noviembre 20, 2024

Dos conquistas en México: Suprema Corte ordenó la despenalización del aborto en Chiapas y San Luis

Movilización frente a la sede del Congreso de la Ciudad de México, el 7 de noviembre.
Foto: Yuri Cortez, AFP

Tras el fallo del máximo tribunal de Justicia, queda en manos del Congreso local la obligación de legislar para garantizar el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, algo que deberá hacer antes del 30 de junio de 2025.

En un panorama diametralmente opuesto a la situación que vive su vecino, Estados Unidos, la marea verde por el aborto legal sigue avanzando a toda máquina en México. Este jueves, con pocas horas de diferencia, se registraron dos hitos en la materia en distintos estados del país. Por un lado, la Suprema Corte de Justicia ordenó al Congreso de Chiapas legislar para dejar sin efectos los artículos del Código Penal local que penalizan el aborto. Por el otro, el Congreso de San Luis Potosí aprobó la despenalización del aborto hasta las 12 semanas de gestación, lo que lo convierte en el estado número 16 en adoptar esta medida.

La decisión del máximo tribunal de Justicia sobre Chiapas se tomó durante una sesión en la que se discutió una acción de inconstitucionalidad promovida por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para invalidar el artículo 181 del Código Penal de ese estado, que establecía que no son punibles los abortos en casos de violación, peligro de muerte de la persona gestante o alteraciones genéticas o congénitas del feto.

La Suprema Corte decidió invalidar la disposición en el entendido de que “era lesiva de los derechos reproductivos de las mujeres y personas con capacidad de gestar, por no permitir la interrupción del embarazo durante la primera etapa de gestación (primeras 12 semanas), aunado a que acotaba la posibilidad de realizar el aborto en supuestos muy específicos”, según expresó el organismo en un comunicado.Apoyá nuestro periodismo.

En esa línea, llamó al Congreso local a que legisle en materia de aborto para garantizar el derecho de las mujeres y las personas gestantes a la interrupción del embarazo, y le dio como plazo máximo hasta el 30 de junio del año que viene.

Más al norte, unas horas después, y con 20 votos a favor y cuatro en contra, el Congreso de San Luis Potosí aprobó un proyecto de ley que despenalizó el aborto hasta las 12 semanas de gestación. La iniciativa, impulsada por organizaciones de la sociedad civil que trabajan en la defensa de los derechos sexuales y reproductivos, modifica los artículos 148, 149 y 150 del Código Penal local, que justamente establecen las penas para las personas que abortan y para los profesionales que realizan el procedimiento, además de definir las excepciones (violación y riesgo de vida).

El mes pasado los legislativos de Michoacán y Jalisco también despenalizaron el aborto hasta las 12 semanas de embarazo y derogaron el delito de sus códigos penales. La lista de los 16 estados mexicanos que contemplan este derecho incluye, además, Ciudad de México, Coahuila, Baja California, Baja California Sur, Colima, Hidalgo, Oaxaca, Veracruz, Quintana Roo, Guerrero, Aguascalientes, Sinaloa, Puebla y ahora también San Luis Potosí.

Fuente: La Diaria.es

noviembre 19, 2024

'La salud y las mujeres': investigaciones en torno a la dimensión social y de género


Este libro comparte, entre otras cosas, una perspectiva que entiende que el sistema sexo-género influye sobre la salud, tanto en general como en situaciones concretas, generando desigualdades entre hombres y mujeres

El libro aborda un conjunto de investigaciones y reflexiones teóricas sobre la salud y las mujeres realizadas por autoras y autores de diferentes disciplinas académicas. Todas ellas comparten la posición teórica que considera la salud como un fenómeno complejo de naturaleza biopsicosocial. Se entiende así que la salud, además de estar compuesta por las dimensiones biológica y psicológica, también tiene una importante dimensión social. Al incluir esta última, se amplía el concepto de salud y se hace necesario investigar las relaciones entre salud y situaciones sociales como las condiciones de vida, las percepciones y creencias de los individuos, el poder y otros conceptos clave del ámbito de las ciencias sociales.

El análisis de la salud desde esta perspectiva más amplia e integral permite comprender situaciones específicas que podrían mejorar la atención a la salud. Por ejemplo: cómo interpretan el dolor crónico las y los afectados por él, cómo pueden afrontarlo bajo determinadas circunstancias o qué esperan del sistema sanitario ante situaciones dolorosas poco conocidas, por poner algunos ejemplos.

