diciembre 06, 2024

Feminismo palestino: «La resistencia palestina es un derecho legítimo

Pionera del movimiento feminista en Palestina y líder del Frente Popular para la Liberación de Palestina, Maryam Abu Daqqa sentencia: "Nuestra lucha es por la libertad de todos los pueblos".




“En Palestina estamos bajo un régimen de apartheid, una purificación racial y todo tipo de genocidio. Nuestro pueblo lleva más de 76 años luchando”, relata Maryam Abu Daqqa, pionera del movimiento feminista en Palestina, líder del Frente Popular para la Liberación de Palestina y miembro del Congreso Nacional Árabe.

Maryam fue una de las primeras mujeres palestinas sometidas a cautiverio, cuando tenía apenas 15 años, y el año pasado fue detenida en Francia por llevar adelante protestas contra el genocidio en Gaza. “Mucha gente desconoce que en el mar de Gaza hay enormes reservas de gas natural. Esta es una de las razones detrás de la guerra y de las atrocidades que enfrentamos”, detalla. 

Además, Abu Daqqa también denunció la manera en que la comunidad internacional permanece pasiva ante los abusos y violaciones de Derechos Humanos cometidos contra el pueblo palestino. «El derecho internacional parece solo aplicarse a las superpotencias», señaló Maryam haciendo referencia a los vetos de Estados Unidos ante resoluciones que podrían poner fin a la ocupación israelí.
“Cinco mil mujeres han dado a luz sin anestesia”

Abu Daqqa relató la devastadora situación en Gaza, donde la vida cotidiana es casi insostenible. «Más de 45.000 palestinos han muerto, 15.000 están desaparecidos, y más de 105.000 están heridos. Las infraestructuras están destruidas, no hay agua potable, electricidad, ni medicamentos», describió. La falta de recursos médicos es otra tragedia, ya que, según relató, «cinco mil mujeres han dado a luz sin anestesia, y muchos bebés mueren a los pocos días por falta de cuidados».

La activista también denunció los casos de violación masiva, revelando que «112 mujeres fueron víctimas de violaciones, y una quedó embarazada». Estas atrocidades, agregó, son parte de un proyecto colonial que busca borrar la identidad palestina y expulsar a los habitantes de Gaza, forzándolos a la diáspora o al mar.

La Franja de Gaza actualmente se encuentra asediada. El norte de Gaza está siendo sometido a una nueva evacuación forzosa de la zona. En tan sólo 60 días han muerto o desaparecido más de 3.700 personas, según las autoridades del Ministerio de Salud de Franja. 
«Nuestra resistencia es digna y noble, no salvaje»

Maryam recordó su propio sufrimiento y lucha personal, al ser encarcelada a los 15 años y deportada. «Perdí 27 familiares en esta lucha. La experiencia me enseñó que los ideales de democracia y libertad que proclaman algunos países son vacíos», reflexionó.

A pesar de la violencia desmedida y la manipulación de los medios internacionales, que tergiversan la resistencia palestina, Abu Daqqa subraya que «la resistencia palestina es un derecho legítimo». Rechazó la idea de que la lucha palestina sea de naturaleza violenta o irracional. «Nuestra resistencia es digna y noble, no salvaje», afirmó.

Por un movimiento feminista internacional que defienda los derechos de las mujeres palestinas

A lo largo de su testimonio, la activista destacó la importancia de la solidaridad internacional, especialmente de países como Sudáfrica, que ha llevado el caso palestino a la Corte Penal Internacional. «Gracias a Sudáfrica por llevar nuestro caso a la Corte», expresó con gratitud. También hizo un llamado a la creación de un movimiento feminista internacional contra el imperialismo que defienda los derechos de las mujeres palestinas.

Abu Daqqa concluyó con un mensaje de esperanza y firmeza en la lucha. «No vamos a desaparecer. Sabemos que la libertad se paga caro, pero la libertad llegará. A pesar de todos los obstáculos, Palestina permanecerá para los palestinos. Nuestra lucha es por la libertad de todos los pueblos», afirmó con determinación.

La resistencia palestina, lejos de ceder, continúa siendo un faro de lucha por la justicia, la autodeterminación y la dignidad, mientras que la comunidad internacional observa, en muchos casos sin intervenir, el sufrimiento de un pueblo que no renuncia a su derecho a ser libre.

