noviembre 05, 2008

Una lucha dentro de una lucha

Las mujeres tienen un número récord de posiciones de poder en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) de México. Una de esas mujeres con alto rango es la Comandanta Esther, a la que se ve a la izquierda en un mural. Como todos los que están involucrados en la lucha zapatista, cubre su rostro con una máscara.

Los zapatistas tomaron su nombre de Emiliano Zapata, un líder de la revolución mexicana de 1910. Con base en el sur, en el agrícola estado de Chipas, su causa es controlar la tierra en la que viven y preservar su modo de vida indígena tradicional.

El 8 de marzo de 2001, el Día Internacional de la Mujer, la Comandanta Esther lanzó una invitación para que las mujeres de todo México se unieran a su lucha. Las voces y las experiencias de las mujeres zapatistas se oyen a través de las palabras de la Comandanta Esther.

"A las mujeres de todo el país, les decimos que luchemos todas juntas. Nosotras tenemos que luchar más porque como indígenas estamos triplemente despreciadas: como mujer indígena, como mujer y como mujer pobre. Pero las mujeres que no son indígenas también sufren, por eso las vamos a invitar a todas a que luchen para que ya no sigamos sufriendo. No es cierto que la mujer no sabe, que nada más sirve para estar en la casa, eso no sólo pasa en las comunidades indígenas sino también en las ciudades".

"Cuando era chiquita pasé por el hambre y por la enfermedad. Aunque no nos alimentamos bien, pero aquí estamos. Vivimos.

"No sabía hablar en español. Fui a la escuela pero ahí no aprendí nada. Pero cuando ingresé en la organización (EZLN) aprendí a escribir y a hablar español, lo poco que sé, estoy haciendo la lucha pues.

"Cuando ya estoy grande empecé a ver que no tenemos alimentación adecuada, que otros sí tienen y nosotros no ¿por qué será que no? Vi que tenía 4 o 5 hermanitos que se murieron, entonces es ahí donde me di cuenta, ¿por qué será que se mueren mis hermanitos? Vi que es necesario luchar, porque si no hago nada, van a seguir muriendo los demás hermanos, y me decidí. Y no solo yo, hay mujeres que se decidieron a ser soldados y esas mujeres ahora ya tienen grado insurgente de capitán, de mayor, de teniente. Ahí vemos que sí las mujeres podemos.

"Al principio, la verdad me costaba, los hombres no entendían, aunque yo siempre les explicaba que es necesario luchar para que no todo el tiempo estemos muriendo de hambre. A los hombres no les convenía, según ellos la mujer nada más sirve de tener hijos y deben cuidarlos...

"Y también hay algunas mujeres que eso ya lo tienen metido en la cabeza. Entonces yo no les gustaba, algunos hombres decían que no está bien, que las mujeres no tienen derecho de participar, que la mujer es una tonta. Algunas compañeras dicen "soy tonta". Yo siempre enfrenté eso, les explicaba que no es cierto, que somos mujeres pero que sí podemos hacer otros trabajos. Poco a poco entendieron los hombres y las mujeres también, por eso ahorita están luchando las mujeres, por eso ustedes saben que aquí en nuestra lucha no nada más los hombres están luchando sino que estamos luchando juntos.

"Desde que empezó la guerra el mal gobierno ha metido a los ejércitos, pero siempre quien ha enfrentado ese problema son las mujeres. La militarización ha sido muy dura, pero las mujeres no han tenido miedo, han salido a correr a los soldados, ahí vemos que las mujeres sí tienen fuerza, no con armas sino ya con la fuerza y con el grito, vemos que sí podemos como mujeres.

"La verdad resistimos, aunque de por sí ya tiene años que empezó la guerra. A pesar del sufrimiento, aquí estamos todavía, si no fuera que no hubiéramos resistido ya no estuviéramos. Aunque nos han pasado muchas cosas, no por eso nos hemos rendido, hemos podido pues.

"Como mujeres zapatistas hemos avanzado un poco más. Vimos que no teníamos nada y nosotras mismas nos preguntamos ¿quién nos va a dar si nosotras no hacemos nada? Nosotras mismas tenemos que trabajar, apoyarnos para tener lo poco que necesitamos. Entonces las mujeres empezaron a trabajar en colectivos, ya sea de panadería, de hortalizas, de otras cosas más.

"Antes la mujer no participaba en las reuniones, en la asamblea, pues su esposo no lo dejaba. Ahora los hombres ya entienden, la mujer puede ir en las reuniones y el hombre se queda en casa cuidando a los animales. Ahora si los hombres si ven que hay mucho trabajo dentro de la cocina, ayuda a su esposa o a su compañera. Antes no lo hacía, ahora sí, hay un cambio.

"Nosotras mismas les explicamos a los niños y a las niñas que haya respeto, pues somos iguales. Las niñas y los niños van a la escuela. Y ya no nada más ellos, sino también las mujeres grandes, porque ahí aprenden bien, los hombres también van. Porque nosotros mismos ya nos organizamos y ya no estamos en la escuela del gobierno, sino nuestra educación autónoma, ahí entramos todos.

"Creo que vamos a lograr el cambio como nosotras queremos, sí se va a lograr, porque veo que muchas mujeres se están organizando, nosotras las invitamos también y así más fuerza vamos a tener, entre todas lo vamos a lograr."



Adaptado de un artículo de Laila La Quebaila
Foto: Laila Laquebaila
Fuente: International Museum of Women

Sí a la Diversidad Familiar!
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