octubre 13, 2009

ENTREVISTA A GLADYS NIETO, PROFESORA E INVESTIGADORA SOBRE ASIA ORIENTAL “Se produjo una revolución en las relaciones de género”


Gladys Nieto es profesora de la Universidad Autónoma de Madrid e investigadora del Centro de Estudios de Asia Oriental. Es autora de La inmigración china en España. Una comunidad ligada a su nación, y ha publicado diversos artículos sobre la situación de la mujer en China a lo largo de la historia.

AVANCES. La ley de matrimonio, que permitía el divorcio, y la ley de trabajo, fueron dos avances en la condición de las mujeres en China en tiempos de Mao.

DIAGONAL: El año ‘49 es el llamado año de la liberación. ¿Qué supuso la llegada del comunismo para la mujer en China?


GLADYS NIETO: Mao pensaba que las cuestiones de género se subordinaban a las cuestiones de clase. Por eso cuando se llegara a una sociedad sin clases, directamente no habría divisiones de género. Dentro del programa maoísta estaba incorporar a las mujeres como parte del programa nacional. Para ello hubo dos leyes muy importantes en los años ‘50: la ley del matrimonio y la ley del trabajo. Fueron políticas de Estado, verticalistas, tomadas con la idea de promover un cambio desde el Estado.

La ley del matrimonio, que permitía el divorcio, limitaba todo lo que había sido la organización de la familia tradicional: acababa con los matrimonios concertados, con el concubinato y daba derechos de herencia a la mujer. Además aparece la ley del trabajo, que promueve la incorporación de las mujeres al mercado laboral. Eso produce una especie de revolución en las relaciones de género, pero no sin costes.

A principios de los años ‘50 muchas mujeres fueron asesinadas por su familia política tras haber interpuesto una demanda de divorcio. Por ello fue una ley que desde el inicio despertó muchas reticencias, sobre todo por parte de la gente del campo. Si se mira desde el punto de vista de otorgamiento de derechos a las mujeres, es un paso grandísimo para acabar con un orden que las colocaba en el último escalón de la jerarquía social. Se le dan prácticamente todos los derechos bajo la consigna de aquel momento: “Las mujeres sostienen la mitad del cielo”.


D.: Li Xiaojiang habla de que la mujer china a lo largo de la historia ha sido mucho más objeto que sujeto. Objeto del mercado, del feminismo y del Estado. ¿Cómo ha sido la trayectoria del feminismo en China?


G.N.: El feminismo chino y europeo tienen recorridos distintos. Muchas feministas chinas afirman que lo que diferencia el feminismo chino del de otros países es que el Estado comunista les garantizó unos derechos en un periodo en el que como colectivo, quizá, no había una conciencia específica del papel subordinado que tenían las mujeres. Recibieron una serie de derechos por los cuales ellas no habían luchado, sino que les fueron dados. El recorrido del feminismo, por ejemplo en Europa, tiene que ver con el reconocimiento de unos derechos que las mujeres han luchado, que han solicitado al Estado que se les garantice. En el caso chino ha sido al revés.


D.: A raíz de las políticas de planificación familiar y especialmente de la del hijo único, se han documentado campañas estatales de esterilizaciones, infanticidios femeninos, abortos selectivos en función del sexo o el uso obligatorio del dispositivo intrauterino (DIU). Muchos nacimientos, en cambio, no fueron comunicados para no afrontar la multa que imponía el Estado. ¿Existen cálculos sobre cuánta población sin registrar hay en China?

G.N.: Es cierto que nacieron muchos niños y niñas fuera del plan de nacimientos de la política del hijo único. De hecho, hay autores que dicen que ya no se puede confiar en las estadísticas chinas de población. Aunque se dieran los medios para intentar calcular la población, no se puede.


D.: Otra consecuencia de la política del hijo único es que hay un gran desfase entre el número de hombres y mujeres en la sociedad china. Se calcula que en 2025 habrá entre 30 y 50 millones de hombres desparejados. ¿Qué consecuencias puede tener esto?


G.N.: Se teoriza mucho sobre el tema, sobre si se puede llegar a incrementar la violencia en la sociedad china debido al número de hombre solteros. También se habla de un posible aumento de la compra- venta de mujeres, aunque esto es algo que siempre se ha hecho. Existen zonas en China, sobre todo en el campo, donde la diferencia de relación por sexo es enorme. Cuando en el ámbito internacional nacen aproximadamente cien mujeres por 104 varones, en China nacen cien por 116 y, en algunas zonas, 130-140 hombres por cada cien mujeres. Los hombres que se quedan solteros suelen ser campesinos sin redes sociales y pobres. Hay toda una parte de la población que no se va a casar, y en una sociedad donde el matrimonio es prácticamente universal, esto es un problema. Se están documentando fraudes por supuestas ventas de esposas, hay muchos hombres dispuestos a gastar su dinero comprando una esposa en otro pueblo.


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Por Izaskun Sánchez Aroc
Fuente: Diagonal

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