febrero 02, 2015

#MeComprometo: ¿Qué se requiere para una organización efectiva entre generaciones?


En diciembre de 2014, el programa de Activismo Joven Feminista (YFA) de AWID puso en marcha la campaña #MeComprometo para intercambiar ideas, compartir y aprender de lo que se necesita para organizarnos efectivamente entre generaciones. Esta semana damos una mirada a algunas de las respuestas a la conversación.

La organización multigeneracional ha sido un debate continuo para el programa YFA por más de cinco años. Desde 2008 hasta 2013 se ha convocado a diálogos, seminarios virtuales y discusiones electrónicas multigeneracionales que muestran que, si bien el debate es importante, una gran parte del aprendizaje proviene “de historias de activistas que están construyendo, trabajando y movilizándose juntas en acciones concretas” y que ven los resultados de estas acciones como herramientas, iniciativas y contribuciones poderosas para los movimientos de mujeres y por la justicia social”, en palabras de la Coordinadora de YFA, Ghadeer Malek. 

#MeComprometo fue una etiqueta de campaña creada por YFA para proponer una manera alternativa de hablar sobre el activismo multigeneracional: una que empiece desde lo personal e identifica cuándo, dónde y en cuáles condiciones es efectiva la organización multigeneracional. Lo que se esperaba era examinar los compromisos personales y colectivos que las activistas y los movimientos pueden asumir para organizarse eficazmente entre generaciones.

Las publicaciones en Twitter y blogs fueron tanto personales como analíticas y revelan las dinámicas ocultas, las relaciones y los procesos en la organización multigeneracional. Todas coinciden en que una organización multigeneracional efectiva es crucial para construir movimientos fuertes y verdaderamente interseccionales. Pero ¿qué significa esto y cómo funciona en la práctica? 

En Activismo en el aire: La Revista Radial Feminista Colectiva, Cherise Charleswell comparte su experiencia y aprendizajes derivados de ser parte del colectivo multigeneracional de una Revista Radial Feminista. Ella enfatiza la importancia de que las opiniones de todas sean vistas como válidas y tengan igual peso, independientemente de la edad. También plantea un punto importante sobre los diversos conocimientos, el aprendizaje mutuo y el intercambio: “...nadie es considerada una experta que tiene todas las respuestas”. Su experiencia le ha mostrado que la organización multigeneracional combina los conocimientos, experiencias y habilidades que estén disponibles—por ejemplo, algunas de las integrantes más jóvenes pueden ser más eficaces en tecnología y tener nuevas ideas, mientras que las mayores cuentan con redes amplias en las cuales apoyarse, además de tener experiencia pasada y un contexto histórico. Ella ha aprendido que la organización multigeneracional ayuda a garantizar la diversidad e inclusividad y tanto esta diversidad como la habilidad de mantener una inclusión total son “un sello del feminismo, así como de los movimientos sociales en general”.

Srilatha Batliwala reflexiona sobre cuatro décadas de organización multigeneracional en La edad y el activismo: Algunas reflexiones a partir de mi experiencia. La riqueza de su experiencia muestra que la organización multigeneracional puede ser una realidad vivida. Ella relata que se inició como joven investigadora de políticas sobre salud a quien se le dio mucha libertad y autonomía para hacer el trabajo y tomar decisiones, lo cual fue importante para adquirir confianza y seguridad en sí misma. Su activismo inicial le enseñó mucho sobre su propio condicionamiento cultural y, a medida que fue cambiando su conciencia de la edad, aprendió sobre la importancia de escuchar y que la edad tenía poco que ver con la comprensión y el conocimiento de la gente, ya que algunas personas más jóvenes, más pobres y con menos educación tenían una mejor experiencia, comprensión y sabiduría que ella y algunas/os de sus docentes y colegas. Batliwala enfatiza que su interés “siempre estuvo centrado en relacionar la pasión que cada una tenía por la causa, por nuestra misión; en confiar en las principales destrezas de cada persona” y agrega: “Una y otra vez me quedó claro que la capacidad de las personas de producir, destacarse, innovar, ser extremadamente responsables, tener buenas ideas, ser brillantes o tácticamente ingeniosas muy pocas veces tenía que ver con su edad”. Y tras muchos años de ocupar cargos decisorios de alto nivel en diversas organizaciones, ella también comparte su experiencia y aprendizaje de que es posible trascender las jerarquías estructuradas en torno a la edad—postura desde la cual puede apoyar desde un lugar secundario, en vez de liderar. “Eso me ayudó a descubrir la importancia y el disfrute de ser abuela también en el movimiento: no ser la líder sino apoyar desde atrás, disfrutando del afecto y del respeto por mi experiencia y mis conocimientos que eso genera”.

