agosto 09, 2025

El cielo entre las manos: cinco mujeres y una historia olvidada

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Cúpula del Real Observatorio de la Armada en San Fernando (Cádiz). Cedida por los autores.

La incorporación de la mujer a la astronomía española fue mucho más tardía que la de sus vecinas europeas, que entre finales del siglo XVIII y principios del XIX se licenciaban como astrónomas. El retraso se debe principalmente a que la mujer española no pudo acceder a estudios universitarios hasta 1910.

No fue hasta 1943 cuando contamos con la primera mujer dedicada a esta disciplina en nuestro país: Antonia Ferrín. Siete años más tarde, en 1950, Antonia obtuvo una beca del Consejo Superior de Investigaciones Científicas para trabajar en el Observatorio de la Universidad de Santiago de Compostela.

En 1953, le siguió María Assumpció Catalá, que se licenció en la Universidad de Barcelona. De forma paralela, otras mujeres tuvieron contacto con las estrellas como medidoras de placas fotográficas. Fue el caso de las analistas del Real Instituto y Observatorio de la Armada de San Fernando.

Pero antes de desvelar quiénes fueron, conviene hacer un poco de historia.
La fotografía en manos de la astronomía

La llegada de la fotografía, en 1826, supuso un hito en la historia. Y para la astronomía, en particular, significó un antes y un después.

Hasta ese momento, las observaciones del cielo se plasmaban en dibujos para su posterior estudio. La primera fotografía astronómica exitosa, que mostraba detalles de la Luna, fue tomada por John William Draper el 23 de marzo de 1840. Cuarenta años más tarde, su hijo, Henry Draper, junto a su mujer, Mary Anna Draper, fotografiaron la Nebulosa de Orión, el primer objeto de cielo profundo. Fue el nacimiento de la astrofotografía y la antesala del Catálogo Astrofotográfico y la Carta del Cielo, un proyecto internacional que se puso en marcha a iniciativa de Amédée Mouchez, director del Observatorio de París.

En 1887 se dio el pistoletazo de salida con una reunión a la que asistieron 50 astrónomos de varias partes del mundo. El proyecto se extendió a lo largo de varias décadas, pero quedó inconcluso. Fueron veinte los observatorios que participaron en el cartografiado del cielo; entre ellos, el Observatorio de San Fernando. A lo largo de los años los telescopios tomaron más de 22 000 placas fotográficas de vidrio.

Mujeres calculadoras y medidoras de placas

Las imágenes de estrellas, nebulosas y galaxias quedaban, en aquella época, impresas en unas placas de vidrio. Las posiciones de las estrellas tenían que ser medidas para establecer sus coordenadas. Y fue aquí donde cobraron importancia las mujeres. Varios de los observatorios que participaron en el Catálogo Astrofotográfico emplearon a mujeres para llevar a cabo los cálculos y las mediciones de las placas, primero por su rendimiento en el trabajo, y segundo porque los salarios eran más bajos.

Carta de Cecilio Pujazón y García, capitán de navío y astrónomo español, director del

Observatorio de San Fernando, enviada a sus superiores tras el viaje que realizó a los
observatorios europeos que participaban en el Catálogo Astrofotográfico y la Carta del Cielo.
En ella hacía referencia a las mujeres calculadoras Greenwich.

El Real Observatorio de San Fernando no tuvo mujeres en este proyecto. Los astrónomos, observadores y calculadores eran militares, y el ejército, en aquellos años, no contaba con féminas en sus filas.

Movimientos propios estelares y el Observatorio de Púlkovo

Finalizado el trabajo de la Carta del Cielo y Catálogo Astrofotográfico, las placas fotográficas tuvieron otra utilidad: medir los movimientos propios estelares. En este proyecto colaboraron el Observatorio de Púlkovo, situado en la ciudad rusa de San Petersburgo, y el de San Fernando.

Fotografía de Amalia Ristori Fernández, una de las cinco medidoras del Observatorio de San Fernando. Fotografía cedida por la familia Ristori.

Los movimientos propios estelares se refieren a la variación real de las posiciones de las estrellas en el cielo debido al movimiento de estas con respecto al Sol. Se producen por la rotación de las estrellas alrededor del centro de nuestra galaxia. Son imperceptibles al ojo humano por la distancia a la que se encuentran, pero con métodos muy precisos se pueden medir.

Es aquí donde entran en juego nuestras protagonistas. Los astrónomos y observadores de San Fernando tomaron nuevas placas de las partes del cielo que ya estaban registradas en el Catálogo Astrofotográfico y en la Carta del Cielo para hacer la comparativa. Fijándose en lo que hicieron los otros observatorios, casi medio siglo antes, cinco mujeres se encargaron de efectuar las mediciones de las placas.

Amalia Ristori Fernández, María del Pilar y María del Carmen Rodríguez Sáenz de Urraca, María del Carmen Navarro González y Agustina Planelles Lazaga fueron las encargadas de llevar a cabo este trabajo. Poca documentación hay de ellas. Según los testimonios de algunos de sus compañeros, en los años cincuenta y hasta los setenta, se dedicaron a realizar este trabajo del que no se ha encontrado documentación con las fechas exactas.

Es en 1971 cuando la Armada les reconoce su puesto de analistas. Las cinco eran mujeres solteras, lo cual tiene sentido si tenemos en cuenta que, por entonces, la mujer era apartada de la ciencia por considerar que su condición estaba reñida con el papel que se les había asignado como madres y amas de casa. Hasta bien entrado el siglo XX, a algunas astrónomas, como Vera Rubin, se les prohibió el acceso a un telescopio simplemente por el hecho de ser mujer.

Las medidoras de San Fernando podrían ser consideradas, hoy en día, como astrónomas amateurs, ya que realizaban unas mediciones astronómicas sin tener los estudios necesarios. De ellas, la única que permanece con vida es Carmen Rodríguez Sáenz de Urraca. El alzhéimer le ha borrado los recuerdos de aquellos años, y nos ha privado de una parte de la historia de la mujer española en la astronomía.

Aún hay pocas astrónomas

La astronomía sigue siendo una profesión en la que la presencia de la mujer sigue siendo bastante escasa. Según los datos de la Sociedad Española para la Astronomía, de las 1184 personas que se dedicaban en 2024 a investigar o enseñar astronomía en nuestro país, 307 eran mujeres, una cifra para la reflexión.
Texto con los nombres de los medidores masculinos (llama la atención que pusieran el dibujo de una mujer que eran las más habituales para estas tareas). Archivo del Real Instituto y Observatorio de la Armada.

Sobre las autoras y el autor

Mabel Angulo Rodríguez, Doctoranda de segundo curso, Universidad de Almería; Ana Guijarro Román, Astrónoma Soporte del Observatorio de Calar Alto, Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) y José Antonio Garrido Cárdenas, Profesor del Departamento de Biología y Geología, Universidad de Almería

Fuente: The Conversation. Ir al artículo original.

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