Diana Rodríguez, la ‘inventora’ de las Manzanas del Cuidado
La asesora especial en Género y Diversidad para el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo lideró, como secretaria de la Mujer de Bogotá, uno de los proyectos públicos más exitosos de Colombia, que se ha convertido en referente mundial
Diana Rodríguez, en Bogotá, el 1 de Diciembre del 2023.NATHALIA ANGARITA
Para dar vida a una idea de Claudia López, en ese entonces alcaldesa de Bogotá, de crear un proyecto en la ciudad que cuidaran a las cuidadoras, Diana Rodríguez Franco (Bogotá, 43 años) pensó en una manzana de barrio, como coloquialmente se les llama a las cuadras. La dibujó en la parte superior del tablero de su oficina, en la Secretaría Distrital de la Mujer, sin saber que estaba sembrando la primera semilla de uno de los proyectos de innovación urbana más reconocidos del mundo.
En la extensión de una manzana, el proyecto terminó dándoles a las cuidadoras, quienes se ponen en pausa con el fin de atender a sus familias y garantizar su bienestar, un lapso de tres horas diarias para terminar su bachillerato, hacerse chequeos médicos, usar lavadoras gratuitamente (y dejar de lavar a mano la ropa de la familia), asistir a clases de yoga y aprender inglés. Mientras tanto, los niños, abuelos o familiares enfermos que ellas cuidan participan en actividades dispuestas en la misma zona geográfica.
Hoy, Manzanas del Cuidado es un programa social de referencia global, que ganó, en 2023, el Premio Internacional de Guangzhou a la Innovación Urbana; acaba de ser reconocido con el Premio Internacional de Visión Urbana (The Bay Urban Visioning Awards) en la categoría ‘Campeones de los ODS’, y fue inspiración para el programa ‘Cuidemos, banco de tiempo’ en Monterrey, México.
No es fortuito que Rodríguez liderara, entre 2020 y 2023, la creación del Sistema de Cuidado de Bogotá como Secretaria de la Mujer, pues creció como hija única de padres mayores, con un gran privilegio desde la cuna: conocer el valor de dar a los demás. Sus papás apoyaban becas de educación superior, fundaciones para niños con cáncer y otras acciones benéficas que hacían parte de la cotidianidad de la familia, recuerda desde Washington, donde ejerce como asesora especial en Género y Diversidad para el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo.
Un mantra para la acción
Al asumir el primer cargo público luego de años como investigadora y académica, Rodríguez se trazó como mantra el propósito que le dictó la alcaldesa: “Transformar la vida de las mujeres en Bogotá”. En ese momento sintió que la mezcla ecléctica de su formación profesional en Derecho y Economía de la Universidad de los Andes, una maestría y un doctorado en Sociología de la Northwestern University, en Estados Unidos, y años de investigación sobre derechos humanos, justicia económica y ambiental, políticas públicas y equidad, le permitirían pasar de la teoría a la acción.
El mantra de su rol como funcionaria pública se materializó con 488.000 mujeres beneficiadas en 26 Manzanas del Cuidado, que se crearon en Bogotá al cierre de los cuatro años como Secretaria Distrital, y alrededor de 128.000 mujeres atendidas por violencias en casas de refugio, de justicia, unidades de reacción inmediata y hospitales.
Y pensar que esa mañana de enero del 2020, cuando las Manzanas del Cuidado eran apenas un esbozo en el tablero de su oficina, la idea pudo haberse quedado solo en eso. Recuerda que convocó a su equipo para contarle la conclusión del proyecto en el que había estado trabajando durante los últimos 27 días, tanto en conversaciones con ellas –expertas en los diferentes campos de acción que ella había escogido como pilares de la Secretaría– como por medio de investigación y de reuniones con otros especialistas.
“¿Qué opinan si hacemos unas manzanas con la infraestructura que ya existe en el Distrito?”, dijo mientras pintaba una figura que se parecía más a una pizza, con un parquecito pintado en la mitad. Y su equipo le dijo: “¡Buena idea!”. “Si ellas, que eran las expertas y ya habían tenido la oportunidad de llevar a cabo proyectos en el sector público, me hubieran dicho ‘pésima idea’, yo hubiera borrado el dibujo para empezar a construir otros conceptos, pero agradecí mucho esa apertura a innovar”.
Criando la paz
En 2017, como una ciudadana del común, Rodríguez estaba amamantando a su hija mayor y leyendo el periódico. Como parte del Acuerdo de Paz, los desmovilizados de las FARC estaban llegando a las zonas veredales transitorias. En la noticia, como un dato más, se incluía a las madres, también en periodo de lactancia, que avanzaban hacia esos territorios. Incapaz de ser indiferente, desde la sala de su casa, coordinó la campaña que bautizó “Criando para la paz’” Empezó a llamar amigos, conocidos en el Gobierno, empresarios, y así reunió 60 morrales con elementos de aseo y nutrición y se los hizo llegar a esas mujeres para facilitar la lactancia y la vida de sus hijos.
“No he sentido vergüenza por ser una mujer que ha vivido con privilegios. Vergüenza es tenerlos y no aprovecharlos”, afirma sin titubeos. Por ello, uno de sus propósitos de vida es “nivelar la cancha”, como hace ahora en el BID para apoyar la implementación de políticas de género, desde las narrativas de la organización, hasta las relaciones con los Gobiernos y las inversiones para los ciudadanos. Lo hace también como miembro del consejo del futuro global sobre el futuro de la economía del cuidado del Foro Económico Mundial y miembro del “Room 5″ sobre Igualdad de Género, parte de la Iniciativa 17 Rooms del Brookings Institution y la Fundación Rockefeller.
Su vida familiar está matizada con la misma coherencia. Es esposa y también mamá de dos niñas, de 7 y 5 años, en quienes siembra con ejemplo la solidaridad y la equidad, pues su esposo apoyó el cambio de vida que proponía el nuevo cargo en Washington y adaptó su carrera para acompañarla. “Me parece importante que mis hijas vean que su mamá es feliz siendo trabajadora, que vibra con la vida, que le importa lo que le pase a la gente. Quiero que aprendan de mí a tener una vida con propósito, con entusiasmo, que estén dispuestas a tomar riesgos”.
Diana Rodríguez tiene la certeza de que la desigualdad dejará de suceder cuando se le quite la naturalidad con la que se aceptan las conductas machistas, cuando la sociedad aprenda a desaprender y a hacer común la idea de que la vida se vive con propósito. Por eso, no olvida a una mujer de más de 80 años, sentada en un computador, que la llamó mientras ella caminaba por la sede de una de las manzanas del cuidado.
—Señora, ¿sabía que la semana pasada me gradué de la primaria?
Por Edna Rojo
Fuente: El País
*Apoyan Ecopetrol, Movistar, Fundación Corona, Indra, Bavaria y Colsubsidio.