enero 16, 2008

Hablar de raza y sexualidad

Laura Moutinho es doctora en antropología por la Universidad Federal de Rio de Janeiro, UFRJ y profesora del Departamento do Antropología Social de la Universidad de São Paulo, USP. Su campo de investigación se desarrolla en temáticas de sexualidad y raza en una perspectiva comparada internacional, especialmente en Sudáfrica y Brasil. Mara Viveros Vigoya, es doctora en antropología por la EHESS y profesora del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia. Ha realizado investigaciones sobre género, masculinidades, sexualidad, salud sexual y reproductiva y relaciones étnico-raciales.

En esta entrevista, ambas comentan los resultados de sus investigaciones desarrolladas en torno a las representaciones sociales que se generan a la hora de pensar las relaciones afectivas interraciales y su relación con el racismo. Asimismo, las autoras traen luz sobre las implicancias teóricas y metodológicas de realizar investigaciones comparadas entre diferentes países y contextos. Las respuestas de las entrevistadas se reproducen en su propio idioma.

  • ¿En qué consisten sus investigaciones sobre parejas interraciales?
Laura Moutinho - O objetivo da minha tese de doutorado foi analisar as razões sociais, afetivas e sexuais que norteavam os relacionamentos afetivo-sexuais entre “negros” e “brancos” no Brasil e na África do Sul. Procuro compreender os valores e representações sociais sobre “raça”, mestiçagem, gênero, prestígio e erotismo que não somente sustentam um elo afetivo-sexual entre esses casais, como são, igualmente, por eles veiculados. A análise contrastiva foi fundamental no sentido de qualificar as idéias de “separação” e “mistura” que comumente situam em pólos opostos ambos os países, visando ressaltar suas diferenças e semelhanças.

Na tese percorri um amplo campo de análise: textos clássicos da historiografia e da sociologia brasileiras, textos literários sobre casais e amantes inter-raciais no Brasil e na África do Sul, trabalho etnográfico no Rio de Janeiro e processos criminais contra casais e amantes inter-raciais na África do Sul no contexto do apartheid.

Mara Viveros - Esta es la primera exploración que hago sobre el tema de las parejas interraciales. A diferencia del trabajo de la profesora Laura Moutinho, no se trata una tesis de doctorado. La reflexión surge en el marco de una investigación sobre género y discriminación étnico-racial de la población negra desplazada y no desplazada en Bogotá. El desarrollo de este tema tiene que ver con los significados de las parejas interraciales asociadas al racismo, explícitamente la vivencia subjetiva del racismo, que fue uno de los temas centrales de esa investigación. Ya antes había abordado este tema en relación con las preferencias afectivas asociadas al color de piel en una investigación sobre jóvenes y salud sexual y reproductiva (Fernando Urrea, que también estuvo en esa investigación comparativa entre Río de Janeiro, Bogotá y Cali, escribió un artículo al respecto sobre los resultados obtenidos en Cali).

Como lo plantea también Moutinho, la investigación en ciencias sociales sobre relaciones inter-raciales, y especialmente el significado subjetivo que tiene, ha sido muy poco explorado, eso además por que las ciencias sociales han tenido dificultades en abordar los tema de la subjetividad y de las relaciones interpersonales y hablan más de los determinantes sociales de esas relaciones. La literatura ha explorado más los aspectos subjetivos y ha llegado más al terreno personal, aclarando que “lo personal” para las ciencias sociales es distinto que para la psicología y la literatura.

  • ¿Cuáles fueron los principales hallazgos de esas investigaciones?
Laura Moutinho - O tema dos relacionamentos afetivo-sexuais “inter-raciais” esteve no Brasil recoberto por certo silêncio tanto na esfera pública quanto na política desde fins da década de 70. Na África do Sul (assim como nos Estados Unidos até 1967) estes relacionamentos foram regulados explicitamente, através de uma legislação específica constituída sob uma lógica do Estado que visava manter as “raças” separadas.

A primeira lei do apartheid foi a Mixed Marriage Act, a lei que proibia os casamentos “inter-raciais”, datada de 1949. Em 1950, a Immorality Act (que existia desde 1927 e criminalizava o sexo “inter-racial”) ganhou uma nova emenda, que visava aumentar a vigilância sobre aqueles que desejavam manter relações sexuais com pessoas de outras “raças”.

Na literatura sobre o tema no Brasil, precisei das análises estatísticas assim como dos romances e peças teatrais para perceber tanto a importância do casal homem “negro”/mulher “branca” no processo de miscigenação quanto do seu conteúdo tabu. Na África do Sul, deu-se o oposto. A centralidade deste casal na construção da política do apartheid é explícita: o eleitorado foi mobilizado diante da ameaça que o homem “negro” representava para a manutenção do volk (comunidade) africâner. A idéia de manutenção de pureza “racial” era tão forte que, por exemplo, um(a) branco(a) que desejasse um(a) negro(a) era acusado de estar conspirando contra a raça “branca” e a própria existência do desejo sexual já indicava um processo de enfraquecimento moral.

No Brasil, valoriza-se a miscigenação, mas não se trata de qualquer miscigenação: esta é pensada a partir do encontro sexual do homem “branco” com a mulher “negra” ou “mulata”. De modo que o par oposto se apresentou como tabu, pois ameaça o lugar de dominação do homem “branco” nesse processo.