En Carta abierta a las feministas de mi vida: Abuelas, madres y hermanas Mariam Gagoshashvili comparte su experiencia respecto a la complejidad y el crecimiento delMovimiento de Mujeres Georgianas, la organización informal frente a la institucionalizada. Ella enfatiza el trabajo que las abuelas hicieron y al referirse a “Nuestras madres feministas; la generación perdida” debido a la prohibición soviética del activismo cívico, dice: “Su contribución colectiva para seguir el trabajo de las activistas feministas del siglo XIX ha sido generalmente pasada por alto e ignorada”, lo cual para ella representa una gran pérdida porque “quiero ver un tipo de movimiento que agradece y reconoce a aquél que lo precedió, construyó las bases, creó las conexiones e hizo posible lo actual. ... Quiero un movimiento que obtenga su fuerza de la diversidad de actores, estrategias y experiencias”. Al referirse a la importancia del aprendizaje mutuo y del intercambio, explica cómo esto funcionó en la práctica con su madre feminista: “ella aprendió de mí sobre teoría feminista y me mostró formas de traducirla en acción feminista. En esta relación simbiótica nos criamos la una a la otra como feministas. Nos convertimos mutuamente en madres, hijas y hermanas feministas, todo al mismo tiempo”.

En Aprendiendo del Consejo Asesor de Niñas, Claudia Bollwinkel escribe sobre la experiencia de filia.die frauenstiftung (un fondo de mujeres ubicado en Alemania) en cuanto a incluir a mujeres jóvenes en la adopción de decisiones relacionadas con el financiamiento de proyectos para niñas. En general, haber incluido a once chicas entre los 14 y 24 años de edad en el primer Consejo Asesor de Niñas fue una experiencia que las empoderó a todas, pero también hubo retos. Uno de los principales aprendizajes para ella fue comprender su propio etarismo y la forma en que daba por sentada su posición de poder, así como la importancia de construir una confianza sólida y asegurar un espacio para el aprendizaje mutuo y una participación efectiva. Es crucial la comunicación, además de ser escuchadas, tenidas en cuenta y capaces de tomar decisiones.

En El corazón y el alma de los procesos organizativos que incluyen a distintas generaciones: Un diálogo con los archivos, Maissan Hassan escribe sobre su experiencia en Egipto con la Coalición de Organizaciones Feministas—conformada por más de 15 organizaciones no gubernamentales y grupos de mujeres egipcias. Hassan dice: “Era un momento difícil para iniciar un proceso de organización multigeneracional. Los medios de comunicación dominantes idolatraban a la juventud y culpaban a las generaciones anteriores por todos los errores del régimen que se estaba derrumbando”. Aunque menciona algunos retos que el proceso planteó, había un compromiso con el diálogo multigeneracional. Ella habla sobre la importancia de que las jóvenes asuman roles de liderazgo en los medios de comunicación, en audiencias formales y otros espacios internacionales. Pero su función en el Grupo de Trabajo sobre las Mujeres y la Constitución—establecido para asegurar que la nueva Constitución egipcia incorporara cuestiones de género y demandas feministas—le llevó a la riqueza de información y conocimientos que existe en los archivos y ella se ha percatado de que “Los archivos de mujeres pueden abrir nuevos horizontes para las feministas contemporáneas, tanto las jóvenes como las de más edad. Los archivos de mujeres no sólo cuentan historias de logros. Lo que resulta mucho más importante es que también nos enseñan cómo fueron las resistencias de las feministas que nos precedieron. El diálogo multigeneracional no ocurre sólo en las salas de reuniones, los foros internacionales, las actividades comunitarias y las conversaciones virtuales. Haber trabajado durante casi ocho años en un archivo y biblioteca de mujeres me enseñó que documentar los archivos personales de las mujeres, registrar sus historias orales y preservar los escritos de otras feministas constituye el corazón y el alma del diálogo multigeneracional”. 

Lo que muestra la conversación #MeComprometo es que no hay respuestas breves o soluciones fáciles para una organización multigeneracional efectiva; los principios de aprendizaje mutuo, confianza y respeto son integrales para ello. En conclusión, la organización multigeneracional no es sólo un imperativo ideológico, sino también resulta crucial para una mayor legitimidad y la construcción de movimientos verdaderamente interseccionales. 

Las experiencias en torno a este tema son amplias y multifacéticas, por lo cual el programa Activismo Joven Feminista quisiera continuar esta conversación sobre la organización multigeneracional. Envía a yfa@awid.org cualquier reflexión, sugerencia y/u otras historias que quieras compartir en torno a la organización multigeneracional. 

Por Susan Tolmay
Fuente: Notas de los Viernes de AWID, 30 de enero de 2015. Título original: #ICommit: What Does It Take To Effectively Organize Across Generations? Traducción: Laura E. Asturias

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