octubre 17, 2024

Cecilia Alemany: Invertir en cuidados mejora la calidad de vida y la economía de los países



Cecilia Alemany es la directora regional adjunta de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe. Foto: ONU Mujeres

Que los países de América Latina y el Caribe empiecen a invertir en sistemas de cuidados no sólo mejoraría la calidad de vida de las personas, especialmente la de las mujeres, sino también la economía de las naciones, asegura a Efeminista la directora regional adjunta de ONU Mujeres, Cecilia Alemany.

"Son diez áreas en las que hemos visto que, si los países empiezan a avanzar en sus sistemas integrales de cuidados, se generaría un efecto multiplicador", explica Alemany, quien recientemente participó del foro académico Territorios de cuidados, un evento en el que 250 especialistas analizaron en México cómo avanza la región en su misión de "reconocer el derecho a cuidar, a ser cuidado y al autocuidado", de cara a la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, que se realizará en 2025.

Esta inversión, dice Alemany, influiría en la formalización, regulación y profesionalización del trabajo de cuidados, "en donde tiene efectos inmediatos", e impactaría en la economía formal y en la protección social.

"Y eso sigue una cadena que va hacia la recaudación fiscal, la reducción del hambre, la pobreza y la desigualdad; y después tiene toda otra serie de impactos económicos y en el desarrollo, y hasta en los gastos de salud", agrega la directiva, quien tiene una amplia experiencia en temas de género y ha liderado operaciones en varias agencias de la ONU, organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil a nivel nacional, regional y global.

Según las cifras que maneja, la economía de América Latina y el Caribe crecería en promedio alrededor de un 20 % si los países reconocieran al cuidado como un trabajo, debido al "retorno" de la inversión y al empoderamiento económico de quienes cuidan, que en su mayoría son mujeres.
Una crisis de cuidados que se evidenció con la pandemia

La región, según dice Cecilia Alemany, vive una "crisis histórica" de cuidados. Sin embargo, no fue hasta que llegó la pandemia de la covid-19 que el problema estalló y obligó a los países a "repensar" los escasos programas que venían implementando hasta ese momento.


"La crisis de los cuidados siempre estuvo desigualmente distribuida entre hombres y mujeres, pero aún más hacia aquellas que enfrentan más vulnerabilidades o que son más pobres, no sólo porque generalmente son quienes trabajan en ese sector de cuidados o de trabajo del hogar, sino también porque no tienen soluciones o encuentran pocas soluciones públicas a sus necesidades de cuidados", agrega.

En América Latina, las mujeres dedican entre 6,3 y 29,5 horas semanales más que los hombres a realizar trabajos de cuidado no remunerados, según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), lo que representa un total de 8.417 millones de horas semanales por las que no reciben ningún salario.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) calcula que el aporte económico de este trabajo no remunerado representa un 21,3 % del producto interno bruto (PIB) en promedio en la región, llegando a alcanzar más de un cuarto del PIB total en algunos países. El 74,5 % de ese aporte lo realizan las mujeres.

Debido a esta carga desigual de los cuidados, las mujeres no sólo enfrentan mayores tasas de informalidad, sino que también acceden a empleos de menor calidad, incluso cuando superan en promedio de años de estudios a los hombres.

Es por eso que desde el organismo de Naciones Unidas han puesto especial foco en que los gobiernos se den cuenta de lo importante que es invertir en estos sistemas, que no sólo permitirían "garantizar un derecho" sino que generarían "un retorno a la economía del país".
Financiamiento y voluntad política

La directora regional adjunta de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe dice que lo que se necesita es que los gobiernos financien y tengan voluntad política para impulsar programas que permitan "cambiar los estereotipos tradicionales de género que supeditan a la mujer" al rol de cuidadoras.


"Todavía mucha gente en nuestros países cree que el mejor cuidado lo dan las mujeres y que se tienen que quedar en la casa para hacer eso, cuando la realidad es que no es así de ninguna manera", señala.

Además, dice, la demanda de cuidados va a aumentar con el paso de los años, por lo que es insostenible que esta carga siga recayendo enteramente en las mujeres. Una discusión que también se está generando en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, hasta donde Argentina llevó el pedido de que se reconozca al cuidado como un derecho humano autónomo, y que éste a su vez está estrechamente vinculado con otros derechos como el de la vida, la salud, la educación o la autonomía reproductiva.

Para hacer cumplir esos derechos, dice Cecilia Alemany, también es fundamental que se empiecen a pensar a los cuidados "desde el territorio", como ya está pasando en varios países de América Latina, como en Perú, Ecuador o Colombia, donde en algunos municipios se ha implementado "manzanas de cuidado", que son espacios en los que las mujeres llevan a sus familiares para que los cuiden mientras ellas estudian o aprenden algún oficio.

En total, 14 países de la región están trabajando en el diseño y discusión de normativas o implementación de sistemas de cuidado, especialmente en el ámbito local.


"Esto requiere de muchas cosas porque no es sólo es la organización y formalización de trabajo, sino también la inversión en infraestructura de cuidados. Es decir, afecta a otras partes del gasto e inversión pública y la verdad que en los últimos años se ha avanzado mucho", resalta Alemany, al tiempo que añade que es importante que estas políticas se piensen de manera interseccional, para no dejar sin protección a mujeres rurales, indígenas, negras o migrantes.
Cuidados, cambio climático y migración

Las expertas que participaron en el foro académico de México, recuerda Alemany, también analizaron cuál es la conexión de los cuidados con nuevos fenómenos que están impactando en la región, como el cambio climático y la migración.

En el caso de este último, dice, trabajan con otras agencias de la ONU para que, a quienes lleguen a cuidar a otros países o necesiten cuidados en sistemas públicos extranjeros a los que tienen problemas para acceder, se les garanticen sus derechos.

"Hemos empezado los últimos dos, tres años a llevar la perspectiva de cuidados y a la vez a empezar a generar iniciativas con mujeres migrantes. No sólo brindarles servicios de cuidados para ellas o para sus hijos y demás, sino también a empezar a apoyarlas en la generación de iniciativas de emprendimiento en cuidados", señala.

Y con respecto al cambio climático, Alemany adelanta que llevarán de la mano de Brasil el tema de los cuidados a la próxima reunión del G20, que se realizará en noviembre en Río de Janeiro, y a la COP30, que será en Belém do Pará en 2025.

"Una de nuestras propuestas es que, así como nuestra región se benefició en el pasado de canjes de deuda por educación, ahora haya canje de deuda por cuidados. Esto permite que no sólo se dependa del presupuesto público, sino también de las oportunidades de mecanismos innovadores y de financiamientos", apunta.

"Esta siempre ha sido una agenda periférica, pero cada vez hay más comprensión de que esto puede ayudar a transformar las relaciones de discriminación, que no sólo son sociales o políticas sino también son económicas", concluye Alemany.

Por Cristina Bazán 
Fuente: Efeminista

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