marzo 31, 2025

Entrevista exclusiva a Thelma Fardin. El camino nunca es el silencio

La Justicia Brasileña con una cámara ampliada ratificó la condena a Juan Darthés por el delito de violación. Cinco de los seis jueces lo condenaron a 6 años de prisión. Después de siete años de batalla descarnada, Thelma Fardin observa y reflexiona sobre el recorrido junto a Las12. 

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Imagen: Sebastián Freire

¿Cuánto se le ha exigido a Thelma desde el día de la conferencia de prensa aquel 11 de diciembre de 2018? Coherencia, salud mental, fuerza física, sostén económico para afrontar los costos de un proceso judicial que involucra a tres países, energía y tiempo para contener a otras víctimas.

¿Qué le prohibimos como sociedad a las víctimas de violencia sexual? El derecho a la alegría, al amor, a los sueños, al deseo, al crecimiento económico. 

¿Se puede hablar de reparación cuando el daño es inabordable en su totalidad? Se puede cometer la torpeza de hablar de justicia sólo por la condena a quien destrozó una parte de la vida de una persona y además la obligó a aceptar las reglas de un juego macabro en el que denunciar nos coloca inevitablemente en el banquillo de los acusados?

¿La reparación real existe?

--Es muy difícil hablar en términos generales, es muy fuerte porque en el proceso de reparación se rompen otras cosas. La noche antes de tomar el avión para Sao Paulo le decía a Nico (Riera) con mucha angustia ¿Hice bien en hacer lo que hice? Y él me dijo: Sin dudas. Imaginate cómo te hubiera carcomido por dentro. Que me lo diga él que no está tan empapado de lo que es la lucha histórica para mí fue muy importante, y me hizo acordar a algo que me dije cuando tenía 25 años: esto me va a comer las entrañas. Hoy hay muchos caminos de reparación pero yo miro el mapa de la posibilidades desde arriba y quizá con algunos errores, creo que elegí el camino correcto.

¿Cuántas lupas hemos puesto sobre la vida y obra de una niña de 16 años cuando nos remontamos al momento de los hechos? Poner en juego la palabra consentimiento frente a una menor de edad en un delito contra la integridad sexual es una equivocación mayúscula adrede desde el punto de vista legal, y, por lo menos, perversa desde una mirada humanitaria. ¿Por qué nos ha costado tanto reparar en la niña que Thelma era cuando Darthés la violó y en la mujer que, con una valentía superlativa, hackeó un sistema deficiente y machista? ¿Qué cimientos movió en nosotres como para distraer la mirada hacia la exigencia de un catálogo de buena víctima? ¿Cómo fue seguir después de aquel día en Nicaragua?


“Sin dudas a la piba de 16 años que entró en esa habitación le arrebataron muchas cosas, quedó muy manchado mi espacio laboral. Mi vínculo con el trabajo era muy estresante, me fui a otros países a trabajar porque tenía miedo de cruzarlo y algo se apagó en la mirada. Se nota un quiebre entre aquella nena y los 17 y 18. Eso no es recuperable, pero yo estoy tan orgullosa de quien soy que pienso si hubiese podido ser moldeada del mismo modo sin las mismas experiencias”.

Cancelación: Una trampa discursiva

¿Por cuánto tiempo más vamos a permitir que visibilizar un abuso sexual sea un pasaporte a la estigmatización y cancelación de la denunciante? La palabra cancelación es una trampa discursiva que en la práctica se utiliza sigilosamente contra las víctimas.

El término cancelar que nada en los dientes de los tibios para hacer expansivo el alcance brutal con que defienden el poder de un abusador, debería analizarse como herramienta de adoctrinamiento y silenciamiento a las víctimas. Una embestida feroz a niñas, mujeres y diversidades que quedan fuera del radar laboral. Un intento brutal de quitar los recursos económicos a como dé lugar. Un plan de desgaste físico, mental, emocional y económico con el único objetivo de demolición y silencio.

“Yo tengo el sueño muy claro de poder disfrutar de mi profesión porque todavía hay muchos espacios que siento una marca, un peso por ser la que denuncié dentro de mi espacio laboral. Deseo dar vuelta la página en ese aspecto, que no sea como una carga, un estigma, pero todavía cuesta", dice Thelma.

"Sé específicamente de muchos lugares donde se ha dicho No, Thelma después de lo que hizo es muy difícil. Tuvo un costo muy alto que me duele tener que pagar, y en ese sentido me duele que hayan querido ensuciarme con mensajes como “Ladrona” cuando ni siquiera hice una demanda civil ni viví del Estado como intentaron asegurar. Denunciar me cerró puertas laborales pero prefiero toda la vida no ser cómplice de un sistema, no haberme quedado calladita”.

Las redes que salvan

El instinto de supervivencia se aferra a los afectos casi desesperadamente. Los vínculos familiares, amistosos y sexo afectivos son, frente a una sociedad hostil que rechaza cualquier voz desestabilizante del secreto a voces, el salvavidas irremplazable para las víctimas de un delito que pone en jaque la célula base de la institución familiar.

Los procesos judiciales en delitos como abuso sexual, llevan un promedio de 7 años. ¿Qué se deja en el camino de esos siete años en un paréntesis de vida no elegido? Cuánto más debe perder una víctima de abuso sexual que se anima a hablar? Un pliegue inapelable es la salud mental.


