febrero 01, 2017

Paula Moreno: "No debería justificarme por ser negra y mujer". La exministra de Cultura de Colombia habla del racismo «estructural» de su país



Según los datos del Banco Mundial (BM), en Colombia, el 80% de los negros vive en extrema pobreza, es decir, con menos de 1,25 dólares al día. Paradójicamente, se trata de uno de los países de América Latina con mayor índice de crecimiento económico, en torno al 3,8% de su Producto Interno Bruto (PIB).

La desigualdad, por tanto, es notoria. De los 49 millones de colombianos, cinco millones son negros de los que el 80%, es decir, cuatro millones, viven en condiciones precarias.

Una de las voces más representativas de la comunidad afrodescendiente colombiana es Paula Marcela Moreno, exministra de Cultura.

Su condición de mujer, joven y negra le han hecho «una suma de diversidades» que le motivan a trabajan por la integración social en su país a través de la Fundación Manos Visibles de la que es directora. 

¿Definiría a Colombia como un país racista?

Colombia es un país que no ha sabido poner en valor sus identidades en el que, en muchas ocasiones, y a propósito, se excluye al otro, lo omites o lo tratas como a un olvidado.

Esto pasa con las comunidades étnicas. En Colombia hay un racismo estructural, es decir, una falta de representatividad y de comprensión que no van a la par con el crecimiento de oportunidades.

Según entiendo, su fundación Manos Visibles, trata de empoderar a líderes específicos. ¿Hacen falta líderes en las poblaciones afro en Latinoamérica?

Manos Visibles es una organización puente. Nosotros mapeamos y reconocemos liderazgos independientes y colectivos a los que fortalecemos y conectamos. Tenemos más de 70 líderes nacionales e internacionales que interactúan junto a líderes que no pertenecen a minorías étnicas. Así, hacemos que esas dos orillas se encuentren para generar otras relaciones de poder en nuestras sociedades.

¿Cuenta con presupuesto del Gobierno colombiano? 

No. La Fundación cuenta con un millón y medio de dólares al año que provienen de la Cooperación española, de la Fundación Ford, de la Fundación BBVA y cinco donantes más. 

«En Colombia, el 80% de los negros vive en extrema pobreza, es decir, con menos de 1,25 dólares al día»

¿Cómo atacan la exclusión?

Las exclusiones tienen muchas formas.

Una es conceptual reflejada en la ignorancia. El hecho de que, en Colombia, se perciba que las personas de Medellín y Bogotá son más preparadas que las del Pacífico, es una forma de racismo. En Manos Visibles se generan procesos de diálogo de líderes de todos los lugares para combatir ese desconocimiento.

Las zonas que tradicionalmente están pobladas por afrodescendientes en Colombia (el Valle, el Chocó) suelen ser muy pobres. ¿Qué activos, además de los culturales, podemos destacar de estas comunidades?

Si bien son comunidades que no tienen institucionalidad, existen formas de organización comunitaria impresionantes. Las organizaciones de mujeres son un ejemplo porque son un círculo que brinda apoyo. De manera que estas comunidades nos enseñan que existen formas de solidaridad.

¿Está de acuerdo con la diferenciación positiva?

Sí, porque cuando no se parte del mismo punto no se puede esperar dar la misma carrera ni que todos den el salto extra por igual.

No se puede pensar que es lo mismo estudiar en el mejor colegio que estudiar en el peor, por ejemplo.

Entonces, ¿estará de acuerdo con el sistema de cuotas?

Sí. Esperar que una sociedad solamente por conciencia abra los espacios es muy complejo, porque, a veces, uno no puede dejar la inclusión a la conciencia y esperar que el otro lo haga simplemente por buena voluntad. Se necesita abrir espacios que brinden oportunidades en condiciones de igualdad.

La igualdad de oportunidades no se da por ósmosis.

¿Cómo evitar que haya afroprivilegiados?

Yo puedo decir que lo triste es que una persona afro que vaya a buenas universidades o buenos colegios sea considerada privilegiada.

Yo que he sido de las primeras profesoras negras de la Universidad de Los Andes (Bogotá), de las primeras becadas por Colfuturo, de las primeras becadas por la Comisión Fulbright y de las primeras ministras negras, no me siento privilegiada.

Ver mis logros como un caso atípico es el problema.

¿Le molesta el calificativo de afroprivilegiados?

Sí, totalmente. No veo cuál es el privilegio. Si fuese una persona blanca la que tuviera mis logros ¿puedo decir es blanca privilegiada? No, es normal que esa persona, independiente de su color de piel, tenga la oportunidad de ir a una buena universidad.

¿Se sintió mujer cuota en el ministerio de Cultura?

Soy absolutamente honesta y sé que el tema de género pesó, pero yo no era tan consciente de esto cuando fui nombrada.

Yo pensaba que por ser joven, negra, estudiosa, toda una suma de diversidades, pesaba, pero no entendí la cuestión del género hasta que empecé a manejar ciertos sectores.

Concretamente cuando tuve que tomar decisiones relacionadas con el deporte. Yo veía la molestia en que fuera la jefa porque la mayoría eran hombres. Una mujer hablando de eventos deportivos, de fútbol, de un posible mundial, resultó raro en ellos y ahí me di cuenta de que la sociedad establecía roles que fueron difíciles de romper.

