agosto 19, 2008

Anticoncepción y mujeres hormonadas de por vida

A través de distintas culturas, religiones y sociedades, se ha ido desarrollando la anticoncepción desde tiempos primitivos. Los primeros escritos sobre el tema son chinos y datan de 3.000 años antes de Cristo. Se trata de sustancias como la goma arábiga (extraída de raíces de acacias), que al fermentar liberaban ácido láctico, con propiedades espermicidas. Los hindúes usaban con la misma función la sal de roca intravaginalmente.

Después de la revolución industrial comienza la idea de regular la natalidad desde un punto de vista colectivo y no de forma particular como en la Antigüedad. El artilugio de cubrir el glande del pene se destina en un principio a evitar la extensión de la sífilis galopante que azotaba Europa. Sin embargo, podemos considerar esta técnica como el inicio de la anticoncepción de los tiempos modernos.

A finales del siglo XIX en Alemania, se describen los primeros diafragmas. Por la misma época, en Inglaterra, aparecen las primeras sustancias espermicidas que fueron perfeccionadas en los años ‘20. Surgen también en estos años los primeros dispositivos intrauterinos ; pero no son aceptados hasta los ‘60, tanto por la medicina como por la población en general. En 1959, se descubre la inhibición de la ovulación a través de la administración de una combinación de hormonas sexuales femeninas sintéticas : estrógenos y progesterona. Así nace ‘la píldora’ que supone una revolución científica y social, sobre todo para las mujeres que en un principio ven en ello una ganancia importante en su lucha por la liberación. En el Estado español, la anticoncepción fue despenalizada por modificación del código penal en 1978. Hasta ese momento, se equiparaba la anticoncepción a las prácticas abortivas.

Cosa de mujeres Hablar de métodos anticonceptivos es hablar de mujeres, ya que son ellas las que acuden a nuestras consultas, las que utilizan la mayoría de los métodos, y ellas las que, prácticamente, se responsabilizan del tema. Para la medicina alopática u oficial los mejores métodos son los hormonales en cualquiera de sus formas : píldora (diaria), anillo vaginal (mensual), parches transdérmicos (semanales) o implantes hormonales intradérmicos (3 años) ; o bien el DIU (dispositivo intrauterino), dado que, según sus estadísticas, son los métodos más efectivos.

Por el contrario, la experiencia en nuestras consultas muestra que los métodos no permanentes -en su mayoría métodos barrera, preservativos masculino y femenino, y diafragma o capuchón cervical- son métodos, por lo general, efectivos y seguros. Los avances médico-científicos, no obstante, en el tema de la anticoncepción han estado ligados única y exclusivamente a lo hormonal. Cada vez tenemos ‘mejores’ combinaciones para administrar hormonas. En las sociedades avanzadas, al inicio de la sexualidad activa, en la adolescencia y juventud, se trata de dar hormonas para provocar la anovulación. Cuanto más alejado esté este hecho cotidiano de la conciencia de la mujer, mejor. El anillo vaginal y el implante hormonal intradérmico, que desconectará del tema a la mujer durante, nada menos, que tres años, tendrían, en teoría, menos toxicidad, ya que, al no ser orales, se saltan la barrera hepática. Habrá que comprobar su toxicidad con el tiempo.

La anticoncepción hormonal administrada de manera abusiva, durante muchos años, con escasos o nulos períodos de descanso, origina serios trastornos una vez abandonada, al restituir el ciclo femenino. Muchas veces no se consigue volver a ovular de forma natural. Comienzan los trastornos de la fertilidad que, agregados a la edad más avanzada para la maternidad, ponen en contacto a la mujer con las técnicas de reproducción asistida, con el consiguiente absoluto desborde en la administración de hormonas para estimular los ovarios y obtener óvulos en un número que sobrepasa lo natural.

Hoy sabemos que para cualquiera de las técnicas de reproducción asistida, aunque la dificultad de la pareja no tenga que ver con la mujer sino con la producción espermática, se estimulan los ovarios igualmente, tanto sea para una inseminación artificial o fecundación in vitro. Años más tarde, aparece la terapia hormonal sustitutiva, con lo que, nuevamente, se ‘hormonaliza’ a la mujer, esta vez en la etapa menopáusica, para apaciguar la sintomatología hasta nueva orden. Por lo que vemos, desde la adolescencia hasta pasada la menopausia, podríamos afirmar que no hay respiro para el cuerpo de la mujer. De no concienciarnos, la estimulación hormonal seguirá acompañando la totalidad de la vida fértil. En mi opinión, los métodos que producen menos efectos secundarios son los más adecuados, aunque existan circunstancias en las que usar un método hormonal pueda ser lo más indicado para una mujer en un momento determinado de su vida.


Por Mónica Puga,
Ginecóloga, homeópata y psicoanalista
Fuente: Diagonal

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