julio 14, 2025

"Un punto de no retorno": Llamado urgente para apoyar las necesidades de mujeres y niñas en Haití

Con 1.3 millones de personas desplazadas, muchas comunidades enfrentando hambre catastrófica y violencia sexual, y el sistema de salud prácticamente colapsado, la crisis que azota a Haití ha sido descrita como en riesgo de "alcanzar un punto de no retorno". © ACNUR/Juan Pablo Terminello

Di a luz en el suelo del campamento con la ayuda de una mujer. Ella todavía me está pidiendo el dinero, porque no pude pagarle", dijo Jeanette*, de 18 años, al UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva.

Durante el recrudecimiento de la violencia en la capital haitiana, Puerto Príncipe, la casa que Jeanette compartía con su tía Esther* y sus tres hijos fue atacada por una banda armada. “Nuestra casa fue baleada, como muchas otras. Fue saqueada. Mi tía, los niños y yo tuvimos que huir. Así fue como acabamos en este campamento.”

Mientras intentaba escapar, Jeannette fue atrapada y violada por los atacantes. Quedó embarazada tras la agresión y ahora vive en un campamento para personas desplazadas con su hijo de dos años y su bebé, a quien dio a luz sola, sin atención de personal de salud calificado.

Con el apoyo del UNFPA, Jeanette recibió atención posparto en el hospital Eliazar Germain, incluyendo una evaluación completa de su recién nacido, una serie de citas de seguimiento regulares y opciones de planificación familiar.

Pero en medio de esta crisis de creciente de inseguridad, hambre y violencia sexual, las posibilidades de Jeanette de prosperar en el futuro 一al igual que las de muchas otras mujeres y niñas en Haití一 son cada vez menores. "Mis hijos tienen problemas de salud y yo ya no voy a la escuela", declaró al UNFPA.

Luchando para asegurar los servicios

En Haití, un récord de 1.3 millones de personas han sido desplazadas desde que la crisis estalló a finales de 2024. © ACNUR/Juan Pablo Terminello

Un récord de 1.3 millones de personas se han visto desplazadas desde que estalló la crisis en Haití a finales de 2024. Bandas organizadas libran una campaña implacable para tomar el control de la capital y la violencia sexual ha alcanzado niveles aterradores. El sistema de salud está casi completamente mermado después de años de crisis, conflictos, saqueos y colapso financiero. Mientras tanto, la hambruna severa se agrava, alcanzando niveles catastróficos. Ante esta situación, la ONU ha advertido que la crisis en el país podría llegar a un "punto de no retorno".

Con un estimado de 1.2 millones de mujeres y niñas que necesitan urgentemente protección frente a la violencia basada en de género en Haití, el UNFPA apoya cuatro espacios seguros en el área de Puerto Príncipe para sobrevivientes o personas en riesgo de violación, abuso, extorsión o trata. Sin embargo, debido a la violencia, recientemente tres de estos espacios se vieron obligados a cerrar y reubicarse.

Minouche*, de 40 años, fue violada y golpeada por cuatro hombres armados mientras vivía en un campamento para personas desplazadas en Puerto Príncipe. Tenía seis meses de embarazo en ese momento.

"Al día siguiente, me llevaron al hospital", dijo Minouche al UNFPA, que, junto con su organización aliada Fundación para la Salud Reproductiva y la Educación Familiar (FOSREF por sus siglas en francés), le proporcionó atención médica prenatal y trató sus lesiones, incluida una infección de transmisión sexual. "Me dieron apoyo de salud, médico y psicosocial. Me salvaron la vida".

Minouche también sufre de diabetes, presión arterial alta y cálculos renales, todas las cuales pueden ser complicaciones fatales para las mujeres embarazadas. Llegado el momento del parto, regresó al hospital, donde los doctores le realizaron una cesárea.

Tanto la madre como el bebé se recuperaron bien, pero la crisis está haciendo la vida cotidiana imposible. "Pido dinero en las calles para sobrevivir. Siempre tengo miedo.", expresa Minouche, quien tiene dificultades auditivas y es madre de otros tres hijos. "Mis hijos no van a la escuela y uno de ellos está enfermo. Tienen miedo del futuro".