También comparten estas investigaciones una perspectiva que entiende que el sistema sexo-género influye sobre la salud, tanto en general como en situaciones concretas, generando desigualdades entre hombres y mujeres. Hasta hace poco, por ejemplo, la ciencia se ha ocupado escasamente del dolor de las mujeres, incluso ha invisibilizado aquellos que consideraba “dolores de mujer”, definiéndolos como normales o no patológicos. En consecuencia, estos dolores han obtenido una atención médica y farmacológica de peor calidad y están menos legitimados que otros que no son específicos de mujeres.

Además del consumo diferenciado de sustancias, ellas consumen más sustancias legales, y la atención a su salud suele ser más tardía y deficitaria porque sufren en mayor medida que los hombres la vergüenza, la culpa y el estigma

La estructura social actúa en el planteamiento, definición y desempeño del cuidado formal. El análisis del cuidado que reciben mujeres mayores institucionalizadas ha permitido observar como las lógicas productivas determinan la percepción de las cuidadoras que, al tener como prioridad el cumplimiento de los objetivos de la empresa, deben renunciar a proporcionar un trato humanizado y empático con las residentes mayores, sumiéndolas en un estado de alienación.

Incluso en situaciones más específicas como las adicciones, la socialización en roles de género muestra su enorme potencia. Además del consumo diferenciado de sustancias, ellas consumen más sustancias legales, y la atención a su salud suele ser más tardía y deficitaria porque sufren en mayor medida que los hombres la vergüenza, la culpa y el estigma. También sufren más violencia y “aguantan” más antes de pedir ayuda para conservar la custodia de los hijos.

Las mujeres en prostitución tienen estados de salud generados por el cruce de diferentes ejes de desigualdad. La exclusión y pobreza, la violencia física y sexual que padecen y las condiciones de vida que se dan en un contexto opresivo, hacen que desarrollen enfermedades y dolores de origen físico, psicológico, emocional y social. Es frecuente que la enfermedad y el dolor permanezcan, aunque las mujeres dejen de estar en prostitución. 

También forman parte de la estructura social los sistemas expertos, aquellos que actúan como intermediarios entre los individuos y el conocimiento científico. Ellos determinan la definición de salud, qué condición va a reconocerse como enfermedad, cómo se va a tratar en el sistema sanitario, quién cumple con los requisitos para estar enfermo y en consecuencia va a obtener la protección del Estado. En definitiva, tienen la potestad de determinar la posición de los individuos en la jerarquía social.

En su caso, el sistema sanitario dispone de la legitimidad formal. A través del diagnóstico reconoce la veracidad de lo que experimentan los pacientes. Sin embargo, la legitimidad del dolor nunca es absoluta. Se sitúa en un espacio más o menos gris en el que siempre existe algún margen para la sospecha. Incluso en el ámbito sanitario se pone en cuestión a las dolientes, se duda de su palabra, son reducidas a un estereotipo o se tienen prejuicios sobre su edad. La sospecha (que es una herramienta del pensamiento hermenéutico) sobre la veracidad del dolor está presente en todos los ámbitos sociales, ya sea el lugar de trabajo, los espacios de relación social o la propia familia. En el ámbito médico, en el que existe legitimidad formal, la sospecha actúa como medio para evitar el malingering. En los espacios sociales en los que no existe legitimidad médica la sospecha actúa con el objetivo de mantener el cumplimiento de los roles sociales y de la productividad en todos los ámbitos de la vida.

El discurso social sobre el dolor, por el contrario, muestra un respeto absoluto por el dolor de los otros. También pone de manifiesto que la población ha establecido un vínculo muy estrecho entre lo somático, lo psicológico y lo emocional entendiendo que se retroalimentan. Es posible que la perspectiva que propone el modelo biopsicosocial sea mayoritaria entre la población, lo cual es coherente con la concepción que tienen de la salud, que actuaría como sinónimo de bienestar y normalidad.

Sin embargo, hasta llegar a la investigación actual que ha puesto de manifiesto y reconoce las desigualdades de las mujeres, otras, pioneras, fueron expulsadas del conocimiento por su condición de mujer. Actualmente, un grupo de científicas está rescatando su obra que queda plasmada en este libro.'

