marzo 27, 2024

El cuidado que las instituciones y academia no ven. “Cuando perteneces a la clase trabajadora, las posibilidades de compaginar la vida profesional e incluso personal, con el cuidado son prácticamente inexistentes”.


Patricia Bolinches

Acabo de entregar una solicitud de beca post-doctoral a la Universidad de Melbourne. En este tipo de becas suelen requerir que el título de doctorado se haya obtenido unos años antes (normalmente entre 2 y 5) para poder solicitarla. En la convocatoria de esta universidad, se indica que aquellas personas que han tenido que suspender su carrera profesional por motivos justificados (enfermedad propia, cuidado de familiares, maternidad, etc) pueden solicitar que se amplíe el plazo desde la obtención del título en relación al tiempo que se estuvo parada. Es decir, si dedicaste 3 años cuidando a un familiar enfermo, por ejemplo, se amplían 3 años desde la fecha de obtención del título, de tal forma que, se facilita así la re-incorporación laboral de estas personas. Este reconocimiento existe en otras convocatorias laborales en universidades y centros de investigación en Australia y otros países como Gran Bretaña, Estados Unidos o Alemania. Contrasta con mi experiencia con solicitudes similares en España y Portugal, dos países que, pese a contar con políticas de igualdad y conciliación2, suelen carecer de este reconocimiento cuando se trata de aplicarlo a personas que han cuidado de familiares enfermos.

En gran parte de ofertas post-doctorales que he solicitado en España y Portugal, cuando he alegado que mi parón profesional se ha debido al cuidado de un familiar, o bien se me ha rechazado sin llegar a valorarme, o se me ha valorado en función de la producción científica y experiencia de enseñanza que se espera que tenga según los años desde que terminé mi doctorado. Si no ser siquiera valorada es altamente frustrante, tampoco es realista esperar que una persona que se haya dedicado a cuidar genere producción científica.
Cuando he alegado que mi parón profesional se ha debido al cuidado de un familiar, o bien se me ha rechazado sin llegar a valorarme, o se me ha valorado en función de la producción científica y experiencia de enseñanza...

Cansada de estas circunstancias, decidí poner dos reclamaciones. Una a la Fundação para a Ciência e a Tecnologia (FCT) que es un órgano del Ministério da Educação e Ciência de Portugal encargado de financiar la investigación científica en el país. La otra fue al Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) adscrito al Ministerio de la Presidencia de España. En el primer caso, seguí el cauce interno de reclamaciones para el Concurso Estímulo ao Emprego Científico Individual. En el segundo, para su convocatoria de Becas de Formación para Posgraduados. En ambos casos, les pedí que contemplaran el cuidado de ascendentes como parón académico en sus convocatorias. La FCT no llegó a responder nunca a esa solicitud y se limitaron a indicarme que yo no cumplía los requisitos y por lo tanto rechazaban, amablemente, mi candidatura. En el caso del CIS sí se me respondió desde la dirección del mismo, pero para indicarme que no se podría hacer una excepción conmigo. Sin duda, tanto el silencio de los primeros como considerar que mi caso sea excepcional obvian que el cuidado de ascendentes provoca muchas desigualdades.

Sin duda, tanto el silencio de los primeros como considerar que mi caso sea excepcional obvian que el cuidado de ascendentes provoca muchas desigualdades

Están ignorando que el cuidado de personas enfermas y mayores en países como España y Portugal sigue recayendo, en la mayoría de los casos, en manos de las mujeres3 y que son muchas las que, como yo, han tenido que parar sus vidas para cuidar de familiares enfermos4. Por tanto, están obviando aplicar en sus organizaciones medidas de género e igualdad. Resulta significativamente paradójico que esto se produzca en lugares como FCT y CIS, donde financian y realizan estudios sociales que señalan las desigualdades de género provocados por el sistema patriarcal.

Cuando una persona que ha dedicado años de su vida a cuidar de un ser querido deja de ser cuidadora, se enfrenta con varios retos. El primero quizás sea, como apuntan asociaciones y expertas en cuidados, el de sobrellevar el duelo a la vez que te desprendes de un sentimiento de culpa por sentir alivio tras dejar de cuidar5. En mi caso, pasé cuatro años cuidando de mi padre, enfermo de ELA, hasta su muerte. En este tipo de enfermedades, cuando perteneces a la clase trabajadora, las posibilidades de compaginar la vida profesional e incluso personal, con el cuidado son prácticamente inexistentes. Como no cesan de denunciar los enfermos de ELA, su grado de incapacitación es tan alto y las ayudas institucionales son tan insuficientes, que las personas más allegadas, con nuestros cuidados, nos convertimos en la única posibilidad para que puedan respirar, comer, asearse... y, en definitiva, vivir y sobrellevar la enfermedad de la manera más dignamente posible.
En este tipo de enfermedades, cuando perteneces a la clase trabajadora, las posibilidades de compaginar la vida profesional e incluso personal, con el cuidado son prácticamente inexistentes