"La gente a veces me insulta porque fui violada”, continúa. “Logré seguir gracias a la ayuda y el soporte que recibí. Me siento viva gracias al hospital y las clínicas móviles; ellos nos concientizan y nos dan consejos para afrontar lo que vivimos"

Una situación imposible

Sin fondos suficientes y seguros, incluso una presencia humanitaria mínima puede volverse insostenible y poner en peligro las vidas de millones de personas en Haití. © ACNUR/Juan Pablo Terminello



Equipos de salud móviles apoyados por el UNFPA están siendo desplegados en los lugares de desplazamiento para ofrecer atención de salud sexual y reproductiva, así como kits sanitarios esenciales, aunque en áreas reducidas. La línea telefónica para apoyo psicosocial, servicios de salud reproductiva y respuesta a la violencia basada en género sigue operativa.

Sin embargo, una entrega reciente de suministros médicos del UNFPA destinada al Hospital Universitario Estatal de Puerto Príncipe debió ser suspendida debido a la presencia de bandas armadas. Dado que el acceso a servicios de emergencia sigue siendo extremadamente limitado, solo una cuarta parte de las sobrevivientes de violación reciben atención dentro del período crítico de 72 horas.

El UNFPA también ha comenzado a realizar pruebas de tuberculosis y VIH a través de las clínicas móviles en los sitios de desplazamiento. Aunque muchos de estos albergues temporales están cerrando debido a la violencia, los equipos móviles se están adaptando y visitando nuevas áreas con personas necesitadas, incluso frente al aumento reportado de brotes de cólera.

Violencia, desplazamiento y necesidades crecientes

La respuesta humanitaria del UNFPA en algunas de las crisis más desatendidas del mundo enfrenta una abrumadora brecha de financiación del 90 por ciento. Esto compromete gravemente la capacidad de la agencia para satisfacer las necesidades de salud sexual y reproductiva y de protección de mujeres y niñas que ya enfrentan las peores circunstancias.

Sin los fondos suficientes, la asistencia humanitaria en Haití podría volverse insostenible y poner en peligro las vidas de millones de personas. Más de la mitad de la población 一unos 5.7 millones de personas 一 enfrenta hambre aguda, con mujeres embarazadas y nuevas madres en grave riesgo de desnutrición. Además, los informes de mujeres embarazadas y nuevas madres deportadas a Haití desde la vecina República Dominicana son un motivo de preocupación. El UNFPA registra 80 partos por semana cerca de la frontera, incluyendo cesáreas.

Para 2025, el UNFPA está solicitando unos 29 millones de dólares para fortalecer y expandir sus servicios en Haití, como parte de su llamado para arrojar luz sobre la urgencia de esta y otras múltiples emergencias. Sin embargo, hasta ahora solo se ha recibido el 8 por ciento de la solicitud para Haití, lo que significa que cada mes más de 50.000 mujeres no tendrán acceso a servicios de salud sexual y reproductiva y más de 19.000 quedarán sin apoyo ante la violencia basada en género.

*Nombres cambiados por privacidad y protección

Fuente:  UNFPA

julio 13, 2025

“Me atrevo a contarlo”: Naomi Watts habla de la menopausia y su “catálogo de desgracias”

Sofocos, ansiedad, miedo a la muerte y a que “él” sepa que ella ya no es joven y fértil: la popular actriz británica desafía los mitos en torno a un momento clave en la vida de las mujeres




Libro del día: “Me atrevo a contarlo: todo lo que me habría gustado saber sobre la menopausia” de Naomi Watts

“La menopausia es una enfermedad grave, dolorosa y a menudo incapacitante”, escribió Robert Wilson en 1966 en su libro Feminine Forever, una afirmación que Naomi Watts califica de “paternalista” e “indignante” en su nuevo libro. Esta cita, rescatada en Me atrevo a contarlo: todo lo que me habría gustado saber sobre la menopausia, sirve como punto de partida para el debate que la actriz australiana propone sobre el tratamiento social y mediático de la menopausia, un tema que, según ella, ha pasado de ser tabú a convertirse en obsesión pública, especialmente entre celebridades.

A los 36 años y recién acabado el rodaje de King Kong, a la popular actriz británica le comunicaron que estaba a punto de entrar en la menopausia. Justo cuando se había propuesto fundar una familia. “He escrito este libro para quien esté viviendo la menopausia y esté pensando qué demonios le pasa, y para quien vaya a pasarla y quiera estar preparada y así, no llegue a ese periodo a ciegas, como me ocurrió a mí”, comienza el texto.


