala gobernanza y de una generalizada marginación de mujeres. Inicialmente, el acto de plantar árboles reunió a las mujeres para intercambiar ideas y aprovechar su conocimiento del medio ambiente. Con el paso del tiempo, esto les llevó a trabajar por la paz y la rendición de cuentas, y algunas se postularon a cargos locales y nacionales. En este movimiento y varios otros a nivel mundial, la destrucción del medio ambiente ha politizado a las mujeres y ellas han estado al frente de un análisis y enfoque integrados para frenar el cambio climático.

En India, los monocultivos (la estrategia de plantar una sola especie en una gran extensión de tierra para obtener mejores rendimientos) y un mayor uso de pesticidas potentes han erosionado el suelo. Grandes corporaciones de agronegocios han desarrollado e impulsado la utilización de semillas genéticamente modificadas para estos suelos más débiles, lo que ha requerido de pesticidas más fuertes y costosos y no necesariamente ha rendido cosechas fructíferas. En su afán de lucro, esas corporaciones les han robado semillas a agricultores locales con la intención de patentarlas usando leyes de propiedad intelectual.[2] En estas comunidades agrícolas, las mujeres del movimiento Navdanya han estado seleccionando y guardando semillas fuertes como un medio de supervivencia y de resistencia frente a los grandes agronegocios, como también para mantener la biodiversidad autóctona, y ahora están luchando en los tribunales contra el patentado de sus semillas.

En Nigeria, asociaciones entre funcionarios gubernamentales y corporaciones han facilitado la perforación de pozos y extracción de petróleo a gran escala, liberando copiosos vapores venenosos e impidiendo que las ganancias beneficien a las personas nigerianas locales o sean compartidas por ellas. Al contrario, la gente trabajadora local se enfrenta a bajos salarios y condiciones de trabajo peligrosas mientras que los entornos aledaños son devastados. Utilizando tácticas para avergonzar a los responsables y valiéndose de la fuerza de sus filas, las mujeres en Nigeria se han organizado ya sea para detener la perforación u obligar a las corporaciones a modificar sus prácticas ambientales y laborales, asegurando que se proteja tanto a las personas como el medio ambiente.[3]

En Bolivia, las mujeres jugaron roles instrumentales en las luchas comunitarias contra la privatización de las fuentes de agua en Cochabamba.[4] Enfrentándose a un gobierno que decidió ceder el manejo del suministro de agua del país a grandes corporaciones multinacionales, que a su vez cobraron precios exorbitantes y prohibitivos por el líquido, la ciudadanía se organizó creando asociaciones y cooperativas de agua, construyendo tanques para almacenarla y redes de distribución, además de perforar pozos, utilizando recursos limitados. Profundamente conscientes de la necesidad de contar con agua para nutrición, erradicación de enfermedades, saneamiento, higiene y agricultura, las mujeres en todo el mundo están oponiendo resistencia a los impactos de la privatización del agua.

Influyendo en las políticas

A nivel local, muchas mujeres abogadas están recurriendo a los sistemas legales para luchar contra la destrucción ambiental y el cambio climático. Por ejemplo, Olya Melen ha criticado fuertemente al gobierno de Ucrania por haber comenzado a dragar un canal a lo largo de las tierras pantanosas del delta del río Danubio, dañando su biodiversidad, para que grandes barcos de carga transiten desde este río directamente hasta el Mar Negro. (Aunque la primera fase del proyecto fue completada, las acciones legales interpuestas por esta abogada lograron que el siguiente gobierno detuviera temporalmente la construcción adicional del canal propuesto.) En Papúa Nueva Guinea, Anne Kajir ha estado luchando por los derechos a la tierra en representación de indígenas propietarios de tierra que han presenciado una tala masiva en su bosque tropical. (En 1997, ella litigó exitosamente una apelación en la Corte Suprema de su país que obligó a la industria maderera a pagar indemnizaciones a estas personas.) Y en Kazajistán, la bióloga Kaisha Atakhanova ha organizado un movimiento que cabildea contra la importación, por parte de su país, de desechos nucleares que amenazan con sumarse a los ya numerosos casos de mutaciones genéticas, cáncer y alimentos radiactivos producto de décadas de emisiones nucleares. (Como resultado de los esfuerzos de esta luchadora, no sólo se logró detener la legislación que habría permitido la importación de desechos nucleares; ahora los problemas de la contaminación nuclear han alcanzado una alta visibilidad en todo el país.)

En el plano nacional, las mujeres son cada vez más en los Partidos Verdes,[5] que están promoviendo agendas sociales para afrontar múltiples asuntos, especialmente en Europa. Además de pugnar por que las preocupaciones en torno al medio ambiente se coloquen al frente de las agendas de diseño de políticas, a muchos Partidos Verdes les interesan la democracia a nivel comunitario, el desarrollo sostenible, la no violencia, los derechos de las mujeres y de los pueblos indígenas, así como la justicia social – y las plataformas de numerosos partidos son establecidas y defendidas por lideresas en los Parlamentos.