Recibí la confirmación de que mi padre tenía ELA cuando estaba en Sídney disfrutando de una beca doctoral para investigar en la Macquarie University. Por suerte, esta universidad ofrecía la posibilidad de recibir apoyo psicológico gratuito a sus estudiantes, lo que me ayudó a desarrollar la fortaleza mental para permanecer en Australia el tiempo que el avance de su enfermedad lo permitió. Pero en 2015 volví a casa: a Mérida. Desde entonces fui gradualmente dedicando más y más tiempo a cuidarle a medida que su enfermedad avanzaba, hasta que en septiembre de 2019 falleció. En medio de esos cuidados conseguí, con muchas dificultades, acabar el doctorado en antropología y obtuve dos ofertas para trabajar de investigadora. Pensé en mil maneras de compaginar el cuidado de mi padre, junto a mi madre y mi hermano, con estos trabajos, pero fue imposible. En gran parte, porque el máximo de ayuda institucional que recibimos durante sus años de enfermedad no superaron las 45 horas de asistencia al mes.

Puesto que en Australia había encontrado todo tipo de ayudas y apoyo para acabar mi doctorado, no reparé en que, tras la muerte de mi padre, en España no sería igual. Esto es más difícil de entender si se tiene en cuenta que el Código Civil español, en su Artículo 143, recoge que los ciudadanos en España tenemos las mismas obligaciones de cuidados con nuestros ascendientes como las que tenemos con nuestros descendientes y cónyuges. Esta obligación la conocí a través de una amiga que se encontraba sola cuidando de su padre enfermo. Al ingresar su padre en el hospital, la médica que le atendía le advirtió que su padre había llegado al hospital en unas condiciones que indicaban que no estaba bien atendido y tenía que denunciarle. Esa doctora no le preguntó si tenía dificultades para cuidar de su padre sola mientras trabajaba, o si recibía la ayuda institucional suficiente. Directamente le recordó sus obligaciones con su ascendiente.

Existe un desfase grande entre las obligaciones que tenemos como ciudadanos y las coberturas que ofrecen las políticas del cuidado y de igualdad. Desde hace más de 25 años, la UE ha adoptado un enfoque transversal con la intención de que en Europa se ejecuten políticas públicas en materia de género6. Este enfoque transversal de género exige que todas las medidas, acciones, planes y políticas públicas que se lleven a cabo sean diseñadas para corregir la desigualdad en todos sus ámbitos7. En España, el Instituto de las Mujeres y la Ley Orgánica 3/20078 están direccionadas en ese sentido. En Portugal, aunque no existe una ley expresamente orientada a la igualdad, se han desarrollado varios planes nacionales para la igualdad de género, y creado un organismo nacional (Comissão para a Cidadania e a Igualdade de Género) con objetivos afines9. Similar a España, Portugal presenta un modelo de cuidado familiarista10 e injusto, basado en la división sexual del trabajo, que provoca grandes desigualdades para las mujeres11.

Existe un desfase grande entre las obligaciones que tenemos como ciudadanos y las coberturas que ofrecen las políticas del cuidado y de igualdad

Desde los espacios académicos también se está reclamando transversalidad para que el feminismo y sus ideas no sólo se queden en conceptos teóricos que se imparten, sino para garantizar que se erradiquen las desigualdades desde dentro12. Sin duda los espacios educativos, académicos y públicos, deben ser aquellos que se encarguen de ofrecer oportunidades a quienes los distintos sistemas de opresión se las han arrebatado. En este sentido, es significativo recordar que el sistema patriarcal se articula con otras desigualdades de clase, etno-raciales, por discapacidad, migración, sexualidad..., que requieren de unas políticas interseccionales además de transversales13. Sin duda alguna, mi caso no es una excepción, y son muchas las mujeres que —bajo sus distintas realidades múltiples— asumen tareas de cuidado teniendo que aparcar su vida profesional. Si bien tenemos que seguir reclamando que se fortalezca el sistema público en el cuidado para que estas circunstancias no se produzcan, los ámbitos académicos deberían ser un ejemplo en la aplicación de medidas compensatorias a las desigualdades.

Sin duda alguna, mi caso no es una excepción, y son muchas las mujeres que —bajo sus distintas realidades múltiples— asumen tareas de cuidado teniendo que aparcar su vida profesional

FCT y CIS no son los únicos lugares en España y Portugal donde he encontrado esta desatención. Más triste ha sido ver a renombrados académicos que añadían la perspectiva de género a sus proyectos de investigación, pero no la aplicaban a la hora de contratar. Es difícil luchar contra todo esto de manera individual. Decidí, no obstante, extender mis reclamaciones al Ministerio de Presidencia en España en octubre de 2023. Desde allí se me respondió de manera rápida que mi queja había sido trasladada al CIS y pasaría a ser valorada. Hasta la fecha no he recibido mayor notificación que ésta. Por eso he decidido escribir este artículo animada por otras académicas, a pesar de que, como todas sabemos, este tipo de artículos y reclamaciones no abren puertas.