La publicación, editada por Vermillion, se presenta como un testimonio personal de Watts sobre su experiencia con la menopausia, pero también como un reflejo de las contradicciones y excesos del discurso actual en torno a este proceso biológico. La actriz, conocida por su trabajo en Hollywood y por su reciente separación de Liev Schreiber, narra episodios íntimos, como el inicio de su relación con Billy Crudup tras conocerse en la serie Gypsy. En uno de los momentos más reveladores del libro, Watts describe la ansiedad que sintió antes de acostarse por primera vez con Crudup, preocupada por el posible descubrimiento de su parche de terapia hormonal sustitutiva (HRT). «Me preocupaba que, si lo veía, se diera cuenta de que era menopáusica y ya no era una persona vital y fértil», confiesa la autora, quien optó por retirar el parche antes del encuentro.

La obra alterna anécdotas personales con reflexiones sobre la presión que ejerce la industria cinematográfica en torno a la edad y la apariencia de las mujeres. Watts se pregunta por qué siempre se ha sentido “demasiado joven o demasiado mayor, pero nunca exactamente de la edad adecuada” en su carrera, sugiriendo que la obsesión de Hollywood por la juventud y la perfección física contribuye a la inseguridad de muchas actrices. A pesar de las dificultades, la relación con Crudup prosperó: «Amarlo es lo más amable que he hecho por mí misma», afirma Watts, quien ahora está casada con el actor.

La menopausia, en cambio, ha resultado un desafío más complejo para la intérprete. Su llegada prematura le ha provocado problemas como olvidos —llegó a no recordar el nombre del programa de Lena Dunham durante una rueda de prensa— y sequedad, lo que la llevó a fundar su propia empresa, Stripes Beauty, especializada en productos hidratantes como el gel Vag of Honor. Watts sostiene que no se puede “superar” la menopausia, sino que hay que afrontarla directamente, y dedica buena parte del libro a explorar las distintas opciones disponibles, desde la HRT hasta prácticas como el “future journalling” y la búsqueda de “socios de éxito”, conceptos que, según la autora, combinan la biología con la motivación personal.

El libro ofrece un “catálogo de desgracias” —sofocos, ansiedad, miedo a la muerte— acompañado de consejos poco útiles, como la recomendación de dormir bien, y otros que resultan absurdos, como la sugerencia de un médico entrevistado de que las mujeres menstruantes no deberían donar sangre. El texto también ironiza sobre la perspectiva estadounidense del libro, dirigida a mujeres con seguro médico que pueden acceder a revisiones ginecológicas anuales, y sobre la dificultad de encontrar en el Reino Unido un médico que dedique más de 10 minutos a una consulta.

Watts cita con aprobación a otras figuras mediáticas que han abordado la menopausia, como Davina McCall y Mariella Frostrup, quien define el “autocuidado” como un “superpoder”. Me atrevo a contarlo se inscribe en una tendencia creciente de figuras públicas que abordan la menopausia desde una perspectiva de empoderamiento. En un contexto donde la discriminación de género persiste, la frustración y el enfado de las mujeres menopáusicas pueden estar plenamente justificados.

Fuente: Infobaee

julio 12, 2025

Sostener el amor desde los cuidados (y viceversa)


Elegir el amor como práctica cotidiana es un acto ético y político: una manera de resistir, construir y sostener la vida.


Las distintas concepciones sobre el amor han sido arena de desigualdades y jerarquías en clave de género, con repercusiones políticas, económicas, culturales y sociales. La crítica feminista ha sido clave para desmontar relatos que subordinan a las mujeres a través de ideales como el amor romántico, el amor abnegado y ese amor que todo lo puede y todo soporta. Ejemplo de ello es la denuncia de que “no es amor, es trabajo no pagado” cuando de la distribución de los cuidados hablamos.

Sin embargo, ¿estas críticas resumen todo lo que el amor implica?, ¿podemos pensar en elegir el amor como una práctica de cuidado? Escrita a cuatro manos y dos corazones, esta reflexión busca reconocer el valor de algo que en la agenda de cuidados se viene planteando con respecto a su carácter relacional y afectivo. Escribimos desde un espacio arropado por un amor compañero que nos implica como pareja y deja huellas en la cotidianidad, así como en la construcción de futuros posibles.