Testimonio de la conferencia “Resistencia feminista frente al genocidio” de Alba Movimientos. 

Periodista Feminista. Estudió Ciencia Política y ahora es editora de audiencias. Escribe sobre feminismos en el norte argentino. Sureña en el norte, norteña en el Sur. Fanática del futuro.
Fuente: El Grito de Sur

diciembre 05, 2024

Ana Falú: la vivienda está vinculada a “dos vectores centrales” en la vida de las mujeres: “el tiempo y el espacio”

Ana Falú, durante la ceremonia donde fue declarada Ciudadana Ilustre de Montevideo, el 19 de marzo de 2024. Foto: Camilo dos Santos

La arquitecta destacó las estrategias colectivas entre mujeres en América Latina como las “mejores” para superar los numerosos obstáculos que enfrentan para acceder a la vivienda.

Ana Falú, arquitecta argentina, es pionera en la arquitectura y el urbanismo feminista a nivel internacional. En marzo de este año fue declarada visitante ilustre de la ciudad por la Intendencia de Montevideo. En sus décadas de trayectoria como activista y académica se ha dedicado a la defensa del derecho de las mujeres a la ciudad, la vivienda, los servicios urbanos y el territorio, así como su inclusión plena en la elaboración de las políticas habitacionales. Uno de los motivos de su lucha es que las mujeres no habitan los espacios públicos ni acceden a la vivienda de la misma forma que los varones porque la planificación urbana se ha desarrollado a partir de una perspectiva masculina. Falú conversó con Habitar sobre este punto y otros que hacen al vínculo entre la vivienda y el género.

¿Por qué es importante tener una perspectiva de género al pensar la vivienda?

Las explicaciones para la decisiva importancia de incorporar la perspectiva de género en las formas de pensar y resolver los temas de vivienda demandan distintas dimensiones de análisis. Una de ellas es la institucional, es decir, la del enfoque de las políticas de vivienda. Estas son en general viviendistas, y ya está largamente debatido y probado el negativo impacto que han tenido estas medidas sin ciudad. La evidencia empírica y la información estadística nos dicen que las mujeres trabajan en un alto porcentaje o son la mayoría de quienes buscan trabajo. Es singularmente importante por los roles [de género] asignados considerar las tareas cotidianas que realizan las mujeres en general para garantizar la vida –alimentos, higiene, provisiones, salud, educación, etcétera–, y en este sentido no podemos pensar la vivienda sin la ciudad, es decir, sin los servicios necesarios: abastecimiento, transporte, educación, salud, cuidados, espacios públicos. Entonces, la vivienda está vinculada a dos vectores centrales en la vida de las mujeres, las que asumen mayoritariamente el cuidado de personas, de las casas, de animales, del entorno y tanto más; estos son el tiempo y el espacio. El tiempo es crítico en la vida de las mujeres, en general es el bien más escaso en sus vidas, en particular para las mujeres que asumen el cuidado de personas dependientes, y el espacio da cuenta de los recorridos, el tiempo de los recorridos, las distancias.

Otra dimensión es el enfoque que adquieren las políticas de vivienda, las que se vienen desarrollando en clave de neutralidad, o sea, en clave de personas, hogares, familias, sin desagregar la diversidad, no sólo entre varones y mujeres y sus necesidades específicas, sino la diversidad de hogares, de condiciones, de orígenes, y tantas más. Se piensa en una población de familias homogéneas y es necesario que las políticas consideren los distintos tipos de personas y de arreglos familiares, no sólo los hogares nucleares, aunque son la mayoría. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe [Cepal], hay un promedio en la región de un 40% de hogares que están a cargo únicamente de mujeres. Este es un porcentaje muy alto para omitir a las mujeres, ya que la “neutralidad” de las políticas no es tal, sino una omisión de sujetos sociales, y no sólo de las mujeres.

¿Hay aspectos ajenos a las políticas que deban tenerse en cuenta?

