noviembre 14, 2011

Julieta Paredes “Nosotras no nos plantamos individualmente”


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Foto: Martin Cúneo

Julieta Paredes fue una de las fundadoras de Mujeres Creando en 1992. Posteriormente se integró en la Asamblea Feminista, donde milita.

Durante el primer periodo presidencial de Evo Morales, trabajó durante dos meses para el Gobierno realizando un plan en el que se pondrían en práctica muchos de los principios del “feminismo comunitario”. Según reconoce la autora de ’Hilando Fino’, aunque no hay voluntad política de cumplir con el plan, éste ya se está implementando en las comunidades gracias a las organizaciones sociales.

DIAGONAL: ¿Qué es el feminismo comunitario?

JULIETA PAREDES: Cuando en la Revolución Francesa los hombres declararon los derechos de los hombres, libertad, fraternidad, igualdad, propiedad privada, ciudadanía o Estado nación, las mujeres se quedaron al margen. A partir de ahí nace el movimiento feminista en toda su razón europeo, occidental, norteamericano. Hemos luchado y sólo para los hombres. No. También las mujeres queremos nuestros derechos, pero los planteamos como derechos individuales. Junto a los derechos individuales de los hombres, queremos los derechos individuales de las mujeres: propiedad privada, ciudadanía, divorcio...Nosotras, en nuestro feminismo comunitario, partimos de otro lugar, porque nosotras no nos plantamos individualmente, nosotras nos plantamos lado a lado con los hermanos, desde una identidad común planteamos una propuesta política, ya no individualista, sino de todos mis derechos en la comunidad, no mis derechos individuales. Eso presupone que nos reconocemos como parte de las mismas discriminaciones, opresiones y explotaciones que sufren nuestros hermanos, con la denuncia de que ellos en la comunidad se convierten en nuestros opresores y nuestros explotadores. Si queremos una revolución eso es lo primero que tiene que cambiar en la comunidad. No es suficiente culparle al Estado, al q’ara [blanco], al español, del machismo... Nosotras pertenecemos a nuestra comunidad, a nuestra identidad cultural, y desde ahí vamos a pelear, desde ahí vamos a defender nuestros derechos como mujeres que forman parte de la comunidad. Ésa es la matriz del feminismo comunitario.

D.: ¿Qué ha ocurrido en los últimos años?

J.P.: Hay un sistemático ocultamiento e invisibilización de la participación política de las mujeres, económica de las mujeres, teórica de las mujeres. Y esa invisibilización tiene como consecuencia que la comunidad hoy está tuerta, está manca y está coja, porque este lado que somos las mujeres [se tapa un ojo], por el patriarcado y el machismo, no está funcionando.En este proceso que las mujeres participen ya no es para las mujeres un favor, ya no es una concesión, una caridad que puede hacer el hermano Evo [Morales], el Movimiento al Socialismo (MAS) o la Asamblea Plurinacional, es una obligación de toda organización y toda comunidad. Porque, si no, pasa lo que está pasando hoy. El proceso se tropieza, se cae, porque piensan que están mirando, pero se olvidaron del otro lado. Y de ese lado están viniendo golpes, las corrupciones, los autoritarismos, las jerarquías, etc. Hemos creado esta otra manera de interpretar el feminismo, pero nos seguimos llamando feministas. Nuestro plan teóricamente es impecable, creativo, novedoso, pero no hay voluntad de cumplirse.

D.: ¿En qué consiste el plan?

J.P.: Básicamente lo que se ve por los índices planteados por el propio capitalismo es lo que el capitalismo necesitaría de las mujeres en América Latina para servir mejor a la acumulación económica. Lo que nosotros hemos dicho es que nos negamos a esos índices. Nosotros hablamos de campos de acción y de lucha.Hay un campo de acción y de lucha que es el cuerpo. No es la salud reproductiva, es el cuerpo, ahí puedes discutir desde sexualidad, derecho a ser mamá, aborto, hasta los procesos existenciales e identitarios del blanqueamiento, porque es nuestra belleza, nuestros cuerpos son distintos como indígenas y eso hay que trabajarlo porque es la descolonizaciónmás íntima. Luego está el espacio. Porque, ¿qué espacios tenemos las mujeres? Desde la tierra hasta lo que pueden ser los espacios de la casa, ¿realmente tenemos casa las mujeres? ¿o somos unas parias? Aquí también se puede hablar del espacio político. Otro campo de lucha es el tiempo: el trabajo doméstico es trabajo, no es amor, es trabajo, es tiempo. Si los hombres tienen tiempo es porque no hacen trabajo doméstico. Otro campo, el movimiento, tiene que ver con movimiento organizativo y autonomía organizativa política y social, autoorganización. Y por último, la memoria, que es ese largo recorrido de nuestra sabiduría y nuestras luchas heredadas de nuestras abuelas, esa memoria larga...

No hay voluntad política para llevar adelante el plan, pero no cuentan con nuestra astucia, como dice el Chapulín Colorado, que somos las organizaciones sociales. Nosotras estamos caminando por todas las comunidades, hablando, construyendo, haciendo alianzas. Es el proceso pese a Evo, ojalá sea con él, porque hay que reconocerle susméritos, pero el proceso es nuestro, y estamos trabajando con las organizaciones de mujeres, con organizaciones de hermanos afines, pero es un feminismo con nuestras comunidades, desde nuestras comunidades, haciendo entender peleando. Hay que trabajar con las mujeres. Son las organizaciones sociales las que vamos a garantizarlo, de hecho el plan ha sido hecho para esto.

Por Emma Gascó y Martín Cúneo/La Paz (Bolivia)

Fuente: Períodico Diagonal

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