Un amor situado

En su libro Fruto, Daniela Rea Gómez lanza las siguientes preguntas: “¿Es posible cribar el trabajo de cuidados y obtener un amor puro? ¿Y si es las dos cosas? ¿Amor y trabajo?” No hay respuesta fácil antes estas cuestiones, pero sí una invitación a reflexionar los alcances y limitaciones de esos procesos afectivos que revisten el trabajo de cuidados.

Reconocemos, en primer lugar, que la vida afectiva tiene un impacto en la construcción material de nuestro bienestar como personas. La materialidad de los afectos no es una simple traducción de lo que emocionalmente atravesamos en nuestra individualidad hacia los hechos tangibles, sino que puede modular la intensidad, frecuencia, calidad, cantidad y compromiso de los cuidados que brindamos y recibimos.


En segundo lugar, pensar el amor desde su materialidad es un ejercicio de aterrizaje y localización concreta en contextos situados. No hablamos de un concepto universal y abstracto, una definición de diccionario que resulta por demás ajena, sino de prácticas afectivas concretas que emergen en la interacción, en el marco de experiencias situadas. Así, imaginamos una metáfora que nos permite ubicarlo en nuestros vínculos cuidadores.

El amor como un sustrato afectivo

¿Qué implica esta metáfora? La palabra sustrato nos lleva a pensar desde disciplinas diversas. Por ejemplo:

En la botánica, el sustrato es el medio físico donde las plantas se fijan, de donde obtienen tanto estabilidad como los nutrientes necesarios para crecer. Es el lugar donde echan raíces y que permite su desarrollo.

En la geología, es una base subyacente en donde se van superponiendo capas. Un suelo que da soporte y determina la estabilidad de lo que se construye encima.

En la lingüística, representa la influencia de una lengua o cultura previa que persiste en otra posterior, manifiesta tanto en acentuaciones como en palabras y estructuras gramaticales. Una herencia cultural viva que opera intergeneracionalmente y adquiere forma de acuerdo a su contexto.

En filosofía, un sustrato es aquello que subyace a las propiedades de los fenómenos, más allá de sus apariencias. No son cualidades visibles, aunque dotan de sentido y particularidad a los fenómenos, permitiéndoles ser lo que son.

Estas metáforas nos invitan a reflexionar sobre el amor como algo situado, un terreno fértil que permite el crecimiento en condiciones favorables, cuya estabilidad es dinámica, a veces silenciosa, a veces temblorosa. Un proceso vivo que se teje en la interacción cotidiana entre seres y personas de diferentes generaciones, quienes confieren sentido a nuestro ser y a nuestros vínculos.

Amar como elección y consentimiento

A nosotras nos gusta pensar en el amor como una decisión, es decir, como un acto tanto de autonomía como de compromiso. Resaltamos su carácter activo y continuo, centrado en el bienestar mutuo, lo cual implica poner nuestra libertad al servicio de construir y sostener relaciones. En este sentido, nuestras elecciones amorosas expresan una autonomía relacional, interdependiente, que nos permite ser parte activa de nuestras formas de vincularnos.

Sentirnos cuidadxs, cuidarse a sí para cuidar a otra persona y evitar los daños, son actos que requieren atención, confianza, complicidad, apoyo mutuo, así como disfrute, felicidad y satisfacción.

En conclusión, sentimos que amar y cuidar son compatibles, cuando así se decide. Este binomio conforma una estrategia fundamental para sostenernos en un mundo desigual. Desde la atención cotidiana hasta los gestos más profundos de apoyo, el amor consciente, atento y elegido nos invita a transformar nuestras relaciones, nuestras comunidades y a nosotrxs mismxs. Elegir el amor como práctica cotidiana es un acto ético y político: una manera de resistir, construir y sostener la vida.


