enero 06, 2017

Moral, representación y “feminismo mapuche”: elementos para formular una pregunta

Este trabajo se pregunta por las posibles dificultades para la emergencia de un “feminismo mapuche” organizado en Chile. Para ello, se sugieren algunas afinidades entre las declaraciones públicas de algunas mujeres Mapuche contemporáneas y las paradojas a las que las feministas afroamericanas, chicanas y musulmanas han debido hacer frente en diferentes contextos de dominación. La hipótesis del texto es que la representación del feminismo “separatista”, la culpabilización al denunciar la violencia vivida al interior de sus comunidades, la ansiedad de los nacionalismos desvirilizados, la invisibilización por parte de los feminismos “blancos” y el llamado a representar la dignidad de un pueblo, son algunas de las contradicciones que estas mujeres comparten en el proceso de construcción de una subjetividad política feminista.

“Todas las lenguas se besan en mí
soy entonces la boca
que se abre

al resplandor (…)
Abuelo mío expulsado
-te canto y te redimo-
Ah, los machos del templo
sacudiendo el vaticinio amargo
de los siglos (…)
Malleus Maleficarum abuela mía
Cornelio Saavedra y el hijo de puta que lo
parió (…)
Hija mía
que tiembla el cetro de las sucesiones
Abuelo mío delirante en alcohol manso
te canto y te redimo”
Adriana Paredes Pinda
“Parias”

Itinerario de una pregunta

1 Una primera versión de este texto fue presentada como ponencia en las “Quintas Jornadas Caribeñist (...)

1En los últimos años, mi trabajo se ha abocado a estudiar lo que he llamado “el discurso de la superioridad moral de las mujeres”, haciendo referencia a una serie de retóricas según las cuales existiría un conjunto de cualidades “específicamente femeninas” como la proximidad, la fuerza, el cuidado de la vida, la capacidad de mediación, la madurez, etc. que vendrían a humanizar, renovar y limpiar la política1.

2Pensando en la cuestión de los valores que sostienen las normas de “la mujer legítima” en el Chile contemporáneo, mis primeros trabajos sobre este tema se consagraron al estudio de los usos conservadores y progresistas del discurso de “la superioridad moral de las mujeres” en el país. Entre estos últimos, analicé el discurso de género de la primera campaña presidencial de Michelle Bachelet y los argumentos de algunas de las feministas que sostuvieron esa campaña. Así, me encontraba -por ejemplo- con las palabras de Pía Barros:


“Si se pudiera hablar con la futura presidenta, enviarle una carta (…) Yo le pediría un país como una casa (…) Michelle Bachelet encarna la persona que yo quisiera ser (…) aquella que sabe ponerse en el lugar del otro, que es capaz de renacer de sus cenizas (…) Ella es una heroína capaz de mirar su dolor solamente para crecer y no para odiar” (Barros, 2006, párr.1-2, énfasis mío).

Patricia Crispi, a su vez, remarcaba:

“Michelle- antes que todo- es eso: una sonrisa que expresa la reconciliación personal profunda, sonrisa que simboliza y que es el espejo de nuestra posibilidad de reconciliación nacional (…) Michelle es la “bella” que en nuestro sueño domesticará a la “bestia” (…) todo será posible para “el segundo sexo” (…) Inauguraremos una nueva manera de hacer política (…) Tendremos, además de la testosterona, la cuota de progesterona de la cual nuestra sociedad tiene necesidad” (Crispi, 2006, párr.1-3, énfasis mío).

3En un escenario previamente dispuesto por campañas como las del SERNAM en el 2003 –“Chile necesita fuerza de mujer”- (Vera, 2009), Michelle Bachelet se presentaba en la franja de la segunda vuelta con Sebastián Piñera el 2006, afirmando: “Quiero dirigirme a aquellos que no votaron por mí porque soy mujer…Cada familia es un reino, donde el padre reina pero la madre gobierna (…) Traigo un liderazgo diferente, con la sensibilidad de quien mira las cosas desde otro ángulo” (citada en Vera, 2009: 123).

4A partir de esos primeros trabajos, pude concluir que en un contexto global de crisis de la representatividad política y en un contexto local insistentemente postdictatorial (en el que las irrupciones de la memoria (Wilde, 1999) y los rituales de refundación y unidad nacional no dejaron de proliferar), “la política de la proximidad” y el discurso pragmático de Bachelet sobre el “liderazgo femenino diferente”, le permitieron ofrecer de manera exitosa su “buena femineidad nacional” en tanto “maternidad pública” y encarnación de la reconciliación nacional (Vera, 2009).

2 A lo largo del texto, utilizaré las comillas para señalar el carácter arbitrario e históricamente (...)

5Fue después de buscar, a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, la genealogía de este discurso de “la femineidad” que la presenta como patrimonio y recurso en la arena política (Vera, 2012), que las palabras de Juana Calfunao me estimularon a pensar en la evidente “blanquitud”2 del feminismo institucional en Chile. Junto con lo anterior, comencé a reflexionar en algunas afinidades entre la representación corporal de “la mujer mapuche” y otros cuerpos de mujeres racializadas a las cuales históricamente se les ha encomendado encarnar la tradición de sus pueblos.

6El carácter del presente trabajo es preliminar y corresponde a un ensayo reflexivo que podría ser el punto de partida para una investigación de más largo aliento. Así, he construido un corpus acotado que incluye declaraciones públicas de dirigentas mapuche, documentos emanados de la web, prensa, textos escritos por ensayistas o investigadoras mapuche y fragmentos de entrevistas realizadas a mujeres mapuche en los últimos años. La metodología del texto consistirá en analizar estas voces en primera persona desde los feminismos “de color” y la teoría feminista post/de/anticolonial, con el objetivo de construir relaciones entre ellos y, simultáneamente, entre éstos y los testimonios de mujeres cuyas experiencias en otras épocas y contextos de acoso racista, sugiero afines. De esta manera, construiré algunos ejemplos de un fenómeno aún poco estudiado en nuestro país: el mutuo modelamiento de racismo y sexismo en el contexto reivindicativo mapuche contemporáneo. Finalmente y a partir de este análisis, pretendo sustentar la validez de una pregunta sobre las posibilidades y obstáculos para la emergencia de un “feminismo mapuche” en Chile.

  • Texto integro de Antonieta Vera Gajardo: aquí

Fuente: Polis Revista Latinoamericana
Revues.org

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