La salud y las mujeres'

Y, aun así, en el sistema de ciencia persisten condiciones de desventaja para las mujeres que operan efectivamente. La propia estructura del sistema, el mantenimiento de relaciones de poder atávicas y la existencia del curriculum oculto, entre otros mecanismos, influyen en la posición que ocupan las mujeres. 


Finalmente, en la obra se analizan las limitaciones del modelo individualista y androcéntrico de atención a la salud. Se entiende que, si bien algunas cuestiones deben seguir abordándose individualmente, existe evidencia suficiente para sostener que los enfoques colectivos son esenciales en la salud y aún presentan márgenes de desarrollo.

Situados también en la perspectiva de la multidimensionalidad de la salud se concluye que el contexto organiza y estructura la desigualdad en función de un conjunto de ejes y variables que se interrelacionan generando desigualdades y malestares que conllevan padecimiento y sufrimiento que se sitúan es nuestro organismo.

Fuente: El Diario.es

noviembre 18, 2024

¡Cuidado con los cuidados! Adelanto de una reflexión larga y que será publicada en Cuadernos Feministas

 En voga en al menos los últimos 25 años, primero llamado economía de los cuidados , popularmente hoy considerado cómo “los cuidados”, el tema se ha colocado en el último lustro en la discusión internacional entre gobiernos, concluyendo que “el cuidado” es un nuevo derecho para todas las personas: “derecho a ser cuidado”, donde ese derecho se extiende a quienes cuidan, mujeres principalmente.

Un asunto que nos ha ocupado históricamente. Desde el momento en que las feministas ubicamos cómo la maternidad y la familia, atención sentimental, física, nutricional, a otros y otras, labores asignadas a las mujeres desde la sociedad mercantil, que consideramos es el origen de la esclavitud de las mujeres: fuente de control social y reproducción en el sistema capitalista, tal como el feminismo socialista lo planteó desde principios del siglo XIX.

Lo que dicen los gobiernos, a través de la Organización de Naciones Unidas (ONU), es que las tareas de los “cuidados” deberán ser asumidas por el Estado, involucrando a muy distintos actores y desarrollando políticas públicas para dotar a todas las personas de cuidados -del nacimiento a la muerte-, asumiendo estas tareas a través de políticas e instituciones públicas.

Lo cierto es que los cuidados están a debate desde la perspectiva feminista; su definición, interpretación, análisis y enfoque, aunque son abordados desde distintas posiciones donde algunas reconocen a las mujeres por su tarea milenaria, con diferencias de enfoque se afirma que “los cuidados” son aquellas actividades que se realizan para el mantenimiento de la vida y la salud, históricamente invisibilizados, relegados al ámbito doméstico, sin remuneración y que atribuidos a las mujeres, no formaron parte de la economía, pero deben asumirse por todas y todos. En México, según las mediciones de INEGI, el trabajo no remunerado de las mujeres significa el 25 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

El cuidado de un familiar en casa recae sobre todo en las mujeres; hay una gran desigualdad, señala la Cepal. Foto: Adrián Vázquez / El Sol de México

Los “cuidados” hoy forman parte de la Agenda 2030, un plan de acción de las Naciones Unidas que dice buscar la prosperidad, la paz universal y el acceso a la justicia. Conformada por 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que abordan metas sociales, económicas y ambientales.

Su quinto objetivo es lograr la igualdad de género y empoderar a las mujeres: Eliminar prácticas nocivas como el matrimonio infantil, precoz y forzado, y la mutilación genital femenina; reconocer y valorar el trabajo doméstico y los cuidados no remunerados; promover la responsabilidad compartida en el hogar y la familia; poner fin a la violencia contra las mujeres; promover la participación política y el liderazgo de las mujeres y promover el empoderamiento económico de las mujeres. Una definición repetida desde 1995 durante la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing y otros numerosos acuerdos.

La inclusión del cuidado en las políticas públicas ha suscitado una tensión entre diversos sectores sociales, porque revertiría la histórica familia patriarcal. En teoría sería la revolución necesaria para liberar a las mujeres.