El diseño de las viviendas no considera a las mujeres. Las mujeres están en todas partes y en ninguna. En un estudio que hizo una investigadora de la London School of Economics en parejas heterosexuales con hijos durante la pandemia, cuando el encierro era obligatorio, dio como resultado que las mujeres trabajaron un 30% menos en promedio que los varones. Los hombres ocuparon en las casas los lugares más aptos para trabajar, el escritorio o, cuando había, la habitación de trabajo. Las mujeres se movían a la mesa de la cocina o al dormitorio y además las interrumpían sus hijas e hijos. Esto es muy interesante, tener estudios que den cuenta de dónde y cómo habitan las mujeres los distintos espacios: la casa, la calle, el barrio, la ciudad.Apoyá nuestro periodismo.

Las mujeres con dependientes tienen gran temor a no tener un cobijo; la casa es un cobijo central para la infancia, los mayores dependientes, las personas discapacitadas o enfermas, y cuando falta el techo o está en riesgo, la inseguridad y el temor son enormes para ellas.

Otro aspecto importante a señalar es la diferencia del significado que la vivienda tiene entre mujeres y varones, quizás fundado en ese significante que es el hacerse más responsables de quienes dependen de ellas. Las mujeres con dependientes tienen gran temor a no tener un cobijo; la casa es un cobijo central para la infancia, los mayores dependientes, las personas discapacitadas o enfermas, y cuando falta el techo o está en riesgo, la inseguridad y el temor son enormes para ellas. En las ocupaciones de tierra se viene observando que las que están en situaciones más precarias y con infancias a cuestas son mujeres. No quieren estar en esas situaciones, no les gusta hacerlo, les genera más temor e inseguridades, más miedo a las violencias de todo tipo, pero a veces no les queda otra alternativa.

¿Cuáles creés que son los principales obstáculos que enfrentan las mujeres para acceder a una vivienda digna?

El mayor obstáculo es el económico. Las mujeres son la mayoría en el mercado informal de trabajo y la mayoría de trabajadoras en casas particulares. Y no sólo eso, a pesar de tener más formación que los varones, en todas las escalas de educación, tienen ingresos menores, aun cuando tienen trabajos formales. Entonces, tienen menos capacidad de respaldar una garantía de alquiler, ser sujetas de un crédito hipotecario o de un préstamo de cualquier naturaleza. Las mujeres están en mayor condición de vulnerabilidad, sin ser vulnerables por su naturaleza de ser mujeres. Aunque han demostrado sus fuerzas individuales y colectivas, tienen condiciones y circunstancias que las vulnerabilizan. El mercado precisa sujetos de crédito que puedan responder y no son las mujeres las que tienen esas condiciones para poder acceder a la vivienda en propiedad o en alquiler. En general, ante los procesos de gentrificación o del obsceno extractivismo urbano, las mujeres son las primeras en ser expulsadas hacia las periferias urbanas: familias y en particular las mujeres solas o únicas responsables de sus dependientes; mujeres mayores, en general solas o en malas condiciones físicas, y qué decir de las personas LGTBI+. 

¿Cómo impacta todo esto en la vida de las mujeres?

En mayor inseguridad, se fragilizan o pueden caer en situaciones muy críticas. Las mujeres por el rol asignado están siempre velando por la situación de quienes dependen de ellas, en particular niñas, niños, adolescentes y adultos mayores. Esto es a lo que nos referimos cuando decimos que es preciso analizar a las mujeres desde distintas intersecciones, como, por ejemplo, edades, etnias, origen migrante, educación, lugar donde viven; las discriminaciones y las situaciones que fragilizan a una persona pueden ser varias.
¿De qué manera la violencia de género afecta el acceso de las mujeres a una vivienda segura?

Las mujeres viven distintos tipos de violencias; física, psicológica, económica, en el ámbito privado y en el público. En general, viven más violencias puertas adentro, en sus casas. Sin embargo, ante el incremento de las violencias en la sociedad, en las ciudades, las mujeres tienen una mayor percepción de inseguridad. Esto en razón de las violencias sobre sus cuerpos, la violencia que viven las mujeres es aleatoria, le puede suceder a cualquiera, pobre o rica, joven o mayor, cuerpos que se avasallan, incluso asesinados. Este temor lleva a las mujeres a encerrarse en sus casas, como si fueran más seguras. ¿Por qué no se van de sus casas si sufren violencias? No es una respuesta sencilla; sin embargo, sí podría decir que, en gran parte, es porque no tienen las condiciones económicas para sostener la vida de sus dependientes y la propia. Al no poder resolver económicamente el tema de un techo, serán capaces de aguantar las violencias.