Explicar un parón profesional como he hecho para la convocatoria de la Universidad de Melbourne no es fácil, porque tengo que escribir sobre una vivencia muy dolorosa y exponer la intimidad de mi padre con certificados médicos que prueban su enfermedad. Es un proceso al que he tenido que dedicar más tiempo en la solicitud que aquellas personas que no tienen que hacerlo. Pero es una satisfacción encontrar lugares como esta universidad donde nos dan la oportunidad para explicar situaciones personales, donde seremos evaluadas de una manera más justa. Es urgente que las instituciones en España y Portugal hagan un profundo cambio en este sentido, sobre todo atendiendo al cada vez mayor envejecimiento de la población en nuestros países. Las personas sin medios económicos suficientes adolecen una mayor dificultad para poder compaginar la vida familiar con la profesional. No aplicar medidas para contrarrestarlo es continuar la desigualdad. ¿No deberían España y Portugal seguir los ejemplos de otros países donde ya se están aplicando estas medidas? ¿No deberíamos todas prestarle más atención a las cuidadoras y profundizar en la teorización de sus realidades desde el feminismo y la interseccionalidad?

Doctora en Antropología por la Macquarie University y la Universidad Autónoma de Madrid. Actualmente trabaja en el Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, Universidad Autónoma de Madrid.
Fuente: El Salto

Referencias

1 Ángeles Montalvo Chaves es Dra. en Antropología por la Macquarie University y la Universidad Autónoma de Madrid. Actualmente trabaja en el Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid. angeles.montalvo@uam.es

2 Navarro Capilla (2020). Conciliación, en Cobo, Rosa y Rapea, Beatriz (edil), Breve diccionario del feminismo, pp. 53-55, Madrid: Catarata.

3 Pérez, Antía (2020). Cuidados, en Cobo, Rosa y Anea, Beatriz (edil), Breve diccionario del feminismo, pp: 61-63, Madrid: Cataratas.

4 Plaza, Sara (2022/07/20). Mujeres cuidadoras y dependencia: las tareas que no están en el centro, Píkara Magazine, https://www.pikaramagazine.com/2022/07/mujeres-cuidadoras-y-dependencia-las-tareas-que-no-estan-en-el-centro/

5 Noreia, David (2024/03/24). El doble luto del cuidador: “Estoy descansando, sí, pero ha muerto mi madre, ¿cómo me voy a alegrar?”, ElDiario.es, https://www.eldiario.es/sociedad/doble-luto-cuidador-descansando-si-muerto-madre- alegrar_1_10945153.html

6 Navarro Sanz, Beatriz y Sanz Gómez, Mª Mercedes (2021). La transvesalidad de género y su poder de influencia: ¿hacia una igualdad efectiva en la UE?, Revista CIDOB d’Afers Internacionals, 127:39-62.

7 Rapea, Beatriz (2020). Transversalidad, en Cobo, Rosa y Ranea, Beatriz (edi), Breve diccionario del feminismo, pp: 244-246, Madrid: Catarata.

8 Buavent, Silvia (2020). Políticas públicas feministas, en Cobo, Rosa y Rapea, Beatriz (edi), Breve diccionario del feminismo, pp: 190-192, Madrid: Catarata.

9 Soriano Moreno, Silvia (2020). Políticas de igualdad. Extremadura-Portugal, en Extremadura-Portugal, una guía para la cooperación transfronteriza, pp: 154-163.

10 Bettio, Francesca and Plantenga, Janette (2004). Comparing care regimes in Europe, Feminist Economics, 10 (1): 85-113.

11 Esquerda (2022/01/09). Uma mudança na política de cuidados: o Serviço Nacional de Cuidados, https:// www.esquerda.net/dossier/uma-mudanca-na-politica-de-cuidados-o-servico-nacional-de-cuidados/78811

12 Munévar, Dora I. Y Villaseñor, Marta L. (2005). Transversalidad de género. Una estrategia para el uso político- educativo de sus saberes, Revista de Estudios de Género. La ventana, 21:44-68. Esquirol, Meritxell (2022/05). Pensar la transversalidad de género en la universidad, COMeIN, 121, https:// comein.uoc.edu/divulgacio/comein/es/numero121/articles/m-esquirol-pensar-la-transversalitat-de-genere-a-la- universitat.html

13 Jiménez Rodrigo, María Luisa (2022). Políticas de igualdad de género e interseccionalidad: estrategias y claves de articulación, Convergencia Revista de Ciencias Sociales, 29: 1-24. Basterra Olives, Claudia (2021). Transversalidad de género e interseccionalidad en políticas públicas. Un análisis comparado de la normativa estatal y canaria en materia de transexualidad, Revista Clepsydra, 21:347.

Sí a la Diversidad Familiar!
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