Mito de la virginidad, vigente en pleno siglo XXI
El mito de la virginidad sigue siendo utilizado para limitar la libertad de millones de mujeres a decidir sobre sus vidas y su sexualidad.
Para la cultura y religión egipcia, la virginidad es un tema más que importante, el cual es utilizado para reprimir a las mujeres. La virginidad de la mujer es una prueba de respeto a su familia.
En el caso de “perderla” antes del matrimonio esta mujer es repudiada por su gente, incluso aunque haya sido víctima de violación.
Por ello, en países con culturas ultra tradicionales y patriarcales, son usuales los secuestros y violaciones de mujeres para luego forzarlas a casarse con su agresor.
La organización de Mujeres Libanesas señala que el secuestro y la violación en Líbano es una forma común de obligar a las mujeres a casarse contra su voluntad, porque en general el abuso asegura que la víctima contraiga matrimonio para disminuir la vergüenza.
Las leyes que legalizan este tipo de uniones se basan en la noción cultural de que una mujer que pierde su virginidad antes del matrimonio, aún por violación, deja de ser una persona “honorable” y se convierte en una mujer “sucia, sin valor”.
Cabe destacar que durante largo tiempo la virginidad fue adorada e incluso en varias civilizaciones antiguas las diosas y sacerdotisas debían ser vírgenes y la ofrenda más valiosa a los dioses era la sangre de mujeres vírgenes.
No sólo en el Corán se encuentran homenajes a la virginidad, también las Leyes de Manu, uno de los textos del hinduismo, establecen que un hombre puede abandonar a su mujer cuando ella llegue “desflorada” al matrimonio.
El Viejo Testamento del Quinto Libro de Moisés contiene un reglamento parecido a las leyes que permite el matrimonio entre violador y víctima y con el Nuevo Testamento la religión católica mitificó a María por su virginidad como la mujer perfecta.
El himen se convirtió en un valor fundamental no sólo de la mujer sino de toda su familia, de su comunidad o hasta de su país, lo cual conduce a que aproximadamente en el mundo cada año unas cinco mil mujeres y niñas con asesinadas por cuestiones de honor, calcula el Fondo de Población de Naciones Unidas (FNUAP).
Estos asesinatos, llamados “crímenes de honor”, en los cuales el honor de la familia se eleva sobre la vida de la mujer, se reportan en Bangladesh, Brasil, Ecuador, Egipto, India, Israel, Italia, Jordania, Marruecos, Pakistán, Suecia, Turquía, Uganda y Reino Unido y en muchos países islámicos tienen la aprobación social lo que conlleva a que los homicidas reciban una pena mínima.
Las pruebas de virginidad, consideradas por la organización Human Rights Watch como violaciones a los derechos humanos de las mujeres, han llegado al extremo de provocar suicidios entre la población joven de países como Turquía.
Otro grave problema al que deriva la mitificación de la virginidad es la mutilación genital femenina (MGF) que se practica todavía en más de 28 países africanos. En algunos se sutura la vagina después de la circuncisión para que su futuro marido pueda “abrirla” en la noche de bodas.
Dado el “valor” que se le da a la virginidad, ahora en Egipto, se está importando un aparato que permite a las mujeres simular que aún son vírgenes, lo que ha causado “un escándalo”.
Académicos y Parlamento solicitaron la pena de muerte para quienes importen ese artículo, el cual se vende de manera “secreta” en clínicas y funciona como un “falso himen”.
La cadena BBC News indica que Abdul Muti Bayumi, académico de la Universidad de al-Azhar, asegura que la venta de ese artículo atenta contra la ley islámica, ya que “propaga la inmoralidad en la sociedad”, acción que es castigada con la muerte bajo dicha ley.
En este sentido, la agencia AP ha distribuido una fotografía en la cual se muestra a mujeres del Medio Oriente, protestando y enarbolando pancartas que a la letra dice: “la virginidad está en la cabeza”.
Para la cultura y religión egipcia, la virginidad es un tema más que importante, el cual es utilizado para reprimir a las mujeres. La virginidad de la mujer es una prueba de respeto a su familia.
En el caso de “perderla” antes del matrimonio esta mujer es repudiada por su gente, incluso aunque haya sido víctima de violación.
Por ello, en países con culturas ultra tradicionales y patriarcales, son usuales los secuestros y violaciones de mujeres para luego forzarlas a casarse con su agresor.
La organización de Mujeres Libanesas señala que el secuestro y la violación en Líbano es una forma común de obligar a las mujeres a casarse contra su voluntad, porque en general el abuso asegura que la víctima contraiga matrimonio para disminuir la vergüenza.
Las leyes que legalizan este tipo de uniones se basan en la noción cultural de que una mujer que pierde su virginidad antes del matrimonio, aún por violación, deja de ser una persona “honorable” y se convierte en una mujer “sucia, sin valor”.
Cabe destacar que durante largo tiempo la virginidad fue adorada e incluso en varias civilizaciones antiguas las diosas y sacerdotisas debían ser vírgenes y la ofrenda más valiosa a los dioses era la sangre de mujeres vírgenes.
No sólo en el Corán se encuentran homenajes a la virginidad, también las Leyes de Manu, uno de los textos del hinduismo, establecen que un hombre puede abandonar a su mujer cuando ella llegue “desflorada” al matrimonio.
El Viejo Testamento del Quinto Libro de Moisés contiene un reglamento parecido a las leyes que permite el matrimonio entre violador y víctima y con el Nuevo Testamento la religión católica mitificó a María por su virginidad como la mujer perfecta.
El himen se convirtió en un valor fundamental no sólo de la mujer sino de toda su familia, de su comunidad o hasta de su país, lo cual conduce a que aproximadamente en el mundo cada año unas cinco mil mujeres y niñas con asesinadas por cuestiones de honor, calcula el Fondo de Población de Naciones Unidas (FNUAP).
Estos asesinatos, llamados “crímenes de honor”, en los cuales el honor de la familia se eleva sobre la vida de la mujer, se reportan en Bangladesh, Brasil, Ecuador, Egipto, India, Israel, Italia, Jordania, Marruecos, Pakistán, Suecia, Turquía, Uganda y Reino Unido y en muchos países islámicos tienen la aprobación social lo que conlleva a que los homicidas reciban una pena mínima.
Las pruebas de virginidad, consideradas por la organización Human Rights Watch como violaciones a los derechos humanos de las mujeres, han llegado al extremo de provocar suicidios entre la población joven de países como Turquía.
Otro grave problema al que deriva la mitificación de la virginidad es la mutilación genital femenina (MGF) que se practica todavía en más de 28 países africanos. En algunos se sutura la vagina después de la circuncisión para que su futuro marido pueda “abrirla” en la noche de bodas.
Dado el “valor” que se le da a la virginidad, ahora en Egipto, se está importando un aparato que permite a las mujeres simular que aún son vírgenes, lo que ha causado “un escándalo”.
Académicos y Parlamento solicitaron la pena de muerte para quienes importen ese artículo, el cual se vende de manera “secreta” en clínicas y funciona como un “falso himen”.
La cadena BBC News indica que Abdul Muti Bayumi, académico de la Universidad de al-Azhar, asegura que la venta de ese artículo atenta contra la ley islámica, ya que “propaga la inmoralidad en la sociedad”, acción que es castigada con la muerte bajo dicha ley.
En este sentido, la agencia AP ha distribuido una fotografía en la cual se muestra a mujeres del Medio Oriente, protestando y enarbolando pancartas que a la letra dice: “la virginidad está en la cabeza”.
Por Leticia Puente Beresford/corresponsal
Fuente: CIMAC
Fuente: CIMAC