¿Qué pretenden sus señorías del Congreso de Diputadas y Diputados?
Contenta me tienen los representantes de la ciudadanía, o sea sus señorías, los actuales ocupantes de los sillones del hemiciclo del Congreso de los Diputados y Diputadas con la moción política sobre la desaparición de los Ministerios de Cultura, Vivienda e Igualdad con la excusa “del ahorro y de la eficiencia”
Y es que parece que cuando se trata de temas que afectan a algo más de la mitad de la población que somos las mujeres, hasta a los diputados y diputadas les sale la vena androcéntrica que todo lo invade e inunda.
En los regímenes menos democráticos se atenta institucionalmente contra todo lo que es diferente al modelo impuesto por los dirigentes, normalmente dictadores y habitualmente se ceban en personas vinculadas con la cultura, con el pensamiento, con todo aquello que pueda aportar briznas de pensamientos con mayores grados de libertad.
Aquí, parece que algunos de nuestros ilustres diputados, que se envuelven a sí mismos con la pátina de libertades y que disfrutan de todos los privilegios que les da ser hombres, haber sido educados como tales y estar en un espacio público, con la mitad del esfuerzo que las diputadas, se permiten el lujo de llevar una propuesta de moción al Parlamento sobre la supresión de algunos Ministerios. Y claro no podían faltar ni los de Cultura, ni el de Igualdad. Y eso que quienes lo proponen van de progresistas.
Hay que fastidiarse, con este tipo de progresismo!!!
Eso sí, luego y a renglón seguido hablan de repartir las competencias entre otros Ministerios y una ya no entiende nada. O sea quieren que desaparezcan Ministerios por ahorrar, pero al mismo tiempo son necesarios porque tienen competencias propias. ¿Qué pretenden sus señorías?
Y es que me da a mí que cuando son cosas específicas de las mujeres, o que al menos ellos lo entiendan y lo vivan así, parece que la importancia de los temas se diluya en el espacio sideral.
Parece además que los señores y señoras Diputadas que votaron esta moción, que aunque carezca de carácter vinculante si tiene el carácter de publicidad que le dan y darán los partidos políticos y los medios de comunicación, hayan olvidado que la igualdad entre mujeres y hombres no nace por generación espontánea y tampoco es una cuestión únicamente de las mujeres.
La igualdad pasa en primer lugar por reconocer que no somos iguales mujeres y hombres más que en lo formal y no en lo real. También pasa, necesariamente por la implicación de los hombres en esa lucha y por el reconocimiento por parte de toda la sociedad de que esas desigualdades se han de corregir por un tema tan simple y al tiempo tan importante como lo es la Justicia Social.
Las que abogamos y defendemos el camino de la igualdad, no excluimos a los hombres de nuestro discurso. Nos limitamos a enumeras las causas de esa desigualdad social para poder diseñar, entre todas y todos, estrategias para corregirlas en aras de una sociedad más justa.
Por eso mismo son tan necesarias las políticas de igualdad que sean transversales y que recorran todos los ámbitos, incluido el político. Y hay que seguir avanzando en la coeducación, en la denuncia y detección de esas desigualdades para combatirlas de frente.
Asimismo es sumamente importante la formación en igualdad para el conjunto de la sociedad y, por lo que veo a sus señorías no les vendría nada mal alguno de los cursos que imparte el propio Ministerio de Igualdad para que se pusieran las gafas violetas que les permitieran comprobar que seguimos viviendo en una sociedad que, de entrada, a las mujeres nos sigue otorgando papeles secundarios en cualquier ámbito. Eso sí con todo el maquillaje de progresismo con que se quiera untar el tema.
Y algo que me parece incluso tenebroso en el mundo de la política, es que se antepongan intereses partidistas por encima de los intereses de más de la mitad de la población, como lo somos las mujeres y nuestro pleno derecho a una igualdad real y efectiva, para así poder compartir una sociedad más justa y más equitativa en todos sus ámbitos.
