septiembre 07, 2008

Preveo un año intenso para las mujeres

Al menos eso se prevé después del anuncio de la Ministra de Igualdad, Bibiana Aído, anunciara en la primera semana del nuevo curso escolar, la reforma de la actual Ley de despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo que data de 1983.

Es, sin duda una buena noticia para las mujeres y para la profesión médica implicada en este tema. Sobre todo después de lo ocurrido con las clínicas autorizadas para realizar este tipo de intervenciones a principios del presente año.

Y digo que será intenso porque ya han saltado las más alta instancias religiosas vociferando contra esta medida que ha sido largamente demandada por los colectivos de mujeres. Pero a ellos, de nuevo los de las faldas largas y negras, eso les da igual puesto que continúan considerándonos a las mujeres casi, como seres inferiores. Por tanto nuestro cuerpo puede (y al parecer debe) ser usado únicamente con fines reproductivos.

Y de nuevo surge una vieja pregunta que algunas nos hacemos: ¿Acaso mi cuerpo de mujer no es mío y puedo hacer con él lo que crea más adecuado?

Pero por lo visto una de las asignaturas pendientes que tienen ellos, los de faldas largas y negras, es precisamente esa, la del reconocimiento del cuerpo de las mujeres como algo que es sólo nuestro y no un patrimonio colectivo y disponible para traer al mundo los “hijos que dios quiera” en cada momento.

Por eso, precisamente por eso, porque nuestro cuerpo es nuestro, hemos de decidir cuando queremos o no queremos ser madres y en qué condiciones y nadie bajo ningún concepto ni religión, nos lo puede imponer.

No entiendo tanta moralina con lo del derecho a la vida de quienes todavía no la tienen como lo son lo embriones y tanto silencio ante quienes han arrebatado y arrebatan cada día la vida de otras personas, sobre todo de mujeres, por el simple hecho de haber nacido mujeres.

No entiendo tampoco el revuelo que a través de todos sus medios ya han comenzado a armar (y que seguro que van a seguir armando) cuando siguen sin pedir perdón por tantos actos con resultado de muerte cometidos en nombre de la cruz. O ¿acaso ya nadie se acuerda que papel jugaron durante el franquismo?

Es demasiado indignante que busquen, de nuevo la confrontación y se metan es estos espacios tan delicados que necesitan de tanto sosiego y serenidad social para poderlos resolver sin la crispación que siempre aportan.

Además van a contar con la complicidad de determinados “talibanes” e incluso alguna “talibana” de la política más rancia. Y también, y cómo no, tendrán el inestimable soporte de la cuestión de la “objeción de conciencia” de una buena cantidad de profesionales de la medicina publica para así continuar haciéndonos a las mujeres lo más complicada posible nuestra decisión, que quiero recordar que nunca es fácil para nosotras.

Y sobre todo es indignante que sigan predicando en todos sus foros un mensaje totalmente androcéntrico, lleno de culpas para las mujeres que es lo mismo que continuar exigiéndonos sumisión y paciencia ante los designios que su dios, en caso de que exista, cruel y sin compasión, nos tiene reservado a la que hemos nacido mujeres, aunque eso sí nuestro cuerpo no nos pertenece y, por tanto no podemos disponer de él como creamos más oportuno.

Respeto profundamente a las personas que mantiene su fe pese a todos los dogmas y mandatos que los diferentes credos llevan hasta puntos cercanos, en demasiados casos, al fanatismo. Esas personas seguramente buscarán la reflexión sosegada y desde su perspectiva de la sociedad real en la que viven, serán capaces de ordenar su discurso en base a su propia experiencia vital y sin voceros. Para ellas, repito, todo mi respeto y admiración.

Pero a los fanáticos sean los de faldas largas y negras, los de la objeción de conciencia o los dedicados a la política, un mensaje: Nos encontrarán de frente y con la cabeza bien alta defendiendo lo que consideramos básico: Nuestro propio derecho, como mujeres, a decidir.


Teresa Mollá Castells
tmolla@teremolla.net
La Ciudad de Las Diosas

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in