Sin embargo, uno de los puntos de discusión ha sido entre el movimiento de las personas con discapacidad, las organizaciones de personas cuidadoras y los colectivos feministas, por incapacitarlas aún más a través de representaciones del cuidado como una carga.

Así nació la propuesta actual

Se requiere implementar políticas de cuidado que tengan en cuenta las transformaciones familiares y ponderen la igualdad de género, para que no recaiga sobre las mujeres el peso del cuidado de la población dependiente; por otra parte, se creó consciencia sobre la importancia de valorar los cambios demográficos que muestran el rápido incremento de las personas mayores y equilibrar la puesta en marcha de políticas de cuidado en la vejez en igualdad de importancia que las políticas de cuidado infantil.

La reflexión para los cambios constitucionales en México consideran establecer que en todas las decisiones y actuaciones del Estado se velará y cumplirá con el principio del interés superior de la niñez, garantizando de manera plena sus derechos. Se indica que los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento, así como a los servicios para la atención, cuidado, y desarrollo integral infantil, en términos de lo dispuesto en la Ley General de Prestación de Servicios para la Atención, Cuidado y Desarrollo Integral Infantil; este principio deberá guiar el diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de las políticas públicas dirigidas a la niñez.

Se precisa que toda persona tiene derecho al cuidado digno que sustente su vida y le otorgue los elementos materiales y simbólicos para vivir en sociedad a lo largo de toda su vida. Se indica que el Estado promoverá la corresponsabilidad entre mujeres y hombres en las actividades de cuidado, así como la libertad que tienen las personas para decidir si adquieren o no como obligación el cuidar a quien lo requiera, y el derecho para decidir la distribución del tiempo propio acorde a sus necesidades e intereses. Para garantizar el derecho al cuidado digno se implementará el Sistema Nacional de Cuidados.

El sector de trabajo doméstico incluye a 2.5 millones de personas en México y 95 por ciento son mujeres. | Foto: Adrián Vázquez / El Sol de México

Tendrán prioridad en dicho sistema las personas que requieran cuidados por enfermedad, discapacidad, niñas, niños, adolescentes y personas mayores quienes vivan en condiciones de extrema pobreza, y las personas que realicen actividades de cuidados sin remuneración alguna. Personas por mujeres y la prioridad es el derecho de todos y todas a los cuidados.

Se considera que muchas actividades que se realizan dentro del hogar o la comunidad que son de vital importancia para el funcionamiento del sistema económico y social.

Actividades como la preparación de los alimentos, el arreglo y mantenimiento del hogar y las prendas de vestir, actividades de cuidado a personas mayores, con discapacidad o niños (enseñanza de valores y habilidades), entre otras, también son necesarias para la reproducción del capital humano, dado que sirven para la manutención de los trabajadores actuales y futuros.

Sin embargo, estas actividades son poco valoradas por la sociedad, principalmente porque la mayoría de ellas se realizan sin recibir una remuneración monetaria a cambio.

Expulsión del trabajo

Según INEGI y el Senado de la República, las renuncias laborales de las mujeres, en 2021 casi una de cada cuatro mujeres (22%) ha renunciado a todo o parte de su trabajo para cuidar de sus hijos e hijas. El 11 por ciento solicitó reducción de jornada y 74 por ciento renunció a sus vacaciones por atender a los menores.

Estos argumentos son la base de las propuestas para reconocer que las mujeres, solas, ya no pueden hacerse cargo de “los cuidados”.

En México:

– 80% quienes cuidan a personas con discapacidad son mujeres

– 96% de quienes cuidan a niñas y niños de cero a cinco años son mujeres

– 90% de las cuidadoras de infantes y adolescentes de seis a 17 años son mujeres

– Y 67% de quienes están a cargo de personas de 60 años y más son mujeres.

La propuesta pendiente en el Senado para crear un Sistema Nacional de Cuidados es la posibilidad de que el Estado ofrezca una estrategia coordinada de servicios básicos de cuidado, que garantice la autonomía de las personas, para que todas esas mujeres puedan acceder al mercado laboral formal; todas esas mujeres estarían aportando a su seguridad social, a su pensión y a ese sistema de cuidados. No solo la vida de las mujeres cambiaría, sino también la economía del país.