En varios países, grupos por los derechos de las mujeres y algunas investigadoras también están cabildeando ante los gobiernos para que en sus programas incluyan el acceso a métodos anticonceptivos y a servicios integrales de salud reproductiva, así como financiamiento para hacerle frente al cambio climático. Un reciente estudio encargado por el Fondo para la Población Óptima concluyó que el acceso universal a la salud reproductiva podría ser una de las maneras más económicas de reducir las emisiones de gas de efecto invernadero para el año 2050.[6] Asimismo, según RH Reality Check, una publicación en Internet dedicada a promover la salud y los derechos sexuales y reproductivos, “el rápido crecimiento de la población puede exacerbar la vulnerabilidad actual a los impactos del cambio climático”. En la publicación se explica, por ejemplo, que “las tasas de crecimiento demográfico en las zonas costeras de baja elevación y altamente vulnerables de Bangladés y China casi duplican los promedios nacionales; y en Etiopía, la combinación de un rápido crecimiento demográfico y reducciones en la producción agrícola inducidas por el clima incrementarán la inseguridad alimentaria”.[7] Aun así, en sus esfuerzos por frenar el cambio climático, las y los activistas deben cuidar que las mujeres no se vean coaccionadas como blancos del control demográfico.

A nivel internacional, grupos defensores de los derechos de las mujeres han estado documentando el impacto del cambio climático sobre el género y creando conciencia a este respecto, como también desarrollando la capacidad de organizaciones locales y redes regionales para integrar un análisis del cambio climático, además de gestoría y defensa en torno a éste, en los demás asuntos que abordan, a través de manuales, capacitaciones y reuniones.

Asimismo, organizaciones que defienden los derechos de las mujeres han estado participando cada vez más en debates de alto nivel sobre el cambio climático, inclusive cuestionando el predominio de soluciones orientadas por el mercado tales como el comercio de carbono para frenar las emisiones. Por ejemplo, Yifat Susskind, Directora de Políticas y Comunicaciones de MADRE, una organización defensora de los derechos de las mujeres, ha explicado que el comercio de carbono “permite a empresas con altas emisiones de carbono financiar, a cambio de su contaminación continua, proyectos que supuestamente absorben carbono. [Esto] no aborda la causa fundamental del cambio climático, que es el uso insostenible de los recursos. Sencillamente propicia la emisión continua de carbono. En una manera perversa, [ello] crea un incentivo para la contaminación con carbono al convertir las emisiones en un producto comerciable”.[8]

En medio del escenario geopolítico poblado por partes interesadas tanto poderosas como marginadas e influenciado por complejas agendas políticas y del sector privado, la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, a realizarse en Copenhague en diciembre de 2009, será un espacio más donde se pueda influir en la política global y abogar por que la igualdad de género sea armonizada con la protección del medio ambiente.

Conoce más sobre las estrategias de las mujeres para afrontar el cambio climático:

Por Masum Momaya

Fuente:Notas de los Viernes de AWID

Traducción del inglés: Laura E. AsturiasTítulo original:

Women Address Climate Change by Connecting the Dots

Photo Credit: Ariel Poster "Green Belt Movement tree nursery in Tumutumu Hills, Kenya"


Referencias:

[1] Momaya, Masum, ‘¿Cuáles son los impactos del cambio climático sobre las mujeres?’. Notas de los Viernes de AWID, 18 de septiembre de 2009.

[2] Kumar, Priya, ‘Biopiracy, GM Seeds and Rural India’ [‘Biopiratería, semillas genéticamente modificadas y la India rural’]. Global Research, 2 de junio de 2009.

[3] National Radio Project, ‘Delta on Fire: Nigerian Women’s Resistance’ [‘El Delta en llamas: La resistencia de las mujeres nigerianas’]. 15 de marzo de 2000.

[4] Peredo Beltrán, Elizabeth, Mujeres del Valle de Cochabamba: Agua, privatización y conflicto. Berlín: Fundación Heinrich Böll, 2004 (edición revisada).

[5] Andersson, Janina, ‘Las mujeres verdes’. Museo Internacional de las Mujeres, 2008.

[6] Wire, Thomas, Fewer Emitters, Lower Emissions, Less Cost – Reducing Future Carbon Emissions by Investing in Family Planning – A Cost/Benefit Analysis [Menos emisores, emisiones más bajas, menor costo – Reduciendo las futuras emisiones de carbono por medio de inversión en planificación familiar – Un análisis de costo/beneficio]. Londres: Optimum Population Trust, Escuela de Economía de Londres, 2009.

[7] Hardee, Karen y Mogelgaard, Kathleen, ‘Climate Change, Population Growth and Reproductive Health: It’s About More Than Reducing Emissions’ [‘Cambio climático, crecimiento de la población y salud reproductiva: Se trata de mucho más que reducir las emisiones’]. RH Reality Check, 23 de septiembre de 2009.

[8] Lappé, Anna, ‘An Interview with Yifat Susskind, Communications Director of MADRE’ [‘Entrevista con Yifat Susskind, Directora de Comunicaciones de MADRE’]. Take a Bite out of Climate Change, enero de 2008. Ver también: Susskind, Yifat y Duarte, Diana. ‘Año Nuevo sin resoluciones para el cambio climático’. Rebelión, 25 de diciembre de 2007. Smith, Kevin. ‘Lo indecente del comercio de carbono’. BBC News, 5 de noviembre de 2006.

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