enero 04, 2009

Un Adelanto de Baruyera n°6 "La Tromba Lesbiana Feminista"

Abortar es elegir
Por verónica marzano

¿Por qué hace falta explicitar que sos lesbiana para luchar por el aborto legal? Esta es una típica “pregunta frecuente”. Las respuestas, con sus matices según quién sea el interlocutor, tienen siempre el mismo argumento: porque el aborto es una cuestión política. Corpo-política.

Es por eso que fuimos a la legislatura porteña a seguir el debate sobre aborto no punible, es por eso que apoyamos a las compañeras que están en la campaña por el aborto legal seguro y gratuito y es por eso que hacemos nuestras propias acciones fuera de la campaña con el objetivo de visibilizar la cuestión.

Que abortar sea parte de la lucha política por recuperar la soberanía sobre el cuerpo no es de los argumentos que mejor le cae al conservadurismo -que es inexorablemente quien ejerce el poder legal- por ende posiblemente no sea una estrategia exitosa para conseguir el aborto hospitalario, pero estamos seguras que con la mera ley las mujeres no abortaremos públicamente. Es imprescindible despenalizar socialmente el aborto. Desestigmatizar a las mujeres que deciden sobre sus cuerpos, sacarlas del lugar de víctimas y legitimarlas como sujetas que de forma madura deciden sobre sus vidas.

Abortar, en cualquier condición, es un acto de rebeldía, de insumisión, una acción más o menos deliberada y más o menos desesperada por no quedar presa de un destino no querido. No alcanza para soñar con horizontes de libertad, pero es una primera escala. Arrancarle al patriarcado el dominio institucional que ejerce sobre la maternidad, por ende sobre nuestros úteros, resulta ineludible para pensar un futuro de placeres, sentires y vivires planeados y deseados como sujetas libres.

Como lesbianas pensamos el derecho al aborto como un movimiento estratégico para desandar el camino patriarcal de la sexualidad, desbaratar la impostada unión entre relación sexual y reproducción y comenzar a recorrer el de decidir cómo, cuándo, para qué y con quién disfrutar de nuestra sexualidad.

Para nosotras, decir Lesbianas por el derecho al aborto equivale a decir Lesbianas por el derecho a elegir.

Historias Inauditas Testimonios de Mujeres que decidieron Elegir
Por gabi dv por gabi dv

R. abortó tres veces.
“Quedé embarazada a los 16 años por primera vez”.Estaba en pareja con su “único novio” y después marido durante 30 años: “Decidimos abortar, obviamente, ¡¿cómo le decía yo a mi familia -hija de inmigrantes, re cerrados…- que estaba embarazada?! La sensación fue terrible, pero no tanto pensando en el embarazo como en la decepción a mis padres, y ¿cuál era la decepción? Haber perdido la virginidad, ¡la puta virginidad!

La desinformación vulnera:“En esa época no había ni Evatest ni nada. Me enteré porque fui a una ginecóloga, que tuvo que buscar él, porque yo a esa edad tampoco iba… Fue por no acceder a una educación sexual lo que me hizo pasar por esto tan traumático, que realmente no se lo deseo a nadie… porque yo no me cuidaba, no me cuidaba ni idea, él era un boludo, porque él era más grande que yo, 5 años, y él sí sabía porque había tenido una pareja, sabía… yo era una boluda total.Por mas que amí, después, me fallaron todos los métodos, me faltó esa parte, que alguien me explicara, me contara….

La juventud vulnera:“Con el tiempo, saque la conclusión de que este aborto fue sin anestesia, no me lo voy a olvidar jamás-. La partera o ginecóloga –no se- que me atendió le decía a mi marido que me sostuviera la mascara, y se suponía que con eso yo… la cuestión es que yo sentía todo, ¡yo sentía todo! Creí que me moría. Yo era muy chica, era un riesgo para ellos si a mi me pasaba algo, y era menos riesgo sin anestesia..

La pobreza vulnera:“Yo saco esa conclusión, porque de los otros dos abortos no me acuerdo ni cuándo, ni cómo, nada, sí me acuerdo que fue distinto, muy distinto, pero eso porque nosotros teníamos otro poder adquisitivo entonces pudimos acceder a un ginecólogo de renombre que, casualmente, se dedica a fertilidad. Esa vez fue en su consultorio particular, el médico, divino ¡si ganaba cualquier cosa!Esos otros dos abortos no, fueron intercalados con mis hijos, tengo 3; yo quedaba embarazada, quedé embarazada hasta con el DIU, con el diafragma, ¡quedaba embarazada! Y eran muchos, por eso.

El silencio vulnera:“El otro, el primero fue… la verdad, un recuerdo de mierda, lo único que me acuerdo es la fecha, no me acuerdo nada más, fue muy traumático, sentí culpa por muchísimo tiempo -la gente de mi generación siente culpa por todo-. El tener que disimular delante de mis padres, tuve muchas pérdidas…Cuando me casé, al principio, no quedaba embarazada, y me empecé a desesperar, porque pensaba que era un castigo, por haber abortado… Después de mucha terapia, de mucho hablarlo en terapia dejé de sentir culpa, pero al principio ¡era como haber matado a Cristo!.

