noviembre 28, 2025

La resistencia a los estereotipos y mandatos sociales es un aspecto clave del activismo

La resistencia a los estereotipos y mandatos sociales es un aspecto clave  del activismo - Tribuna Feminista

La lucha contra la exclusión debida al incumplimiento de los estereotipos patriarcales es agotadora. La adhesión al positivismo del colectivo con discapacidad como coartada para integrarse en un grupo es comprensible, pero tal actitud en esas dinámicas afecta negativamente a nuestras vidas. Rechazar el positivismo puede ser una forma de resistencia. No siempre es posible o saludable adoptar una actitud positiva ante situaciones de discriminación o exclusión. A veces, el reconocimiento del dolor y la lucha es esencial para poder avanzar y encontrar nuestro camino.

Es importante encontrar espacios donde nos sintamos validadas y comprendidas. A veces, el apoyo puede venir de comunidades que comparten experiencias similares.

La lucha contra las normas patriarcales y la discriminación es una tarea onerosa no exenta de escollos, especialmente cuando se trata de desbaratar estereotipos arraigados en la sociedad y que se inculcan desde la cuna.

El positivismo, aunque puede ofrecer un sentido de pertenencia, no siempre es la respuesta. Aceptar el dolor y la lucha es vital tanto a nivel individual como también para la formación de un movimiento más fuerte y consciente de las distintas realidades de sus integrantes.

Descubrir espacios de apoyo que reconozcan y acepten nuestras experiencias puede suponer nuestra salvación. Ya sea en grupos de discusión, redes sociales o comunidades activistas, la conexión puede ser el motor del cambio. La lucha es tanto personal como colectiva. Claro, el tema de la discapacidad y la forma en que se cruza con el sexismo, roles sociales y expectativas culturales entraña una gran complejidad. La sociedad tiende a imponer normas que pueden ser excluyentes, y muchas veces, quienes no se ajustan a esos moldes enfrentan discriminación y marginación.

Lo personal es político también en esos casos. Nuestras experiencias y luchas no son solo individuales, sino que reflejan patrones más amplios de opresión. Al no seguir los roles patriarcales y no conformarnos con lo que se espera de una mujer «normativa», desafiamos esas estructuras de poder.

Dichas dinámicas de poder sitas en la intersección entre discapacidad y sexismo son complejas. Aquí ponemos algunas:

1. Desigualdad por haber nacido mujeres. Las mujeres con discapacidad nos enfrentamos a opresión por haber nacido mujeres, pero no solo somos oprimidas por nuestro sexo , también enfrentamos el estigma de la discapacidad.

2.Estereotipos patriarcales: Los estereotipos tradicionales sitúan a las mujeres en una posición de subalternas respecto a los varones. Si añadimos la discapacidad con su estigma a la ecuación, acabamos siendo percibidas como eternos objetos de cuidado, colaborando en la cronificación del rol sexista en lugar de como agentes activas de su vida .

3. Acceso a recursos Las mujeres con discapacidad a menudo tenemos un acceso limitado a recursos como educación, atención médica y empleo. Esto se agrava por la falta de políticas inclusivas que aborden nuestras necesidades específicas.

4. Violencia y abuso: Las mujeres con discapacidad somos más propensas a ser víctimas de violencia y abuso, tanto físico como emocional. La intersección entre discapacidad y sexo nos hace más vulnerables y facilita la violencia al contar con nuestras defensas mermadas, tenemos más difícil defendernos lo que conlleva que las instituciones den a menos crédito a nuestras denuncias.

5. La falta de representación de mujeres con discapacidad en espacios de toma de decisiones perpetúa nuestra exclusión. Sin una voz en la creación de políticas y programas, nuestras necesidades y experiencias a menudo quedan sin ser contempladas.

Estas dinámicas revelan cómo las estructuras de poder están interrelacionadas y cómo es esencial abordar la discriminación de manera holística para lograr un La resistencia a los estereotipos y mandatos sociales es un aspecto clave del activismo, y es cierto que las mujeres con discapacidad enfrentan desafíos únicos en este contexto. La deconstrucción de prejuicios como el capacitismo requiere un esfuerzo colectivo y constante, ya que está profundamente arraigado en la sociedad. La idea de «normalidad» como un constructo social impuesto es un punto importante. Poner en cuestión estos estándares y reconocer la variedad en todas sus formas es vital para avanzar hacia una sociedad más equitativa donde quepamos todas.

Licenciada en Geografía e Historia por la UAM, feminista y activista por los derechos de las personas con discapacidad
Fuente: Tribuna Feminista

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in