El misterioso halo de vida humana
Un fuerte debate que se está desarrollando en España en torno a un proyecto de ley de plazos que reformaría la ley actual, desencadenó un cruce de argumentos entre científicos que pone sobre el tapete la gran discusión sobre el aborto: cuándo comienza la vida humana.
A mediados de marzo, un grupo de científicos e intelectuales españoles hizo pública la Declaración de Madrid, en la que manifiestan su oposición al proyecto de ley de plazos que promueve el Partido Socialista en el Parlamento, y que legalizaría el aborto hasta la semana 12 de gestación (España: hacia la ley de interrupción voluntaria del embarazo).
El Manifiesto, como lo llaman sus autores, se refiere al aborto como “un acto simple y cruel de interrupción de una vida humana”, “un drama con dos víctimas”, y “una tragedia para la sociedad”; advierte sobre las “secuelas piscológicas” del “Síndrome Postaborto”; y señala que “una sociedad indiferente a la matanza de cerca de 120.000 bebés al año es una sociedad fracasada y enferma”.
El eje de la Declaración de Madrid lo constituye la apelación a los conocimientos científicos como fuente de autoridad para determinar el comienzo de la vida humana. “Existe sobrada evidencia científica de que la vida empieza en el momento de la fecundación –se señala en la Declaración- . Los conocimientos más actuales así lo demuestran: la Genética señala que la fecundación es el momento en que se constituye la identidad genética singular; la Biología Celular explica que los seres pluricelulares se constituyen a partir de una única célula inicial, el cigoto, en cuyo núcleo se encuentra la información genética que se conserva en todas las células y es la que determina la diferenciación celular; la Embriología describe el desarrollo y revela cómo se desenvuelve sin solución de continuidad.”
Estos argumentos podrían convencer rápidamente a quién no tenga conocimientos científicos, o sea a la mayoría de las personas. Pero por suerte, unos días después de conocerse la Declaración de Madrid, otro grupo de científicos, tan renombrados y con tantas credenciales como los primeros, hicieron público el documento En contra de la utilización ideológica de los hechos científicos, en el que que cuestionan “la utilización ideológica y partidista de la ciencia”.
En esta suerte de contradocumento, estos científicos dicen lo que antes que ellos dijeron, entre otras, la Sociedad Americana de Genética Humana, la Asociación Colegial Norteamericana de Obstetras y Ginecólogos, y la Asociación Médica Americana: el momento en que puede determinarse que un ser es humano/a, no puede establecerse mediante criterios científicos. “(…) … el conocimiento científico puede clarificar características funcionales determinadas, pero no puede afirmar o negar si esas características confieren al embrión la condición de ser humano, tal y como se aplica a los individuos desarrollados de la especie humana –se señala en el documento-. Esto entra en el ámbito de las creencias personales, ideológicas o religiosas.”
Es decir, la ciencia puede esclarecernos sobre las etapas de desarrollo del embrión, pero nada puede decirnos sobre el momento en que la luz del alma, la conciencia y el amor nos invaden. El instante en que ese halo misterioso hace aparición puede ser elegido por cada una de nosotras, así como elegimos el destino que damos a cada instancia de nuestras vidas.
Por Sandra Chaher
Fuente: Artemisa Noticias
Fuente: Artemisa Noticias