marzo 14, 2025

Acompañar y cuidar. Cómo enfrentan las mujeres adultas mayores la soledad en Argentina



La soledad en mujeres adultas mayores es un tema complejo que abarca factores emocionales, sociales y de salud. Las mujeres viven más años que los hombres, lo que implica que muchas experimentan la viudez y sufren la pérdida de seres queridos. Esta situación, junto a otros factores, contribuye al aislamiento social y la soledad. Además, la jubilación, la partida de hijas e hijos y el debilitamiento, la violencia, mensajes discriminatorios o de odio en redes sociales pueden aumentar el aislamiento.

Algunas causas de ausencia de compañía en esta etapa incluyen la pérdida del cónyuge, amigas o amigos. La viudez y el fallecimiento de personas cercanas son eventos comunes que pueden generar sentimientos de vacío y desconexión, junto con una reducción de interacciones sociales.

Además, factores como la jubilación, la movilidad reducida o la falta de transporte dificultan la participación en actividades comunitarias. De la misma manera, los cambios familiares —hijas, hijos, nietas y nietos— que pueden concentrarse en proyectos y compromisos con sus propias vidas, deja menos oportunidades de convivencia.

Problemas de salud

Los temas de salud en esa etapa de la vida son frecuentes e impactan negativamente, propiciando la soledad y el aislamiento. Por ejemplo, enfermedades crónicas, discapacidad o deterioro cognitivo pueden limitar la capacidad de socializar.

Consecuencias de la soledad en la salud

La soledad en mujeres adultas mayores tiene un impacto significativo no solo en el bienestar emocional, sino también en la salud física y mental. Factores como la viudez, la jubilación y la falta de interacción social están directamente relacionados con problemas de salud como la depresión, la ansiedad y enfermedades cardiovasculares. Además, enfermedades crónicas, discapacidad o deterioro cognitivo pueden limitar la capacidad de socializar, exacerbando el aislamiento y aumentando el riesgo de deterioro cognitivo.

En ese sentido, proponer el uso de tecnologías con el objetivo de aprender a usar redes sociales o videollamadas también facilita la comunicación con familiares, amigas, amigos, y este aprendizaje genera satisfacción, en un logro valorado y empoderante.

De igual manera, otra de las propuestas es promover el envejecimiento activo, manteniéndose físicamente en actividad mediante caminatas solitarias o grupales, sumándose a grupos de baile y ejercicios cuidados, o haciendo yoga. Estas acciones contribuyen a mejorar el bienestar general.

Sin duda, lo fundamental es el apoyo emocional, dentro del cual podemos incluir la terapia psicológica o la participación en grupos de apoyo, que pueden ser útiles para gestionar emociones y crear nuevas conexiones.

“Los sufrimientos subjetivos a partir de situaciones de vivencias en soledad, se traducen en variadas y múltiples sintomatologías, que pueden ser tantas, como personas con sus historias existan.

Se tiende a patologizar las emociones como tristeza, desesperanza, angustia, ansiedad, falta de deseo, etc., cuando por el contrario es necesario alojarlas generando redes de sostén y escucha respetando el deseo y posibilidades de cada ser”, explica Mónica Vaccaro, trabajadora de la Salud Mental y activista de los Derechos Humanos,

Influencia de la soledad en la salud cognitiva y emocional

La soledad crónica está relacionada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, hipertensión y disminución del sistema inmunológico. En consecuencia, las personas mayores que sufren de soledad pueden experimentar un deterioro significativo en su salud física y emocional.Deterioro cognitivo 
Estudios han demostrado que el aislamiento social aumenta el riesgo de deterioro cognitivo y enfermedades como el Alzheimer. La falta de estimulación social reduce la actividad cerebral, lo que puede acelerar la pérdida de memoria y funciones cognitivas.
Sufrimientos subjetivos
La soledad prolongada puede generar sentimientos de tristeza, desesperanza y ansiedad.
Impacto en la salud física
La soledad crónica está relacionada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, hipertensión y disminución del sistema inmunológico.Acompañar y cuidar

En este punto, es necesario pensar y exigir políticas públicas puntuales, tendientes a abordar la soledad con estrategias claras y recursos.

En algunos países, como España y el Reino Unido, se han implementado programas de acompañamiento y voluntariado para combatir la soledad en adultas mayores. Sin embargo, en Argentina, la falta de continuidad y los recortes presupuestarios ponen en peligro el sostenimiento de políticas efectivas.

En Argentina, la soledad en mujeres adultas mayores es una preocupación creciente que afecta su bienestar emocional y cognitivo. Para abordar esta temática, contábamos con diversas políticas públicas y programas enfocados en promover la inclusión y el acompañamiento de las personas mayores. Hoy, gracias al desinterés en el Estado nacional y el desarme generalizado, no sabemos qué se sostiene y qué no. En algunas provincias, como La Pampa, estas políticas siguen vigentes con las limitaciones de un presupuesto provincial que debe alcanzar para todo y el obstáculo del cierre o desmantelamiento de los organismos pertinentes.

Aun en estas condiciones de desamparo e incertidumbre, podemos mencionar algunas de esas políticas públicas y programas destacados; como, por ejemplo, la Dirección Nacional de Políticas para Adultos Mayores (DINAPAM), Secretaría de Derechos Humanos, Gerontología Comunitaria, Género y Políticas de Cuidado en PAMI, Programas de Teleasistencia y Apoyo Psicosocial, Promoción del Envejecimiento Activo y Saludable, y la Implementación de Políticas de Cuidado y Género.

Acompañar y cuidar

A lo largo de este artículo hemos analizado las principales causas y consecuencias de la soledad en mujeres adultas mayores, así como algunas estrategias para abordarlas. En conclusión, la implementación de políticas públicas claras y la creación de redes de apoyo son fundamentales para mejorar la calidad de vida de este sector de la población.

Es urgente que el Estado, las organizaciones civiles y la sociedad en general trabajen de manera conjunta para fortalecer las redes de apoyo a las mujeres adultas mayores. Solo así podremos garantizarles una vejez digna, plena y libre de soledad.

Colaboró en este artículo: Mónica Vaccaro


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