«Colombia es un país que no ha sabido poner en valor sus identidades en el que, en muchas ocasiones, y a propósito, se excluye al otro» 

¿Fue una estrategia de Álvaro Uribe nombrarla para que se convirtiera en mujer cuota?

Pues todos los gobiernos nombran por algo. Los políticos por eso son políticos. Yo no creo que ninguno nombre a alguien simplemente por sus logros. Yo represento a una comunidad trasnacional (negra) que tiene un peso en términos políticos.

¿Echa en falta en los gobiernos actuales más nombramientos de líderes negros?

Ahora tenernos a Luis Alberto Murillo, ministro de Medio Ambiente, pero fue después de muchas luchas. Echo de menos que no sea natural nombrar a una persona negra por sus logros. Que la diversidad no sea un concepto espontáneo en la mirada del gobierno sino impuesto, sigue siendo un obstáculo. Ya debería ser natural. Yo no debería estar justificándome por ser negra y mujer.

Los negros hacen parte del Consejo Nacional de Paz, ¿hace falta más atención a las comunidades afro en el proceso de paz?

Hay un capítulo en el Acuerdo de paz dedicado a comunidades étnicas y que hace mención específica a las comunidades afro. Cuando uno lee los Acuerdos hay una lectura de diversidad muy interesante. Ahora, la gran pregunta es: ¿cómo se aterriza eso?

Las comunidades étnicas, como las mujeres, fueron las últimas en llegar al Acuerdo. Hay un punto que mencionamos al Alto Comisionado de Paz, y quedó en el Acuerdo, y es que no se fueran a generar zonas de reserva campesina en los territorios colectivos de las comunidades étnicas, ni indígenas, ni negras.

En Colombia el 30% del territorio le pertenece a negros e indígenas en titulación colectivas -en resguardos y en Consejos Comunitarios- de ese 30% que nos pertenece, el Gobierno se comprometió a no negociarlo, es decir, a dejarnos esa parte del territorio.

«Uno no puede dejar la inclusión a la conciencia y esperar que el otro lo haga simplemente por buena voluntad» 

Usted cuenta que de niña recordaba que su madre le contaba que incluso la tocaban por ser negra. ¿Sintió racismo en su niñez?

Sí. Yo era la única negra en el colegio y cuando me gustaba un niño un amigo me preguntaba: ¿Paula y sus hijos cómo van a ser? ¿Cómo las vacas blancas con manchas negras? Y yo pensaba esto no es natural.

¿Se acomplejó?

Una vez llegué a casa diciéndole a mi madre que yo no era negra sino café clarita. Yo lloraba y mi madre me dijo que jamás permitiera que alguien me pusiera mi valor.

Mi madre me enseñó que el racismo es ignorancia y esa coraza de autoestima me sirvió para madurar.

¿Cuándo era ministra sintió racismo?

Sí. Estoy terminando un libro que se llama Los colores del poder que es una memoria donde cuento mi experiencia de vida hasta mis 32 años (actualmente tiene 38) y relato, sobre todo, la experiencia en el ministerio. Me pasaban cosas como ir a eventos diplomáticos, presentarme y que la otra persona me dijera 'usted sabe Paula que a mí me encantan los negros', para mí era molesto porque yo no se lo estaba preguntando, yo no me veía diciéndole a nadie 'a mí me encantan los blancos', eso no me parece normal.

Hay muchas formas de racismo y discriminación, también en sutilezas. En China me gritaban Michelle Obama, que no es un descalificativo, pero que refleja ese exotismo que despierta el diferente y que ya debería estar más normalizado.

¿Le preocupa el brote de xenofobia que representa Donald Trump?

La reflexión que hago es que la gente no entendía la lucha negra de antes. Con Trump, pese a él, nos estamos forzando a ver que las diversidades deben estar unidas.

Esto va a hacer una prueba, primero un ejercicio de humildad para reconocer que no hemos avanzado tanto como sociedades multiculturales, segundo porque tendremos que redoblar esfuerzos y tercero la enseñanza de que los diversos se tienen que unir porque el que discrimina por una cosa, generalmente, discrimina por más.

Hace poco murió Zigmunt Bauman quien justo decía que esa unión entre diferentes se ve minada en la modernidad porque con el capitalismo ya no hay conciencia obrera que es, en última, a la que pertenecemos la mayoría. Además, Trump es el símbolo, en carne y hueso, del capitalismo ¿Sigue siendo positiva?

Nos toca ser radicalmente positivos. Va a ver un elemento de caos, sin duda, pero debemos aferrarnos a la solidez de lo que hemos construido.

En Estados Unidos los artistas se han unido, ya ha habido voces muy críticas, sin necesidad de slogans raciales. Meryl Streep es un ejemplo, habló por las mujeres, por la prensa, por los artistas. Cada uno empieza a unificar discursos y eso va generando solidaridad.

¿Le gustaría volver a la política?

No. Estoy decepcionada de la política y recuerdo que Barack Obama dijo que Michelle Obama era muy sensible para la política, yo también soy muy sensible al juego político, al juego de intereses que se mueve. Me han ofrecido volver a ser ministra en varias ocasiones pero no he aceptado. En mi caso, estoy convencida de que mi labor es crear masa crítica a través de la formación de líderes, es lo que hago en Manos Visibles, donde prefiero quedarme.

Por Vivian Murcia G. / @vivimur83 / @elportalvoz
Fuente: El PortalVoz

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