''La religión es una dimensión central en las identidades de los legisladores''
En el marco del Primer Encuentro Nacional de Aborto y Medios de Comunicación, Juan Marco Vaggione* y Angélica Peñas** aportan en esta entrevista su visión sobre el futuro del Proyecto de Reforma del artículo 86 del Código Penal, sobre la responsabilidad de la sociedad civil para que sus derechos sean garantizados, y sobre la influencia de la Iglesia Católica en la Cámara de Diputad@s.
- El Proyecto de Reforma del artículo 86 del Código Penal recién se va a tratar en el 2009 en la Cámara de Diputad@s, ¿qué panorama adelantan para su tratamiento? - Angélica Peñas: no sé si está la situación dada para poder hacer un pronóstico. Justamente, ahora están reunidos los titulares del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable porque cambió su directora. Sería interesante preguntarle a l@s diputad@s por qué no se puso el proyecto en discusión tal como estaba previsto. Lo que sí puedo decir es que nosotr@s vamos a seguir trabajando para que el Proyecto se trate el año que viene. - Juan Marco Vaggione: a mí lo que me parece importante, más allá de lo que vaya a pasar tomando en cuenta escenarios tan volátiles como los latinoamericanos, es que el tema entró, no sólo en la esfera pública y en la sociedad civil, sino que está entrando en los Poderes Legislativos. Entonces, lo importante es no dejarlo salir, y más allá del corto o mediano plazo para el tratamiento en la Cámara, hay que insistir con la permanencia del tema en el Poder Legislativo. - ¿Cómo consideran que va a afectar al futuro tratamiento del Proyecto el reciente veto de Tabaré Vázquez a la Ley de Defensa del derecho a la Salud Sexual y Reproductiva en Uruguay? - JMV: centrarnos en el veto es acentuar la parte negativa de todo un proceso que fue muy positivo, porque a pesar del veto y de no contar con la ley, lo que se logró en Uruguay es cambiar un poco la opinión pública en relación a la despenalización del aborto. Yo creo que lo que puso en evidencia el veto de Tabaré son dos cosas. Por un lado, el ejemplo de Uruguay muestra las potencialidades del activismo sobre la opinión pública. Eso está al margen de l@s polític@s y de l@s gobernador@s. Y esto es lo más importante: lograr que las voces que están a favor de la despenalización y la legalización del aborto se visibilicen, se hagan públicas, cosa que en Uruguay se logró. Por otro lado, la parte negativa tiene que ver con cuán vulnerables son nuestras democracias en los sistemas presidencialistas. Resulta irónico que un proceso democrático que tuvo la discusión, el debate, y que fue ganado por mayoría parlamentaria se pueda revertir luego por el veto de una sola persona. De todas maneras también recordemos que hay una Ley de Salud Sexual y Procreación Responsable en Uruguay que fue muy importante, y que a pesar de que el aspecto en relación al aborto cayó, lo demás sigue vigente. La ironía surge con el cambio central que se evidencia en la sociedad civil y en la opinión pública - y Uruguay lo demostró -, y por otro lado el modo en que la vulnerabilidad de los sistemas presidencialistas y el poder de lobby sobre l@s distint@s polític@s sigue siendo una dimensión de poder difícil de controlar - A.P.: también es irónico porque quienes impulsaron el Proyecto son del bloque oficial, y de cierto modo es lo que pasó acá cuando se frenó el debate de un Proyecto de Ley que brotó de las mismas comisiones oficialistas. - JMV: además esto muestra cómo la religión es una dimensión central en las identidades de los legisladores al momento de votar a favor o en contra de una legislación. Y esto se ve en nuestro país, donde la cultura partidaria es tan fuerte, pero que en algunos casos se rompe porque empiezan a pesar más las identificaciones religiosas y la idea de seguir asociando el aborto con un pecado, y de hacer colapsar el proyecto como si el aborto fuera un crimen. - A casi un año de estar a cargo del Ministerio de Salud: ¿qué lectura pueden hacer de la gestión de su titular Graciela Ocaña en materia de derechos sexuales y reproductivos? - A.P.: es un panorama complicado, por lo que las organizaciones tenemos que trabajar el doble. Desde su primera declaración, en la que dijo que el aborto era un tema de política criminal y no de salud pública, nosotr@s seguimos trabajando e intentando llegar a ella. Además pensemos que se cayó una figura fuerte, como la de Ginés González García. También hay que pensar qué pasa con la distribución de los insumos del Programa de Anticoncepción. Sin dudas hay que seguir trabajando a nivel ministerial. - JMV: sí, y hay que reconocer la importancia histórica en relación con el aborto por parte de un Ministro de Salud hablando a favor de la despenalización. Yo creo que esto fue un hito que planteó el tema de una manera completamente distinta a nivel político. Y creo que es importante también reconocer que éste no es un problema solo de l@s gobernant@s, sino que en materia de ciertos cambios legales, la sociedad civil empuja los límites de la sociedad política. Esto es algo central. A la sociedad política per se, éstos son los temas en los que más le cuesta claudicar, sobre todo en nuestra región por la presencia de la Iglesia Católica como institución que legitima o deslegitima gobiernos. O sea, si la sociedad civil no apoya, no empuja, son temas que la política no necesariamente los va a resolver per se. La importancia de la gestión de Ginés tiene que ver con que abrió un momento bisagra en el tema del aborto, y ahora hay que redoblar las apuestas de la sociedad civil y seguir empujando para que se concreten las reformas legales. - Teniendo presente que hace unos días la Presidenta se reunió con Bergoglio y otras figuras de la jerarquía de la Iglesia Católica: ¿qué medidas debería tomar el Estado para dejar de lado las intervenciones de la Iglesia? - J:M:V: Acá volvemos con el tema de la legitimidad. Un Estado que tiene legitimidad per se y que no intenta buscarla en instituciones, en este caso religiosas, debe orientarse hacia posiciones pluralistas, respetuosas de derechos humanos. Creo que este aspecto es fundamental. En este punto hay que pensar en un cambio de cultura política, tan necesario en nuestra sociedad. Me refiero a empezar a entender cuál es el rol de la religión en el sistema democrático, entender la necesaria separación entre estado e iglesia, el respeto al pluralismo religioso y al pluralismo en las construcciones de la ética. Hay que ir sacando presencias como los crucifijos en las universidades, en los juzgados, y empezar a entender que hay un cambio de cultura política necesario. Ese cambio debe permitir que la religión se reacomode en el concepto de lo público como una dimensión ideológica más, no la única, sino una más. *Sociólogo. Coordinador del Área de Investigación de Católicas por el Derecho a Decidir Córdoba (CDD), Doctorado en Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba y Doctorado en Sociología de la New School for Social Research de Nueva Cork. ** Abogada e integrante de CDD Córdoba. |
Fuente: Artemisa Noticias |