“Sin dudas sin un acompañamiento terapéutico psicológico yo no hubiese podido rearmar mi paz, sobre todo no solo por el abuso sexual en sí mismo sino por la exposición publica, y en el proceso judicial fue muchísimo más complejo y duro de lo que hubiese imaginado. A pesar de eso, en la balanza, fue mucho más reparador hablar que no hacerlo. Pero mi sostén siempre fueron las amistades, mi pasión por mi profesión y los libros. Hay algo muy fuerte en esto de que el arte salva. Yo lo siento así. Y hoy sin dudas también lo es mi vínculo de pareja. Antes de entrar a la audiencia Nico me decía: acordate que pase lo que pase, vos volvés a casa y tenemos nuestra vida, nuestros amigos, nuestras comiditas ricas, mirar los partidos de fútbol y las gatas. Él lo tenía y lo tiene muy claro porque de hecho yéndome para Brasil, de sorpresa armó un video con todos mis amigos diciendo que viajaban conmigo, que me acompañaban. Me emociona mucho y lloro cada vez que lo digo y lo pienso porque fue muy vital”.


Hoy volvés de Brasil con un fallo sin precedentes. ¿Cuál es la emoción que te habita?

--Hubo algo muy sorprendente al escuchar a estos jueces, hombres de más de 50 años con una cultura tan distinta, hablando otro idioma. Escucharlos recogiendo al fin el sentido colectivo que fuimos construyendo y no solamente en términos teóricos, sino que muchas contamos nuestras historias y empezamos a entender más cabalmente de qué estamos hablando cuando hablamos de violencia sexual, fue muy contundente.

Uno de los jueces cambió el fallo en el momento, de hecho lo dijo; “Yo estuve trabajando mucho en esto, leyendo los testimonios, y teniendo dudas acerca de la tipificación y cómo se configura la violencia, pero estando acá, escuchando a cada uno de mis compañeros jueces, al abogado defensor y a la abogada asistente de acusación me doy cuenta acá mismo que LA VIOLENCIA FÍSICA ES EN SÍ MISMA LA VIOLACIÓN”. Esa construcción de sentido fue muy fuerte porque muchas veces te piden esa imagen de “ la golpeó, la ató, la amordazó y la realidad es que en una violación el miedo es paralizante".


"Otro de los jueces recogió algo que yo dije en una conferencia de prensa y fue muy interesante: si nosotros vamos a decir que es difícil investigar un delito que pasó hace nueve años entonces ni siquiera aceptemos la denuncia. Fue muy reparador escucharlo.

Otro juez puso el foco en el abusador, dijo: La víctima tiene un testimonio contundente, coherente y sin contradicciones hace siete años, el acusador tiene muchas declaraciones contradictorias. Fue fantástico porque puso la responsabilidad en el tipo de 46 años.

El único juez que votó en contra explicó que lo hacía por la tipificación y las leyes brasileñas, pero no puso en duda los hechos denunciados.

Thelma Fardin es el punto de inflexión en una línea de tiempo en el que la historia se apoyará para reivindicar los derechos y la vida de infancias, mujeres y disidencias a nivel mundial. ¿Tenemos dimensión del precedente histórico de este fallo?


"Esta victoria va a ser útil en términos muy técnicos, este fallo será insumo para próximos juicios. En términos sociales termina de saldar un debate, ahora cuando hablen de mí o de otras mujeres que pasaron por ésto, vamos a poder decir “La justicia le dio la razón”. Hoy me pasó que estaba esperando el semáforo para cruzar la calle y se bajó un tipo del auto y me dijo “Sos Thelma, quiero agradecerte tu lucha y lo que hiciste en la justicia”.

Para mí es muy importante decir que este camino no hubiera sido posible sin mis abogados Carla Junqueiras, Martín Arias Duval, Marie Labozzetta, Luli Galkin, el equipo de Amnistía, las actrices, Luciana Peker.
La huella y un propósito


Hay algo que este recorrido forjó, sin soñarlo ni proponérselo en un principio: Thelma Fardin creó una Fundación que lleva su nombre y ahora está con su primer proyecto que es un video podcast sobre acceso a justicia para sobrevivientes de violencia sexual en América Latina de la mano de Equality Now. El objetivo es dejar una hoja de ruta, un panorama más amplio de cómo es ese camino. La intención es abrir un espacio grupal para compartir experiencias. “Aprendí que hay algo muy reparador en escuchar a otras”.

Otro proyecto más ambicioso es poder darle patrocinio jurídico a las sobrevivientes.

24 hs después de aquella conferencia de prensa de 2018 junto a actrices Argentinas, habían aumentado un 1200 por ciento las denuncias. De 2018 a esta parte, el sistema judicial elevó la cantidad de condenas por violencias sexuales.


A veces entera, otras, hecha escombros, Thelma permaneció en un campo de batalla desigual, cruel y enloquecedor con una lucidez e inteligencia descomunal. En ese mismo campo de batalla, hoy, una de cada cinco niñas y uno de cada trece niños luchan por sobrevivir a las violencias sexuales.

Por Carolina Fernández
Fuente: Página/12

Sí a la Diversidad Familiar!
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