Fuente: La cadera de Eva
*Referencias:

Rea Gómez, Daniela (2022). Fruto. Ediciones Antílope.

julio 11, 2025

Memory Kachambwa, activista por los derechos humanos: “Hay que mirar el sistema financiero con gafas feministas”

Miembros de 584 organizaciones feministas internacionales se han reunido en Sevilla en el marco de la IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo. Claman por cambiar de raíz la gobernanza y las finanzas internacionales para reorganizar el mundo desde una perspectiva feminista, ecologista y de justicia social


Memory Kachambwa, directora ejecutiva de FEMNET con uno de los lemas del Foro Feminista de Sevilla: “La deuda mata el desarrollo”. María Iglesias

La IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo que se celebra del 30 de junio al 3 de julio en Sevilla ha tenido una previa, este fin de semana, con dos foros promovidos por entidades de la sociedad civil internacional, el Foro Social y el Foro Feminista. Tanto uno como otro analizan y responden al documento oficial de la Conferencia que llega a Sevilla ya aprobado por unanimidad por las instituciones oficiales, miembros de la ONU (salvo EEUU que no participa), proclamado ya este lunes. Un compromiso que el activismo social global, que se manifestó el domingo, considera muy insuficiente, pero punto de partida desde el que impulsar el cambio de hondo calado que requiere la ciudadanía del mundo para evitar el colapso y sobrevivir con bienestar.

La visión feminista no sólo no podía faltar, sino que debe ejercer un papel tractor en el impulso para que “Sevilla no acabe en Sevilla, sino que empiece en Sevilla”, según las participantes del Foro Feminista.

En el panel sobre estrategias feministas que saquen del actual atolladero Bárbara Adams, presidenta del Global Policy Forum, subrayó la urgencia de “cambiar el sistema de toma de decisiones” porque “la ciudadanía global no está bien representada cuando en el Consejo de Seguridad de la ONU 5 actores bloquean con el veto y el FMI o Banco mundial son ONU pero funcionan como antítesis de la carta ONU”. Verónica Serafini, especialista en género y macroeconomía de LATINDADD, expuso que se necesita “un sistema tributario progresivo que haga a las trasnacionales pagar más” pero, ojo, sin que “esa mayor recaudación vaya al pago de la deuda o de infraestructuras extractivistas”, sino a “políticas feministas y decoloniales que paren la crisis climática y el flujo de mujeres por rutas neocoloniales que drenan cuidados en América Latina en beneficio de los países desarrollados”. Chathu Sewwandi, de Law and Society Trust en Sri Lanka, defendió la cancelación de la deuda y el respaldo de los liderazgos femeninos.

A todas ellas y otros participantes los moderó Memory Kachambwa, directora ejecutiva de FEMNET (The African Women’s Development and Communication network), la mayor red de organizaciones de mujeres en África que aglutina a 900 entidades y movimientos tanto en el continente africano como en la diáspora y que concedió esta entrevista a elDiario.es.

¿De quién parte la iniciativa de este Foro Feminista previo a la IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo?

Las principales impulsoras somos tres entidades FEMNET por parte de África, Asia Pacific Forum of Women Law and Development y LATINDADD (Red Latinoamericana y del caribe por Justicia Económica, Social y Climática). Y las tres organizaciones somos parte de Feminist Workstream The Mechanism (Civil Society Financing for Development) y Women’s Major Group, entidades todas ellas que aglutinan a organizaciones y movimientos feministas de todas las regiones del mundo.

¿Cuáles son sus objetivos?

El esencial es lograr que las mujeres no seamos invisibles, ignoradas, conseguir que la lucha por la igualdad de género esté en la agenda y con fuerza. Antes de la cumbre hemos presionado a nuestros respectivos gobiernos y, por ejemplo, ha sido a través de esa presión a los gobiernos como se ha conseguido incorporar al documento cierta perspectiva feminista cuya financiación ahora habrá que monitorear. En concreto el impulso de la sociedad civil africana ha hecho que sean nuestros gobiernos los que han logrado que figure en el acuerdo una Convención ONU sobre Fiscalidad e Impuestos. Con todo, como lo consideramos insuficiente, hemos aprobado nuestra propia declaración política feminista con unos puntos clave que son por los que vamos a seguir luchando en adelante.

¿Cuáles son, según ustedes, las más urgentes reclamaciones feministas?

