noviembre 27, 2008

Agresiones y ultrajes: pan de cada día para las mujeres en Medellín

Las múltiples formas de violencia contra la mujer en Medellín continúan siendo tan frecuentes y tan complejas que muchas de ellas no dudan en sentenciar que algunos barrios de la ciudad no son lugares seguros para el mal llamado “sexo débil”.

Al evaluar la situación de los derechos de la mujer en la ciudad se observa un panorama preocupante que amerita serias reflexiones tanto a nivel educativo, cultural, social y en seguridad; reflexiones que cobrarán mayor vigencia este 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de Violencia contra las Mujeres

La situación ha sido reconocida por la Alcaldía de Medellín que justamente hoy lanza el programa Ciudad Segura para las Mujeres, una estrategia de seguridad pública que pretende responder a las necesidades, demandas y derechos de las mujeres en materia de seguridad y convivencia, y que hace parte de los compromisos plasmados en el Plan de Desarrollo propuesto por el alcalde Alonso Salazar y su equipo de gobierno.

Para instituciones como Vamos Mujer y Mujeres que Crean, hechos como las violencias sexuales ejercidas por actores armados; la imposición de normas de conducta y formas de vestir; las agresiones físicas y psicológicas en espacios públicos y medios de transporte; así como la explotación sexual e inducción a la prostitución, en algunos casos por presuntos paramilitares, son algunas de las problemáticas que a diario afrontan las mujeres en diversos barrios de la ciudad.

A esto se suma la falta de garantías para acceder a derechos como salud, educación, empleo y vivienda digna que golpea con mayor fuerza a las mujeres desplazadas y afrocolombianas.

Lo anterior es bastante significativo toda vez que los censos de población desplazada, tanto gubernamentales como no gubernamentales, coinciden en señalar que más del 50% de los desarraigados en el país (incluido Medellín) son mujeres, buena parte de ellas madres cabeza de hogar y cerca del 40% lo constituyen niños, niñas y adolescentes.

El cuerpo controlado

Sin duda la mayor preocupación de las autoridades y de las activistas recae en el tema de las violencias sexuales. Según Rocío Pineda, Secretaria de las Mujeres de Medellín, a junio 30 del presente año La Fiscalía Regional Antioquia había recepcionado unas 1.800 denuncias de abuso sexual, de las cuales, más de la mitad correspondían a menores de catorce años.

Para las organizaciones no gubernamentales, los hechos más complejos se presentan en los barrios periféricos de la ciudad, donde las mujeres, en especial las más jóvenes, vienen siendo objeto de ultrajes sexuales por parte de miembros de grupos armados, legales e ilegales. Según casos conocidos por el Comité Municipal de Derechos Humanos de Medellín, en partes altas de la Comunas 1 y 3, ellas no denuncian las violaciones por temor a represalias de los actores armados.

Incluso, en algunos barrios de esta misma zona nororiental se denuncia cómo las mujeres también son intimidadas por los miembros de estos grupos armados si utilizan determinados tipos de prendas de vestir. “Hay un control total al cuerpo de las mujeres, como si fuera un botín de guerra”, señaló una investigadora de la Unidad Permanente para los Derechos Humanos (Updh) de la Personería de Medellín, encargada del seguimiento de las violaciones a los derechos de la mujer.

Los miembros de la Fuerza Pública tampoco salen bien librados en el examen que hacen las activistas. Entre las jóvenes de los sectores marginales, la desconfianza hacia sus efectivos es generalizada; además, allí donde hay estaciones permanentes de Policía o Ejército la queja recurrente de padres de familia y comunidad es el asedio de los uniformados a las mujeres, en especial a las menores de edad.

“Llegan y empiezan a coquetearles a las adolescentes, luego las embarazan y después las abandonan y si ellas van a reclamarles la paternidad, ellos se enfurecen y las maltratan y las intimidan”, le relató una habitante del barrio La Cruz, Comuna 3 de Medellín, a la Updh.

Preocupan homicidios

Las mujeres también han sido víctimas del incremento de las acciones delincuenciales en la capital antioqueña, tales como los homicidios. Según cifras de la Secretaría de Gobierno de Medellín, del total de muertes violentas registras entre el 1 de enero y el 31 de octubre de 2008, el 8% corresponden a mujeres, equivalente a un total de 70 mujeres sobre 747 hombres.

Si bien la estadística no registra un aumento con relación a la presentada el año anterior (también fue de 8.1%), organizaciones defensoras de derechos humanos observan tendencias preocupantes que atentan contra la vida de las mujeres.

Según el Observatorio de Derechos Humanos del Instituto Popular de Capacitación (IPC), de los asesinatos registrados contra las mujeres en todo el año, en un 13% se evidencia ejecución sumaria; es decir, que obedece a determinada selectividad.

Las cifras recolectadas por el Instituto de Medicina Legal también arroja datos contundentes. Del total de mujeres asesinadas en la ciudad, un 57.4% tenían entre 18 y 36 años de edad. La sevicia también parece haberse ensañado con las mujeres: un 32.9 fueron ultimadas con armas cortopunzantes mientras que un 8.6% con elementos contundentes.


Afectaciones serias

Lo que tienen claro las activistas de género es que las vulneraciones de derechos afectan de forma distinta a hombre y mujeres. Y aunque esto no sea evidente para los primeros, los estudios e investigaciones le dan, de sobra, la razón a las féminas.

Investigaciones de la Red de Comunicaciones de Mujeres Populares de Medellín han evidenciado que la carencia en el suministro de agua potable, por ejemplo, afecta en mayor grado a la población femenina, dada la relación cultural que históricamente han tenido que el preciado líquido, bien sea para lavar, cocinar, regar cultivos, entre otras actividades.

Sobre este punto, La Red llamó la atención sobre el alto número de personas que no tienen acceso al agua potable por los altos costos, siendo las mujeres las que llevan la peor parte. “Hay casos de mujeres adultas enfermas por tener que cargar el agua desde lugares distantes a sus hogares. En otros casos se evidencian enfermedades al interior de los hogares y aumento de la violencia intrafamiliar”, señaló Gloria Sánchez, integrante de La Red.

Igual ocurre con la pobreza y el desempleo, que golpea con mayor fuerza a las desplazadas y afrocolombianas. Según la organización Vamos Mujer, dicha población se encuentra actualmente inmersa en un doloroso círculo vicioso: cómo no acceden a puestos de trabajo en condiciones dignas y bien remuneradas, entidades como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) les retienen sus hijos pues argumentan que “algunas mujeres desplazadas no tienen cómo garantizarle un desarrollo apto a sus niños”.

Y es que según esta institución, que realiza un acompañamiento permanente a las mujeres en situación de desplazamiento, ellas presentan un grado de vulnerabilidad más elevado que el resto de la población femenina con relación a otras problemáticas, como la violencia intrafamiliar. En el 2005, por ejemplo, el 52% de las mujeres desplazadas manifestó haber sido agredida por su compañero o esposo, y de ellas, el 66% declaró haber padecido lesiones físicas serias o delicadas.

Como se puede observar, el panorama para las mujeres en Medellín es bastante complejo. Los avances que registra la ciudad en materia de inclusión social, respeto y garantías para la protección de los derechos de la mujer se opacan ante las reiteradas denuncias de maltrato y violencia. Administración Municipal y organizaciones no gubernamentales coinciden en señalar que el camino está en transformar la cultura patriarcal que ha imperado en Antioquia.

Pero mientras esta transformación ocurre, sólo queda esperar que las denuncias de las mujeres no sean un grito desesperado en medio de la oscuridad.
Fuente: IPC

Sí a la Diversidad Familiar!
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