noviembre 20, 2025

La OMS reconoce el papel del feminismo contra la violencia machista y pide avances: "El progreso es lento"

Según el estudio Violence against women prevalence estimates 2023, una de cada cuatro mujeres en el mundo ha sufrido en algún momento de su vida violencia física o sexual por parte de su pareja. 

Imágenes de la manifestación con motivo del 25N en Málaga.Álex Zea / Europa Press


La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de publicar el informe más extenso, según la entidad misma define, que ha elaborado sobre violencia contra las mujeres: Violence against women prevalence estimates, 2023. El documento abarca, por primera vez, la prevalencia a lo largo de 23 años (2000–2023) y permite observar en qué medida la violencia física y sexual ha evolucionado en más de dos décadas. "Las reducciones mínimas en la prevalencia observadas desde el año 2000 muestran que el progreso es demasiado lento. A este ritmo, lograr la Meta 5.2 de los ODS -eliminar todas las formas de violencia contra mujeres y niñas para 2030- sigue siendo inalcanzable", advierte el estudio.

Según el informe, una de cada cuatro mujeres en el mundo (25,8%) ha sufrido en algún momento de su vida violencia física o sexual por parte de su pareja. Y cerca de una de cada siete (13,7%) la ha sufrido en el último año. Esto significa que 682 millones de mujeres han experimentado violencia de pareja a lo largo de su vida, y 316 millones, solo en los últimos 12 meses.

La prevalencia global de violencia por parte de la pareja a lo largo de la vida entre mujeres de 15 a 49 años era del 30,8% en el año 2000. Diez años después, en 2010, seguía exactamente en 30,8%. Pero ya en 2018 bajó a 27,2% y en 2023 se situó en 25,8%. Una caída de cinco puntos porcentuales en más de dos décadas, que el propio documento lo califica de "mínima", pero que existe.

El informe señala que, pese al descenso, el número total de mujeres afectadas "ha permanecido en gran medida sin cambios durante más de dos décadas". Esto se explica porque la población mundial ha crecido, pero la disminución porcentual es tan pequeña que no contrarresta ese crecimiento. El resultado es que hoy hay aproximadamente 840 millones de mujeres que han sufrido violencia física o sexual por parte de sus parejas o de terceros, casi lo mismo que lo estimado a principios de siglo.

El estudio no permite identificar tendencias país por país, pero sí advierte que "existen países y regiones en las que la prevalencia está aumentando". Las zonas con prevalencias más altas son también aquellas donde los cambios estructurales avanzan más despacio. Oceanía (excluyendo Australia y Nueva Zelanda) presenta un 56,9% de prevalencia a lo largo de la vida; África subsahariana, un 31,9%; Asia meridional y central, un 30,8%. En estas regiones, las transformaciones sociales, legales y económicas necesarias para frenar la violencia de género han sido más lentas o irregulares.

Mientras que, en Europa, se calcula que una de cada cinco mujeres ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja a lo largo de su vida (21,7%). Aunque la prevalencia en el último año es mucho más baja, 6,5%. Si se estudia por zonas, hay una diferencia bastante notable, con el 24,6% en Europa del Norte y el 18,6% en Europa del Este, mientras que desciende al 16,4% en Europa Occidental y al 14,8% en Europa del Sur, la subregión con menor prevalencia identificada. Son valores inferiores al promedio mundial (25,8% a lo largo de la vida y 13,7% en el último año), pero la OMS advierte que siguen siendo cifras "inaceptablemente altas".

Las mujeres jóvenes presentan prevalencias especialmente elevadas. El informe señala que entre las chicas de 15 a 19 años, un 23,3% ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja a lo largo de su vida, y un 16%, solo en el último año. Esto confirma que la violencia no es un fenómeno que surja en la edad adulta.

Sobre las posibles soluciones y medidas adoptadas, el informe incide sin rodeos en que "los responsables políticos todavía no lo consideran lo suficientemente prioritario como para invertir recursos adecuados". También afirma que "en muchas sociedades la violencia de pareja se sigue viendo como un asunto privado" y "las actitudes de culpabilización de la víctima siguen siendo generalizadas". 


Asimismo, el documento subraya que las normas sociales siguen siendo un núcleo duro del problema, sobre todo aquellas que refuerzan ideas arraigadas sobre el rol de las mujeres, alimentan expectativas sobre la obediencia femenina o narrativas sobre "la familia", entendida como espacio fuera del control del Estado. Exactamente este es el terreno donde el negacionismo de la violencia machista encuentra su base. 

Uno de los elementos más contundentes del informe es la mención explícita a la falta de penalización de la violación conyugal en numerosos países y a la persistencia de leyes discriminatorias. De hecho, la organización lo incluye como una de las razones por las que la violencia no disminuye al ritmo necesario.

Otro es la cuestión económica, cuando se menciona que la financiación sigue siendo insuficiente. Este es otro de los rasgos característicos de los gobiernos negacionistas o anti-género. Reducir fondos para casas de acogida, para campañas educativas, para líneas de atención, para programas de prevención o para sistemas judiciales especializados forma parte, en muchos países, de una estrategia explícita de desmantelamiento. 

En contraposición, si en algo es explícita la OMS, es en el reconocimiento del papel del activismo feminista: "Décadas de activismo feminista han contribuido a reformas legales más sólidas y respuestas más centradas en las supervivientes", establece el estudio. En otro punto del informe, la OMS amplía esta idea refiriéndose a los movimientos feministas globales contemporáneos y a su capacidad para poner la violencia de género en el centro del debate internacional. En este sentido, reconoce el papel de campañas como el #MeToo, #NiUnaMenos, #BalanceTonPorc, Tal’at o #EndFemicideKE, señalándolas como parte de una ola social que ha visibilizado la magnitud del problema y ha servido de palanca para impulsar reformas. Estos movimientos, afirma la OMS, han contribuido a una mayor conciencia pública y han presionado a los gobiernos para actuar.


Redactora de Igualdad, Violencias Machistas, Resistencias y Salud Sexual en 'Público'. Antes cubría temas de Sanidad y Educación. Politóloga especializada en Estudios Feministas, de Género y Ciudadanía.
Fuente: Público.es

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