marzo 19, 2016

La cafetería de los rostros borrados


Un grupo de mujeres supervivientes de ataques con ácido en India han decidido destaparse la cara y quitar prejuicios a la sociedad. En Agra, muy cerca del Taj Mahal, el monumento más visitado de India, trabajan en el café Sheroes. En español se leería como ellas-heroínas.

Antes cubrían las cicatrices que el ácido había dejado en sus rostros y cuerpos. En este lugar se sienten libres. Sheroes también se ha vuelto un remanso de paz al que acuden sobre todo viajeros tras su visita a uno de los lugares más turísticos y caóticos del país.


Comida india e internacional, café, tés. Al final de la carta, una leyenda: "paga lo que tú quieras". “Decidimos que este sería el modelo porque nuestro principal objetivo no es el negocio, sino concienciar a las personas sobre el grave problema de los ataques con ácido”, explica Laxmi Agarwal, directora de Chhanv Foundation, una ONG dedicada a ayudar a las víctimas de este crimen y que está detrás del café en Agra. Laxmi, que fue desfigurada a los 15 años por un admirador al que no correspondía, es una de las más reconocidas activistas en India. Llevó su caso al tribunal supremo, en 2013 se tipificó el crimen y se restringió la venta de ácido. Junto a su equipo ayuda ahora a otras supervivientes con diferentes iniciativas, entre ellas proporcionando alojamiento a las víctimas en Nueva Delhi, la capital de India, durante su tratamiento médico. 

El café Sheroes es otro de esos proyectos para que la sociedad sea más consciente del problema, y, a la vez, para que las supervivientes salgan adelante. El visitante encontrará que la mayoría de las personas que le atienden son mujeres cuyos rostros han sido borrados por el ácido. “Durante muchos años no quise enseñar mi cara, me sentía muy mal. Pero ahora he entendido que no debemos avergonzarnos. Son nuestros victimarios quien deben hacerlo”, explica Rupa. Ella tenía 17 años, hace 5, cuando despertó en medio de la noche: sintió que un líquido le fundía la piel. Cuando se enteró de que había sido ácido, casi le dolió más saber que había sido su madrastra, que se sentía celosa de que se hubiera mudado a vivir con ella y su padre. Ahora, Rupa atiende siempre amable a la gente que viene a visitar Sheroes. También muestra orgullosa la ropa que ella misma diseña y que está expuesta para su venta en una de las paredes del café. En otra de las paredes, un grupo de víctimas posan felices con los coloridos trajes. Esas fotos se volvieron vitales en India, donde se aplaudió la fortaleza y belleza de esas mujeres.

En su extensa librería, el viajero puede encontrar alguna buena lectura en la cual gastar las horas en lo que llega su tren. También hay una pantalla que cada tanto muestra un documental de las mujeres que trabajan allí. Entre otras, cuenta la historia de Geeta y su hija, por las que se estableció el café en Agra. El que era esposo de Geeta un día les roció ácido a ella y a sus dos hijas. Una de ellas murió. La otra, Nitu, que ahora trabaja también en el café, tenía entonces sólo tres años. El motivo del ataque fue que Geeta "no le dio un hijo varón", que para algunos en India es indispensable para dar continuidad a la familia. Fue justamente por ellas que el café se abrió en Agra: son de un pueblo cerca de esa ciudad y la organización quería darles una forma de ganarse la vida y también de empoderarlas para salir adelante. “Antes nos quedábamos solas en casa pensando en lo grave de nuestros problemas. Ahora cada día nos vestimos y nos arreglamos para venir a trabajar”, explica alegre Nitu en el vídeo. Las mujeres explican que Agra, conocida como la ciudad del amor, también les ha traído aceptación y una forma de ganarse la vida dignamente.

En cada mesa, a manera de una segunda carta, hay un texto que pide a los visitantes que dejen atrás sus prejuicios hacia la gente desfigurada y que les apoyen posicionándose contra este tipo de crimen. “La belleza externa es momentánea. Hemos sido capaces de superar la ira y la tristeza. Creemos que ser bellas por dentro es más importante. Y eso es para siempre. Ser bello por fuera no sirve de nada. Hasta los que nos tiraron el ácido lo eran”, dice en el manifiesto. Y las heroínas estaban entusiasmadas porque el pasado 8 de marzo, día internacional de la mujer, la organización abrió su segundo café en Lucknow, la capital de Uttar Pradesh.

Por Ana Gabriela Rojas
Fuente: El País

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