Colombia: Feminización de la migración en la zona cafetera
"Mi inserción a la real sociedad de Estados Unidos fue tan solo hace cinco años, cuando me mudé de Miami al condado de Palm Beach, en donde somos 240.000 hispanos, mientras que en Miami son 2.400.000 hispanos", comentó a SEMlac Arminda, madre de tres hijos: Agustín Carlos, Vanesa y Pamela.
"Mi sueño y el de mi esposo siempre fue criar a los niños en este condado, pero sin perder nuestras raíces y conservando el precioso idioma español, del cual vivimos tan orgullosos y que les hemos enseñado a nuestros hijos", abundó.
Al igual que Arminda, muchas colombianas decidieron dejar al país. De las personas emigrantes del Área Metropolitana Centro-Occidente (AMCO) de Colombia, 54 por ciento son mujeres, en el caso de aquellas que viajan a España, y 51 por ciento de las que emigran a Estados Unidos.
Esas estadísticas están contenidas en el estudio de la Organización Internacional para la Migración (OIM) "La emigración internacional en el AMCO: caracterización socioeconómica de la población emigrante y evaluación del impacto de las remesas internacionales", realizada por el investigador Luis Jorge Garay Salamanca.
En efecto, durante la última década ocurrió una gran ola migratoria, que en 2005 alcanza a 3,3 millones de colombianos que viven fuera del país. El informe asegura que 80 por ciento de los emigrantes de AMCO, área cafetera por excelencia, lo hicieron en el pasado decenio, ante la situación económica y de desempleo generada por la crisis cafetera y la recesión en el país, entre 1998 y 1999.
Históricamente, en el mundo las migraciones han sido de familias, o encabezadas por los varones, quienes abrían el camino en el nuevo territorio para luego reunificar a la familia. Esta tendencia se ha roto. Las cifras revelan una feminización de la migración colombiana, la cual estaría indicando un cambio de roles de género.
El estudio "Género y remesas: migración colombiana del AMCO hacia España" (2005), realizado por la OIM y el Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación de las Naciones Unidas para la Promoción de la Mujer (INSTRAW), indagó en las causas. Las encuestas revelaron que hay tres motivaciones fundamentales que explican la migración de mujeres.
Sin duda, la más sorprendente es la relativa a la búsqueda de su autonomía. "Es una decisión personal, un proceso de empoderamiento. En general, se da en colombianas que buscan desarrollar su propio proyecto de vida y liberarse del control social", explicó a SEMlac Linda Eriksson, una de las responsables institucionales del estudio sobre género y remesas.
Otra motivación tiene que ver con la reagrupación familiar en el exterior. "En estos casos, las familias envían primero a una mujer, pues saben que encontrará trabajo más fácilmente que un hombre. Por ejemplo, en el servicio doméstico, que en muchos casos es la puerta de entrada de las colombianas al mercado laboral, y así regularizan su situación legal", explicó Eriksson, funcionaria de la OIM en Colombia.
"Pero como ellas tienen un nivel escolaridad de bachillerato, como promedio, luego buscan otro trabajo más cualificado", agregó.
Las remesas son una de las principales motivaciones. "Las familias sienten más confianza en que las mujeres van a enviar remesas. De hecho, se ha constatado que los hombres envían más altas remesas, pero lo hacen durante un tiempo y luego suspenden el envío; mientras que las mujeres envían montos más bajos, pero de manera constante", puntualizó Eriksson.
"Le envío dinero al dentista de mi mamita para pagarle un costoso tratamiento y cada mes para la educación de mi sobrino", asegura Arminda, quien trabaja en una empresa de venta de artículos de decoración, que tiene con su esposo, un venezolano que conoció en Miami cuando ella viajaba a comprar artículos para revender en Colombia.
Este testimonio comprueba que las remesas no sólo sirven para sufragar gastos corrientes, sino también para acceder a la educación privada y para costear tratamientos de salud de familiares. "La inversión de las remesas en capital humano (…) pone sobre la mesa, además, la ausencia o debilidad del Estado en la provisión de los derechos fundamentales", dice el estudio.
La mayoría de las remesas, sean enviadas por mujeres o por hombres, la reciben personas colombianas en calidad de esposas, cuidadoras de niños (nietos u otros) o gestoras económicas de hogares de donde han migrado hijos solteros, pero sobretodo destacan las receptoras jefas de hogar, ya sean viudas, divorciadas o madres solteras.
"Esto es debido a la percepción de que las mujeres son mejores administradoras del dinero", explica Eriksson.
Según el estudio de Garay, "las remesas del exterior representan 10 por ciento de los ingresos totales de los hogares de AMCO, un porcentaje importante de la liquidez y del ingreso disponible de la región, con el agravante de que llegan a contribuir con 41,2 por ciento de los ingresos de los hogares receptores (y hasta 52,3 en los hogares del quintil más pobre)".
Sin embargo, el flujo migratorio de la década del noventa, no sólo estuvo constituido por sectores pobres, sino también por los medios e incluso de la clase alta de la población, los cuales -asegura la investigación- "sintieron afectadas sus expectativas laborales, de progreso económico y de movilidad social y/o amenazadas por el incremento y extensión de la violencia".
"Siempre quise irme de Colombia; amo mucho a mi país, pero amo más el respeto al ser humano, que acá en Estados Unidos se respira con más frecuencia que en Colombia", confiesa Arminda, quien es periodista especializada en producción de radio y televisión.
El nivel educativo de las personas que emigran de Colombia es considerablemente alto, a diferencia de lo que sucede en otros países de la región. El promedio de los emigrantes de AMCO es mayor de 10 años de estudios, superior a la media nacional de unos 8,2 años.
El estudio sobre género y remesas advierte que "al enfatizar su doble vertiente de proveedoras de recursos monetarios (como migrantes) y de receptoras a las que se les supone mejor manejo de los recursos y mayores inversiones con fines de bienestar colectivo (…), puede perderse de vista que el propio bienestar de las mujeres migrantes es, en sí mismo, objetivo del desarrollo y no sólo un medio para el bienestar de los hogares".
Fuente: Semlac