Hoje a situação ainda suscita preconceito e estranhamento, mas sinaliza para algumas mudanças. Por conta da pesquisa atual que coordeno conheci na Cidade do Cabo, África do Sul, pessoas que afirmaram que tais relacionamentos são valorizados entre aqueles que estão fartos das proibições impostas pelo apartheid.

O jornal Washington Post, por exemplo, publicou uma ampla reportagem no qual afirmava um aumento da tolerância e uma maior aceitação dos casamentos “inter-raciais” nos Estados Unidos. Creio que é possível dizer que tal tendência também está presente no Brasil. Mas não nos enganemos. De maneira mais ou menos explícita, esses casais vivem (e precisam contornar) inúmeras situações de preconceito. Um exemplo? A freqüente acusação desferida contra aqueles que mantém uma relação afetivo-sexual “inter-racial” no Brasil: desejo de ascensão social – algo mais evidente na relação homem “negro”/mulher “branca”, mas também presente na relação homem branco/mulher negra-mestiça. Todas as relações envolvem algum tipo de cálculo de ordens variadas, mas esta em especial aparece recorrentemente marcada pelo interesse mais calculista. Uma espécie de razão de ordem prática que se sobrepõe às razões afetivas, sexuais e estéticas.

Mara Viveros – Aunque no tengo una recopilación de datos comparable y en Colombia no están disponibles datos equivalentes referidos al color de piel, quisiera entrar en diálogo con los hallazgos de Laura, con relación con lo que analicé en la investigación citada.

En Colombia ha existido un gran silencio en la esfera pública sobre las relaciones interraciales, incluso en los medios de comunicación. En una exploración que hice sobre las representaciones del sentimiento amoroso en los medios de comunicación en Colombia estuve rastreando el manejo que tienen los medios con respecto a estos temas: aparecen más en las telenovelas, destacándose Azúcar, que planteó el tema con un telón de fondo histórico en el Valle del Cauca sobre las haciendas y las relaciones entre hacendados, dueños de plantaciones de caña azúcar y la población esclavizada. Esa novela trae una representación emblemática del asunto, que consiste en trabajar con base en una maldición que atraviesa una relación interracial, como si esa maldición expresara el rompimiento de un tabú. Cuando se toca el tema generalmente hay un distanciamiento temporal y espacial: se refiere a cuestiones del pasado o bien a lugares como África del Sur, Brasil y Estados Unidos, que han sido los países paradigmáticos para hablar de ello. Cuando se trata de Colombia, se habla de la Isla de Providencia, el lugar más descentrado de lo que sería la identidad nacional.

Hay algo muy distinto en Colombia en comparación con Sudáfrica y con el mismo Brasil: aunque no desaparecieron las normas sociales que regulan las relaciones raciales, sí lo hicieron, más o menos temprano, las legislaciones que regulaban las clasificaciones raciales. En el caso de África del Sur hay una cierta manera de entender las relaciones raciales; se habla de un hombre negro amenazante y en otro artículo de Moutinho se habla de una mujer negra que no es deseable, situación muy diferente a la de Colombia. Me parece que en África del Sur se exacerba el mito del violador negro, un mito presente también en la historia norteamericana. Sobre estas cuestiones es fundamental el trabajo de Angela Davis. Aunque existen representaciones sobre los hombres negros como amenazantes, no se trata de ese mismo mito del violador negro. Por otro lado, tanto en Estados Unidos, como en Brasil y Colombia, las mujeres negras son objetos eróticos deseables. Precisamente, en Colombia y América Latina, la rejilla de interpretación hegemónica de las relaciones interraciales es la dominación masculina: la prerrogativa que tiene los hombres blancos de disponer sexualmente de las mujeres de los grupos subalternos. Norma Fuller estudia esa cuestión para el caso peruano.

Mi trabajo pone en relación distintos tipos de encuentro interraciales para explicitar una misma gramática racial en las normas de esos encuentros sexuales afectivos, que van desde el acoso sexual hasta las uniones conyugales, pasando por los encuentros fortuitos en las rumbas afro.

Sobre el acoso sexual, cabe decir que es una situación a la que están expuestas todas las mujeres como grupo. Sin embargo, las mujeres negras no sólo son percibidas como disponibles sexualmente, sino como naturalmente dispuestas a ser disponibles. Al mismo tiempo, hay una menor censura social sobre el acoso sexual hacia ellas y una banalización de esa violencia por los estereotipos sexuales existentes. De todas maneras, cabe decir que aunque esta cuestión puede estar presente en la vida de las mujeres negras, las diferencias en los capitales culturales y sociales las hacen más o menos susceptibles para responder o defenderse de las agresiones sexuales.

En los espacios de rumba afro se muestra esa relación ambivalente de la sociedad colombiana con la cultura negra que es percibida como moralmente inferior pero, al tiempo, seductora para ser consumida. En esos lugares conocí más las experiencias de mujeres blancas y mestizas, que suelen narrar los encuentros con hombres negros como una escapatoria de los valores de género y sexuales de su grupo étnico racial, buscando a la vez mayor satisfacción erótico-afectiva. Esa situación estructural de desigualdad y diferencia les es, de alguna manera, erógena: si el poder es erógeno las situaciones de dominación también lo pueden ser. Por otro lado, los hombres negros juegan también con los estereotipos de los que ellos saben son objeto.
  • Entrevista integra.

http://www.clam.org.br/publique/cgi/cgilua.exe/sys/start.htm?UserActiveTemplate=%5FES&infoid=3648&sid=51

Fuente: Clam

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in