diciembre 04, 2025

La jornada de 40 horas avanza y México enfrenta su brecha en cuidados

 La transición hacia la jornada de 40 horas ya está en marcha, pero sin políticas de cuidado el tiempo liberado podría convertirse en más carga para las mujeres. Patricia Mercado explica por qué la justicia de tiempo es el verdadero debate.




El gobierno de Claudia Sheinbaum dio el primer paso para una de las reformas laborales más esperadas: la transición hacia la jornada semanal de 40 horas. Los lineamientos, presentados este 3 de diciembre, plantean una implementación gradual entre 2027 y 2030. El anuncio abrió de nuevo una discusión importante, porque en un país donde las mujeres cargan con la mayor parte del cuidado, el tiempo que se libere podría convertirse en más trabajo para ellas si no se crean políticas que las apoyen.

Durante la conferencia matutina, el secretario del Trabajo, Marath Bolaños, explicó que la reducción será de dos horas por año, hasta llegar a las 40 horas en enero de 2030, es decir, al final del sexenio de Sheinbaum. El 2026 funcionará como un año de transición para que las empresas y las personas trabajadoras se ajusten. La iniciativa establece que no podrán reducirse salarios ni prestaciones, y refuerza la prohibición de que menores de edad trabajen horas extra. 


Sheinbaum insistió en que la gradualidad busca darle certidumbre al sector privado y sostuvo que la reducción de la jornada no implica costos adicionales significativos para las empresas. Bolaños añadió que la evidencia internacional muestra que semanas laborales más cortas pueden traducirse en mayor productividad, mejor salud, cohesión social y equilibrio vida-trabajo.


Cuando el tiempo no alcanza: las mujeres y la “pobreza de tiempo”

Aunque la reforma promete mejorar la calidad de vida laboral, llega en un país donde millones de mujeres viven en lo que economistas feministas llaman “pobreza de tiempo”: la falta de tiempo propio debido a la sobrecarga de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.

Los datos lo confirman:

Las mujeres en México dedican 40 horas semanales al cuidado no remunerado. Los hombres, solo 16 (ENUT 2022).
Y el dato más revelador: 14.8 millones de personas están excluidas de un empleo remunerado por hacerse cargo del cuidado en sus hogares; más del 95% son mujeres (ENOE 2025).


En este contexto, no es evidente que una jornada más corta signifique más libertad para ellas.

“No queremos las 40 horas para que las mujeres cuiden más”

En entrevista con La Cadera de Eva, la diputada de Movimiento Ciudadano Patricia Mercado señala que la reducción de la jornada laboral solo será justa si avanza junto con políticas de cuidado.

“No queremos las 40 horas para que las mujeres cuiden más. La idea es que tengan vida personal, formación, entretenimiento… que regresen al trabajo en mejores condiciones” (Patricia Mercado, diputada)

La diputada advirtió que, si el país no crea una red pública de cuidados, las mujeres terminarán ocupando las horas liberadas en las mismas tareas que hoy las sobrecargan. Consideró que, en esos casos, ellas podrían dejar de estar en la empresa, pero no necesariamente liberar tiempo para sí mismas.

Mercado señala que la clave está en la corresponsabilidad familiar, social y del Estado. Eso implica inversión pública en infraestructura de cuidados: escuelas de tiempo completo hasta las cinco o seis de la tarde, casas de día para personas adultas mayores, y servicios comunitarios que permitan redistribuir el tiempo.

El Sistema Nacional de Cuidados: la pieza que falta

Mercado retoma un concepto clave de la economía feminista: la “justicia de tiempo”, que plantea que las personas deben tener la libertad real de decidir en qué usar el tiempo que se libera. Este principio contrasta directamente con la “pobreza de tiempo”, una forma de desigualdad que limita oportunidades y capacidades porque no existe margen para distribuir el tiempo entre distintas actividades.

La pobreza de tiempo afecta especialmente a quienes no cuentan con horas suficientes para descansar, estudiar, trabajar, participar en la vida social o simplemente tener ocio, debido a la carga excesiva de trabajo remunerado y, sobre todo, no remunerado.

En México, son las mujeres quienes más la padecen: según la ENUT 2022, las mujeres destinan en promedio 40 horas semanales a cuidados, frente a 16 horas en el caso de los hombres.

“El tiempo también es riqueza y está mal distribuido. Tenemos que entrarle al mismo tiempo a la justicia de tiempo que a la justicia social con las 40 horas y con las políticas de cuidado” (Patricia Mercado, diputada)

La diputada explica que la jornada reducida podría incluso animar a más mujeres a incorporarse al empleo formal, donde hoy muchas están ausentes porque la carga de cuidados las empuja a la informalidad.

Aunque el gobierno de Sheinbaum prometió la creación del Sistema Nacional de Cuidados (SNC). El panorama es complejo. La secretaria de las Mujeres, Citlalli Hernández ha reconocido que no se lograra consolidar este sexenio. Con la jornada de 40 horas prevista hacia el final del gobierno de Sheinbaum, la falta de esta infraestructura limita su impacto y deja abierto el riesgo de que el tiempo liberado siga recayendo sobre las mujeres.

Un estudio del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) calcula que un SNC robusto podría elevar las posibilidades de que mujeres de bajos recursos salgan de la pobreza del 37% al 68%. 

De acuerdo con el INEGI, el trabajo de cuidados no remunerado representa, además, el 26% del PIB del país, aunque históricamente se ha sostenido sin reconocimiento ni inversión pública.

Las dudas: gradualidad, Pymes y costos

Mercado cuestiona que la implementación de la jornada laboral de 40 horas pueda alargarse hasta 2030: “Cinco años es muchísimo para la vida de la gente", dice. 

La diputada también se opone a la posibilidad de dejar fuera a las pequeñas y medianas empresas de esta obligación. Argumenta que, aunque las Pymes representan el 90% del tejido empresarial del país y suelen tener menos recursos, los derechos laborales no deben variar según el tamaño de la empresa. Para ella, permitir excepciones abriría la puerta a que una parte importante de la fuerza laboral quede fuera de los beneficios de la reducción de la jornada, algo que califica como inaceptable.

Desde el sector empresarial, la Confederación Nacional de Cámaras de Comercio (Concanaco) informó este 3 de diciembre que la iniciativa de la jornada laboral dejó pendiente el subsidio a las horas extras a partir de la hora 41 y advirtió que, si no se implementa dicho subsidio, el costo adicional anual por trabajador podría superar los 65 mil pesos, afectando la capacidad de generar y mantener empleos.

Ante esto, la Concanaco propone que el costo de las horas extras se comparta entre el empleador y el Estado, especialmente para apoyar a las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) que representan más del 75% de los negocios familiares formales en México.

Una reforma histórica… si el tiempo se reparte de verdad

La reducción de la jornada a 40 horas abre una oportunidad real para mejorar la vida de las personas trabajadoras. Pero, como advierte Mercado, el reto es que ese tiempo liberado no recaiga otra vez sobre los hombros de las mujeres.

Sin un Sistema Nacional de Cuidados sólido y políticas que redistribuyan la carga, la reforma corre el riesgo de reproducir la desigualdad.

La promesa, al final, es clara: un país donde el tiempo como la riqueza se comparta.

Fuente: La Cadera de Eva

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