¿Acaso sus señorías pretenden otra cosa con este tipo de mociones? Esperemos que no sea así y que sólo se trate de una inoportuna, y fea argucia política para llamar la atención y recordar (y justificar) su presencia en el hemiciclo del Congreso de Diputadas y Diputados.
Y es que parece que cuando se trata de temas que afectan a algo más de la mitad de la población que somos las mujeres, hasta a los diputados y diputadas les sale la vena androcéntrica que todo lo invade e inunda.
En los regímenes menos democráticos se atenta institucionalmente contra todo lo que es diferente al modelo impuesto por los dirigentes, normalmente dictadores y habitualmente se ceban en personas vinculadas con la cultura, con el pensamiento, con todo aquello que pueda aportar briznas de pensamientos con mayores grados de libertad.
Aquí, parece que algunos de nuestros ilustres diputados, que se envuelven a sí mismos con la pátina de libertades y que disfrutan de todos los privilegios que les da ser hombres, haber sido educados como tales y estar en un espacio público, con la mitad del esfuerzo que las diputadas, se permiten el lujo de llevar una propuesta de moción al Parlamento sobre la supresión de algunos Ministerios. Y claro no podían faltar ni los de Cultura, ni el de Igualdad. Y eso que quienes lo proponen van de progresistas.
Hay que fastidiarse, con este tipo de progresismo!!!
Eso sí, luego y a renglón seguido hablan de repartir las competencias entre otros Ministerios y una ya no entiende nada. O sea quieren que desaparezcan Ministerios por ahorrar, pero al mismo tiempo son necesarios porque tienen competencias propias. ¿Qué pretenden sus señorías?
Y es que me da a mí que cuando son cosas específicas de las mujeres, o que al menos ellos lo entiendan y lo vivan así, parece que la importancia de los temas se diluya en el espacio sideral.
Parece además que los señores y señoras Diputadas que votaron esta moción, que aunque carezca de carácter vinculante si tiene el carácter de publicidad que le dan y darán los partidos políticos y los medios de comunicación, hayan olvidado que la igualdad entre mujeres y hombres no nace por generación espontánea y tampoco es una cuestión únicamente de las mujeres.
La igualdad pasa en primer lugar por reconocer que no somos iguales mujeres y hombres más que en lo formal y no en lo real. También pasa, necesariamente por la implicación de los hombres en esa lucha y por el reconocimiento por parte de toda la sociedad de que esas desigualdades se han de corregir por un tema tan simple y al tiempo tan importante como lo es la Justicia Social.
Las que abogamos y defendemos el camino de la igualdad, no excluimos a los hombres de nuestro discurso. Nos limitamos a enumeras las causas de esa desigualdad social para poder diseñar, entre todas y todos, estrategias para corregirlas en aras de una sociedad más justa.
Por eso mismo son tan necesarias las políticas de igualdad que sean transversales y que recorran todos los ámbitos, incluido el político. Y hay que seguir avanzando en la coeducación, en la denuncia y detección de esas desigualdades para combatirlas de frente.
Asimismo es sumamente importante la formación en igualdad para el conjunto de la sociedad y, por lo que veo a sus señorías no les vendría nada mal alguno de los cursos que imparte el propio Ministerio de Igualdad para que se pusieran las gafas violetas que les permitieran comprobar que seguimos viviendo en una sociedad que, de entrada, a las mujeres nos sigue otorgando papeles secundarios en cualquier ámbito. Eso sí con todo el maquillaje de progresismo con que se quiera untar el tema.
Y algo que me parece incluso tenebroso en el mundo de la política, es que se antepongan intereses partidistas por encima de los intereses de más de la mitad de la población, como lo somos las mujeres y nuestro pleno derecho a una igualdad real y efectiva, para así poder compartir una sociedad más justa y más equitativa en todos sus ámbitos.
¿Acaso sus señorías pretenden otra cosa con este tipo de mociones? Esperemos que no sea así y que sólo se trate de una inoportuna, y fea argucia política para llamar la atención y recordar (y justificar) su presencia en el hemiciclo del Congreso de Diputadas y Diputados.