La primera prioridad es reformar la arquitectura del sistema financiero internacional y democratizar los modelos de representación y gobierno. Sólo así se impulsarán los derechos humanos, la igualdad de género y la justicia ambiental. Un tema clave también es el de la deuda y las políticas austericidas. Queremos que haya una Convención ONU sobre deuda soberana que aborde, con transparencia y justicia la prevención, reestructuración y cancelación de la deuda.

Usted es keniata y tras el impago de la deuda en que han caído Zambia, Gambia, Etiopía, parece que Kenia y Malawi serán los siguientes. ¿Qué análisis hace?

África es el continente con mayor número de países incapaces de pagar la deuda soberana y obligados a refinanciarla poniendo en riesgo el pago de servicios esenciales para su ciudadanía: educación, sanidad, servicios sociales. Pero también están muy endeudados Pakistán en Asia o Venezuela en Sudamérica (3.300 millones de personas de los 8.000 millones de habitantes globales viven en países que gastan más en pagar la deuda que en salud o educación). El Sur Global tiene minerales y recursos naturales cuyos beneficios se sacan de nuestros continentes por un sistema aún colonial, de injusticia global que urge cambiar o nunca dejaremos de estar endeudados.

En vez de obligar a las grandes multinacionales a dejar de extraer nuestros recursos, a dejar de defraudar impuestos que usaríamos para nuestras economías reales, el cuidado al medioambiente y el desarrollo de las mujeres en igualdad, el sistema actual se empeña en obligar a refinanciar la deuda y políticas de menos inversión pública, austericidas. Ahora para colmo quiere más gasto militar y armamentístico. Tenemos que mirar el sistema financiero con gafas feministas: dejar de exprimir al Sur Global y cancelar la deuda pues eso impulsará el desarrollo, frenará las migraciones forzadas y el brutal aumento de suicidios femeninos en países como Sudán. Dinero hay, falta decidir con sentido en qué y cómo gastarlo.


Por cada dólar que África recibe en concepto de ayuda al desarrollo pierde 10 por fraude fiscal de las multinacionales que nos chupan la sangre.

Durante el Foro Feminista usted ha mencionado la campaña Stop the bleeding (Dejad de chuparnos la sangre), ¿en qué consiste?

Es una iniciativa para frenar los flujos financieros ilícitos que están desangrando África. Porque las grandes multinacionales extraen nuestros recursos, abusando de la mano de obra local y barata, violando las convenciones y leyes laborales, dañando nuestro medio ambiente y, encima, en vez de pagar en nuestros países los impuestos justos se llevan pingues beneficios a los suyos, lo que empuja a nuestra juventud a emigrar. Por cada dólar que África recibe en concepto de ayuda al desarrollo pierde 10 por fraude fiscal de estas multinacionales. África no quiere vivir pidiendo, tenemos nuestros recursos, pero el sistema financiero global es colonial. No está hecho por ni para nosotros, sino para perpetuar que el norte siga siendo cada vez más rico y el Sur Global más pobre.

¿Qué contesta a quienes argumentan que África no podría, por falta de talento y tecnología autóctona, aprovechar esos recursos suyos sin la acción de esas multinacionales?

Quienes así opinan tiene una visión también colonialista. Nuestro continente tiene una población muy joven (la edad media de la población africana son 18 años frente a los 45 de Europa) y cuenta ya con generaciones muy expertas en las más vanguardistas tecnologías tanto en mi país, Kenia, como en Senegal, Nigeria… Y ocurre también en otros países del Sur Global no africanos, como India. Lo que necesitamos es una política justa tanto en aspectos financieros, como de derechos de autor, patentes y transferencia de tecnologías porque hoy por hoy el Norte y China no quieren compartir y los marcos existentes son tan restrictivos que nos impiden desarrollarnos y competir. Nos urge una política de justicia restaurativa que redistribuya recursos para nuestra mecanización e industrialización.

En el turno de palabras para las y los asistentes al Foro Feminista, alguien de la audiencia ha preguntado si es posible luchar por la igualdad de género cuando no se es capaz de parar el genocidio palestino y toda la sala ha clamado: “¡Free, free Palestine!”, ¿qué dice al respecto?