En las ocupaciones de tierra se viene observando que las que están en situaciones más precarias y con infancias a cuestas son mujeres. No quieren estar en esas situaciones, no les gusta hacerlo, les genera más temor e inseguridades, más miedo a las violencias de todo tipo, pero a veces no les queda otra alternativa.
¿Cuál es la situación de las mujeres al respecto en América Latina? ¿Tienen mecanismos de apoyo para acceder a la vivienda o no? ¿Hay más obstáculos que oportunidades?

Las mujeres, como en general sucede, frente a las dificultades, como es el acceso a la vivienda, encontrarán estrategias. Las mejores serán las colectivas, las que impulsan las cooperativas, las organizaciones no gubernamentales, las comunidades y los vecindarios organizados. Es en el espacio de lo grupal y colectivo donde las mujeres ahora encuentran sus voces, se empoderan y se apoyan.

Hay varias experiencias colectivas en América Latina para reconocer y lo interesante son las nuevas experiencias de coviviendas, como las que están impulsando mujeres mayores en Montevideo, con apoyo de la intendencia capitalina. Persisten los obstáculos, la omisión de las mujeres en las políticas, la dificultad de acceso al crédito, la dificultad de sostener alquileres si no hay leyes que los regulen. En fin, muchas dificultades, pero también hay propuestas que plantean líneas de acción colectivas y también políticas públicas posibles para los gobiernos.

¿Qué cambios creés que son necesarios en las políticas de vivienda para garantizar que las mujeres tengan un acceso igualitario a una vivienda digna?

Que se las considere, se las cuente, se las conozca y reconozca. Vengo trabajando en una herramienta que podría ser útil: el mapa de las mujeres en la ciudad. También con el equipo de la organización Ciscsa [fundada en 1985 y enfocada en el derecho a la ciudad desde una mirada de género] trabajamos en el índice de vulnerabilidad de género de los territorios, para conocer dónde habitan la mayoría de las mujeres y la mayoría de los hogares a cargo único bajo la sola responsabilidad de mujeres con respecto a sus dependientes. Las políticas deben actualizarse, ser más creativas, más variadas, no sólo vivienda en propiedad, no más viviendas individuales. Las viviendas colectivas con servicios, algunos al menos, son más vivibles para las mujeres a cargo único de sus hogares; siempre pueden tejer redes de solidaridad que hacen la vida cotidiana más vivible.

¿Son necesarias políticas específicas que atiendan situaciones específicas con mujeres jefas de hogar con personas a cargo, mujeres en situación de violencia, mujeres solteras, jóvenes, entre otras?

Sin dudas, esto es central en conocer quiénes son y dónde están las mujeres en la ciudad, cuáles son las condiciones de vida, el nivel de hacinamiento, de carencias y qué servicios demandan. Esto requiere procesos participativos, de escucha de las voces de las mujeres en cada barrio y cada territorio.

Fuente: La Diaria

diciembre 04, 2024

Rosa Beltrán en FIL Guadalajara: “Cuando las mujeres ya no esperan la aprobación masculina, empiezan a escribir como se les da la gana”


La colección de libros ‘Vindictas’, de la UNAM, cumple sus primeros cinco años en la FIL Guadalajara de la mano de Socorro Venegas, Irene Vallejo, Rosa Beltrán y Alejandra Amatto

Socorro Venegas, Irene Vallejo y Rosa Beltrán en el evento de aniversario de la colección de libros ‘Vindictas’.NATALIA FREGOSO (FIL/NATALIA FREGOSO)

Es verdad, las mujeres escriben distinto. Y también es verdad que cuando varias mujeres se juntan y tejen comunidad, algo profundo y revolucionario sucede. Las escritoras Socorro Venegas, Irene Vallejo, Rosa Beltrán y Alejandra Amatto, han llegado la tarde de este domingo a un auditorio repleto en la FIL Guadalajara que se emociona y vibra, apenas las ve llegar. Todas ellas son grandes lectoras, y casi por naturaleza, promotoras de literatura. Hacen gala cada una, de su incuestionable habilidad de narradoras natas. Así se siente al escucharlas hablar de todas esas autoras cuya obra ha sido rescatada por la colección de libros de la UNAM Vindictas, un proyecto que aterriza en esta feria cumpliendo cinco años de existencia, en los que se han publicado las obras de mujeres como: Rosario Castellanos, Alaíde Foppa, Tita Valencia, entre muchas otras, cuyos libros fueron prácticamente borrados del relato histórico.