Por Sara Lovera
Fuente: SemMéxico

noviembre 17, 2024

Alejandra Urrutia, directora de orquesta y violinista: “Mostrar cómo funciona una orquesta es un bello ejemplo de cómo una institución o compañía puede hacerlo”



Es la primera mujer en ocupar el cargo de dirección de la Orquesta de Cámara del Teatro Municipal de Santiago, un trabajo que requiere de un liderazgo en el que la comunicación, la confianza y el respeto son clave. El Summit que hace unos días organizó REDMAD, giró en torno a estos temas: los aspectos fundamentales que debe tener un líder para llevar la batuta con éxito.


Creció rodeada de música. Hija de un padre contrabajista, Alejandra asocia gran parte de sus recuerdos al sonido de los instrumentos.

Desde los 8 años toca violín. Primero practicaba durante tres horas diarias, luego por seis y así fue aumentando la carga hasta convertirse en una violinista profesional. A los 16 se ganó una beca completa para estudiar en Estados Unidos y a los 21 ya tenía un doctorado en la universidad de Michigan. “Al volver a Chile tuve la oportunidad de trabajar con orquestas juveniles y fue ahí que me di cuenta de que eso también me gustaba. De alguna manera sentí que me era natural y decidí explorarlo, ponerme más seria. Así fue como empecé a tomar cursos y me formé como directora”, cuenta.


El salto de violinista a directora fue grande. Ese paso la puso del otro lado del podio y le ha servido para reconocer y aprender sobre la importancia que tiene un líder. Con eso como premisa fue que el lunes pasado, en el marco de la séptima versión del Summit REDMAD, Alejandra dio una charla en la que, acompañada por su orquesta explicó, con ejemplos concretos, los diferentes conceptos y desafíos que tiene liderar. Ella con la batuta se ve reflejada en otras mujeres que ejercen su liderazgo desde otro lugar, pero con trazas en común de lo que es estar al frente de un equipo.


¿Cómo el funcionamiento de una orquesta puede extrapolarse al de una organización?

Mostrar cómo funciona una orquesta es un bello ejemplo de cómo una institución o compañía puede hacerlo. Y lo es por varias razones. La primera es que la orquesta es un ente vivo en el que cada miembro es importantísimo, esencial. Si falta un músico, no te imaginas el impacto que eso tiene en el resultado final. Si bien hay instrumentos que se complementan y otros que tienen su parte única, si todas esas partes no están presentes, simplemente la obra no funciona. Y me parece interesante que todos tomemos conciencia de la importancia que cada una de las personas tiene en un equipo.

El director tiene la visión general, es el que hace que todos vayamos al mismo lugar. Como directora de orquesta yo lidero esa visión y en ese proceso es necesario que nos pongamos de acuerdo para que el resultado que buscamos se haga real. La complementaridad es algo muy importante.


¿Qué características crees son fundamentales para el éxito de un líder?

La claridad por sobre todo. Y el respeto. Si yo a los músicos no les hablo respetuosamente, perdí. Otra cosa indispensable es la confianza, realmente confiar en que lo van a hacer bien, que van a llegar preparados a los ensayos. Eso es algo que se va ganando con el tiempo, pero es un ejercicio que hay que hacer porque eso nos obliga a todos a ser responsables.

Me parece importante transmitir la importancia que tiene el estar presentes en el momento, aunque parezca una obviedad. Si yo tuve un problema 15 minutos antes de entrar a un ensayo, tengo que limpiar mi cabeza para limpiar el ensayo. Lo que pasó afuera se debe quedar ahí y yo concentrarme en lo que voy a hacer. Y esto no solo porque soy la que lidera, sino porque hay que poder escuchar de verdad a quienes te están comunicando algo. Cuando un líder está presente las chances de que el resto también lo esté son mayores.

Vivimos en una sociedad muy exitista, exigidos por ser los mejores, los primeros. En ese sentido, ¿qué rol juega el segundo violín?

Es tan importante como el del primero. Si todos fuesen primeros violines la cosa no funciona. Y es que, en una obra musical, así como en una organización, los roles se complementan. El primer violín tiene una melodía que, si no se apoya de la del segundo, no tiene ningún sentido, ninguno. Cada integrante es absolutamente necesario.


Por Manuela Jobet / Fotos: Alejandra González y Nacho Severin15 NOV 2024 09:04 AM
Fuente; La Tercera/Paula

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in