La paz debe estar por encima de todo en la agenda global. Como feministas y sociedad civil tenemos que trasladarlo así a nuestros representantes en los gobiernos para que ellos lo lleven a la ONU. Hay que parar todas las violencias, como las de Sudán o Afganistán, y particularmente el genocidio en Palestina. Un genocidio que es culpa de la agenda extractiva y colonial, del norte. El norte y su poder hegemónico obsesionados con engordar más y más sus economías. Volcados ahora en destinar crecientes presupuestos al belicismo y el militarismo. Frente a ello, una política exterior feminista busca desmontar el sistema extractivista que hace sufrir a la humanidad, cuidar a la gente y al medio ambiente.

Nunca como hoy han estado tan amenazados los avances feministas. El neofascismo nos ataca porque nos sabe poderosas. Levantémonos juntas y parémoslo. 

Cumbres oficiales, de la ONU y de los Estados hay muchas. Y foros paralelos de la sociedad civil también. ¿Sirven de algo? ¿Qué diría a esa parte de la población escéptica ante ellas?

Tenemos que apoyar el multilateralismo de la ONU porque este organismo es frágil, pero es el foro donde toda la ciudadanía del mundo podemos y debemos vernos representados. Otra cuestión es que las instituciones no deben ser inmutables y está desfasado que el Consejo de Seguridad tenga sólo 15 miembros de los cuales 5 permanente con derecho a veto. Eso hay que reformarlo como también mejorar los mecanismos de seguimiento del cumplimiento de los acuerdos, de la rendición de cuentas y sanciones a los incumplidores que ahora se aplican de forma arbitraria a unos sí y otros no.

Sé que vemos pocos progresos y eso resulta frustrante, pero sin la ONU, sin estas conferencias internacionales sobre financiación para el desarrollo y sin los foros paralelos que organizamos desde la sociedad civil no estaríamos impulsando reformas necesarias como la del sistema internacional de impuestos y la cancelación de la deuda.

¿Están los derechos de las mujeres especialmente amenazados por el actual auge neofascista global?

Están absolutamente en peligro. Nunca en toda mi vida he visto tan amenazados los derechos de las mujeres como ahora y por eso mismo tenemos que levantarnos juntas y declarar que no vamos a consentir ser borradas, que seguiremos luchando, que la sociedad global necesita la agenda feminista. El machismo nos ataca, pero lo hace al constatar lo mucho que hemos avanzado, porque nos sabe poderosas. Frente a su hostigamiento hay que impulsar más liderazgo femenino transformador. Porque con más feministas en primera línea de decisión habría menos guerras, más democracia, más justicia social y más dignidad vital. Y ojo que no todas las mujeres tienen convicciones feministas, claro, y sí que contamos con muchos hombres aliados. Se trata de todo un sistema patriarcal que hay que superar.


El feminismo debe abrazar la lucha LGTBIQ+ porque estamos contra toda opresión patriarcal. No nos dejemos usar por la extrema derecha para ser divisivas de la lucha. 

¿Las demandas feministas son transversales o existe una gran brecha diferencial entre norte y sur?

Pues obviamente hay una gran diferencia en demandas feministas entre el norte y el sur derivados de la distinta situación económica de nuestros países. Por ejemplo, en el Sur Global muchas mujeres trabajan en la economía informal y por tanto sin cobertura médica, pensiones, pago por desempleo, guarderías públicas donde dejar a sus hijos mientras trabajan… Además, en el Sur Global estamos sufriendo ahora los recortes de muchos países, empezando por EEUU, a esas ayudas al desarrollo que tenían partidas clave para promover la igualdad. Pero hay otros temas como el menor acceso de las mujeres a ciertos empleos y puestos que son problemas transversales, la violencia de género es transversal, la necesidad de financiación para nuestras luchas es transversal…


El sábado 28 fue el Día del Orgullo LGTBIQ+. ¿Cree que la lucha queer y feminista están hermanadas o, como cierta corriente del feminismo español, atisba una amenaza en las conquistas de los transgénero respecto a los avances y cuotas de las mujeres?


El feminismo es una lucha colectiva hermanada con todas las luchas de quienes sufren opresión por parte del poder. Todos luchamos contra un sistema patriarcal de poder opresor. Las feministas debemos abrazar la lucha por los derechos de diversidad de género, LGTBIQ+, de existencia no binaria, porque el colectivo merece que se respeten sus derechos… y no dejarnos usar por la extrema derecha para ser divisivas de la lucha.

Fuente: El Diario.es

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in