Es un momento simbólico e importante celebrar el cumpleaños de una colección como esta en América Latina, que a la par de la celebración mira con un horror natural cómo una fundación cercana al presidente argentino, Javier Milei, exigió ante la justicia que fueran retirados cuatro libros de las escuelas de la capital, por considerarlos pornográficos. La Casa Rosada se sumó a la campaña contra la supuesta sexualización de los menores bajo la consigna “¡Con los chicos no!”. Cometierra, de Dolores Reyes, Las aventuras de la China Iron, de Gabriela Cabezón Cámara; Las primas, de la fallecida Aurora Venturini; y Si no fueras tan niña, de Sol Fantin, han sido las obras señaladas. Todas de autoras mujeres.

Socorro Venegas e Irene Vallejo en el evento de aniversario de la colección de libros ‘Vindictas’.NATALIA FREGOSO (FIL/NATALIA FREGOSO)

Por eso es que Venegas, la responsable de Vindictas, comienza la charla solidarizándose con sus colegas, a quienes dedica un sentido mensaje de acompañamiento: “Ahí donde se amenaza la libertad de las escritoras para escribir lo que quieran escribir, ahí es donde tenemos que seguir dando la batalla”.

Ya son 21 libros en la colección Novela y memoria: Vindictas. Que además de rescatar la obra literaria de muchísimas mujeres, también explica los contextos y las vidas, intimidades dolorosas, a veces, entretenidas o hasta divertidas, de las autoras. La escritora y académica mexicana, Rosa Beltrán, ha recordado, por ejemplo, algunos de esos relatos más significativos. El de una mujer que tenía que enterrar sus escritos en el jardín, para que el marido no los quemara, otra a la que el marido le arrojó su máquina de escribir por la ventana, o aquella que tenía que esconder sus escritos en un cajón para no ser descubierta. La historia de la literatura de mujeres ha sido coartada, invisibilizada y se le han puesto decenas de excusas y obstáculos para impedir que las grandes ideas y obras fueran publicadas o reeditadas.

Beltrán hace un recuento: “Es difícil llegar a un camino como el de ahora, en el que las mujeres escriben como se les da la gana. Y ese es otro valor también que se ha ganado a partir de esta suerte de discriminación. Cuando ya no esperas escribir para la aprobación masculina, empiezas a escribir como se te da la gana. Es decir, empiezas a encontrar tu voz”, dice.

La escritora española Irene Vallejo ha hecho rescatado un tema que ya antes había hecho en su trabajo doctoral sobre las decenas de ejemplos de cómo hombres del mundo de la cultura, del periodismo o simplemente varones con una pluma o una plataforma de comunicación, pedían casi directamente que tantas mujeres no fueran reconocidas ni publicadas.

Vallejo también ha reconocido el empuje de la literatura femenina en Latinoamérica como un impulso que atravesó con aire fresco el Atlántico, en un momento en el que hasta hace poco tiempo eran menos las mujeres que escribían y que se hacían famosas con sus libros: “Parecía un camino muy arduo, en la base de la montaña había más diversidad, pero a medida que se avanzaba todo se volvía monocromático, y entonces empezamos a leer escritoras latinoamericanas jóvenes que llegaron con una potencia enorme a España y que además, a través de ellas, porque creo que es importante hablar de esa genealogía, empezamos a recuperar toda una tradición que nos había sido ocultada. Si realmente ahora hay una generación más pujante de escritoras jóvenes en España, ha sido gracias a ese poderío y valentía que nos llegó desde América Latina”.