Una feminista siempre puede reparar:“Por esto debe ser mi lucha con esto de poder decidir, de poder decidir, y de acompañar. Se lo conté a mis hijos porque decidí hacer conellos totalmente distinto, decidí hablar de sexualidad, decidí acompañar a mis hijas al ginecólogo, hablar de métodos anticonceptivos, de todo, y entonces también les conté… yo creo que ellas me compadecieron todo el tiempo, pobre, lo que tuvo que pasar, siempre les pareció como algo prehistórico. Vine al primer encuentro feminista que se hizo acá en Buenos Aires hace muchos años, y siempre tenía necesidad de ir al mismo taller, al taller de aborto. Fue tranquilizador sentir que no era la única, y tomé conciencia de que tenía que luchar para que otras no pasaran por esto…

Lo que nosotras cantamos, anticoncepción para no abortar, aborto legal para no morir, no es abortar por abortar, no es apología del aborto, ¡es para que las chicas no queden embarazadas si no quieren! este discurso de la responsabilidad, y que hacerse cargo es tenerlo, es un chantaje, es un chantaje para las chicas, lo que hay que hacer es decidir, si querés ono, y si no querés, tener un lugar digno donde abortar. Pero tiene que ser una política de Salud, es un plan de salud para la población, como la vacuna para la polio… Ahí esta: ¡es un plan de vacunación!”.

Ninguna agresión sin respuesta: entre la raza y la pared
Por Luciana Sánchez – CoPaDi

Cualquiera sea el campo en que hoy nos planteemos la acción frente a la violencia de género, no podemos dejar de tener en cuenta dos cosas: la violencia de género sigue siendo considerada un asunto privado; la violencia de género es también una construcción racial. A pesar de los años que han pasado desde el reconocimiento de la violencia contra las mujeres como un problema, incluso, de derechos humanos, sigue instalado entre nosotras/os, el paradigma que dice que se trata de un asunto privado. Se reconoce que se trata de un asunto de todas y de todos, que no afecta a la mayoría sino a todas las mujeres, y a muchos varones. Incluso cuando comprobamos que la violencia de género se reproduce aunque se quiebren las tradicionales relaciones entre género, anatomía y sexualidad.

La dirección de la acción se fija en la víctima, la o él agresor, y el vínculo entre ambas, sus opciones y responsabilidad individual. Poco o nada en laresponsabilidad social o de acción colectiva. Lo racial de la violencia de género se manifiesta en diferentes formas y ámbitos. La respuesta pública a la violencia de género está racializada, desde la intervención policial hasta las puebladas.

La misma construcción de lo público y lo privado está racializada. Como profecía autocumplida, esto a su vez configura los límites y posibilidades del género, y vulnera especialmente los derechos de las personas y comunidades consideradas inferiores en el sistema de jerarquía que se construye desde la raza y la clase. La dirección de la acción se instala en la categoría racial, étnica, cultural, educativa, y hacia aquí se desplaza la responsabilidad, de nuevo, tanto individual como social.

La combinación de ambos factores genera indefensión personal y colectiva, y abre el juego transversalmente a las políticas de mano dura y de impunidad. O formás parte de la agresión, o sos víctima, osos buchón/a. Si nadie interviene, si favorece al agresor, por algo será. Las políticas de mano dura son ofrecidas como alternativa casi exclusiva porque favorecen a los intereses de la gobernabilidad tal como está: capitalista, neoliberal, biopolítica. Como epidemia, la violencia de género constituye un problema de población, de rebaño, de número de casos individuales. Lo único público de la violencia de género es que ahora el cuerpo y la mujer sujeta de derechos y obligaciones, fuerza de trabajo con valor comercial, es del mercado, hay sobre ella un interés público.

La única alternativa política actualmente comparable a la mano dura en términos de oferta –y de inefectividad frente a la violencia–, es la farmacológica. Allí donde no llega la policía más que esporádicamente –y nunca frente a casos de violencia de género–, llega el largo brazo farmacológico, que permite un control extendido del monopolio de la fuerzaestatal y masculina a través de la intoxicación: si las mujeres decidieran rebelarse, estarían demasiado empastilladas como para poder hacerlo. Reclamar, como mujeres, al estado y los varones la fuerza para ejercerla por nuestros propios medios, erradicar la impunidad frente a la violencia de género, requiere considerar cuánto de ese reclamo está racializado, y qué vínculos pueden sostener esta fuerza y estos medios sin hacer el juego a la mano dura y otras técnicas de policía. Frente a los casos concretos, requiere reevaluar las respuestas automáticas, como llamar a la policía, denunciar a las autoridades o confiar en la familia. Criticar desde este doble prisma de género y raza las propuestas de ley, las acciones de las oeneges, del sistema de salud, del sistema penal, de la protección social.

Gran parte de los esfuerzos de las mujeres y, en general, de las personas que han sufrido violencia de género se gastan en muchos sucesivosintentos, por años, de generar algún tipo de acción a su favor en sus vínculos afectivos cercanos, comunitarios, o del estado.

Al final, por inacción o por delegación directa, estos se combinan mutuamente en una escalada jerárquica de revictimización, impunidad y más violencia. Revertir la inacción, pero también la acción delegativa y la razón intervencionista racista, para generar las superficies de agarre colectivas capaces de sostener las acciones contra la violencia de género. Actuar, por los propios medios, colectivamente, una agenda anti racista contra la violencia de género.

Fuente: Baruyera Entre Meses
para que no dejes de enterarte de lo que vamos tramando.

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in