Por su parte, la uruguaya Alejandra Amatto, investigadora de la UNAM, ha recorrido una vasta genealogía de las autoras que más le han significado personalmente, recopiladas en Vindictas, y ha reconocido el valor académico y simbólico que colecciones como esta se hagan dentro de una universidad como la Nacional de México, entre una comunidad de estudiantes jóvenes y entusiasmados con una avalancha de autoras olvidadas que han vuelto a la vida gracias al trabajo colectivo de decenas de académicas como las que ocupan la mesa.

Vindictas proviene del participio del verbo latino vindico que significa “vengar”, “castigar”, “entregar”, “proteger”: “Vindictas es un nombre combativo y generoso. Da cuenta de la lucha contra el olvido mediático y la invisibilidad de la obra de creadoras latinoamericanas; contra la extensa serie de obstáculos, prejuicios y reparos con que se han topado a lo largo de la historia, entre ellos, la normalización de su borradura. Por eso el sentido de este proyecto es reivindicar a las escritoras silenciadas. Vindictas se propone reivindicar a todas aquellas mujeres que han sido silenciadas o ignoradas en el ámbito de la literatura, las artes escénicas y visuales, la danza, la música y la ciencia”, dicen en su sitio oficial.


Por Erika Rosete
Fuente: El País

diciembre 03, 2024

Las Mujeres con Discapacidad son Titulares de Derechos; no objetos de cuidados

La legislación sobre cuidado en México debería ir más allá.

 Una mujer con discapacidad circula en su silla de ruedas en una calle de Iztapalapa, en Ciudad de México, en junio de 2021. © NURPHOTO (VIA GETTY IMAGES)

Olga, una mujer de 45 años con parálisis cerebral, rara vez sale de su casa para participar en reuniones con amigos u otras actividades sociales. Además de ir a la misma escuela a la que ha asistido desde la infancia, la única otra salida que hace es a un campamento de verano. Para tomar el control de su vida, Olga necesita un sistema de apoyo que le permita estudiar una carrera, desarrollarse profesionalmente, ejercer plenamente sus derechos políticos, vivir de forma independiente y ser incluida en la comunidad. Estos son derechos fundamentales que todos deberían tener, incluidas las mujeres con discapacidad.

Desde 2017, los responsables de formular políticas a nivel estatal y federal en México han estado discutiendo políticas de cuidado y apoyo que son clave para abordar las desigualdades de género que afectan a mujeres como Olga, así como a aquellas que enfrentan mujeres mayores. Además, las defensoras de los derechos de las mujeres en México han presionado a los políticos para que comiencen a tomarse en serio los problemas relacionados con el cuidado y el apoyo.

Recientemente, Jalisco fue el primer estado mexicano en aprobar una ley sobre cuidado. Si bien la adopción de esta legislación es un logro, no se alinea con los derechos de las personas con discapacidad y las personas mayores de vivir de forma independiente y ser incluidas en la comunidad. Esto es especialmente importante para las mujeres con discapacidad y las mujeres mayores debido a los mayores riesgos que enfrentan de discriminación en ausencia de protecciones legales.

Además, la legislación retrata de forma problemática a las personas con discapacidad como seres dependientes necesitados de cuidado, a pesar de la existencia de normas internacionales sobre cómo crear un sistema de cuidado y apoyo respetuoso y basado en derechos. El congreso de Jalisco no consultó adecuadamente con organizaciones de personas con discapacidad para recopilar sus opiniones sobre el contenido de la ley. Las consultas son clave para garantizar un sistema de apoyo integral al que los titulares de derechos puedan acceder, gestionar y controlar y que responda a las necesidades de género. Las organizaciones de personas con discapacidad saben mejor cómo abordar diferentes necesidades de apoyo, como las de Olga.

En este Día Internacional de la Mujer, los responsables de formular políticas deberían centrar los derechos, necesidades y voces de las mujeres con discapacidad y las mujeres mayores, así como consultar y escucharlas, con el fin de construir políticas públicas sólidas que garanticen el derecho de todos a vivir de forma independiente y ser incluidos en su comunidad. De esta manera, las políticas de cuidado no irán en contra de las buenas prácticas, sino que responderán a las demandas de quienes se verán afectados.  

Associate Director, Disability Rights Division espinosa_rios
Fuente: Human Rights Watch

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in